Tal vez…él nunca nació para ser llamado “Hanyou”… la sangre de youkai había invadido finalmente y tomado el territorio en su ser…la sangre humana había desaparecido de su sistema, ya no quedaba rastro de ellas, él lo sabía perfectamente, pero tampoco tomó mucha importancia al asunto…
Sonrió al recordar años atrás cómo deseaba ser un Youkai completo, el destino si que era impredecible ¿qué otras sorpresas le traerá?, quien sabe…
-jaja- rió al recordar que en el pasado había deseado tanto ser un youkai completo y ahora que lo era ¿qué sentía?...nada…sentía un vacío en su interior, le faltaba algo…pero no podía dar marcha atrás.
No se había detenido durante dos días y por donde pasaba su aura parecía intimidante que incluso los mismos animales se alejaban. Después de todo era aburrido estar solo ¿A dónde se encontraba ahora?, no sabia siquiera donde estaba…alejarse de aquel lugar, la aldea, el pozo…tal vez era lo mejor.
Frunció su seño al recordar ese maldito pozo y a la colegiala de cabellos azabaches que decía amarlo, dio un suspiro y pasó su mano por sus cabellos sintiendo el cambio que sufrió su cuerpo.
Aun no estaba seguro de lo que había ocurrido, pero aquello le inquietaba y llamaba a la curiosidad… después de todo ¿Quién no quería saber lo que le había ocurrido?.y aunque odiara admitirlo, tal vez….su arrogante medio hermano sabria darle una respuesta adecuada a su estado.
-no tengo otra opción…-murmuró con pesar. Cerró los ojos y olfateó en el aire tratando de encontrar el aroma ya muy conocido del peliplata. –te encontré- dijo y formando una sonrisa comenzó a correr siendo aun mucho más veloz de lo que antes alguna vez fue.
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-¡Maldita sea, Inuyasha!- exclamó molesto cierto peliplata de ojos ámbar y vestimenta blanca. –tks- masculló.
Había estado buscando al inútil hanyou desde hace algunos días y ni rastro de él, era como si se lo hubiese tragado la tierra… y aunque todos creyeran lo contrario, el que ese “bastardo” haya desaparecido le preocupaba y llegaba a desesperar.
-donde te has metido…Inuyasha…-murmuró cayendo de rodillas y mirando al cielo con su inexpresivo rostro, no lo demostraba pero en su interior podía sentir las emociones volverse un nudo de desesperación por volver a ver al hanyou de traje rojo.
Se puso de pie y comenzó a caminar nuevamente, el estarse lamentando no era digno de un youkai como él, eso era tan denigrante. Dio un largo suspiro y continuó caminando despacio, no quería parecer desesperado aunque lo estuviera, no estaba en él demostrar sus emociones.
Su cabeza ocupada con sus sentimientos y sus sentidos tratando de captar a su “presa”. Sesshomaru fue perdiéndose en las entrañas de aquel lugar, concentrado en los anhelos de su corazón…sin prestar atención a nada de su alrededor, ¿qué tan ciego puedes ser por amor?, tal vez demasiado…él siendo el youkai más poderoso se olvidó de un insignificante detalle…
Oculto, entre aquellas sombras una figura oscura se pudo contemplar, sus ojos en color rojo carmesí brillante destellaron desde lo oscuro, y tomando una flauta de bambú y llevándolo hasta apoyarlo cerca de su labio inferior y sonriendo levemente y murmuró –el velo cubre tus ojos y derrite tu corazón, Sesshomaru…- una vez dicho esto cerró sus ojos y comenzó a tocar una melodía suave y relajante, la misma que siempre sonaba en aquel lugar en el que iba siempre, en ese lago…
Sus oídos captaron la melodía y se volteó para ver, más no percibió rastro de que alguien estuviese allí…solo esa melodía que cada vez se alejaba cada vez más…
-tuve la impresión que…-murmuró para luego mover suavemente su cabeza para desechar ese pensamiento, después de todo a él no se le escapaba detalle alguno, él, el gran Sesshomaru jamás dejaba escapar ni la más mínima información de su entorno ni nada parecido…o eso creía…
CONTINUARÁ…