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MALDITAS APARIENCIAS por Miley_lio

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Notas del capitulo:

SE QUE TARDE MUCHO, PERO VOLVI PARA DECILES QUE NO ME OLVIDE DE ESTE FIC¡¡¡¡

LO CONTINUARE CUANDO PUEDA OK

GRACIAS POR LEER¡¡¡¡¡

LA PARTIDA 

 

Aioros se preguntaba una y otra vez como fue que sucedió, y por más que le diera vueltas y vueltas al asunto,  no entendía cómo fue que paso, como fue que Aioria y el terminaron sintiendo esa indebida atracción, no podía ser, ellos eran hermano y solo debían de amarse y quererse de manera fraternal, por lo menos así había sido antes de esa noche.

-hoy…hoy es el último día... – dijo en un susurro, como si tratara de convencer a si mismo de que ese era el último día que pasaría cerca de Aioria. Se sentía desganado, tanto  las fuerzas como los ánimos que solía tener  lo habían abandonado.  Ya ni siquiera tenía ganas de levantarse de su cama; estaba deprimido.

  Tomo acopio de la  fuerza de voluntad que le quedaba y se puso en pie, se vistió y fue al baño a lavarse el rostro; el sentir el líquido frio lo hiso despertar  por completo. Fue  hacia la salida, camino por el corredor, pero se detuvo al llegar a la recamara de su hermano.

Se acercó…suponía que Aioria seguía dentro pues en los últimos días Aioria se había encerrado en su recamara negándose rotundamente a salir. Eso le dolía mucho pues deseaba verlo, tenerlo cerca, ver sus hermosos y vivaces ojos esmeraldas…por lo menos una última vez antes de partir.

Tomo la cerradura con ganas de abrirla…como  varias veces tuvo la intención de ingresar a su recamara, tomarlo de nuevo… después de lo que vivió a su lado, su cuerpo le pedía estar cerca de Aioria, sentirlo de esa manera intima.

  Negó con la cabeza, estaba mal, todo lo que sentía, pensaba y deseaba con respecto a su hermano estaba mal, lo sabía, y debía reprimir ese deseo a como dé lugar, aunque cada vez le era más difícil, el tan solo recordar aquella noche lo hacía estremecerse y desear con desespero el tenerlo de nuevo cerca suyo. -mierda…- reprimió un gemido, su cuerpo comenzaba a reaccionar ante las imágenes de esa noche y el suponer que podría ser tan fácil estar con Aioria, tan solo abrir esa puerta y…., no podía más, necesitaba alejarse de Aioria lo mas pronto posible pues estaba seguro que  tarde o temprano nuevamente  terminaría cediendo a ese impulso y deseo de su cuerpo. 

Ya faltaba poco, para que saliera de esa casa, para que se alejara de Aioria. No estaba seguro si eso solucionaría su problema, pero por el momento para él esa parecía ser la única solución.

Desvió la mirada y rápidamente giro su cuerpo  para alejarse de la recamara de su hermano, con paso firme se dirigió al comedor donde se encontraban sus padres tomando el desayuno.

 

......

 

  -no entiendo cómo puedes estar feliz, si sabes que esto no es lo que tu hijo quiere.

– escucho la voz de su madre, se notaba tensa y molesta.

-no pienso discutir de nuevo esto contigo, si, como tú siempre me decías, Aioros tomo su decisión y debes de respetarla.- su padre sonaba igual de molesto.

-pero es que esto no es lo que él quiere, tú lo sabes, todos estos días se la ha pasado deprimido, cabizbajo, su felicidad se esfumo desde que tomó la decisión de entrar a la academia.-

-Aioros tomo la decisión que  más le conveniente.-

-te conveniente solo a ti, pues  tu siempre has querido convertir a tus dos hijos en una réplica tuya, que sigan tus pasos, no los dejar ser quienes son realmente. –

-por que me hechas la culpa de todo siempre a mí mujer, esta decisión la tomó Aioros, yo no lo obligue a nada. –

  -¿a no? Le repetías siempre que sus pinturitas nunca le darían de comer, que solo perdía el tiempo, incluso lo amenazaste con votarlo de la casa si seguía con la idea de ser pintor, pues tus hijos no lo harían quedar en ridículo.-

- Aioros ya se dio cuenta de la realidad, puso los pies en la tierra y está tomando la mejor elección así que ya deja de sacar tus conclusiones absurdas y dramáticas.  Yo si pienso apoyar a Aioros  para que, en el futuro, sea una persona productiva y correcta.- 

-ahora si lo apoyas, ahora que piensa hacer lo que tú quieres, seguir tus pasos…-

-pregúntale a Aioros si yo le dije algo, pregúntale !vamos! – su padre sonaba cada vez más molesto.

-eso es lo que me extraña, no entiendo porque Aioros ha tomado esta decisión tan repentina, no lo entiendo…-

-ya me canse, ya no puedo tomar el desayudo en paz.- Doko se levantó de la mesa y dejo a su esposa sola.

Esta se quedó  pensativa, no podía ser que su hijo haya tomado una decisión tan drástica de la noche a la mañana.

 

Aioros escuchaba todo impotente, sabía que todo era su culpa y no sabía cómo remediarlo.

No le echaba la culpa a su padre a pesar de su carácter tan posesivo y dominante esto en parte era compresible ya que él era  Doko, su padre, un hombre con un gran prestigio, lleno de condecoraciones que lo llevaron a convertirse en el jefe de policía. Un hombre intachable, conservador,  dominante, duro y muy exigente. Padre de dos hijos a quienes pretendía  convertir  en una réplica suya.

A pesar de eso…Doko se había casado con una mujer muy diferente a él, Sofy, ella era directora en una prestigiosa escuela donde era querida y respetada por todos pues su personalidad,  contrariamente al de  su esposo, era ser amable, alegre, comprensiva pero sobre todo era  devota de sus dos hijos, a los cuales  amaba así como eran y los apoyaba en todo sin importarle lo que dijera su marido.

Si, la situación era  tan difícil y complicada;  no quería ni siquiera imaginarse si ellos supieran la verdadera razón por la que había tomado esa decisión, no, sus padres nunca, jamás de los jamases podían saber lo que había pasado entre él y su hermano, sin duda eso destrozaría su mundo por completo.

 

-Aioros…hijo.- susurro al verlo.

 Aioros tras escuchar la voz de su madre llamándolo, quito todo pensamiento de su cabeza

- ya era hora de que despertaras. – le dijo su madre tratando de sonar alegre.

-sí, estaba algo cansado. – le dijo mientras se acercaba y tomaba asiento, para luego  darle un beso en la mejilla, a modo de saludo.

-deja que te sirva algo, sí. – su madre se levantó, pero Aioros detuvo   su andar tomándola de las manos.

-mamá…yo sé que estas muy preocupada por mí, pero créeme cuando te digo que mi padre no tuvo nada que ver en la decisión que tome, yo solo tome esta decisión, tal vez de parezca difícil de entender, pero…yo yo solo  quiero que ambos se sientan orgullosos de mí y  no quiero que un día me odien…yo…no podría vivir con eso… - Aioros sentía un nudo en su garganta, su madre aguantaba las ganas que tenia de llorar.

-porque te odiaría hijo…si yo te adoro. – Su madre tomo entre sus manos el rostro de Aioros.

- eres lo que más quiero, yo…haría lo que fuera por ti…daría hasta mi vida.- 

-mama’…- Aioros se aferró a ella con todas sus fuerzas, no queriendo soltarla jamás. 

-¿estás seguro de la decisión que toaste? –le  pregunto nuevamente su madre al oído.

-completamente y te juro que voy a hacer que ambos se sientan orgullosos de mi…- Aioros hablaba con tanta tristeza y dolor.

-bueno…- su madre se alejó, Aioros no le quito la mirada de encima.

-dime que quieres de desayuno, hare lo que tú me pidas pues hoy…hoy es el último día que te quedas con nosotros y   así que prepárate porque tendrás un desayudo especial. – le guiño un ojo para luego sonreírle. Aioros como pudo esbozo una leve sonrisa, no quería verse triste ese día, les regalaría solo sonrisas a sus padres.  

 

….

 

-¡Aioria abre la puerta! – grito su padre molesto tras darse cuenta que Aioria le había puesto seguro a la  puerta.

El grito de su padre tras la puerta lo hiso sobre saltarse, sin embargo no obedeció.

Tras esperar unos minutos y sin obtener respuesta favorable,  abrió la puerta con la llave extra que tenía y  sin permiso ingreso a su recamara.  Al entrar  vio todo el cuarto en desorden, muchos platos de comida en la mesa y todo el cuarto se encontraba  en penumbras.

-¿que ya no piensas comer, asearte o siquiera levantarte de la cama? –dijo Doko mirando tal desorden. Aioria solo agacho la mirada sin prestarle atención.

-Levántate. – le ordeno tajante, pero Aioria no obedeció,

-porque actúas así, tu hermano se va hoy,  deberías de por lo menos estar con el este día. – le dijo molesto, Aioria apretó los puños ante sus palabras. 

-Escucha, no lo veras por un largo tiempo así que mejor en vez de desperdiciar el tiempo baja y desayuna con él. – Aioria seguía en la misma posición, sentado en su cama, cabizbajo, sin mirarlo ni moverse un poco. 

-Aioria deja de actuar como un niño chichito que ya no lo eres, compórtate y madura, entiende que estas cosas pasan,  las personas que llegan a tu vida tarde o temprano se van, así de simple, así que mejor déjate de dramatismos y ridiculeces, sí. –

  Entonces Aioria levanto la mirada y miro a su padre, el odio que reflejaba su mirada sorprendió a su padre.  

-si Aioros quiere irse, que se vaya, por mi mejor, no quiero tener a una persona tan cobarde como el a mi lado.- Aioria sonaba muy molesto.

-¿qué dices? – pregunto confundido Doko y molesto, Aioria jamás se había referido a Aioros de esa manera. 

-eso es lo que es…Aioros no es más que un cobarde que se niega aceptar lo que siente y  a luchar por lo que quiere, prefiere huir y dejar las cosas como están…por eso es   no es más que un cobarde,  dejo de ser la persona que yo tanto admiraba y ahora solo siento desprecio por él.-

  su padre lo miro anonadado no podía creer lo que Aioria le decía.  Sus palabras lo perturbaron de sobre manera, no sabía porque pero en los ojos de Aioria casi podía notar la frustración y un sentimiento más…algo que le aterraba siquiera pensar.

Rápidamente le dio la espalda.- Aioros es tu hermano mayor, le debes respeto y obediencia, así que mejor deja de decir tantas estupideces y baja.- abrió la puerta.- y no quiero que vuelvas a decir algo así, entendiste. – tras decir esas palabras salió echando un portazo.

Aioria derramo amargas lágrimas, el dolor de perder a la persona que más amaba en el mundo, el no poder retenerlo, el solo quedar en silencio y mirar cómo se alejaba; lo mataba por dentro.

-no…Aioros…- se tiro en su cama y oculto su rostro entre las  sabanas, hecho un grito, un grito que solo él pudo escuchar, pero que dejaba reflejado el dolor por el que atravesaba.

 

…….

 

-ten huevo revuelto,  con un pan tostado y tu jugo de manzana.  Como te gusta.- le dijo sonriente su madre.

- se ve delicioso, como siempre.- le sonrió.- gracias.

-vamos come. – Aioros comenzó a degustas la comida que su madre había preparado para él. 

El sentimiento de tristeza lo invadió y amargas lágrimas amenazaban con caer de sus ojos.  Su madre tan solo lo observaba, se  aguantó las ganas que tenia de llorar, el solo hecho tener lejos a Aioros le dejaba un vacío enorme que sabía no se llenaría con nada.  

 

…..

 

Ese fue el día más largo en la vida de Aioros y sin embargo quería que nunca acabase pues sabía lo que significaba.

-¿ya tienes todo listo?- le pregunto su padre, Aioros como respuesta solo asintió.

-bueno, será mejor que subamos esto al porta equipaje.-  Doko salió de la casa con la maleta de Aioros. 

Aioros solo miraba  arriba de las escaleras,  como si esperara que en cualquier momento su hermano, apareciera. Si, quería verlo, aunque sea una vez más.

Pero Aioria no había aparecido en todo ese tiempo. Bajo la mirada. -tal vez sea  mejor así…- dijo en un susurro.

Su madre noto la melancolía  y tristeza de Aioros.  -iré por él, por más disgustado que diga estar contigo no puede negarse a despedirse de ti.-

su madre asedio rápidamente por las escaleras, mientras el nerviosismo en Aioros crecía cada vez más.

-Aioria…- 

 

….    

 

-Aioria, tu hermano esta por partir, ¿acaso no piensas despedirte de el?- 

-no, si quiere irse que se vaya, no me importa,  esto es lo que él quiere.- dijo frio y molesto. Su madre se sentó a su lado y comenzó a acariciar sus risos dorados.

-Aioria…hijo…tu  hermano quiere verte, despedirse de ti, vamos baja.- 

- si tanto quiere irse que se vaya, me da igual, mejor que si  no regresa nunca -

  -Aioria, no digas esas cosas. Tu hermano tomo una decisión y debemos de respetarla nos guste a o no. –

  -lo único que hiso fue tomar la ruta  más fácil…-Aioria lloraba si cesar sin poder contenerse.

-Aioros te quiere Aioria, le vas a hacer mucha falta, despídete de él. – insistió, mas Aioria seguía con las sabanas sobre su rostro sin emitir ningún tipo de respuesta.

- bueno…respetare tu decisión, pero piénsalo.- abrió la puerta y antes de cerrarla volteo a mirarlo una vez más.

– hijo…baja, puede que después lo lamentes. – su madre sin decirle más salió de su recamara.

-¡no, no, no! – Aioria apretó los puños.

- Aioros, porque…porque me haces esto…-nuevamente  comenzó a llorar como si no hubiera mañana.

 

….

 

-lo siento mucho Aioros, Aioria no quiere venir. – dijo con pesar su madre.  Aioros hecho un suspiro, rápidamente se limpió una lágrima que había descendido por su magilla.

Eso solo le decía que Aioria no lo quería, que ahora lo detestaba más que nadie en el mundo y eso le dolía mucho.

-pero que le pasa a ese muchacho, ahora mismo me va a oír. – Doko estaba por subir las escaleras pero la mano de Aioros lo detuvo.

-déjalo papa’, no importa. Entiendo que Aioria este molesto conmigo.- sonrió a medias.

-bueno…entonces ya vámonos, se nos hace tarde,   el bus que te  recogerá  sale en una hora y no debes de atrasarte. –  Sus padres salieron primero.  

Aioros miro una vez más por las escaleras con la esperanza  de ver a su pequeño hermano, pero nada.

-¡Aioros! – lo llamo su padre impaciente.

-¡ya voy!- Cerro la puerta tras de sí, como su un capitulo en su vida hubiera llegado al final.

 

...

 

Aioria abrió los ojos, tras escuchas la puerta cerrarse. Rápidamente corrió hacia la ventana de su recamara, lo vio, vio a Aioros subir  al auto de su padre para después alejarse  rápidamente.

 Aioros se iba y con él toda esperanza de que recapacitara y aceptara su amor.

-no…no, no, no. -  Aioria golpea la pared con rabia una y otra vez.

- si lo hiso…se fue…- la lagrimas caían si cesar. -por qué…por qué…- se agarró de los cabellos con fuerza, mientras la presión en su corazón creía y la respiración se le dificultaba.

-no…Aioros…!NO!- con una convicción increíble, Aioria salió de su recamara rápidamente, sin importarle la condición demacrada en la que se encontraba.

Se dirigió a la parte trasera de la casa,  Rápidamente y de manera desesperada,  desencadenaba su  motocicleta, un regalo de su hermano cuando cumplió los 15 años. Se puso el casco  y subió a la moto. 

-no te dejare ir tan fácil Aioros…no, no te iras…no lo permitiré.- Aioria acelero y con la adrenalina al máximo condujo su moto para darle alcance a Aioros.  

Continuara…

 

Notas finales:

ya continuare el siguiente cap...

hasta entonces...

gracias por leer¡¡¡


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