Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

10 cosas por hacer antes de morir. por LaGataenelTejado

[Reviews - 110]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, este es el capítulo final de esta historia. Aún falta publicar el EPÍLOGO.

Pero les recomiendo encarecidamente, que si al leer este final están conformes... umm quizás no deban leer el Epílogo. Es solo un aviso ya que el Epílogo es algo agridulce :( ¡está en sus manos!.

Darles las gracias por acompañarme en esta historia y dejar sus reviews, los cuales contestaré en cuanto me sea posible (también los de mis demás historias), ya que estoy con gripe y bastante enferma :__(

Mil gracias, les quiero mucho.

Capítulo (Final) 19. Tic Tac.

 

7 meses después.



Light casi echó a correr cuando vio llegar el autobús gris que le llevaría directo hacia su destino, subiéndose en el vehículo a la vez que se sacudía el cabello. No podía creer que siguiese lloviendo después de tantos días. Unos días que había pasado en Japón junto a sus padres aprovechando el final del trimestre universitario.

 

Y ahora, con la mirada cerca de la ventanilla en su asiento asignado, una sonrisa cruzó sus labios cuando fue consciente por enésima vez de que en pocas horas se reuniría junto a su novio.

 

Siete largos y difíciles meses, en los que habían conseguido gracias a la ayuda de todos que Lawliet pudiese exponer su trabajo final, resultando premiado en varios certámenes de jóvenes talentos. Era una pena que su chico hubiese tenido que disfrutar de eso sin estar realmente presente. Era cierto lo que los médicos dijeron, que su tratamiento sería duro y algo agotador, obligándole a permanecer en cama y a estar irascible durante días e incluso semanas enteras. Los vómitos, su corazón nuevo adaptándose a su organismo... un cúmulo de cosas que habrían hecho perder la paciencia a cualquiera. Pero Light no era cualquiera, era su novio y había aguantado sin quejarse los lloros y el agotamiento físico de Lawliet.

 

Sus padres estaban orgullosos de que pese a todo, ambos estuviesen juntos. Y esa era una idea que Light no abandonaría tan fácilmente. Se había dado cuenta hacía mucho tiempo de que ellos funcionaban, a pesar de todo y tras tantas piedras en el camino. Hasta Near había comenzado una relación amistosa y amable con el castaño. Una que a veces incluía el quedar para tomar un café o incluso estudiar juntos en la biblioteca. Near terminó aceptando al fin que el amor de su mejor amigo era sincero y a pesar de todo el sufrimiento, Light se merecía que Lawliet le quisiese más incluso que a su propia vida.

 

Tomó aire, mordiéndose nervioso los labios cuando al cabo de una hora y media el pequeño pueblo donde vivía Lawliet se dejó vislumbrar a la distancia. Había estado allí antes, sobretodo las primeras semanas tras el trasplante, pero debido al agobio y la desesperación no había disfrutado de las pequeñas cosas que el paisaje le ofrecía. Las casas antiguas que parecían sacadas de un cuento, las colinas, los bosques húmedos y la gente que iba y venía de un lado a otro resguardándose de la lluvia. Le gustaba mucho el aire fresco y el olor a tierra mojada que les envolvía. Daba igual que estuviesen dentro del autobús, daba lo mismo cuando el clima de aquel lugar era tan puro como el agua.

 

-Hemos llegado. - el conductor abrió las puertas, encogiéndose por el frío debido al soplo de aire helado que entró en el vehículo.

 

Light cogió sus dos maletas deportivas (ya que sería muy incómodo usar una con ruedas), y dándole las gracias al conductor se bajó del autobús deprisa y haciendo uso de la capucha de su abrigo para resguardarse de la lluvia. Enseguida una voz familiar le hizo detenerse.

 

-¡Light!. ¡Aquí!. - el padre de su novio se acercó a él deprisa, con un enorme paraguas negro que le vino estupendamente.

 

-Señor Lawliet. No hacía falta que me recogiese. - sonrió algo ruborizado, porque aún no se acostumbraba a que sus suegros fuesen tan atentos con él.

 

-Bah, tonterías. No íbamos a dejar que el novio de Elle cogiese un catarro. Además mi hijo me mata si no vengo a recogerte. - lo condujo hacia su coche, dándole paso al asiento del copiloto.

 

-¿Cómo está Elle?

 

-Está bastante animado. Supongo que las cruces rojas que tachan los días en su calendario era una cuenta atrás hasta hoy.

 

Eso hizo sonreír ampliamente a Light, imaginándose a su chico con unas ganas locas de verle. Tal y como a él le pasaba.

 

Mientras el señor Lawliet conducía, Light revisó su teléfono móvil frunciendo el ceño al ver un par de mensajes de Near que le preguntaban (o más bien, exigían), que le avisase de su llegada y de que todo estaba bien. Rió entre dientes, negando con la cabeza y contestando todos sus escuetos y rancios mensajes. A pesar de todo el albino seguía preocupándose por ellos.

 

En cuanto llegaron, salieron del coche con prisa para que la lluvia no los empapase más todavía. Nada más cruzar la pequeña puerta metálica del jardín de los Lawliet, Light pudo ver cómo a través de la ventana del recibidor su novio estaba de brazos cruzados mientras charlaba con su madre. Una mirada bastó para ambos chicos, una mirada que hizo que su novio saliese casi disparado de casa, atravesando deprisa la hierba sin importarle absolutamente nada el clima.

 

Light sonrió y extendió los brazos justo cuando Lawliet se enganchó a su cuerpo, hundiendo la nariz en la curvatura de su cuello.

 

-Al fin has llegado. - el ronroneo y el murmullo tranquilo, hicieron que el castaño lo aferrase entre sus brazos.

 

¿Cuando se había convertido Light en el protector de la relación? No lo sabía, quizás cuando Lawliet pasó las peores semanas de su vida. Pero no le molestaba, porque adoraba protegerlo.

 

-¿A tu padre no lo saludas? - dijo el señor Lawliet, ayudando a Light con las maletas.

 

-A ti te veo siempre, papá. - Elle enlazó sus dedos junto a los de su novio, caminando deprisa al interior de la casa.

 

Elle se ocupó de que los saludos y las charlas vergonzosas de su madre terminaran deprisa para poder subir con Light a su dormitorio. Llevaba esperando demasiado tiempo estar a su lado una temporada. En cuanto entraron, el chico cerró la puerta y puso música para volver a acariciar el cabello de Light, disfrutando al rozarle la nuca con los dedos.

 

-¿Que tal en Japón? - le robó un beso rápido, sonriendo.

 

-Bien, aburrido sin ti. - el chico hundió la nariz en el cuello de Lawliet, empapándose por su aroma.

 

Había visto a Elle con buen aspecto, algo que le sorprendía enormemente para bien. Las veces que habían podido verse antes de su viaje a Japón, Lawliet estaba demasiado delgado y cansado, además de malhumor porque el médico le había prohibido la ingesta de azúcar en grandes cantidades. Tuvo que contener una risilla cuando le vio intentar acostumbrarse a los pasteles sin azúcar que según le dijo, solo sabían a neumático rancio. ¿Cuando diablos había probado un neumático?

 

Se dejó hacer cuando se besaron con ganas, con dulzura y toda la paciencia que pudieron encontrar dentro de ellos mismos. Era mucho tiempo sin verse, demasiado sin disfrutarse mutuamente. Light terminó sentado en el borde de la cama, con Lawliet a horcajadas sobre él y repartiendo pequeños besos por toda su sien.

 

-Umm...¿por que no has venido antes?, has dejado solo a tu novio moribundo. - arqueó la ceja, mirándolo divertido mientras una de sus manos se perdían bajo la camiseta del castaño.

 

-Tan moribundo no estarás cuando tienes tantas ansias por acariciarme. - rió entre dientes, tumbándose del todo mientras el otro se encorvaba para besarle. - Elle...

 

Aquel suspiro leve y placentero, hizo que el aludido se mordiese los labios. Joder, había necesitado aquello como el respirar.

 

No es que no hubiesen hecho nada las semanas que Light le visitaba, pero al ser el comienzo del tratamiento su cuerpo no estaba por la labor de reaccionar debidamente, además del malhumor que se gastaba a menudo. Los momentos en privado se habían convertido en discusiones e intentos fallidos para mejorar el humor de ambos. Y Lawliet estaba cansado de darle tanto reposo a su cuerpo.

 

-Elle, ¿seguro que estás bien? - le miró preocupado, acariciándole la espalda con una mano.

 

Su novio frunció el ceño y antes de que Light preguntase de nuevo, cambió de lugar e hizo que el castaño se pusiese a horcajadas sobre él. Sonrió malicioso y se relamió el labio.

 

-No. Me tienes castigado sin sexo y ya no aguanto más.

 

-No seas niño pequeño. - puso las manos sobre la almohada, besándole la punta de la nariz y sintiendo como Lawliet se revolvía bajo su cuerpo hasta conseguir rozar ambas entrepiernas. - Elle, no puedes hacer esfuerzos. Te lo dijo el médico.

 

-Me dijo que solo durante los primeros meses, además, ¿quién ha dicho que seré yo el que va a esforzarse? - le sujetó con decisión de la cintura, haciendo presión contra su erección y sonriendo satisfecho cuando Light no pudo evitar soltar un gemido placentero.

 

-¿Y qué pasa con tus padres?. - tembloroso, se dejó desnudar poco a poco. Jadeó cuando su chico se sentó en la cama y le cogió del trasero con fuerza clavándole las uñas. Ladeó el rostro para darle mas paso hacia su cuello. - Me da vergüenza que puedan escucharnos...

 

-No escuchan, seguro que están viendo la televisión. - se recreó besándole, mordiéndole la piel, lamiendo y succionando hasta conseguir hacerle un par de marcas rojas cerca de la clavícula.

 

El ambiente se caldeó rápidamente, ignorando la música que envolvía el dormitorio y concentrados simplemente en acariciarse todo lo que podían abarcar sus manos. Light le arañó la espalda a su novio, moviéndose sensualmente sobre él y abriendo más las piernas para dejar que aquellos dedos traviesos se paseasen por su abultada erección. Todo era perfecto hasta que el teléfono de Lawliet comenzó a vibrar de forma horrible sobre la mesita junto a la cama.

 

-¿No vas a contestar? - se mordió el labio, gimiendo entrecortadamente cuando los dedos de Lawliet masajearon un par de segundos su erección.

 

-No.

 

El teléfono dejó de vibrar para comenzar de nuevo con aquel ruido infernal al cabo de los minutos. Fuese quien fuese, no parecía dispuesto a rendirse. Suspirando, Lawliet terminó por llevarse a la oreja el móvil, respondiendo la llamada.

 

-¿Diga?

 

-Imbécil. - Near bufó cabreado. - Llevo llamándote un rato, ¿se puede saber que haces?

 

-¿De verdad quieres saberlo?

 

Su mejor amigo se quedó en silencio, suspirando e imaginándose a la perfección que se traía su amigo entre manos.

 

-¿Tienes el pene de Light en la mano?

 

Light arqueó la ceja cuando el moreno le miró divertido, aguantándose una risilla.

 

-Puede...

 

-Puaj, que asco. Parecéis monos en celo. Bueno, como veo que estás perfectamente, solo te informo de que Rob y yo llegaremos dentro de tres días.

 

-Genial. - sonrió feliz, contento porque el albino y su chico fuesen a pasar unos días también con ellos.

 

-Cuidaos. Nos vemos pronto. - cortó la llamada, haciendo que Lawliet pusiese el móvil en modo silencio y volviese a su tarea de perderse con las manos sobre el cuerpo de su chico.

 

Retozaban en la cama, moviéndose y disfrutando del calor corporal mutuamente. Light se permitió hundir el rostro en el pecho de su novio, disfrutando junto a él de su buen humor y cómo las cosas parecían al fin volver a su ritmo normal, como el tic tac de las manecillas del reloj. Un reloj que avanzaba por el buen camino.



--o0o--



Near no mintió cuando dijo que en tres días estaría en el pueblo de Lawliet. Rob y él acababan de entrar en la casa, saludando con cariño a los señores Lawliet mientras les daban la bienvenida. Elle se quedó mirando a su mejor amigo en silencio, curvando los labios hacia arriba con una sonrisa antes de abalanzarse contra él para abrazarle.

 

-Maldita pelusa del infierno. Es verdad que estáis aquí.

 

-Pues claro que es verdad, ¿pensabas que estaba mintiéndote? - Near le revolvió el cabello, girándose para saludar también a Light con un abrazo bastante cariñoso, uno que hacía meses era impensable ver.

 

-Bienvenidos. - Light saludó a los dos chicos, caminando con ellos hacia la sala de estar por orden de la madre de Elle, que estaba terminando de prepararles un suculento almuerzo.

 

-Sentaos ahí. - le señalaron el sofá grande, tomando asiento junto a ellos. Aunque más bien Lawliet sentó a Light sobre sus piernas de forma cariñosa, antes de besarle la sien.

 

Near, cruzado de brazos, miró de reojo a Rob con una sonrisilla muy maliciosa.

 

-¿Os habéis fijado que ha dejado de llover?

 

-Claro. Ya era hora, llevaba lloviendo días seguidos. - Light cerró los ojos para disfrutar de cómo su novio le acariciaba el cabello.

 

-Has llegado tú y la lluvia ha cesado. Ummm...eres como la primavera... - con una risilla, Lawliet le dio un suave mordisquito a Light en la oreja, haciéndole ronronear.

 

-Pufff, estamos aquí, ¿eh?

 

Rob rió, rodeando los hombros de su pequeño marido con el brazo.

 

-Near leyó algo ayer en Internet. Puede que os interese.

 

-¿Qué ocurre?

 

-Lluvia de estrellas.

 

Aquella frase fue suficiente para que todos se mirasen con complicidad. Light aguantó una risilla emocionada. Aún recordaba la primera lluvia de estrellas que vieron juntos y como Lawliet le confesó lo que sentía.

 

-¿A qué esperamos?, prepararemos las cosas y subiremos a la colina más cercana. Aquí no hay contaminación ni edificios altos, así que se verá bien desde allí. - Elle jugueteó con el toque de sus dedos sobre la piel de Light.

 

Todos asintieron conformes, dando paso a otras conversaciones. Near les puso al día, contándoles que había decidido al fin irse a vivir juntos ahora que su curso universitario había terminado. Rob se mostró bastante enamorado ante la idea, sin poder dejar de acariciar el dorso de la mano del muchacho.

 

-¿Y qué tal está Jessica?

 

-Ha vuelto a California, parece ser que ha conocido a un chico allí. - triste, Light bajó la mirada. Iba a echar de menos a su amiga si al final la chica decidía quedarse allí una buena temporada.

 

-Iremos a verla, ¿vale?. - su novio le dio un par de sonoros besos en la mejilla, que fueron interrumpidos por la potente voz de su madre.

 

-¡Elle Lawliet, ven a ayudarme a la cocina!

 

-¡Ya voy! - poniendo los ojos en blanco por la interrupción, sentó a Light en el sofá y caminó vagamente hacia la cocina.

 

Near se quedó mirando la espalda de su amigo, poniéndose en pie para interceptarlo en el pasillo antes de que llegase a la cocina. Podía escuchar a Rob y Light charlando animados.

 

Le sujetó el hombro y justo cuando el moreno se giró, el albino se abrazó a él con fuerza, cerrando los ojos.

 

-Te he echado de menos. ¿Estás bien? - su voz, como un murmullo afligido, hizo que Lawliet le devolviese el abrazo con cariño.

 

-Estoy bien, pelusa. Gracias por venir. Ya sabes que significa mucho para mí teneros aquí.

 

Y era completamente cierto. Lawliet hacia mucho que no se sentía tan feliz y en calma como se sentía en aquel momento, teniendo a sus amigos y su novio junto a él.

 

-Por cierto... - bajó la voz, pegándose más al costado de Near para hablarle cerca del oído - ¿Lo has traído?, ¿encontraste el que te dije?

 

-Aham. - se echó mano al bolsillo, sacando una pequeña cajita aterciopelada en color azul marino – Me ha costado un poco porque era una especie de tirada limitada pero aquí está. ¿Se lo dirás esta noche?

 

-¿En la lluvia de estrellas?, claro. De alguna manera ahí fue cuando comenzó todo. - se mordió el labio nervioso, tomando aire y revolviéndole el cabello a Near. - Eres el mejor, ¿lo sabias?

 

-Lo sé.

 

-Egocéntrico.

 

-Imbécil. - sonrió feliz, dándole un fugaz beso a Elle en la mejilla. - Ve a la cocina o tu madre me matará si se da cuenta de que por mi culpa no le estás haciendo caso.

 

Asintió y tras un gesto vago de despedida, se perdió hacia el final del pasillo para continuar el camino hacia la cocina, sin poder dejar de sonreír como un bobo pensando en su plan.



--o0o--



Elle no pensó que aquella noche el clima les acompañaría de forma tan favorable. Hacía frío, pero no lo suficiente como para estar incómodos en la colina. El camino no había sido extremadamente largo, puesto que al ser un pueblo de montaña, casi todo era terreno elevado.

 

Agarrados de la mano, cada pareja charlaba de forma eufórica, sonriéndose y haciéndose muestras de cariño de vez en cuando. Lawliet y Light iban más rezagados tras los otros.

 

-Elle, estás muy...raro.

 

-¿Más de lo normal?

 

Light rió ante eso, besándole la mejilla y disfrutando del aire fresco.

 

-Más. Y mira que es difícil. No dejas de sonreír, ¿ocurre algo?

 

-Nada, es solo que deseaba estar contigo.

 

Light tragó saliva, sonrojándose y relamiéndose el labio. Aún le avergonzaban aquellas muestras tan repentinas de cariño a la par que le encantaban. Y agradecía que Lawliet no se hubiese cansado de darlas en todo este tiempo.

 

Near decidió donde montarían los sacos de dormir y encenderían el fuego, sacando su espíritu de mandón y líder. Uno que le quedaba gracioso si comparabas lo bajito que era con la voz tan potente que adoptaba al dar órdenes. Los demás asintieron y se colocaron por parejas. Lawliet le echó una última mirada cómplice a su amigo, quien le devolvió un gesto afirmativo con el pulgar para desearle suerte. Aunque estaba claro que no la necesitaría.

 

-¿Estás bien aquí? - preguntó Elle, agarrando de la cintura a su novio para colocarlo frente a él de cara a la pequeña hoguera que habían encendido. El calor del fuego les reconfortaba.

 

Light sonrió feliz, asintiendo con la cabeza. Dejó que Elle le agarrase las manos, jugando con sus dedos y abarcando toda la piel con caricias lentas y dulces.

 

-Ya empieza. - el castaño elevó la cabeza para observar como las primeras estrellas fugaces atravesaban el cielo despejado, creando estelas maravillosas que dejaban a su paso efímeros rastros de color.

 

Sintió repentinamente las manos suaves de Elle tapándole los ojos.

 

-Elle, así no veo nada. - rió al sentir el cálido aliento de su novio en el cuello, que repartió besos por toda la extensión de la piel.

 

-Ssshh... dame una de tus manos.

 

El chico obedeció en silencio. Lawliet notó cómo fruncía el ceño bajo su otra mano, que aún se encargaba de taparle los ojos. Con una destreza que pensó que lo traicionaría debido a los nervios, le fue colocando muy despacio un anillo de plata con pequeñas piedras preciosas de color azul marino que lo decoraban de forma elegante.

 

Light jadeó, temblando al sentir como en su dedo ahora parecía haber un anillo. Elle rió entre dientes, travieso y apartando la mano muy despacio solo para abrazar amorosamente a Light contra él.

 

-Quiero que te cases conmigo...no ahora, porque se que somos jóvenes, que esto es precipitado y que yo...bueno... - su voz triste hizo encogerse a Light, que se limpió la lágrima que comenzó a deslizarse por su mejilla.

 

-Ni se te ocurra decirlo, Elle. - no, que no dijese que no podían casarse porque temía irse más temprano que tarde de este mundo. Light no había pensado en eso desde hacía tiempo y confiaba en que su salud mejoraría y vivirían juntos mucho tiempo.

 

Miró su anillo, brillando debido al crepitar de las llamas y tuvo que morderse los labios sin poder evitar llorar en silencio. Elle le besó con dulzura la sien, apartándole el pelo de la frente.

 

-¿Te gusta?

 

-Es lo más bonito que he visto nunca. - recordó aquel día lejano en el que ambos paseaban y él se había detenido en el escaparate de la joyería, admirando el anillo que ahora adornaba su dedo.

 

-¿Soy un egoísta por pedirte que pases la vida conmigo a pesar de...?, bueno. A pesar de que no sé cuánto tiempo tenemos por delante.

 

-Diablos, Elle. - Light se giró, de rodillas ante su novio y sujetándole el rostro con ambas manos. Para el castaño, todo lo que tenían alrededor se había esfumado. - Me casaré contigo y estaremos juntos hasta que el destino quiera. - sus dedos jugaron con el cabello del moreno, que sonrió y puso las manos sobre las de su chico.

 

-Te quiero.

 

-Y yo te amo, Elle Lawliet. - sonrojado y sonriendo, acercó sus labios hacia los de Lawliet para fundirse en un beso romántico, como el de dos amantes que llevan mucho tiempo alejados el uno del otro.

 

Lawliet le rodeó con los brazos, cerrando los ojos y apoyando el rostro en su cuello. Se sentía tan jodidamente afortunado por haber conocido el amor de aquella manera. Un amor intenso y verdadero, de esos que apenas quedaban en el mundo, con una persona que era muy contraria a él. Alguien con quien apenas había tenido afinidad desde el principio, una a la que terminó adaptándose fácilmente, sin poder dejar de pasar por alto el gran cambio que había significado en Light. Ahora el castaño, a pesar de seguir siendo maravillosamente romántico y a veces vergonzoso, sonreía de verdad y Elle estaba orgulloso de ser el causante de aquello.


¿Quién sabía cuánto tiempo les quedaba juntos?, solo el destino podría decidirlo. Pero por su parte, Lawliet se comprometería a hacer feliz a Light tanto como fuese posible. Tanto si le quedaban dos años de vida o incluso treinta.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).