Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te estaba esperando por Yae

[Reviews - 206]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

17.- Es tan centelleante así que no lo dejes pasar

 

 

 

Si bien debe estar en clases en ese momento la de igual, desde la llamada de su hermanito se han apresurado al hospital tan pronto como pudieron. Inquieto como últimamente, solo puede tratar de calmarse para no preocupar a Naruto.

— Tranquilo, va a recuperarse — entonces el rubio le habla al oído y le rodea con un brazo queriendo confortarlo.

Itachi asiente suspirando quedito, su padre había sido herido en un operativo recibiendo así dos disparos que lo mandaron al quirófano de donde acababa de salir hace unas horas.

— ¡Ita! — la voz de Mikoto hace a ambos jóvenes respingar, con los ojos enrojecidos por haber llorado toda la noche se aproxima a su hijo mayor para abrazarlo.

— Madre — murmura sorprendido por la acción pero correspondiendo de igual modo, no obstante la mujer se separa al cabo de segundo para limpiar sus gruesas lágrimas.

— ¿Por qué no viniste antes?

— Yo le llame hace poco — ante el reclamo Sasuke interviene acercándose por uno de los pasillos con notorias bolsas debajo de los ojos. Su padre fue hospitalizado a eso de las ocho de la noche del día anterior, su madre le pidió que llamase a Itachi en ese momento pero no se atrevió, su hermano habría pasado igual que él toda la noche en vela siendo muy poco lo que pudiesen hacer, así que prefirió dejarlo descansar en calma durante unas horas.

— ¿Cómo esta padre? — inquiere el mayor de los hermanos dirigiendo su mirada a Sasuke.

— Acabamos de verlo, está despierto pero no nos dejaron quedarnos mucho, pueden entrar si quieren — explica dando un vistazo fugaz a su cuñado quien solo está detrás de su hermano unos pasos, claramente comiéndose la lengua para no decir nada.

Itachi asiente y se aparta de su madre del todo. A pasos lentos se encamina en la dirección correcta, sabe que su esposo va detrás y agradece su compañía, dando suaves golpes antes de ingresar al cuartito blanco traga pesado ante la imagen de su padre en esa cama, con los aparatos médicos conectados a su cuerpo, con los sonidillos estresantes y las bolsas de sangre en el trípode.

— Padre… — murmura acercándose sin prestarle atención a la enfermera que termina de revisarlo.

— Itachi… — el adulto habla cansado, entorna su mirada a su primogénito y a su yerno quien hace una reverencia a modo de saludo.

— Debe descansar, no tarden mucho — es la advertencia de la enfermera que sale del lugar cerrando la puerta.

— ¿Estas bien? — pregunta Fugaku antes de que su hijo lo haga — estas… demasiado delgado — habla en un susurro para notar la incomodidad en su hijo al decir lo último.

— Estoy bien, madre está muy preocupada por ti, ¿qué paso? — interroga para desviar la conversación al sentir la mirada de su esposo a sus espaldas.

— Trabajo, Itachi, solo eso — el adulto hace amago de querer sonreír, debía admitir que veía a su hijo mejor de lo que esperaba, creía que a esas alturas ya estaría peleando con el chico rubio por minucias y que este no lo acompañaría todo el tiempo. — Naruto… — con voz ronca llama al chico de ojos azules que respinga en su lugar ante el llamado.

— ¿Si?

— Me gustaría visitar su hogar en cuanto salga de aquí — tose un poco — si me lo permiten.

— Claro, no tiene que preguntarlo dattebayo — se fuerza a decir, no simpatiza con ninguno de sus suegros pero por Itachi está dispuesto a soportarlos.

— Trata de descansar — el pelilargo suspira aliviado al ver a su progenitor con tan buen semblante — estaremos afuera por si necesitas algo.

— Estaré bien, descuiden… solo debo dormir un poco — algo más macilento cierra los ojos unos instantes, — dile a tu madre que vaya a casa y descanse, la vi demasiado tensa.

Itachi asiente, — se lo diré.

Con una despedida corta salen de nuevo de la habitación encontrándose con Menma en esta ocasión, que sentado en las sillas de espera junto a Sasuke los observan a detalle.

— ¿Ya lo vieron? — el menor de lo Uchiha se pone de pie y se acerca a su hermano — está bastante bien en lo que pude notar — señala.

— Yo lo vi muy bien dattebayo.

— Me pidió que lleváramos a madre a casa, para que descanse un poco — dice Itachi acercándose a Mikoto que dé pie a unos metros parece casi morderse las uñas.

Entonces los azules ojos de Naruto se dirigen a su hermano gemelo, — ¿estás aquí desde anoche?

— Si — responde de mala gana.

— ¿Le dijiste a Ero-sennin? No quiero que piense que estamos saltándonos las clases — Naruto bufa cruzándose de brazos y su hermano rueda los ojos.

— Entonces llámale — conmina Menma casi ignorándolo.

 

— Tsk — Sasuke chasquea la lengua fastidiado cuando ambos hermanos se dedican una mirada mortal, opta por tomar a Naruto de un brazo para alejarlo confundiendo a su novio notoriamente.

— ¿Teme? — el ojiazul le mira curioso por la acción.

— Voy a pedirte que acompañes a mi madre a la cafetería y luego la lleves a casa, yo me quedare aquí un poco más.

— ¿Con Itachi?

— No — niega — lleva también a mi hermano y haz que coma, — afila la mirada, no es momento de hablar de sus preocupaciones pero Naruto también debe cuidar de Itachi — haz que coma — repite y suelta un bufido.

— ¿Pasa algo? — el rubio le da un vistazo a su esposo que habla más allá con la señora Uchiha, incluso Fugaku observó el bajo peso del pelilargo y no es que no lo haya notado antes, solo que no estaba seguro de que fuese algo a tomar en cuenta.

— Nada por el momento, pero… — suspira y apoya ambas manos sobre los hombros del intrigado rubio — solo haz lo que te dije.

Naruto se le queda mirando unos instantes pero solo puede asentir varias veces para dirigirse donde los aludidos.

 

— ¿De que hablaban? — mordaz Menma aparece tras su novio una vez están solos.

— De mi madre, de mi padre, de mi hermano — resopla molesto — no empieces de nuevo.

— No estoy empezando nada, pero tus murmuraciones y secretitos con mi hermano son irritantes.

— Si te fastidian tanto la solución es fácil… — cansado entorna su oscura mirada a su celoso novio —… dejar de vernos, es tan simple como eso.

—… — Menma se muerde la lengua antes de contestar y aceptar el reto que siente le han impuesto, mascullando alguna maldición va a sentarse en esas incomodas bancas. Detesta sobremanera cuando Sasuke lo amenaza con terminar, ha estado tentado a acceder y mandarlo al diablo pero se descubre incapaz de alejarse demasiado tiempo de esa persona.

Es un penoso dependiente de ese Uchiha y no parece que las cosas vayan a cambiar por el momento.

Sasuke suspira ante el semblante sombrío del gemelo, no es muy afín a las peleas pero son recurrentes en su relación, — no hablo en serio — se fuerza a decir acomodándose al lado del otro — el dobe está casado con mi hermano, no entiendo porque reaccionas así.

Porque sé que Naruto está interesado en ti, piensa y quiere responder pero no se lo hará, inspira hondo calmando sus caóticos pensamientos, sus recurrentes dudas y todas las falencias en su persona que está seguro espantarían a Sasuke de conocerlas. — Si yo me acercase a Itachi de ese modo… — teoriza sin completar.

— Pues no me molestaría en lo absoluto — responde de inmediato.

— Hn — musita al entrelazar sus dedos entre si — Itachi no es bueno y sabes que no me interesa.

— Como a mí no me interesa Naruto — refuta obviando la percepción que Menma tiene de su hermano mayor.

Una sonrisa a medias, casi insignificante se dibuja en el Namikaze, como si oyese un comentario gracioso, se apega más a su novio en un claro intento de besarlo. Y Sasuke lo deja ser, recibe el sutil beso sin apartarse, cuanto más va conociendo a Menma menos llega a comprenderlo, como si no fuese la misma persona todo el tiempo, lentos sus labios se mueven al compás de los ajenos, entrecierra la mirada, prefiere disfrutar del roce que cuestionarse como es en realidad “Menma”.

 

 

.

 

 

Si bien la cafetería esta algo vacía a esa hora, Itachi hubiese preferido que no hallasen mesa disponible para sentarse a comer, no cree que ponerse a desayunar con tranquilidad con su padre convaleciente sea muy prudente.

— La leche se está enfriando.

Asiente ante la voz de Naruto que a su lado come los restos del platillo que han pedido.

— Yo pagare la cuenta — Mikoto interviene mordiendo la tostada que se lleva a la boca — no te agobies por eso.

— No hace falta — esta vez es el rubio quien casi interrumpe con el ceño fruncido, si se supone es la madre de Itachi no entiende cómo puede lucir tan ajena al problema que hasta Sasuke ha notado.

— ¿Estás seguro? — La mujer enarca una ceja pasando el bocado por su delgado cuello — no tienen que acompañarme a casa, tomaré un taxi, me cambiare de ropa y volveré aquí.

— Pero Fugaku-san dijo…

— Voy a pedirlo para llevar — Itachi interviene en la poco amable conversación, se pone de pie con la plástica charola en manos para llevarla a la barra.

— ¡Si no comiste nada! — algo más molesto Naruto le da alcance sin poder evitar que uno de los encargados tome la comida para acomodarla en recipientes desechables.

— Ya comeré después Naruto, debo estar pendiente de mi padre — explica con calma una vez le devuelven el pedido.

— Pendiente tienes que estar del bebé y de ti, no estas comiendo nada bien.

— Estoy bien.

El rubio niega pidiendo un poco más de paciencia, inspira profundo tomando a su esposo de una mano para sacarlo de la cafetería dejando a su “dulce” suegra para que termine de comer. — Si algo te molesta solo tienes que decírmelo — vuelve a inspirar posando su mano derecha en la blanca mejilla — y yo veré como solucionarlo, tienes mi palabra´ttebayo.

Itachi se muerde el interior de su labio inferior, los relucientes ojos azules lo observan fijos y un claro nerviosismo le recorre entero con el calor asaltando sus pómulos, — Naruto… — farfulla tentado a preguntar si aún le gusta su cuerpo con todo el peso que está ganando.

 

— ¡Naruto!

Pero el llamado más alto y agudo los interrumpe, se giran en dirección del sonido donde una voluptuosa mujer rubia de coletas los observa con los brazos cruzados.

— ¿Qué estás haciendo aquí mocoso? — ella pregunta dando un vistazo al acompañante del blondo.

— ¿Vieja Tsunade? — Naruto mira curioso a la fémina que lleva una bata blanca con la credencial colgando del bolsillo.

— ¡Nada de vieja mocoso! ¡Más respeto para la madre de tu padre!

El pelinegro pega un pequeño brinco ante la información, abre más los ojos para analizar a la mujer que se acaba de presentar como la abuela de su esposo, quien por cierto luce bastante conservada.

 

 

.

 

— ¡¿Casados?! — Tsunade pega un grito escandalizado a su rebelde nieto y al muchachito que lo acompaña. — ¿Qué Jiraiya se ha vuelto loco? — Exclama dando un golpe a su escritorio provocando que algunas cosas brinquen de este — ¿cómo pudo obligarlos a cosa semejante?

— Ero-sennin no nos obligó a nada — niega cruzándose de brazos para sentarse de mala forma en la silla donde se encuentra, su abuela no tenía que jalarlos a ese consultorio nada más verlos — Itachi y yo decidimos casarnos para cuidar a nuestro hijo dattebayo.

— ¡Mocoso irresponsable! — grita enfurecida aventándole al muchacho lo primero a su alcance, la pequeña caja cuadrada donde guarda sus tarjetas personales que al impactar contra la frente del chico salen volando por todo lado hasta caer al piso. — ¡Si ambos son unos niños! — brama.

— Por favor le pido que no se enfade con Naruto — Itachi al fin habla nada contento con la agresión que hizo caer a su esposo de la silla, lo ayuda a ponerse de pie y aprovecha para tomar una de las tarjetitas para leer el nombre completo de la mujer “Tsunade Senju de Kato-Pediatra” es lo que figura ahí, sus negros ojos se abren algo más.

— ¡Los dos son igual de irresponsables! — Señala acusadora al pelinegro — si ya vas a cumplir dieciocho me parece ridículo que no hayan podido cuidarse si iban a dejarse llevar por la calentura.

— No te metas con Itachi — Naruto se recompone lo más rápido que puede sobándose el golpe en la frente — creí que estabas viviendo en Osaka, ¿qué haces aquí?

— Me transfirieron hace poco — resopla calmándose como puede, pero la vena de enfado que florece en sus sienes aún se mantiene. — ¿Por qué no me dijiste nada? Pudiste llamarme o algo.

— No creí que fuese a importarte — responde con simpleza encogiéndose en hombros.

Repentinamente el ambiente se ha vuelto demasiado tenso, el pelinegro puede ver claramente como la mujer ha calmado por completo su enfado ante esas palabras y como Naruto evita mirarla.

— Tenemos muchas cosas que hacer, vendré a verte después — finaliza para de un suave empujón guiar a Itachi a la salida — también le diré a Menma que estas en Tokio.

— Espero verlos más seguido por aquí — la mujer resopla dejándolos salir.

 

 

 

— No sabía que tu abuela aun estuviese viva, siempre creí que tu abuelo era viudo — comenta una vez están de nuevo en los pasillos del edificio.

—Umm, no es que me guste hablar mucho de ella, Itachi — suspira en silencio — ella y Ero-sennin se divorciaron cuando Menma y yo éramos muy pequeños, no sé qué paso exactamente pero por eso mi abuelo no pudo hacerse cargo de nosotros de inmediato cuando mis padres murieron. Hasta donde sé, ella se casó con otro hombre y se fue a vivir lejos, supongo que no quería hacerse cargo de sus nietos huérfanos, le abríamos estorbado en su nueva vida — comenta con cierto tono de reproche.

Itachi guarda silencio, aún existen muchas cosas que desconoce de la vida de su esposo.

— Pero no te preocupes que no dejare que ella se meta con nosotros dattebayo — sonríe renovado.

 

 

///////////////

 

 

Acaba de cumplir veinte semanas según los cálculos y su vientre ha crecido bastante, su única solución temporal es comprar algo de ropa de segunda mano de talla algo más grande, sin darse cuenta ahora evita todos los espejos que puede. Con su padre en el hospital no tiene demasiado tiempo para realizar las tareas de otros como antes.

— Pudiste decirlo antes — un aburrido Deidara se apoya sobre su pupitre en el salón vacío durante el receso, — si antes estaban murmurando ahora están cuchicheando como de un secreto militar hum.

— Estoy tratando de que se note lo menos posible — Itachi suspira quedito terminando el trabajo de historia que le han encargado.

— ¿Y para que agobiarte? De todos modos van a enterarse todos — bosteza — ¿hablaron con el director?

— Hace mucho, dijo que puedo asistir con normalidad, no puede impedirlo pero que tampoco podrá hacer mucho cuando empiecen a molestarme por ello. La mayoría de los estudiantes en mi situación termina dejando el colegio por eso.

— Vaya tontería, hum. Si alguien te molesta solo tenemos que partirle la cara y asunto arreglado.

— No suena mal — hace amago de sonreír, hace una breve pausa en su labor — ¿y sobre lo otro que te pedí?

— Es algo complicado con los horarios que quieres Itachi, le sugerí algo a mi jefe donde trabajo y creo que podría estar bien.

El pelinegro enarca una ceja, — ¿dónde trabajas?

— No harás el mismo trabajo que yo, de todos modos no podrías — le echa un vistazo de pies a cabeza a su amigo — necesita a alguien que le ayude con las cuentas todos los días, se mueve mucho dinero y es demasiado avaro como para contratar un contador que podría robarle. Le dije que eres muy bueno con los números y le gustó la idea.

— ¿Solo hacer cuentas?

El otro asiente dando un vistazo a la ventana, — no creo que te pague mucho pero haré que te pague lo justo — suspira — podemos ir mañana después de clases.

Itachi asiente, necesita otro empleo y la idea de Deidara parece la más aceptable ya que encontrar un trabajo durante las tardes en tanto esta embarazado no está resultando tan sencillo y más al ser menor de edad.

Las campanas suenan dando por terminado el descanso antes de las últimas clases del día.

 

 

///////////

 

 

— Madara— Mikoto abre más los ojos al ver a su familiar en el hospital esa tarde, si bien le hubo llamado varias veces para informarle sobre el estado de su esposo solo pudo contactar con su molesta secretaria.

— Mis disculpas por no haberme presentado antes — el pelinegro lleva en manos su oscura gabardina, extiende su mano derecha aun enguantada para estrecharla con la de la mujer — ¿Fugaku está mejor?

— Si — asiente correspondiendo el gesto — debe estar hospitalizado por algunas semanas más pero todo está bien.

— ¿Y tus hijos? — inquiere al ver sola a la Uchiha.

— Aun están en clases, Sasu-chan dijo que iría a buscar a Itachi, vendrán después supongo, ¿quieres entrar a ver a Fugaku?

Esta vez el más alto asiente sonriendo poco amable, — antes debo pedirte un favor.

— Desde luego.

— Necesito la dirección de Itachi, no lo he visto desde su boda y me gustaría asegurarme de que está bien.

— Por supuesto — eleva un poco la voz emocionada — es bueno que reciba visitas más a menudo, debemos estar pendiente de él, esta algo irresponsable últimamente.

— Ya veo — el otro Uchiha solo asiente sin borrar su expresión, sus planes están marchando bastante bien, Hashirama quedará divorciado en poco tiempo y cuando ruegue a sus pies perdón, ya podrán ocuparse ambos de cuidar a su hijo. Acepta gustoso el trozo de papel que la mujer le alcanza con los datos de su sobrino, esa es una buena tarde para las visitas.

Se dirige primero a la habitación de su primo golpeando antes la puerta, y luego de escuchar el “adelante” ingresa con elegancia.

— Siempre te dije que tu trabajo te mandaría al hospital — bromea a modo de saludo.

— No es la primera vez que salgo herido, Madara — resopla cansado.

— Pero si la más grave, deberías cuidarte. Tú esposa esta toda estresada y no creo que se tome bien la viudez.

— No está en mis planes dejarla tan pronto — tose al querer incorporarse levemente.

— ¿Pensaste en mi oferta? El tiempo pasa y pronto nacerá ese chiquillo.

Al ser jefe de policía tiene bastante experiencia acumulado en tantos años de servicio, se le dan bastante bien los interrogatorios y descifrar las intenciones en delincuentes pero para sorpresa suya no tardó en descubrir en que los Uchiha son bastante habilidosos cuando se trata de mentir. — No hay mucho que pensar, hable con Jiraiya abuelo de Naruto, estuvimos de acuerdo en que les negaríamos toda ayuda hasta que el niño nazca, si al cabo de ese tiempo fracasan como familia será sencillo pedir la custodia del infante — vuelve a toser.

— ¿Y si no funciona? — enarca una ceja oscura.

— Si por el contrario demuestran que son capaces de salir adelante por su cuenta sin separarse solo quedará apoyarlos.

— Ponerlos a prueba, poco justo ya que todos están confabulando para dificultarles las cosas — se acerca con cuidado sin modificar su tranquila expresión, — si esos niños fracasan estaré dispuesto a hacerme cargo de ese bebé, a menos que Itachi me pida ayuda antes. Sabes de sobra que nos llevamos muy bien, si mi sobrino viene a pedirme auxilio tendrás que aceptar que lo ayude Fugaku.

No estaba sonriendo pero de hacerlo Fugaku podría casi asegurar que sería una sonrisa ladina, si bien es cierto que siempre supo que su primogénito admira a su tío algo no encaja del todo.

 

///////

 

 

 

Se preguntaba persistentemente sobre porque Sasuke era capaz de soltarle con tanta ligereza frases de ruptura, como si su relación no le importase tanto, como si fuese demasiado prescindible.

Y la idea le desagrada tanto que a veces quisiera gritar.

— ¿Nos vamos? — el pelinegro se aproxima a la salida del colegio donde lleva esperándolo unos minutos.

Menma asiente siguiendo a su novio a casa de Itachi, cuando Sasuke le dijo que iría a visitarlo por vez primera sugirió acompañarlo y aunque se sorprendió bastante, el Uchiha accedió.

Caminan en silencio hasta la estación de trenes, el de ojos azules puede apreciar las miradas que transeúntes le dedican a su novio, es consciente de que este es simplemente llamativo a la vista de muchos y muchas.

Pese a detestarlo está orgulloso de alguna manera.

 

 

*

 

Conforme los años van avanzando se siente cada vez más entusiasmado, es debido a sus buenas calificaciones que ha podido coincidir con el pequeño Sasuke en el concejo de estudiantes.

Y aunque el Uchiha se lleve relativamente bien con Naruto, no se aplica a él. Los filosos ojos negros le analizan con cuidado en el momento que los han dejado a cargo de compaginar una actividad para el festival para ambos grados.

— Podemos escoger algunas actividades y hacer que los chicos del salón voten — sugiere el de ojos oscuros devolviéndose a la mesa de ese salón para tomar un cuaderno y un bolígrafo.

— Estoy encantado de haberte conocido — murmura claramente, quiere presentarse de nuevo porque aunque Sasuke lo crea quien lo salvó de ese rio hace años no han llegado a interactuar mucho.

— Ya nos conocemos — responde bajo — trabajar contigo será más sencillo que lidiar con el dobe, supongo.

¿Puedo tener también un sobrenombre escogido por ti?, piensa en tanto asiente, como le fascina la serenidad de esos ojos negros, tan suspicaces como si cuestionaran su existencia sin palabras. Quiere sonreír pero “Menma” no lo hace con facilidad, opta por jalar una de las sillas para sentarse, ¿debería ofrecerle asiento a ese chico con el que sueña todas las noches?, ¿no se verá como idiota de hacerlo?, inspira hondo.

— Creo que una obra de teatro estaría bien, siempre les gustan esas cosas a todos — resopla tirando de otra silla para acomodarse en esa mesa — ¿alguna idea?

— Un karaoke, un café, son cosas a las que no van a oponerse — agrega viendo con atención como Sasuke apunta en las hojas, esos dedos blancos moverse con perfección al trazar las perfectas palabras, impecables.

— Como será en la noche está bien.

— Fuegos artificiales — dice casi sin pensar al haber imaginado lo esplendido que luciría el Uchiha con las chispeantes luces, se reprende de inmediato y niega, no debe ser así de impulsivo, él no es así.

Los negros ojos se han apartado de las notas para enfocarse en el mayor por un año, con solo el abrumador silencio como acompañante no es difícil escuchar hasta sus respiraciones. — No suena mal, si lo hablamos con los demás delegados de seguro estarán de acuerdo.

Una sencilla conversación empieza entonces, no utilizan muchas palabras pero no son del todo necesarias, como si intercambiasen notas secretas.

Y por más que quiso Menma no pudo contener una sonrisa de felicidad que se le escapa cuando Sasuke voltea para ir por más papel, sus esfuerzos estaban rindiendo frutos; estudiar todas las noches, desvelarse para mejorar en clases y deportes le dieron la impecable oportunidad de compartir más tiempo con quien quiere en secreto. Se esforzaría cada día para ser el mejor, para poder al menos si quiera pararse al lado de Sasuke cuando nombrasen a los mejores estudiantes del instituto.

Podía conformarse con eso por el momento, estar cerca y saber que se conocen.

 

 

 

Ya dan más de las dos de la mañana y solo puede pensar en lo que le gusta a Sasuke, quiere saberlo pero no tiene la más remota idea, suspira observando el oscuro cielo nocturno que se divisa por su balcón.

Cuando llaman a su puerta y esta se abre segundos después no le presta atención, sabe que es Naruto.

— ¿No puedes dormir?

— Aun estoy estudiando — dice sin apartar la vista del horizonte.

— Oye Menma… sé que vas a querer golpearme por preguntar — sonríe nervioso — ¿a ti te gusta el teme, verdad?

— Si — responde parco sin cambiar de postura — no te acerques a él, Naruto.

Su gemelo ríe sin contenerse, — no me interesa ese teme, es un amargado.

Menma se gira para verle mejor y adivinar si miente.

— No te preocupes no se lo diré a nadie dattebayo.

— Tampoco puedes decir que fuiste tú quien lo salvó el día que nos conocimos — frunce el entrecejo como advertencia.

— Tienes mi palabra.

Entonces vuelve a dirigir su vista al frente, tan solo tiene trece años pero es buen momento para pintarse el cabello como ha querido desde hace años.

El negro es un hermoso color.

 

 

*

 

— ¿Estas quedándote dormido?

Menma respinga en su asiento en el tren al oír la voz de su novio al lado.

— Ya vamos a llegar.

— Estoy encantado de haberte conocido — susurra.

Una risilla breve y divertida se le escapa a Sasuke, — lo sé.

 

 

 

///////////

 

 

Durante los últimos días tiene más sueño del acostumbrado, luego del colegio llega para terminar con los deberes entre bostezos agotados.

El maullido de Kuro-chan lo espabila, el felino se le restriega ronroneando alto antes de escabullirse sobre las rodillas de Itachi que está sentado al kotatsu.

— Tu también quieres algo de atención — le sonríe al minino acariciándolo con suavidad.

El timbre de su puerta suena estrepitoso, ocasiona que el gato se escabulla de su regazo perdiéndose en la habitación, Itachi suspira para ponerse de pie, seguramente sea Sasuke.

Abre la puerta sin precaución abriendo más sus ojos cuando ve a Madara de pie allí y antes de que pueda cerrar el adulto ingresa sin invitación.

— ¿Qué haces aquí? — pregunta molesto, no tiene animo de ver a esa persona.

— Vengo a visitarte sobrino querido — sonríe artero cerrando la puerta tras de sí, de inmediato sus oscuros ojos hacen un recorrido del pequeño lugar, — cuando llegue creí que me había equivocado de dirección — comenta dejando su saco sobre uno de los muebles para proceder a quitarse los guantes de cuero con parsimonia.

— No eres bienvenido aquí, Madara.

La filosa mirada del menor solo le causa gracia, pero debe contenerse de burlarse o algo parecido, - quería saber cómo estabas, solo eso.

— Estoy bien así que puedes largarte — retrocede varios pasos cuando el adulto ingresa del recibidor para ir a la pequeña sala.

— No tienes que ser tan frío conmigo — se finge ofendido sentándose al kotatsu — necesito hablar contigo sin que estés a la defensiva — aclara invitando a su sobrino a sentarse, al verlo de pie puede apreciar con claridad la curvatura en su vientre que sobresale escasa por sobre la ropa exageradamente holgada.

— No tenemos nada de qué hablar, Madara, mi hermano llegara dentro de poco así que vete — traga pesado sin la menor intención de acercarse al adulto, no es tan tonto como para volver a fiarse de él.

— ¿Es que ya no sientes nada por mí? — Pregunta con un increíble tono de dolor en las palabras, se irgue para acercarse al más joven — sé que actué mal y que debí apoyarte, espero aun poder hacer algo para remediar mi equivocación.

— ¿Qué? — no puede evitar preguntar atónito por completo, Madara debe estar jugándole una broma pesada.

La afilada sonrisa se ensancha a medida que acorrala al más joven, — vamos a olvidar todo lo que ha sucedido, te apoyare y cuidare. A ti y a nuestro hijo.

Los ojos negros de Itachi se abren demasiado retrocede como si viese algún tipo de anómalo y antes de que las grandes manos de su familiar puedan llegar a rozarlo se aparta para buscar refugio en otra esquina. — Tu sentido del humor es nefasto.

— No bromeo Itachi, quiero que vengas a vivir conmigo, te compraré un departamento o una casa si prefieres, mucho mejor que esto — ofrece con cierto desdén volviendo a recorrer con la mirada la diminuta estancia.

El más joven estaba seguro de que en cualquier instante su tío estallaría en risas para burlarse pero no sucede, Madara lo observa con molesto detalle, — no quiero nada de ti Madara, puedes irte en paz que el hijo que espero no es tuyo.

— ¿Y cómo lo sabes? Viniste a mi primero diciendo que no sabías quien es el padre y estoy seguro mi querido Itachi, que no le abriste tus piernas a todos tus compañeros de escuela. Solo lo dijiste para molestarme, no tienes que seguir utilizando a ese chiquillo rubio a quien no quieres, te ofrezco restaurar nuestra relación.

¿Relación?, la disparatada palabra le provoca querer reírse en la cara del adulto, ambos jamás compartieron ningún tipo de relación así que el título estaba de más.

— ¿No te gustaría?

— Yo quiero a Naruto — responde seguro — no necesito tu lastima o tus remordimientos. No necesito nada de lo que te trajo aquí con una oferta tan ridícula, puedes irte por donde viniste porque puedes estar seguro de que ni hoy, ni mañana, ni en ningún momento voy a cambiar de opinión.

— Entonces muéstrame alguna prueba de que ese hijo que esperas no es mío — ha tratado de mantenerse lo más calmado posible pero su sobrino y sus aires de soberbia están hartándolo — porque hasta que la consigas yo soy el padre — de dos grandes zancadas se abalanza al más joven arrinconándolo — ¿recuerdas ese día?, te veías tan hermoso y lo hicimos tantas veces.

Itachi rememora con cierta aversión ese único momento íntimo que compartió con su tío, de manera inconsciente una de sus manos cubre su boca y la otra se posa sobre su abultado estómago.

— No voy a suplicarte Itachi, acepta de buena forma.

— No — niega frunciendo el ceño — ya no te quiero más y si insistes con esto, hablaré con mi padre y le contaré todo. Aun soy menor de edad.

— Por unos meses más. — La voz de Madara se oye algo más tenebrosa, con rapidez afianza al más joven por el mentón, lo sostiene con toda la fuerza de su diestra. — Ve y cuéntale a tu moribundo padre, me facilitarías las cosas — sus blancos dientes sobresalen en su pérfida sonrisa — lo has dicho, eres menor de edad y yo soy el padre de ese niño, no sabes cómo me facilitarías el tener que quitártelo por las malas. Piénsalo bien, si alguien llega a enterarse de nuestra aventura tu saldrás perdiendo aunque quieras creer que yo iré a prisión — se carcajea en tanto presiona más la mandíbula de Itachi hasta oírle un quejido mientras trata de apartarlo.

Quiere golpearlo, quiere escupirle a la cara pero de provocar una reacción más violenta pondría en riesgo a su bebé, Itachi solo puede tragarse su rabia y con todo su esfuerzo apenas consigue quitárselo de encima cuando el sisear repentino de su gato sorprende al adulto, el negro felino encorva su lomo en clara señal amenazante

— Voy a dejarte pensarlo, querido sobrino — casi con voz cantarina  rebosante de sarcasmo vuelve a sonreír. — Tu mejor opción es aceptarme, prometo tratarte bien. Les diremos a todos que solo estoy cuidándote, de todos modos eres mi sobrino consentido — se enfoca en el curioso minino que corre para quedar detrás de Itachi gruñéndole como si protegiese al chiquillo.

Itachi cree estar viendo a un verdadero maniático, no puede comparar a ese horripilante ser humano con el tío que siempre le contaba de sus viajes cuando niño. Su celular muge sobre la mesa y se apresura a tomarlo en manos contestando en el acto, — Sasuke… — suspira aliviado al oír la voz de su hermanito — ya… ya te abro.

Madara adivinando que su otro sobrino ya se halla a unos pasos recoge su gabardina colocándosela mientras se dirige a la salida siguiendo a Itachi, — te daré unas semanas para pensarlo y mantengamos esta conversación en secreto por el bien de todos — un vistazo rápido y puede apreciar las marcas de sus dedos sobre el mentón del muchacho, unos manchones rojizos van sobresaliendo.

— No necesito pensarlo — farfulla en tanto abre la puerta recomponiéndose lo mejor que puede para sonreírle  su hermano menor — Sasuke, estaba esperándote.

— Tenía práctica en el club — informa parco enarcando una ceja al ver a su tío allí — ¿tío Madara?

— Cuanto tiempo Sasuke — sonríe — vine a visitar a Itachi y a preguntar por Fugaku, lamento no haber venido en cuanto sucedió.

— Hn — responde algo extrañado y más por el semblante más pálido de su hermano — madre está en el hospital.

— Vengo de allá, pero creo que me daré otra vuelta para saber cómo sigue su padre— sale de la casita en lo que Sasuke entra pero se detiene en el dintel al ver al otro muchacho pelinegro — ¿eres hermano de Naruto?

— Mi nombre es Menma — afila la mirada estudiando a detalle al adulto — Namikaze Menma.

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, gracias por las lecturas y más para quienes se toman su minutito para comentar. Este capítulo me quedo un poco más largo que lo acostumbrado y eso que volví a cortarle un par de escenas, me está pasando seguido.

Espero esta historia este siendo de su agrado, cualquier queja, duda o sugerencia es bienvenida, nos leemos en el siguiente. Cuídense mucho.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).