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Más allá del afecto de una noche por Tengaru03

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Notas del capitulo:

Hola~

Actualización (al fin) de este fanfic. Lamento la tardanza, pero me tiene atareada el estudio y el trabajo. Avanzo de a poquito los capítulos porque no tengo grandes respiros, pero la próxima actualización creo que será más próxima a esta ya que vienen unos cuantos días libres. 

Saludos y muchas gracias por los comentarios a esta narración tan express. 

<3

Capítulo III: Negación

Miró el lugar sin mucha expectativa real. Había ido para no dejar mal a su compañera ni, de paso, que le pasara algo malo. Sasuke era muy sobreprotector con las mujeres sobre todo y no era por ser machista, no. Simplemente tenía un respeto por ellas increíble cuando se lo merecían pues el azabache tenía un genio de mil demonios si alguien no le agradaba. Pero no era el caso.

Juntó las manos en lo que esperaba la orden de ambos.

-¿Puedes imaginarte algo como eso?-.

-¿mmmh?-. Alzó la vista encontrándose con sus ojos verdosos ante lo cual desvió la mirada. –No, claro que no…-. No le estaba poniendo la atención que debía después de todo. Se distraía pensando en lo que podría pasar por la mente de Naruto si le viera allí. No. Él no estaba allí.

-Hablando del tema… ¿Nunca has pensado en tener hijos?-.

-¿Hijos? No me veo como un padre… tengo poco tiempo y, si tuviera un hijo, me gustaría dedicarle todo el que tenga y no momentos sueltos-. Murmuró amable, frunciendo un tanto el labio en lo que veía llegar el licor con un par de vasos limpios. La miró curiosamente interesado. -¿Y tú?-.

La mujer rió coquetamente ante la sugerencia y negó. –No, claro que no… no he tenido suerte en relaciones y jamás se me ha planteado la idea de tenerlos… Pero supongo que si encontrara a la persona indicada, me desviviría por hacerle feliz en todos los sentidos y si deseara tener hijos y no tuviera tiempo… yo ayudaría con esa cuota de tiempo-.

Sasuke no le encontró nada de malo aquella descripción, de hecho se le hacía agradable su concepción de realidad, se asemejaba un tanto a la propia. Suavemente sonrió, provocando en la joven un sonrojo notorio, pero no exagerado que le hizo sentir mejor. Debía admitir que se estaba olvidando del sueño que hace un momento le aquejaba el cuerpo.

 

 

Kankuro por un momento no podía parar de mirar a su hermano. Verlo sonreír tan natural no era algo de todos los días. Gaara realmente no se caracterizaba por animarse de esa forma. Pero todo era seguro pues estaban celebrando una ocasión especial.

-¿Lo crees en serio? -. Cuestionó el rubio dejando ir una carcajada divertida.

-Claro que sí, no ha cambiado nada ¿hace cuánto no vas a la ciudad a pasear? No niego que esta sea viva, pero allá tienes a toda la gente que creció contigo y bueno…-.

No, definitivamente no era la celebración. Te conozco demasiado bien, hermanito. Suspiró resignado al notar que no tenía cabida allí y se dedicó a beber un tanto y mirar a su alrededor. No era que no le interesara la conversación, pero siempre que les vio juntos en el pasado pensó que eran tan armoniosos y compatibles que no necesitaban de nadie más. Al menos desde su perspectiva personal. Además el hecho de su separación parecía haberles afectado a todos un poco. Después de todo no tenía rencores con el rubio, lo quería tanto como a un familiar y el hecho de que se alejara de todos no aminoraba ese afecto.

-… Y por eso, el trabajo me ha tenido ocupado al respecto… y…-. Vio que el pelirrojo sacaba el teléfono del bolsillo y suspiraba.

-Lo siento, debo contestar-.

-Descuida-. Sonrió suavemente el rubio viendo cómo se alejaba quedando  a solas con el castaño quien lo miró curioso. Al sentir su mirada sonrió amigable dando un trago más a su bebida.

-Entonces… ¿Qué tal el matrimonio?-.

Naruto tragó con energía el líquido que mantenía en la boca no sabiendo cómo sentirse con ese tono tan peculiar de voz que había utilizado, casi sugerente. –Bien, Sasuke es un… buen sujeto, conmigo y con las personas, aun si se hace el difícil-. Comentó simplemente dejando el vaso en la mesita del centro.

-Ya veo. Me recuerda a alguien -. Sonrió mirando a su hermano.

-¿Qué? -. Divertido negó con la idea. –No, no… Gaara es totalmente diferente a él… Gaara comparte mi humor y entiende cosas que creo mi marido jamás entenderá… Obviamente las comprende, pero no puede ponerse en mi lugar como él…-. Apuntó quedamente al pelirrojo.

-Bueno… maduró bastante, quizá ya no sea como lo recuerdas-. Kankuro movió el vaso dejando rodar la aceituna en el interior antes de acabar con el trago de un golpe a la garganta, haciendo una mueca luego. - ¿Puedo hacerte una pregunta un tanto personal?-.

-Claro…-.

-¿Le contarás a Sasuke de esta noche cuando vuelva de su viaje de negocios?-.

Naruto sintió un sudor frío recorrerle la espalda por esa idea. De pronto comenzó a cuestionarse lo mismo y suspiró desviando la mirada. –No lo sé… -.

-¿Temes cómo se lo pueda tomar?-.

-Pues… si-. Admitió tras dudarlo un poco apresurándose a aclarar. –No es que se lo tome violentamente ni nada, nunca ha actuado de esa forma, me refiero a que… mmmh…-. Sonrió dándole un aire casi inocente por el ligero sonrojo a causa de la vergüenza. Sin embargo quedó con la palabra en la boca al ver a Gaara volver a su lugar.

El rubio miró al mayor de los hermanos y desvió el tema viendo que se ponía en pie y no había dado la respuesta aún. -¿A dónde vas, Kankuro?-.

-¿ves a esa chica de ahí? -. Apuntó disimuladamente a la barra fingiendo que se pasaba un dedo por el puente de la nariz. –No me ha quitado el ojo de encima desde que entré a este lugar… estamos celebrando y creo que terminaré mi celebración con ella…-. Terminó lo que quedaba de su trago del vaso de su hermano de un golpe a la garganta y sonrió. –Lo siento chicos, pero debo dejarlos… Disfruten la velada-. Musitó antes de despedirse con un ligero abrazo y apretón de manos de Naruto. Después de todo no lo volvería a ver pronto, aquello había sido una simple coincidencia.

Además me parece mucho que ustedes necesitan un tiempo a solas… Pensó en el pasado y suspiró… quizá más que un tiempo…

 

Naruto sonrió alegre con aquel comentario. Kankuro después de todo no había cambiado en nada. Sin embargo cuando lo notó ya estaba solo con Gaara y una sensación de nerviosismo le invadió suavemente el abdomen. Respiró dificultoso por el cosquilleo que le generó su mirada y su sutil sonrisa. -Sigue igual-. Murmuró pidiendo otro trago en lo que observaba a su compañero, tratando de ignorar lo bobo que sentía de pronto.

-De todas formas, al igual que tú-. Removió algunos mechones de la frente sintiendo que estorbaban la vista y decidió enfocar el tema en otra cosa que no fuera su hermano. – Entonces ¿volverás a ilustrar? -.

-¿Ah? No lo creo… -. Rió negando casi enérgico. – No me queda tiempo con tanta edición. Son cosas curiosas que pasan en realidad, pero creo que ya no se me da-.

-¿Eso piensas? ¿Recuerdas el sueño que teníamos de hacer un trabajo, juntos? -. Notó que casi se ahoga con el trago al contener una risilla inocente.

-Cómo olvidarlo -. Tosió leve manteniendo una sonrisilla. – Tú escribirías la historia más fabulosa del mundo y yo haría todas las ilustraciones del libro… -. Se acomodó mejor en el sillón a causa del aire de nostalgia. –Bueno, creo que ya no se podrá hacer eso-.

-¿Por qué no?-.

-¿Acaso tú sigues escribiendo esa historia?-.

Gaara guardó silencio un tanto respetuoso. –Si…-. De pronto sintió un silencio atrayente cosa que le hizo mirar sutil a Naruto quien se había sorprendido por la respuesta. Le sonrió. - ¿En serio te sorprende tanto?... Adoraba esa historia… aún no tiene fin… -.

-¿Por qué… por qué no?-. Sintió temor al preguntar, sentía que de pronto estaba cayendo en el vívido recuerdo de aquellas tardes a solas escribiendo y dibujando a su lado. La brisa de la tarde, el sol del crepúsculo en el parque, los incidentes con las acuarelas, las tachadas en las faltas de ortografía. Titubeó un momento.

-Porque quería escribirlo contigo…-. Rió tratando de quitarle tensión al ambiente, sin embargo igual fue melodioso el tono y en lugar de quitarle tensión se hizo más pesado el ambiente, más profundo.

-Eso es… muy… dulce-.

-Sí, pero de eso ya ha pasado mucho tiempo ¿no crees?-. Se acomodó mejor en el sillón removiendo la cabeza un poco, como quitándose tensión del cuello por el largo trabajo de la mañana, tratando con eso de ignorar aquellas sensaciones tan agradables que sentía de pronto. Desgraciadamente no podía culpar al alcohol. Habían bebido tan poco aún que dudaba alguno estuviera afectado de algún modo por este.

-Éramos… muy jóvenes… -. Susurró Naruto bajando la mirada, casi melancólico. Al parecer contagio a su compañero de pronto. Optó por sonreírle. – Las cosas han cambiado mucho desde entonces-.

-Sí, más de lo que imaginé… -. Prefirió dar un sorbo a la nueva bebida que llegó antes de seguir la conversación. -¿Podrías decir que cumpliste los sueños que tenías?-.

-Bueno, algunos si… -. Asintió agradándole la idea de haber dado con algunas metas en la vida. –Pero otras no, quiero pensar que aún tengo tiempo para cumplir otras cosas-.

-Sí, es cierto… a la salud de los sueños por cumplir -. Hizo sonar la copa con la contraria antes de una sonrisa cómplice y feliz.

Aquella noche se volvía cada vez más profunda y armoniosa en el interior, aquella noche sentía que algo le estaba haciendo sentir mucho mejor. Y de a poco olvidaba la situación, de a poco la confianza fluía sin parar. De a poco las apariencias parecían no importar en lo absoluto. Todo parece mucho mejor ahora.

 

Parpadeó dificultoso cuando el alcohol se le había subido a la cabeza e invadido un poco los sentidos. Podía sentir la ebriedad, pero tampoco era para perder el control, lo que le preocupaba de aquello era otra cosa. Lo que le preocupaba de aquello en realidad era esa fragancia que le hacía recordar, esa suavidad que le hizo suspirar, ese sonido que tenía al reír. Suspiró entrecortado.

-Entonces… ¿cómo va tu matrimonio?-.

Apenas logró escuchar la pregunta, como perdiéndose en el movimiento de sus labios. De pronto sentía unas ganas enormes de abalanzarse sobre ellos, por algún extraño motivo. Hizo acoplo de su voluntad al reaccionar por la pregunta. Mi matrimonio. –Es todo lo que se podría esperar de una unión como esa-.

-Suena a que no anda bien-. Sonrió con ironía, sin ánimos de fastidiar a su interlocutor. –Pero siendo tú apostaría a que sabrás cómo arreglarlo-.

-¿Cómo lo sabes?-.

De pronto sonrió notando que tenía al contrario un poco a su merced por la cercanía. –Porque te conozco…-.

-¿Me conoces?-. Simuló una carcajada sarcástica a lo que terminó el contenido del vaso antes de pedir otro. – Supongo que si lo haces, después de todo trabajas conmigo hace ya dos meses… Sakura-.

-Sí, sé que te gusta desayunar y cómo te agrada el trabajo, a tiempo, eficiente… conozco tu humor…-. Movió levemente el hombro dándole una sonrisa provocativa. – Es una lástima que estés casado-.

-¿Por qué?-. Casi le dio un momento de lucidez por aquellas palabras y más cuando notó esa brillante mirada verdosa puesta en él. Movió la cabeza a un lado y negó suavemente a su consciencia. Esto está mal.

-Porque de lo contrario haría todo por conquistarte…-.

Sasuke tragó con dificultad viendo la verdad y la evidencia ante sus ojos. Sakura era una mujer que le agradaba bastante y había fingido ignorar su interés por él por obvias razones morales. Pero nunca escuchó ninguna confesión y aquella noche cuando conoció a su esposo justamente era eso lo que no quería que notara. Por ello se había molestado tanto cuando le habían incriminado de un sentimiento que decía no tener por la muchacha. Porque no lo tengo.  No, claro que no. No amaba a Sakura, no la amaba. La estimaba como colega, claro, no podía negar que fuera eficiente en lo que hacía. Sin embargo ¿amarla? No.

Pero por alguna extraña razón, una parte, una pequeña parte quería seguir con esa conversación. Su fragancia era única, sus movimientos delicados, su cabello sedoso, sus facciones finas, sus labios… sus labios eran bonitos. No la amaba. Amo a Naruto. La miraba una y otra vez disimuladamente. Sus labios. Es una hermosa mujer. Necesito un momento…-.

Sasuke se levantó con el equilibrio suficiente para parecer sobrio y se fue al baño. Cuando sacó el teléfono recién notó que era tarde ya. Pasa las dos de la madrugada y él aún despierto. Había pasado casi cuatro horas charlando con ella. Sabía que debía descansar, pero debía admitir que la velada había sido agradable con aquella muchacha, tanto que evaporó el tiempo de pronto. Se lavó la cara con rapidez y se refrescó un poco suspirando, más aliviado, más en sus cabales. Volvió a sacar el teléfono y suspiró. Miró la pantalla con el nombre de su esposo en el marcador y el pulgar amenazando con bajar y tocar la superficie del botón táctil. No quería bajar. Pero si le quería llamar. No bajaba… Su cuerpo no reaccionaba y era el temor de hablar lo que no le hacía reaccionar.

¿Qué le diría? Supuestamente estoy durmiendo.

¿Qué le diría? ¿Tuviste razón? ¿Lamento pensar en otra persona?

¿Qué le diría? No lo sabía y como no sabía y siendo tan calculador para aquellas cosas no gustándole improvisar, prefirió no llamar. Salió rápido de allí y se fue de vuelta con la joven que le esperaba. Ya recuperé mi estado normal… no debería afectarme ahora.

No cometeré un error. Tal vez tenías razón y me agrada más de lo normal… pero no quiere decir que cometa una estupidez. 

Notas finales:

Próximo capítulo.

 

-¿Estás ebrio?-. Ladeó la cabeza a un lado como reposándola en el hombro, riendo un tanto divertido por cómo se frotaba el ojo.

-No, he tenido una sensación extraña de pronto-. Respondió sutil correspondiendo la sonrisa. –Ya ha pasado…-.

-¿No será que te estoy aburriendo? Quizá tienes sueño…-. Sugirió amable como siempre notándole algo cansado.

-¿Aburrirme? Para nada… De las cosas que más extrañaba de mi antigua ciudad eran estas conversaciones contigo-. Admitió acomodándose el cabello dorado con cuidado, mirando a su acompañante esta vez con verdadera tristeza. Sí, le había extrañado tanto que casi lastimaba verlo otra vez. – Creo que si tengo sueño…-.

Gaara no pudo evitar sentirse triste por ello, no por lo que dijo, sino por su mirada. Le conocía tan bien. Solo que ahora no puedo consolarte como sé que te haría sentir mejor. –Te iré a dejar a casa…-.

-No…-. Negó suavemente desviando la mirada. –No quiero ir a casa-. Naruto sentía que si volvía a su hogar rompería a llorar porque el hecho de cuestionarle tanto a Sasuke antes de que se fuera le hacía sentir tan hipócrita que ya no sentía pudiera estar solo hasta que él volviera.

-Entonces…-. Lo dudó ligeramente como uniendo las piezas. - ¿Vamos al hotel donde me estoy quedando?-.

-¿En serio no sería problema?-.

No contuvo la ligera carcajada a causa de la felicidad que le daba el hecho de no querer separarse de él, fuera por los motivos que fueran o los pensamientos que rondaban en aquella cabecita. – No, claro que no-. 


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