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15.- Soy por quien te mueres

 

 

 

Aquella situación se está convirtiéndose en recurrente cada mañana. Naruto ya no sabe a quién echarle la culpa, si a su juventud o la apacible apariencia de Itachi al dormir.

Pero sin poder evitarlo cuando despierta lo hace con una terrible incomodidad en su entrepierna, siempre debe correr al cuarto de baño para no despertar a su esposo y es que desde su encuentro en casa de Sakura no han vuelto a tener intimidad.

Suspira abriendo el grifo de regadera con el agua a muy baja temperatura para controlar sus ánimos, se quita toda la ropa antes de dejar que el chorro de agua lo relaje, ya van a cumplir dos meses de casados pero no es el momento adecuado para volver a hablar del incidente del bebé. Naruto refriega su piel con el jabón suspirando por el frío. Quiere que su relación sea algo más normal porque está seguro de que un matrimonio no funciona de esa manera.

Una vez limpio salé cubierto por una bata en tanto seca su rubio cabello, bosteza al notar que apenas son las 6:30 AM pero desafortunadamente dentro de poco tendrá que salir si no quiere llegar tarde a clases, vuelve a suspirar cuando regresa a su habitación y nota a su esposo aun durmiendo, sin tener idea de lo que el rubio sufre en todos los sentidos. Se inclina para acariciar los negros cabellos de su pareja, sonríe sin querer cuando nota entre las cobijas desordenadas la leve curvatura en el estómago del otro, conforme el tiempo pasa se va notando cada vez más, de seguro que no tarda en ser evidenciado por todos.

Cuando su inquieta mano desciende hacia ese lugar, ligeros movimientos por parte de su esposo le hacen ver que esta despertando.

— Naruto… — farfulla aun somnoliento pero sonríe — buenos días.

— Buenos días — responde inclinándose más hasta depositar un suave beso en la mejilla blanca — ¿Cómo dormiste? — pregunta por costumbre.

— Bien — debe admitirse encantado por la manera en que su esposo lo despierta todos los días, se incorpora para darle un fugaz y suave beso en los labios sin incomodarse por la baja temperatura del rubio al salir de la regadera.

— Voy a calentar el desayuno, puedes tomar una ducha en tanto — Naruto también le sonríe a su pareja para dejarlo solo, se dirige a su diminuta cocina para preparar algo con los restos de la cena. Nunca consideró que mantener una despensa llena fuera tan complicado, tienen demasiados gastos y su abuelo lo único que ha hecho es decirle que cuando nazca el bebé tendrán aún más gastos.

Bufa medio molesto al recordar, si lo que le vendría bien serían unos concejos y no recordatorios constantes de toda la “responsabilidad” que se supone aun no entiende.

 

 

 

/////////

 

 

Las fiestas de fin de año le han resultado de lo más odiosas en lo que recuerda de vida, si bien nunca fue simpatizante de la Navidad por diversos motivos tampoco pudo divertirse en la reunión de año nuevo en su Compañía.

— Tsk — chasquea la lengua sirviendo un poco de ron en un vaso de cristal, ya sin agregarle hielo le da grandes sorbos.

Desde la boda de su sobrino no ha tenido más contacto con Itachi, ya que el inteligente muchachito ha preferido encajarle el problema de ese bebé a otro niño tonto tiene que agradecerlo en cierto modo. Ya que no soportaría a Itachi todo el día detrás de él lloriqueando porque se haga responsable.

Termina de nuevo con la bebida y procede a encender un cigarrillo a medida que se acerca a los ventanales de su oficina para abrir las cortinas y dejar que el sol se cuele.

 

— No sabía que estuviese viniendo tan temprano al trabajo.

 

El pequeño habano que se hallaba reposando en sus labios cae inevitablemente al piso cuando abre unas milésimas la boca por la sorpresa, el cigarro termina en el piso y Madara se apresura a pisotearlo antes de girarse para recibir al visitante que se ha metido por su puerta abierta sin tocar.

— ¿Estas de regreso tan pronto? Todos pensaron que alargarías tu patética luna de miel hasta mediados de año — habla mordaz — Hashirama.

— Pero cuanta seriedad — sonríe afable, lleva largos cabellos lacios y su piel algo más oscura que la del otro — no podía descuidar el trabajo por más tiempo y Mito… — hace una pausa al notar el ceño fruncido en Madara — insistió en regresar.

— Estupideces del embarazo probablemente — casi escupe sus palabras para de nuevo enfocarse en el paisaje citadino.

— Mito no está embarazada, ella no puede tener hijos.

Pese a la sorpresa inicial Madara se relame los labios antes de girarse, — eso es tan triste — habla con evidente y cruel sarcasmo — y tan penoso… sé cuánto deseas un hijo. Yo por mi parte pronto seré padre — revela con deseos de lastimar al otro.

Hashirama pasa saliva con dificultad pero sin cambiar su expresión. — Esplendido y… ¿Quién es la madre?

— No te interesa, Hashirama — afila una sonrisa maliciosa dando un par de pasos para acercarse — y si no has venido a decirme nada importante, ya puedes irte.

— Tenías razón — sabe que lo mejor es retirarse, nadie mejor que él conoce lo difícil que es tratar a Madara, pero al menos le debe eso por haberlo dejado. — Un par de semanas después de la boda Mito no dejaba de hacerse pruebas de embarazo, pero terminábamos peleando cada vez que salían negativas, cuando fuimos a ver un médico nos dijo que ella…

— ¿Y para que vienes a contarme todo esto? — Le interrumpe levantando la voz — a mí me da igual si se reproducen como conejos o ella es una maldita estéril, por mí los dos pueden irse al infierno.

— Tenías razón — repite el par de palabras sin dejarse incomodar por la molestia que va aflorando en el de cabellos negros alborotados — cuando dijiste que Mito estaba enamorada de ti y que solo se había casado conmigo para fastidiarte — hizo una pausa al notar como el ceño fruncido de Madara iba relajándose, como su mandíbula tensa cedía. — Ella me lo gritó y antes de regresar me exigió el divorcio.

— Lo que está sucediéndote — inspira hondo — te lo mereces… — agrega con satisfacción. — Ya que preferiste a esa zorra vete con ella.

Luego de esas mordaces palabras hubo un silencio casi desolador, ambos adultos quedaron observándose en amargo silencio.

— Solo quería que lo supieras — Hashirama fue el primero en romper el mutismo — eres libre de burlarte si lo deseas… — inspira hondo para girarse y salir de la oficina.

Si, desea burlarse y disfrutar del sufrimiento de quien causó el suyo, de quien lo masticó y lo escupió como si fuese goma de mascar que ha perdido todo su sabor.


Pero no se atreve.

No es capaz.

— No lo quiere… — murmura y sabe que pese a lo bajo de su tono el otro se ha detenido antes de salir, — preguntaste quien es la madre del hijo que voy a tener… — inspira tan hondo como puede — es un chiquillo, es menor de edad — le explica y no sabe porque — acordamos que yo me quedaría con mi hijo en cuanto nazca… — miente descarado y sin girar. Sabe que todo lo que ha dicho es una falacia pero el simple hecho de sentir que esa persona a la que ama con tanta desesperación sigue en la misma habitación lo fuerza a continuar.

— Sé que serás un buen padre.

— Lo seré… — sonríe y se mofa de sí mismo. En inconcebible que solo por considerar regresar con Hashirama esté dispuesto a aceptar a ese bebé de quien no quiso saber nada.

De ese bebé que aún no nace.

Itachi tal vez quiera escucharlo.

Tal vez… tan solo tal vez con una buena propuesta…

Se muerde el labio inferior, vira para ver a Hashirama de soslayo, — tengo la garganta seca… — menea el vaso de cristal vacío que aun sujeta.

Antes es mejor hablar con Fugaku.

Perfila más esa sonrisa ladina que sabe funciona con el otro.

 

 

 

////////////

 

 

Menma teclea de manera constante su laptop sobre su pupitre en el salón que está casi por completo vacío.

— ¿Estas escribiendo un libro? — Naruto bosteza medio aburrido de ver a su hermano tan concentrado, está casi recostado sobre el asiento de al lado.

— Investigo — responde detenerse — ¿y tú no deberías estar detrás de Itachi?

— No empieces — resopla ruidoso cambiando de posición, recuesta toda su espalda sobre la mesa como una especie de perezoso — porque también te tendría que preguntar por Sasuke.

— Tu relación y la mía no tienen punto de comparación, Naruto — responde mordaz dejando su labor unos instantes para enfocarse en su gemelo.

— Si lo dices porque el teme es un amargado…

— Lo digo porque Sasuke jamás me mentiría, el me diría la verdad sin importar cuanto doliese.

Naruto arruga en entrecejo incorporándose para sentarse de manera correcta. — ¿Qué estas insinuando? — inquiere con desconfianza, si se supone que no le han dicho a nadie sobre el asunto del bebé.

— Nada, no insinúo nada, Naruto — medio sonríe volviendo a teclear con fanatismo las letras del computador. — No podría insinuar nada de tu señorita azúcar de licor.

El rubio se levanta de golpe para cerrar la pantalla de la odiosa laptop con bastante fuerza, obtiene la atención total de su hermano que también frunce el entrecejo.

— Tenemos un maldito trato así que respétalo — sus furiosos ojos se le clavan encima — la próxima vez aunque no insinúes nada, ten por seguro que te romperé la cara, Menma. Somos hermanos pero si tengo que escoger entre Itachi y tú… créeme que ya no sabrás de mi dattebayo. — Con toda la seriedad posible se encamina a la salida sin esperar respuesta, aun no puede comprender porque Menma rechaza tanto a su esposo si hasta donde sabe Itachi jamás le hizo nada malo.

Maldiciendo entre dientes los pocos improperios que se conoce camina entre los pasillos rumbo a los jardines,  en tanto más tiempo pasa siente que su propia familia lo aísla mas, dando la impresión de que quieren arrinconarlo por alguna razón.

Suspira ruidoso y se detiene al final del pasillo. — Que mal día´ttebayo.

 

— ¡Naruto!

 

El aludido pega tremendo brinco cuando gritan su nombre tan cerca de sus oídos, espantado voltea para ver a la responsable de casi destrozarle los tímpanos.

— Shi… Shi… ¡¿Shion?! — horrorizado retrocede al ver a la prima de Clarisse delante.

La jovencita sonríe encantada.

— ¿Qué haces aquí? — el de ojos azules da un paso más hacia atrás, sabe que la muchachita no estudia en su instituto y tampoco lleva ningún uniforme, usa unos pantalones cortos, botines y una chaqueta corta, como si no le incomodase el frío que a poco va reduciéndose.

— Estoy inscrita aquí para el siguiente semestre, — se relame los labios acercándose lo que puede — como ya va a terminar este curso presentare los exámenes para el que viene, ¿no es maravilloso?, con algo de suerte terminaremos en el mismo salón.

— Pensé que ibas a otra escuela dattebayo —  está nervioso, algo en esa chica le produce una micra de pánico.

— Si, pero le pregunte a mi prima a que escuela ibas. Puedo estar de oyente estas semanas así que me veras seguido por acá — sus blancos dientes relucen demasiado.

Naruto asiente recomponiéndose como puede, — bueno, entonces nos vemos — aprovecha lo dicho para zafar de la conversación, pero apenas logra dar media vuelta cuando la rubia se le arrima de lado para caminar.

— No seas así Naruto. Me muero de ganas por conocer a Itachi-kun — canturrea la última palabra — Clarisse dice que siempre hablas de él, quiero saber cómo es tu novio…

Vuelve a tragar pesado.

— ¿Es lindo? ¿Tiene buen cuerpo? ¿De qué color tiene el cabello?

— Ya… ya… ¡ya debo irme! — casi grita huyendo a enormes zancadas ignorando las aguda voz de Shion.

Técnicamente corriendo sale de ese edifico para perderse entre los jardines y esperar a que el receso termine cuanto antes, pero al doblar en una esquina choca estrepitosamente contra alguien.

— ¡Fíjate por donde caminas dobe!

Al reconocer el sobrenombre Naruto recién reacciona para levantarse como resorte. — Sasuke que bueno verte.

— No puedo decir lo mismo — el pelinegro bufa limpiando el polvo de su ropa al ponerse de pie — ¿de quién huyes? — enarca una fina ceja al notar como el blondo gira hacia atrás como si temiese encontrar al alguien.

— De Shion.

Enarca la otra ceja y se cruza de brazos.

— Es la prima de una compañera de trabajo, no creía que me la fuese a encontrar aquí.

— ¿Estas engañando a mi hermano?

— ¡¿Cómo se te ocurre?! — se sobresalta ante la acusación.

— Entonces cuidas las idioteces que dices — resopla — estoy buscando a Itachi.

— Creí que estaba contigo — Naruto le mira curioso, la mayor parte de los recesos su esposo los pasa con Sasuke.

 

— ¡Naruto! ¿Por qué me dejaste sola?

 

El nombrado suspira desanimado pero espabilándose para evitar que la chica le brinque encima.

Sasuke afila la mirada al ver a la rubia descarada que se arrima a su dobe cuñado.

— ¿Quién es él? — Shion pregunta, levanta con cuidado su dedo índice para señalarlo, se aparta de Naruto para acercarse al pelinegro y analizarlo de pies a cabeza, — mi nombre es Shion, ¿y tú eres?

— No te interesa — casi escupe sus palabras.

Ella abre algo más los ojos antes de fruncir el ceño y morderse el labio inferior, — eres todo un idiota — ataca girándose con soberbia para al dar dos pasos choca contra el pecho de un muchacho que no es Naruto… — serás… — y antes de que termine su insulto abre más sus ojos al ver a ese otro chico pelinegro.

— ¿Y quién es el idiota si se puede saber?

— ¿Na… Naruto? — boquiabierta cree estar viendo doble, intercala su mirada entre los chicos de ojos azules que solo tienen el cabello de distinto color.

 

 

 

///////////

 

 

*

 

 

Madara apaga el cigarrillo que está fumando en el cenicero de la oficina que Fugaku utiliza cuando no está en algún operativo.

— Estoy bastante ocupado, así que espero seas breve — revisa las hojas sobre su escritorio en tanto su familiar lo observa sonriente.

— No voy a quitarte mucho tiempo Fugaku. No pude preguntártelo antes pero quería saber la razón para casar a tu hijo mayor con solo diecisiete años.

Fugaku se detiene para acomodarse las gafas que está utilizando, — ya conoces la razón y si solo has venido por eso, tengo demasiado trabajo.

— Quieres corregir a tu hijo, ya lo sé. — Busca en sus bolsillos otro cigarrillo que se lleva a la boca sin encenderlo, — que su matrimonio de juego fracase y te deje cuidar a ese pequeño bastardo si llega a nacer. Así que seré claro, yo puedo ocuparme de la crianza de ese niño.

El padre de Sasuke e Itachi deja los informes que revisa a un lado para ver con atención a Madara, — ¿Por qué tendrías que hacerlo?

— Tengo los recursos y… sabes que hace mucho estoy en una relación son Hashirama Senju, ninguno puede tener hijos así que…

— Senju Hashirama se casó hace unos meses — interrumpe quitándose los anteojos, la extraña petición no puede ser tan altruista.

— Un matrimonio que está a punto de terminar, ya lo leerás en los diarios — retira los guantes de cuero que cubren sus manos — no entrare en detalles de mi relación, vengo a ofrecerme como padre adoptivo para ese niño del que quieren deshacerse, piénsalo Fugaku. Al fin y al cabo terminaría criándose como un Uchiha, una solución ideal para que tu brillante primogénito haga algo de provecho en su vida.

 

 

*

 

 

Si bien su primo no le dio una respuesta positiva está seguro de que lo ha considerado, Madara sonríe mientras conduce rumbo a su departamento. Quedan al menos cinco meses para que cambie de opinión y para que Hashirama suplique de rodillas su perdón.

Ríe satisfecho deteniendo el vehículo en la primera señal, le esta resulta demasiado irónico como han cambiado las cosas en esos meses.

Se muerde la lengua antes de echarse a reír a carcajadas.

 

 

////////

 

Látex, algodón, fibra o hilo.

Casi toda la ropa que publicitan en esa revista está hecha de esos materiales, Itachi suspira algo cansado ojeando esa impresión de variedades donde se ha estancado en sección de ropa para embarazos. Tuerce los labios al no agradarle ninguno de los atuendos que cubren enormes y redondos estómagos, como los y las modelos se ven radiantes de felicidad.

Imaginar que su vientre llagará a esas dimensiones le provoca cierto pavor, decide que se ha sugestionado lo suficiente, cierra la revista y la deja caer en el basurero a la derecha de la banca donde está sentado.

Lleva esperando más de cinco minutos a un estudiante que se convertirá en un cliente potencial, si bien gana buen dinero haciendo los deberes de otros es bastante agotador, así que está considerando otro empleo de medio tiempo.

Cubre su leve bostezo de aburrimiento viendo sin animo a los demás estudiantes que van de un lado a otro antes de que termine el receso, termina considerando que ha esperado mucho. Se pone de pie para ir por algo de beber.

Pero en ese preciso instante oye su nombre.

— ¡Itachi-san!

 

.

 

Camina suspirando una y otra vez, no puede creer aun que Naruto, su Naruto tenga un hermano gemelo. Shion vuelve a suspirar al recordar la escena de hace instantes donde creyó sufrir algún mal ocular para ver doble, sin mencionar lo grosero que le pareció aquel tal “Sasuke”.

Un suspiro más escapa de sus brillantes labios sonrosados, ya podrá acercarse más a Naruto para convencerlo de que amistades le convienen.

Se detiene de golpe al caer en cuenta de que aún no conoce al famoso Itachi. Tenía planeado seguir al rubio hasta encontrar a la competencia pero sus planes se vieron frustrados. Desanimada ignora los piropos que de vez en cuando le lanzan, pero su oído se afina cuando oye ese nombre en particular.

 

— ¡Itachi-san!

 

Se espabila en el acto para buscar en todas direcciones y ve a un muchachito escuálido acercarse corriendo a un chico de cabello largo sujeto en una coleta baja, abre más los ojos a medida que se va acercando.

 

 

— Siento haberlo hecho esperar pero aventaron mi maletín por la ventana y tuve que ir a buscarlo — se disculpa algo apenado en tanto le entrega un par de cuadernos — son los ejercicios de matemática — se inclina haciendo una breve reverencia — los necesito para mañana. Por favor Itachi-san.

Asiente recibiendo las notas, — ya conoces el costo.

— Por supuesto — de inmediato el jovencito saca de entre sus libros un pequeño sobre blanco — mañana ya tendré lo demás.

 

Shion observa curiosa la escena en tanto reduce la distancia casi acechando para ver mejor a ese “Itachi-san”, cuando ambos estudiantes terminan la transacción el pelinegro voltea topándose con ella.

Los negros ojos del supuesto Itachi se le clavan fijos por su curiosa posición casi de cuclillas en el piso como si lo espiase con desfachatez.

— ¿Itachi? — pregunta irguiéndose con coquetería.

— ¿Necesitas algo? — responde con otra interrogante, también se toma los segundos necesarios para observar a la chiquilla que le sonríe con algo parecido al cinismo.

— Mi nombre es Shion, soy amiga de Naruto y en verdad quería conocerte — estira su mano derecha a modo de saludo poco tradicional — el habla tanto de ti.

El pelinegro afila la mirada sin corresponder el gesto, — no puedo decir lo mismo.

Ella suelta una risilla retirando su mano para posarla en su cintura, — es una lástima, Naru-chan… — le ve fruncir el ceño levemente — me platica mucho de su relación, pero ya sabes de la peleas y las cositas que lo decepcionan.

Nunca fue descortés, siempre ha sabido cómo tratar a una mujer sin importar la situación, pero en ese instante tiene deseos de gritarle algún adjetivo despectivo relacionado con los cánidos. — Siento no poder darle crédito a los poco fiables rumores de una obtusa desconocida.

— No me importa si crees que soy tonta — amplia más su sonrisa — no me importa en lo absoluto. Solo quería conocerte y honestamente esperaba mucho más — quiere oírse lo más segura que puede, en realidad está bastante sorprendida por conocer al fin a ese chico que tiene tan enamorado a Naruto y debe admitir que es bastante atractivo, tal vez con un par de kilitos de más pero nada para menospreciar. — Un muñeco con figura de modelo, pero puedo darte un par de dietas magnificas — posa ambas manos en sus llamativas caderas.

Itachi inspira hondo, — eres todo un encanto… — esboza una sonrisa insinuante y da los pasos para acercarse de más a la chiquilla, hasta poder sujetarla de la barbilla con cuidado — un osito dulce, un pastelito.

La rubia abre más los ojos y entreabre los labios pero no alcanza a pronunciar palabra, el muchacho delante suyo está demasiado cerca, puede ver a detalle ese rostro magnifico y esos negros ojos tan brillantes. De un momento a otro ha quedado casi estupefacta.

— Pero Naruto solo está interesado en mí, no necesita un espantajo maravilla como tú — se acerca más casi hasta rozar los labios de la petrificada chiquilla antes de apartarse por completo — me agradó mucho conocerte Shion, nos vemos — se despide sonriente dejando a la enmudecida chica que apenas parece reaccionar cuando ya está lo suficientemente lejos para solo oírle un agudo grito de frustración.

Suspira pesado entrando a lavabos para mojarse el rostro, le ha costado demasiado mostrarse tan confiado en lo que siente Naruto después de todos los problemas que están teniendo, después de verse al espejo y confirmar como su estómago va creciendo con los días.

Una molesta agrura le obliga en encerrarse en un cubículo para devolver el poco contenido de su estómago.

 

 

//////////

 

 

— Tu hermano parece ser un imán para atraer a cabezas huecas — Sasuke patea la lata de gaseosa que esta sobre una de las bardas del colegio.

— Itachi es muy inteligente — ejempla y se gana una mirada mortal por parte de su novio pelinegro. — Y creí que eran los Uchiha quienes cuya sola presencia servía para matar las neuronas de toda fémina a la redonda.

— Los Uchiha, Menma. No somos el problema.

Menma difiere pero se guarda su comentario, prefiere terminar el contenido de su lata antes de aventarla al basurero más cercano encestando con facilidad.

 

 

*

 

 

Nunca creyó que ser Menma fuese tan difícil, ese Menma al que conminó a Naruto por meses era un molde gigantesco para llenar. Tiene que levantarse todos los días tan temprano como puede para practicar deportes y estudiar como fanático.

Memoriza lo que puede pero siempre termina con dolor de cabeza y los huesos adoloridos por el ejercicio.

Ya casi no tiene tiempo para jugar.

Se limita a observar como los demás niños juegan durante el receso, como su pequeño Sasuke les gana a todos sus compañeritos en las carreras de gimnasia, jamás se atrevería a competir contra él, no quiere perder y hacer el ridículo como Naruto quien no para de desafiarlo para terminar cayendo a la arena antes de llegar a la meta.

Detesta la manera en que aun sin querer Sasuke presta atención a todas las estupideces que hace su hermano.

Pero no puede simplemente llegar a reclamar.

Menma no es así.

Las semanas transcurren y luego los meses, cuando siente que está a punto de gritar por la odiosa cercanía entre esos dos es que se da cuenta de que Naruto se sonroja como estúpido al ver al hermano de Sasuke…

Y un ligero alivio le recorre, si Naruto está interesado en Itachi no debe preocuparse porque le arrebate a Sasuke.

Así que ese día en particular ha decidido ayudar a su hermano, darle un pequeño empujoncito para quitárselo de encima de paso.

Embosca al Uchiha mayor a la salida de clases justo antes de vaya a recoger al otro.

— Itachi… — le llama con calma, aclarándose la garganta después.

— ¿Naruto-kun? — el otro sonríe con amabilidad acercándose.

Menma sonríe al oír como acaban de confundirlo, quiere pintarse el cabello de otro color para que así jamás vuelvan a confundirlos pero en ese preciso instante no le incomoda en lo absoluto. — ¿Quieres ser mi novia?

Los negros ojos del otro niño solo un año mayor se abren un poquito más ante el sobresalto.

 

*

 

 

Continua.

 

 

Notas finales:

 

Soy tan malvada como Menma, -está bien, no- . Saludos, siento el pequeño retraso, buen inicio de año para todos, muchas gracias por las lecturas y comentarios.

Por el capítulo no tengo mucho que decir, ya me darán ustedes su opinión.

En cuanto a la última parte creo que ya se hacen una idea de cómo fue todo, porque en el primer capítulo se da a entender que esa fue la primera confesión de Naruto, si me dejo entender. Cualquier duda o sugerencia es bienvenida.

Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

Yae.


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