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Un viaje inesperado por SweetPiyogami

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Notas del fanfic:

Como siempre los personajes no me pertenecen, solo los tomo prestados para mis locas ideas 7u7r

advertencias (?):

-Mucho diabetes (según yo) 

-A pesar que Kagami y Aomine estan casados siguen dandose apodos con sus apellidos (solo para molestar al otro)

-Cero hardoso :v, me dedique a sacar mi lado romántico

-mención de... advinen -w- <3 

-Final abierto como las piernas de... ay no que eso es spoiler :x

Y con esto pueden seguir (aunque ninguna advertencia quedo clara xDD)

Notas del capitulo:

Solo tengo que decir ¡¡Feliz cumple mi tigresito!! c':

Un peliazul comenzaba a abrir sus ojos, todavía era temprano, el sol recién salía; el moreno con mucho fastidio y con intenciones de volver a dormir no obstante algo no lo dejo.

 La más hermosa vista quito todo el rastro de sueño de Aomine, que admiraba todas las mañanas de su vida de casado de exactamente un año junto al tiempo que se mudaron a Los Ángeles lugar donde su pareja conoció el baloncesto que tanto amaban ambos.

Los ojos oscuros marinos reparaba en cada detalle, comenzando desde sus cejas en forma rara aunque para él eran tiernas y recordándole a los corte de manzana que hacia su madre cuando era pequeño; la extensión de su perfilada nariz de la cual salía la tranquila respiración; esas pestañas finas y largas que decoraban sus ojos durmientes y por último sus tentadores labios los que Aomine amaba besar, morder, pero en especial adoraba cuando en ellos se mostraba la bella sonrisa que lo había atrapado.

Lentamente unos rubís se asomaban para darle la bienvenida a Aomine justo a la anterior sonrisa que pasaba recién por los pensamientos del moreno.

 –Buenos días amor– dijo el peliazul mientras acariciaba los cabellos rojizos y despeinados de su esposo, revolviéndoselos más de lo que ya estaban.

–Buenos días ¿Hace mucho que estás despierto? ¿Por qué no me despertaste antes? –El pelirrojo devolvía la caricia de su esposo con un dulce beso casto que Aomine se encargo de alargarlo y profundizarlo.

–Solo fueron unos minutos de abrirlo los ojos, hubiera seguido durmiendo si no fuera porque mi bello Taiga me distrajo– Dijo Daiki con coquetería para hacer sonrojar a otro tanto como un lucecita de navidad.

Eso le ponía feliz al peliazul ya que amaba que a pesar de tener un año de casados aún Kagami se ruborizaba con facilidad ante su galantería.

–Idiota… Iré a preparar el desayuno, no tardes que te dejaré bajo la mesa– El rubor todavía no desaparecía de las mejillas del que abandonaba la habitación.

Los zafiros seguían el cuerpo color caramelo decorado con solo un bóxer al igual que él, con el calor que sufrían en Japón, no se darían el lujo de abrigarse y morirse de calor, solo en su mente admitiría que solo ama esa parte del verano cuando podía ver a su Taiga con poca ropa disfrutando de la vista pero lo que no sabía el moreno es que al otro pensaba exactamente lo mismo.

Ya con una camiseta sencilla y unos shorts holgados Aomine veía a su esposo salir, suspirando y preguntándose dubitativamente si decirle a su cejas raras sobre lo que cruzaba por su mente.

Sin dejar de agobiarse el moreno se cambio lentamente por algo parecido a lo de su pareja, después de todo compartían ropa considerando su mismo talle tomándolo como ventaja.

Al salir en las fosas nasales de Aomine se impactó el delicioso aroma que provenía de la cocina, definitivamente su pelirrojo era el mejor en lo que comida se refería, al menos para él todo lo que cocinaba hacía bailar sus papilas gustativas.

–Te quedarás ahí babeando mi piso o vendrás a preparar la mesa

–Oye que también es mi piso, acuérdate que lo pagamos entre los dos y yo solo babeo por ese trasero de infarto que tienes, no me eches lo culpa solo a mi–Respondió a la defensiva con una sonrisa traviesa, mientras se acercaba para abrazar de atrás a su cocinero numero uno.

–¡Oi! Te dije de la mesa, más vale que lo hagas si no quieres recibir un cucharon, además tu salario de policía no llegó ni pagar la mitad de la casa, así que por ley es mi casa– Levanto la cuchara en dirección al peliazul.

–No presumas que el salario de bombero tampoco es la gran cosa, perdón niño rico y su casita– Se burló el otro mientras robaba un poco de alimento.

Con una venita en la cabeza, primero se burlaban de él y luego usurpaban mientras cocinaba, sin aguantarse Kagami echo de su espacio con un obvio chichón que comenzaba a crecer en la frente morena.

En un ratito cuando todas las hornallas ya apagadas y todo servido, Aomine vio la oportunidad de sacar ‘la conversación’ aprovechando también el combo Kagami y comida.

–Kagami… Quiero que vayamos a visitar a mis padres aunque no asistieron a la boda les demostraré la vida feliz que llevo contigo y se dará cuenta de su error ¿Qué dices? –

El silencio reino, pero Daiki podía ver la incomodidad de Taiga a la pregunta, el peliazul se regañaba mentalmente por no haber sido más cuidadoso más sabiendo lo sensible que quedó Kagami con ese tema por parte de los padres de ambos.

Aunque Aomine no se había dado cuenta que al preguntar eso mostraba un gesto de suplica haciendo la elección más difícil, no podía negarse a esa cara, en un segundo de un pervertido su Daiki podía pasar a ser la persona más tierna del mundo pero eso ya él lo conocía a la perfección.

–Si eso te hace feliz, no tengo oposición, cualquier cosa siempre cuentas con mi apoyo Daiki–Ahora era turno de Aomine de sonrojarse hasta las orejas.

–Idiota ya lo sé, como tú debes saber que cuentas conmigo–No pudo evitar levantarse y besar los suaves y dulces labios de la persona que ama, encerrándose en su burbuja por un largo tiempo.

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Kagami mataría a su pareja, primero le explicaba que se enfrentaría a sus suegros, los mismos que no habían ni aparecido en su unión, siendo probable que ni siquiera aprobaban su relación, y ahora se encontraba en un avión junto al que quería asesinar en ese mismo momento.

Confiado el pelirrojo acepto acompañar a su esposo moreno, pero nunca se espero que este le dije que ese mismo día saldrían, ya que no podía esperar ni un día para salir, lo único que picaba la curiosidad de Kagami fue como Aomine tenía ya la reservación del vuelo, tomando el hecho de que él aceptaría enrabiándolo un poco.

Y lo peor de todo es que lo trajo dormido, el pelirrojo se sentía casi secuestrado por el de mayor altura, agregándole también el ambiente raro que había a su alrededor, su instinto le decía que algo planeaba se moreno, si no porque de repente hablaría de sus padres y lo subiría a un maldito transporte lejos del suelo, solo le quedaba confiar en el peliazul.

Kagami sintió como lentamente sus ojos se cerraban y como iba perdiendo la fuerza, a pesar de haber dormido antes de subir a ese vuelo, parecía que no quería despedirse de su cuerpo, ya apostaba que Aomine seguro colocó algo en su comida sin que lo viera.

Solo se dejo tirar percibiendo que caería en el hombro de su acompañante, el cual se hallaba mirando una revista de deportes y al sentir el peso a su lado, encontrándose con su esposo pelirrojo dormitando decidiendo quedarse a ver más de esa hermosa vista que pertenecía solo a él.

Pasaron unos minutos para que también Aomine se quedara en el país de los sueños con el rostro de su esposo en ellos.

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Lo que veían los ojos rojizos abiertos en par en par, no creían lo que tenían en frente, era una hermosa cabaña ubicada en la arena cerca de un mar extenso que parecía brillar por los rayos de sol, seguro que seguía dormido pensaba el pelirrojo, frotándose los ojos una y otra vez, hasta que Aomine apoyo su brazo por toda la extensa espalda del sorprendido.

–Y… ¿Qué te parece? –Preguntó sonriéndole al más bajo por unos centímetros.

Los ojos de Kagami ahora brillaban tanto o más que el mar, admirando el paisaje para después pasar su vista al moreno de su lado.

–Wau ¿A qué se debe esta sorpresa y mini vacaciones?

–¡¿Es que olvidaste que día es hoy?! –Miraba Aomine a su esposo sin embargo solo encontró confusión en sus ojos.

–¿Martes? –Dijo dudoso el pelirrojo.

–Mi lindo Bakagami hoy es 2 de agosto y este tu regalo cariño una maravillosa playa junto a una maravillosa persona, o sea tu servidor ¡Feliz cumpleaños! –Abrazo el moreno al muy impresionado, dejando claro que Kagami no tenía la menor idea que hoy se celebraba el día en el que nació, el pelirrojo lo único que ocupaba en su cabeza para ese mes es que se acercaba el cumpleaños de Daiki olvidándose totalmente del suyo.

–Bueno resolveremos nada quedándonos aquí parados, lo que cuenta es que disfrutes tu regalo y tengo muchos planes para hoy mi cumpleañero– Rió alto mientras empujaba a la cabaña a Kagami para que se pusieran más cómodos después del viaje.

Ya dentro, el pequeño lugar era impresionante,  bien decorada, una cocina de ensueño fue lo primero que observaron los ojos de Kagami, este se encontraba junto al comedor simple pegada a la sala de estar con un televisor y un sofá raro para los ojos rubíes que prefirió no preguntar.

La única habitación que no estaba a la vista era el cuarto, al cual el pelirrojo entró para comprobar que se hallaba una cama matrimonial, a su lado unas mesitas de luz y un armario color caoba que suponía que tendría que compartir con su esposo.

Emocionados ambos chicos buscaron sus trajes de baño para disfrutar del mar ideal para el calor que la estación les brindaba.

Ya fue de la casita, Aomine tuvo la más brillante idea de competir diciéndole al pelirrojo que quien llegaba más rápido a zambullirse y el ganador planearía lo que harían en todo el día dejando al perdedor sin excepción de replicar.

Con todo y arena Aomine pudo demostrar que igual podía presumir de su gran velocidad, dejando a Kagami atrás intentando igualarlo pero fallando en el intento cayendo de frente con los granos pequeños.

El moreno fue el primero en lanzarse de bruces hacia el agua, gritando de lejos.

–Las tortugas son más rápidas que tú jajaja, ya sabes lo que significa mi pelirrojo

Kagami con una furia trato de buscar algo con que golpear a su estúpido peliazul, viendo como una tabla de surf parecía escondida entre unas palmeras, una sonrisa se formo en ese ser ‘angelical’ que hacía verlo más siniestro.

–Veamos quien es la tortuga y puedes esquivar mis golpes– Ya muy cerca Taiga aprovecho para impulsarse con su objeto inofensivo, para alcanza a Aomine que huía al saber que su esposo no vendría a darle un beso.

Si el moreno no pensaba en algo terminaría siendo atrapado y apaliado por el amor de su vida, así que rápidamente se hundió para salir de la vista periférica del más bajo. Kagami sintió como sobre en lo que estaba posicionado comenzaba a temblar y lo último que vio antes de caer fue la sonrisa burlona del que lo había tirado.

En el agua se armó una nueva pelea, salpicadas por todos lados, grandes risas de parte de los dos, muchos pensaban que debido a su competitividad terminarían cansándose uno del otro o que su matrimonio no duraría por lo opuestos que eran, pero lo que nadie conocía que solo ellos dos sabían eran que esas luchas entre ello solo eran pura cosa de niños, divirtiéndose en el proceso y lo de opuesto eso creían que eran interesante ya que como dicen ‘los opuestos se atraen’ eso les quedaba claro al haberse enamorado de las cualidades del otro y con cada descubrimiento su amor se iba reforzando.

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El ganador había sido Aomine así ahí estaban dando un paseo por la playa al atardecer, debido al capricho del mismo diciendo que quería ver el paisaje con la luz de sol cerca del horizonte.

Pero antes eso, el peliazul había obligado prácticamente al pelirrojo a descansar antes de la caminata, este se quejo preguntando quien usaría la cocina hermosa ya que él quería estrenarla pero el moreno se lo prohibió para decir que el cocinaría para los dos y que se fuera a ver la tele o dormir una siesta ya que era su cumpleaños y tenía el privilegio de no hacer nada.

Él otro opto por ir por el televisor, ¿Cómo dormir si se encontraba cerca de esa preciada cocina? ¿Es que Daiki no entendía que era ella la que lo tentaba?; esquivo el extraño sofá para sentarse en el suelo, agarro el control buscando en cada canal para ver si se topaba con un partido de basketball, pero nada tuvo que hacer zapping viendo si enganchaba algo interesante.

Al final Kagami termino realizando la segunda opción que Daiki le recomendó pero no por voluntad propia, al despertar busco al moreno por la habitación, pero nada, la comida arriba de la mesa era la única presencia en el cuarto.

El estomago de Kagami le advirtió a rugidos que el alimento vendría bien, ahora agradecía a los cielos que con él Daiki había aprendido a hacer algo comestible.

Entonces cuando su estomago del tigre ya no se quejaba, pudo admirar que al lado del plato reposaba una nota.

‘Si tu voraz barriga termino de tragar y estás leyendo esto, quiero avisarte que estoy afuera esperando mi paseo, ya que alguien no se levantó ni siendo sacudido, aplastado y violado, y antes de que busques un objeto filoso el último fue el ultimo que hice ;)

Pd: No me arrepiento de nada mi Bakagami’

¡Ese Aho! Después de su cumpleaños Kagami juro al cielo que enterraría vivo a su esposo. Hecho una fiera salió de la cabaña para ver a un Aomine bronceándose tirado en la arena.

–Oye que tú no necesitas del sol ¿Cuánto más quieres absorber de él?  Lo dejaras sequito y yo te dejaré por carbón– Se reía el de cejas partidas al ver el ceño fruncido.

–Tú bastardo, que aunque quedará carbón me seguirías viendo sexy, no es como si no notará esos ojos lujuriosos en mi persona

–Quien te mira lujuriosamente a ti, quiero ver si sigues sexy después de que te tire cocos en tu preciosa cara– La mirada roja mostraba otra cosa a los ojos de Daiki pero no le daría la contraria su bello rojito.

–Admitiste que mi cara es preciosa, ya sé que son tu musa Taiga pero eso guárdatelo para la noche, ahora vamos por mi paseo y acuérdate que no puedes replicar– Veía venir las quejas en las expresiones de Kagami y por eso el peliazul llego a detenerlas para que la conversación no se tardará más.

Y así los dos ahora se encontraban paseando, pasando sus pies por la calidez de la arena que permanecía a pesar de que sol ya desaparecía, la siesta del pelirrojo creo que el camino fuera más de noche que a la puesta de sol.

–¿Y? para que tanto empeño el venir a la playa y también la excusa de tus padre en vez de decírmelo directamente– Tranquilo ojos rojos se fijaban en los azules para buscar la respuesta.

–Bueno al principio iba a decírtelo pero a unos minutos quería pensé mejor que sería una linda sorpresa… perdón por la excusa de mis padres es que no sabía cómo cambiar mi respuesta sin que sospecharas

–Tonto, lo hiciste todo esto por mí, maldita sea llevamos solo un día aquí y me siento que pase las mejores vacaciones  y cumpleaños junto a ti– La sonrisa sincera de ese ángel conmovió el corazón de Daiki, agarro a su esposo para arrimarlo dándole  muchas caricias y mimos.

 –Estoy muy feliz de escuchar eso, pero no te adelantes, falta lo mejor ¿Qué te parece si formamos un castillo de arena–Aomine hizo que los dos se agacharan para comenzar un montoncito para darle forma.

Los dos como niños pequeños discutían por el lado que haría cada uno, si no hacían con barreras o con un lago rodeándolo, su era ovalado o cuadrado, hasta que al final quedo con un mural rodeado de agua con la base cuadrada y las puntas ovaladas.

 –¿Te divertiste mi querido esposo Aho? –Kagami no recibió ninguna respuesta solo una expresión rara del otro– Ya hicimos el castillo ¿Ahora qué? fue gracioso ver que no tienes dotes de construcción pero se me están entumeciendo las rodillas – Aun con la burla el otro seguía  mostraba esa expresión  asustando al pelirrojo, ya que solo hace un rato se estaba riendo con él.

–¿Por qué no te fijas mejor en nuestra fortaleza?

–Pero que dices, si ya la vi lo sufici…–Las palabras murieron de la garganta de Kagami al ver un collar con una pelotita de basketball color oro con un grabado de una ‘A’ del otro lado, colocado en una de las torres del castillo, este se dedicaba a brillaba con los pocos rayos de sol que quedaban. Sin embargo no era lo único en el castillo, dentro de él se encontraba un pequeño mensaje, el pelirrojo solo se preguntaba cuando había escrito eso

‘¿Qué me dirías si te digo que pronto seremos tres?’

–Daiki…–Las lágrimas de felicidad caían por los ojos rubíes.

–Si Taiga ¡Feliz cumpleaños!–

Notas finales:

He aquí el final :v,les digo que hace rato queria escribir de Aomine siendo el embarazado xD, tienen el permiso de tirarme tomates, clancas, Kagami (?), alpacas, lo que sea >w<

Aqui dejo un agradecimiento a mi linda PiyoMine por darme animo, ideas y otras cosas (?) 7u7

De antemano gracias a las personitas que llegaron hasta aqui, a las que dejen review y las que solo apretaron esta historia por accidente (?), se los quiere a todos <3

Pd:perdón cualquier error de ortografía, redacción, etc :'v

Se despide Piyogami <3


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