1.- Lo “sencillo” de una confesión
Puede oír sus propios jadeos con tanta intensidad que lo marea ese simple hecho, los espasmos que asaltan sus extremidades le producen un cosquilleo tan satisfactorio que le era imposible no desear más.
Estaba indudablemente atrapado en el placer que esa prohibida unión representaba.
Allí deshaciéndose entre eróticos gemidos solo consigue excitar aún más a la otra persona en esa habitación.
–Eres perfecto... sin duda –murmuran a su oído mordiéndole el lóbulo de la oreja después – perfecto.
En respuesta solo consigue jadear con desesperación tratando de retener los gramos de felicidad que ahí le pudiesen obsequiar, amaba a ese hombre tanto como para entregarle su cuerpo y alma por sobras de afecto nada más.
Si alguien lo hubiese comentado nadie hubiera creído que Itachi Uchiha estaría abriéndose de piernas para que su propio tío lo tomase con tanta desesperación como en esa rechinante cama de hotel.
Las grandes manos de su familiar se hunden en sus caderas, presionando hasta dejar vistosas marcas evidencia del placer, –te amo... – susurra inconsciente ansiando oír lo mismo de los labios del mayor.
El ligero desagrado fue evidente en el rostro de su tío deteniendo las acciones de este por un breve instante, el suficiente para estrujar el corazón del más joven.
– No hables Itachi... – le sugirieren en tono de orden antes de seguir embistiéndole con desenfreno.
Y entonces sella sus labios dejándose hacer, aceptando las posturas a las que lo somete recreándose en su cuerpo como si esa fuese su única función, desnudo entregando lo que él le quisiera arrebatar siendo aquella su primera vez.
Los negros cabellos de ese hombre eran sin duda mucho más largos que los propios, desordenados y frondosos le encantaban pero cuando quiso sujetarlos con sus dedos el calor indescriptible trepa desde la punta de sus pies llevándole a correrse en medio de ambos jadeando escandaloso. Pero solo después de algunos momentos siente a su tío terminar dentro suyo con un sonoro gemido ahogado.
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Luego de haberse duchado se viste en la habitación, esta algo adolorido porque el asunto no terminó en la cama solamente, cuando se asomó al cuarto de baño le atraparon para que ambos terminaran haciéndolo allí también. Sin poder negarse apenas logró escabullirse para no quedarse bajo las gotas de agua junto a su tío exageradamente.
–¿Quieres que te lleve a casa? – El adulto habla cubriéndose con una toalla entrando en la habitación.
– Supongo que tienes otros planes – responde seguido de un bufido terminando de colocarse su camiseta.
– ¿Te sorprende? – Afila una sonrisa acercándose al muchacho – Itachi tú tienes diecisiete años y yo casi cuarenta, es evidente que tengo más responsabilidades que llegar a casa antes de las diez de la noche. – Comenta con deje de burla impreso en cada sílaba pronunciada.
El aludido hace amago de no escuchar, con gracia y elegancia se agacha para recoger la chaqueta del uniforme de su instituto, – puedo regresar solo, Madara. – Puntualiza.
–De acuerdo, – suspira vistiéndose con rapidez – Itachi... – le llama – vamos a dejar las cosas claras antes de continuar con esto.
Suspicaces los negros ojos del más joven le miran con atención.
– No esperes más de mí, si quieres sexo estoy disponible pero si quieres una relación llena de "te amos" búscate un noviecito de tu edad. Y antes de que lo olvide, tampoco puedo ofrecerte exclusividad.
Itachi traga pesado manteniéndose calmado tal vez arrepintiéndose de haber pensado por un breve instante que su tío también le profesaría amor, – ¿es todo?
– No, – buscando entre sus bolsillos saca un cigarrillo para encenderlo y aspirar el humo de este - tampoco quiero que tú me busques, eres un niño y no quiero problemas, ni escándalos. Podemos vernos los fines de semana o cuando yo no esté ocupado.
La urgencia de golpearle se intensifica con cada segundo que avanza, él estaba enamorado y se lo había confesado, pero en ese momento solo desea retractarse, no iba a convertirse en la recreación del mayor y menos al no poder aspirar a nada real.
– En resumen... solo vamos a compartir sexo – el adulto sonríe – si te tomas esto en serio, se acabó. – Exhalando el humo del cigarrillo abriendo su billetera extrae algunos billetes que deja sobre la cama, – úsalos para el taxi.
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Si se pone a pensarlo con calma indudablemente se siente como un estúpido, nada justificaba lo que acabó haciendo hace algunos días; acostarse con su tío pretendiendo que este llegase a amarlo. Pero más equivocado no puede haber estado, Madara lo había llamado un par de veces citándolo para que pudiesen verse en uno de eso hoteles de paso donde yacieron la primera vez.
En ese momento hubo estado tentado de acceder tratando de engañarse con inútiles fantasías, sabiendo bien que el adulto no lo ve como nada más que como un entrenamiento.
Ha terminado enterándose de que Madara se fue de viaje hace unos días y se siente aliviado, recuerdos de su propia estupidez calan hondo en su conciencia reclamando por lo sucedido.
–¡Pásala a Uchiha!
Oye el grito de uno de los jugadores del equipo de baloncesto al que pertenece, se espabila entonces para recibir el balón y anotar una canasta al evadir con una simple pinta al jugador contrario.
Los gritos y aplausos de alegría le animan escasamente pero su corazón aun esta lastimado por el insensible rechazo que ha sufrido.
Mas allá unos ojos zarcos miran atentos el partido, emocionado y fascinado al ver los gráciles movimientos del pelinegro suspira todo encantado.
–Cierra la boca dobe que se te está cayendo la baba –con voz burlona el otro muchacho habla.
– Cállate teme –refuta de inmediato algo apenado por haber sido pillado en plena fantasía por el hermano menor de la persona de sus afectos.
–Deberías moverte para allá –advierte el chico de cabellos negros brillantes y piel nacarada, tuerce una sonrisilla divertida ante la mohína de enfado del rubio de ojos azules que parece embobado por su hermano Itachi.
–No me da la gana– desafiando se acomoda mejor entre las graderías desde donde observa el partido que se ha pausado unos segundos, pero milésimas le toma sentir un salvaje golpe en la cabeza cortesía del balón que volando a los asientos fue mal devuelto.
Las risas no se hacen esperar ante el jocoso desenlace, el de cabellos blondos se queja sujetándose el golpe maldice entre dientes todo improperio que se conoce, mas avergonzado no puede sentirse al saber que la persona que le gusta vio la penosa escena.
–Te lo dije– divertido su amigo toma el balón agresor en manos para devolverlo a la cancha dejando que el partido pueda terminar.
–Deberías haberlo explicado mejor – se queja siseando tratando de ver mejor –Sasuke, ¿tu hermano me vio? –pregunta preocupado.
–Todos lo vieron Naruto, –resopla algo aburrido –pero Itachi no se rió– aclara antes de que la cara compungida de su amigo se expanda.
–Si yo lo vi carcajeándose hasta sujetarse el estómago de tanto reírse– ahora si una voz mordaz hace acto de presencia.
Naruto se gira fastidiado al ver a su hermano mofarse con tanto descaro, tuerce los labios fastidiado, –no te metas en esto Menma.
–Lo siento pero es tan divertido que no puedo evitarlo – tiene la misma compleción que Naruto, piel del mismo tono y las mismas marcas que rayan sus mejillas, el único rasgo diferenciativo es el cabello de color negro que luce orgulloso ligerísimamente más largo.
–Ya deja de fastidiarlo– Sasuke interviene volviendo a enfocar sus negros ojos en el partido de baloncesto que acaba de terminar declarando al equipo de su hermano mayor como ganador.
– Y tu deja de defenderlo – Menma se cruza de brazos viendo de soslayo al otro pelinegro. Lleva el uniforme escolar que consiste en pantalones negros, chaqueta del mismo color y camisa blanca.
– ¿Estas celoso? – el blondo aprovecha para picar a su hermano, bien sabe que este y Sasuke llevan saliendo algunas semanas.
– Hn – sonríe afilando la mirada para clavarla en su hermano nacido tan solo un par de minutos antes que él. –Eso te gustaría, ¿verdad?
Naruto no responde, ignora a Menma porque sabe que acabaran peleando y no quiere eso. Pese a ser gemelos sus personalidades chocan bastante por lo diametralmente opuestas que son, considera a su hermano “pequeño” como alguien manipulador hasta cierto punto y demasiado arrogante, siempre se ha preguntado como este terminó liado con Sasuke quien tiene similar carácter acido solo que empleando menos palabras.
– Se supone que los polos opuestos se atraen – menta en voz alta ganando la atención de los dos chicos de cabello negro.
– Esta no es clase de física Naruto – Menma tuerce los labios en algo parecido al sarcasmo, – creo que Itachi ya se fue – hace notar al ver la cancha vacía seguro de que su hermano dejara de decir estupideces para ir detrás de su cuñado.
– ¡Maldición! – masculla el rubio poniéndose de pie a toda prisa para intentar interceptar al mayor de los hermanos Uchiha, – ¡los veré después!
Satisfecho por haberse quitado de encima a su familiar Menma se acomoda al lado de Sasuke sonriendo nimiamente ante el gesto de obviedad del otro, – ¿por qué no vienes esta tarde a mi casa?
– Porque no me apetece – con ligera soberbia Sasuke sonríe divertido al verle fruncir levemente el entrecejo.
– ¿Piensas recorrer la ciudad buscando esos animalitos raros?
Pese a que Menma se carcajea con disimulo el otro no le ve la gracia, de hecho el dichoso jueguito que la mayoría de sus compañeros utiliza con fanatismo no es de su total agrado.
– ¿Entonces nos vemos en casa de Sakura? – prueba a ofrecer, su compañera de pelo rosa había organizado una fiesta para esa noche de viernes y como buenos adolescentes todos habían acordado en ir al lugar que convenientemente carecería de vigilancia adulta todo el fin de semana.
– Bien – Sasuke asiente repitiendo mentalmente la coartada que junto a su hermano planearon para poder asistir, siendo Itachi la razón vital para que les permitiesen salir a esas horas.
– Estupendo. – Afilando levemente su sonrisa se inclina sobre su “novio” aprovechando que el lugar ha quedado vacío para asaltarle un breve beso que Sasuke rehúye con poca convicción, le gusta el sabor de la boca del Uchiha; el dulce y adictiva. Nadie tiene porque enterarse pero le hace feliz el ser correspondido, estar perdido en la sensación sin desear mirar lo que sea que haya podido dejar detrás.
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Naruto apresura sus pasos casi sintiendo sudarle las palmas de las manos, recorre los pasillos del instituto aprovechando que las clases del día han finalizado, casi a trompicones se apresura a la salida del salón de Itachi.
Inspira hondo; el hermano mayor de Sasuke tiene diecisiete años, dos más que su pelinegro amigo y uno más que él. Sabe que se está jugando mucho al estar decidido a confesarse ese día pero ya ha esperado mucho tiempo y no quiere que alguien venga y se le adelante.
– ¿Naruto-kun?
Infla el pecho con satisfacción al oír su nombre con aquel profundo y cautivador tono de voz, asiente agradeciéndole a su suerte el encontrarlo solo, – ¿ya te vas? – pregunta viendo al otro afirmar – Sasuke se fue con Menma´ttebayo.
– Ya veo – Itachi rueda los ojos conteniendo un bufido, no le gusta mucho la relación que su hermanito lleva con Menma pero trata de apoyar a su menor en todo lo que puede.
– ¿Sera que podemos hablar unos momentos?
El de cabellos largos respinga ante la interrogante, echándole un vistazo rápido a su celular para verificar la hora asiente de nuevo, – ¿sucede algo? – no tiene una relación muy estrecha con el rubio pero le tiene afecto por ser el mejor amigo de Sasuke desde primaria.
Pero Naruto ha quedado brevemente seducido por el chico delante suyo, por la estilizada figura que porta el deportivo del colegio con elegancia y los cabellos húmedos luego de salir de las duchas.
– ¿Y bien? – algo confundido le mira curioso ante la repentina ensoñación del otro.
– ¿Quieres salir conmigo?
Perdido en su mundo perfecto suelta la propuesta sin meditarlo mucho inchándose de seguridad al ver al pelilargo sobresaltarse brevemente sin dejar de verle. – Siempre me has gustado y… – da un par de pasos hacia adelante consiguiendo que el mayor haga amago de retroceder en su posición.
– No – niega ligeramente nervioso conteniendo su sorpresa, puede ver con claridad como los brillantes ojos azules titilan unos segundos y como Naruto pasa saliva con dificultad mordiéndose el labio inferior, sabe que le ha lastimado pero la confesión le ha tomado por sorpresa.
– ¿Tan mal estoy?
No obstante la expresión de grima fingida en el ojiazul le causa gracia haciéndole reír unos segundos volviendo a negar con entusiasmo relajándose de paso, – no, es solo que… me tomaste por sorpresa – confiesa suspirando más a gusto en compañía del otro. Aunque le tenga cariño a Naruto no está en la mejor disposición de empezar una relación en esos momentos luego de la funesta y breve experiencia con Madara.
– Bueno si ese es el caso, puedes pensarlo`ttebayo. Si esta noche iras a la fiesta en casa de Sakura-chan me gustaría que fueses conmigo.
Casi había olvidado la reunión a la que Sasuke le conminó a asistir, Itachi inspira hondo viendo a los lados esperando tal vez la interrupción de alguien que no llega. – Bien, nos veremos en la noche – acepta no muy entusiasmado, no quiere darle falsas esperanzas al chico pero le urge dejar atrás a su despiadado tío.
– ¡Eso es fantástico dattebayo! – no puede disimular su entusiasmo por que las horas se consuman con celeridad, toma ambas manos del pelinegro entre las suyas estrechándolas con cariño – en verdad eres muy bonito Itachi – confiesa sonriendo más cuando nota tenue rubor en las mejillas ajenas y como retrocede manteniéndose calmado. – ¿A las siete está bien?
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– Bueno… pueden ir pero los quiero en casa antes de las diez – el adulto de cabello blanco y largo trata de imponer su autoridad pero las caras de sus nietos hacen evidente que no podrá.
– ¡Pero Ero-sennin! Cuando tu sales llegas al amanecer – Naruto se queja inquieto cuando ya casi dan las siete y no han salido de su casa.
– Puede ser pero yo soy un adulto – el mayor se cruza de brazos con toda la madurez que puede. – Además lo hago para buscar inspiración.
Menma solo resopla fastidiado, desde que sus padres murieron han quedado al cuidado de su abuelo y este no es la persona más responsable del mundo, si con suerte lograba prepararles la comida cuando eran niños.
– Yo cuidare a Naruto, Jiraiya – interviene cuando su hermano y abuelo se empiezan a gritar como niños.
– ¡Eh, puedo cuidarme solo! – indagando el de cabellos blondos lo fulmina con la mirada.
– Bueno, si lo pones así – Jiraiya se sujeta el mentón con amago de pensar.
– Son unos idiotas – masculla entre dientes, detesta cuando las personas consideran a Menma mas responsable que a él siendo el hermano mayor.
Pese al descontento de Naruto logran salir sin más contratiempos llegando a la gran casa de su compañera de salón, donde la mayoría de sus compañeros de salón ya están en los jardines al lado de la piscina oyendo música estridente y tratando de encender la parrilla.
– ¡Menma, Naruto por acá! – La muchachita de cabellos cortos y ojos verdes se acerca sonriendo – creí que no vendrían – vistiendo un ligero traje blanco de inmediato coloca un par de botellas de cerveza en manos de sus amigos.
– ¿Has visto a Sasuke?
– Si, esta con su hermano. Llegaron hace un rato, deben estar por acá – la chica le responde a Menma acercándose a Naruto en el proceso.
El rubio ajeno a la mirada coqueta de su amiga traga pesado viendo la botella con detenimiento, no era la primera vez que bebían pero si la primera vez que no vendría ningún adulto a regañarlos.
Tal vez aquella sería una buena noche.
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Si la recordase mejor.
Continua.