Lunes
Un sueño inquieto y otra noche sin dormir lo mismo cada maldita noche, lo único que me anima a levantarme cada día es ir a la universidad y encontrarme con mis amigos, ellos espantaran estas sombras que veo rondarme susurrando algunas cosas sin sentido y dando ideas llenas de oscuridad y sangre, las ignoro mientras me levanto para comenzar mi día, aun esta oscuro afuera pero siento mi sangre animada casi cantando por comenzar, lo cual es extraño, solo cuando me doy pase libre a mi hobby suelo sentirme así, tal vez es algo en el aire el día de hoy.
Odio los desayunos en familia… y a mi familia, no entiendo para que mi padre nos obliga a hacerlo, es incómodo y aburrido, así que como lo más rápidamente educado posible para salir de ahí, tengo que pasar por Hiroki a su departamento. mi padre como siempre leyendo el periódico sobre finanzas y mi hermanastro Haruhiko simulándolo, suelto un suspiro frustrado, nada como un desayuno para sentirme desconectado de mi familia aún más, no solo por la apariencia física, ya que mi padre y Haruhiko se parecen enormemente es como ver dos versiones de la misma persona y yo.. Bueno, yo salí igual a mi madre, mi piel es más pálida y mi cabello es plateado y el de ellos negro, dejando eso de lado mis ojos definitivamente son singulares de un violeta oscuro que cuando me emociono parecen brillar, o eso me han dicho. Si no fuera por mi acta de nacimiento donde dice que Fuyuhiko Usami es mi padre yo lo dudaría mucho.
Termino mi desayuno y me despido cortésmente de los dos, los cuales me ignoran, ¿ven por qué no entiendo por qué debemos desayunar juntos? Sin darle más importancia pues desde siempre ha sido así salgo de la mansión que ellos llaman casa y subo a mi convertible rojo favorito, ¿les he dicho que amo ese color?, me recuerda a la sangre recién derramada, una sonrisa aparece en mi cara recordando una noche en especial, la primera vez que vi ese color, era hermoso dibujando patrones sobre la nieve, que melancolía.
Sin darme cuenta llegue al departamento de Hiroki, le marco solo una vez y cuelgo para avisarle que he llegado, mientras baja mis pensamientos dan un giro desagradable quitando mi sonrisa, estamos a finales de mes y pronto llegara el 14 de febrero, esa fecha trae muchos recuerdos oscuros que no deben salir. Una sensación de irrealidad me embarga y me veo sumergido a la oscuridad de mis recuerdos.
Estaba oscuro aun, no recuerdo que me despertó ni que me impulso a salir de la cama, caminaba por un pasillo oscuro pues esta no me molestaba, sentía el frio en mis pequeños pies pues había olvidado ponerme mis pantuflas de conejo favoritas, escuchaba unos susurros ahogados y mi curiosidad de niño de 6 años me impulso a seguirlos ¿tal vez era el ratón de los dientes? Había leído una historia sobre él hace unos días, el ruido me guio a la biblioteca familiar, una luz se colaba bajo la puerta entreabierta, me acerqué lentamente sin hacer ruido temeroso de espantar al ratón si lo era pues yo quería verlo, mi pequeña mano se estiraba hacia el picaporte para abrir la puerta y entrar...
-¡Akihiko despierta! – me sobresalto la voz de mi amigo Hiroki sacándome bruscamente de mis recuerdos, él ya estaba acomodado en el asiento del pasajero mientras mi mente vagaba, dando un suspiro de alivio por sacarme del recuerdo puse mi más falsa sonrisa aun sabiendo que él no se la tragaría.
-¡Muy buenos días para ti también! – Le dije alegremente, el solo bufo y frunció el ceño, eso me arranco una carcajada, siempre era divertido molestar a Hiroki, no por nada lo conocían como el demonio Kamijou, sus gritos y mal genio eran legendarios por todo el campus. Hicimos todo el recorrido con una conversación ligera sobre libros, a veces creo que eso nos unió en nuestra infancia, ¿quién pensaría que duraríamos tantos años como amigos aun sin tener nada más en común?
Llegando al campus avanzamos entre los estudiantes que madrugaban como nosotros, aun cuando faltaban varias horas para iniciar las clases, de pronto me veo jalado de un brazo y soltando un suspiro la saludo.
-Buen día Eri – Mi loca novia Eri Aikawa, ella era el deseo secreto (bueno no tan secreto) de todos los estudiantes heteros y envidia de las chicas y chicos gais por sus grandes curvas y silueta de modelo que llaman mucho la atención, y adivinen ¿quién tiene el corazón de esta linda muchacha? Yo por supuesto, no fue tan difícil, esta clase de chica solo busca a alguien con el suficiente dinero para cumplirle sus caprichos y el hecho de que yo sea joven, de su misma edad y lo que se podría decir guapo y llamativo por mi pelo, ojos y piel y que además sea uno de los herederos de una gran fortuna, era casi imposible no tenerla de mi lado al momento en que puse un pie dentro de la universidad.
Ella no me interesa, la mantengo como se mantiene una mascota, le compras cosas bonitas y se pone feliz, entonces te deja hacer las cosas que quieres, necesitas espacio, solo te alejas y por más molesta que este conmigo por ignorarla con un solo gesto de mi mano la tendré de nuevo a mi lado ofreciendo su amor por mi dinero, funciona bien para mí y cuando me canse de ella simplemente desaparecerá.
Camino hacia el salón ignorando su cháchara sin sentido sobre moda, las sombras susurrantes dicen cosas más interesantes. Al entrar como cada día desde que comenzó el ciclo mis ojos lo buscan, lo encuentro en su lugar de siempre, en la esquina del salón con los audífonos puestos y su capucha arriba siempre leyendo concentrado en su libro e ignorando todo lo demás, Misaki Takahashi el denominado por los demás estudiantes como “el raro” “el antisocial” o quien sabe que otros sobrenombres, lo he seguido de lejos pues tiene algo que me llama a querer conocerlo ¿Por qué no lo haces? Es una pregunta que no me se responder, tiene un aura de fragilidad que lo rodea, mi tipo favorito de persona para romper, pero aun así mantengo mi distancia pues romperlo no es lo que quiero ¿entonces qué?
El profesor entra regresando mi atención a mi alrededor, la clase está por comenzar y yo ya estoy aburrido, dibujo garabatos en mi cuaderno, los maestros de este lugar no tienen nada nuevo que enseñarme gracias a los profesores particulares que mi padre contrato para nosotros, pero mi necesidad de escapar de casa me hicieron querer entrar a la universidad para ver como son los jóvenes en realidad, fuera del mundo corporativo de mi padre donde los trajes no son opcionales, donde no hay espontaneidad ni pensamientos independientes, que fastidio.
Las clases transcurren de forma monótona dejándome mucho tiempo solo con mis pensamientos y las sombras susurrantes, tengo que tener cuidado cuando las escucho, me he sorprendido varias veces respondiéndoles en voz alta y no quiero que mis compañeros sospechen, ellas son mi secreto y me entienden, aunque en ocasiones me molestan un poco por ser demasiado insistentes y pago mi temperamento con quien esté más cerca ya que no las puedo dañar alguien tiene que pagar mi frustración.
Para mi mala suerte, este día es un poco extraño, las sombras han estado insistentes pero no entiendo lo que dicen y me han dado dolor de cabeza, sumándole la monotonía y fastidio de las clases, sentí que mi cabeza podía explotar, tal vez sea hora de salir de aquí, tomo mis cosas para hacer novillos en el parque ni loco regresare temprano a casa.
Camino hacia la salida en el cambio de clase esperando que ningún profesor me vea y me haga regresar o levante un reporte, me detengo cuando escucho forcejeos viniendo detrás de un almacén de herramientas, no es que me importe pero estoy aburrido, talvez algo me distraiga, así que camino sin hacer ruido para sorprender a los que estén haciendo eso cuando escucho un gruñido de dolor, doy la vuelta sorprendiéndome por la escena.
Misaki, mi Misaki se encuentra sobre Sumi con el puño listo para impactar en su cara de nuevo pero mi aparición lo sorprendió y le dio la ventaja a Sumi para girar y tumbarlo colocándose sobre Misaki ahora y comenzó a golpearlo, Misaki intento defenderse pero estaba en una posición de desventaja, su mirada sin embargo no cambio, había rabia pura en esos ojos y fue eso lo que me instó a moverme, tome un puñado del pelo de Sumi y le di un tirón obligándolo a levantarse si no quería perder varios mechones, esquive con facilidad los golpes que me lanzo y con mi mano libre logre tomar su brazo y torcerlo en su espalda, el dolor lo hizo detenerse jadeando por el esfuerzo, ahora su mirada iba de Misaki a mí, no muy seguro de que es lo que yo haría o por que los había interrumpido.
-Deténganse los dos ¡ahora! – Dije de forma tajante, Misaki no dijo nada y se levantó sacudiendo un poco el polvo que estaba en su ropa como si nada hubiera pasado, algo de sangre salía de su labio partido pero se mantuvo en silencio expectante, ¿Qué se supone que yo haría? No tengo idea, pero lo primer, solté a Sumi.
-Es mejor que te marches ahora – Dije con voz tranquila, él no me importaba para nada, solo Misaki
-Esto no ha terminado – Dijo Sumi mirando con furia Misaki, este sin embargo ni se inmuto, solo lo miro fijamente dejando caer una máscara de indiferencia que pareció enfurecer aún más a Sumi, estaba a punto de golpearlo de nuevo así que hable de nuevo.
-Dije que te fueras – Repetí con mi voz cancina, al menos mi migraña bajo un poco, Sumi se fue sin mirar atrás desapareciendo tras unas aulas vacías.
Ahora estábamos solos así que aproveche la oportunidad para hablarle y conocerle mejor.
– Vamos, te invitare un refresco – Tome mi mochila olvidada y camine a la salida, no sé por qué estaba seguro que él me seguiría pero lo hizo, al llegar a donde deje estacionado mi automóvil me vi abriéndole la puerta del pasajero, el aun no decía nada y solo levanto una ceja de forma divertida mientras entraba, ni yo mismo supe porque lo hice, pero no me importo. Di la vuelta y antes de arrancar envié un mensaje a Hiroki, tendría que buscar quien lo llevara a casa hoy porque yo tenía otros planes.