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20.- Los hombres buenos

 

 

 

 

Espera porque alguien en las mesas la necesite, Shion se lleva a la boca una roja fresa que ha sacado de la cocina, mastica el fruto con lentitud dándole vistazos ocasionales a su rubio compañero de trabajo que está secando las copas que acaban de lavar.

— Oye Naruto — le llama bajándose del banquillo donde descansaba.

— ¿Mmm? — un pequeño vistazo y el rubio continúa con su labor.

— Vamos a algún lugar después.

— No puedo, debo llegar a casa y terminar con los deberes, — resopla.

— Ni que fueran tantos, mira que yo los terminé en mis ratos libres.

 

— Lo que Naruto quiere decir es que no quiere ir a ningún lado luego del trabajo.

Shion arruga el entrecejo dejando de observar sus cuidadas uñas para mirar mal a su últimamente muy entrometida prima, — pues que lo diga él. — Se cruza de brazos esperando la respuesta de Naruto pero el muchacho ya se ha ido hacia el salón para atender una mesa, — deja de molestar Clary, mira que me lo espantas.

— Tu lo espantas sola — la otra mujer bufa — ¿no piensas en cómo te sentirías tú de estar en la situación de Itachi? Estar esperando un bebé con tu novio y que una pesada chiquilla lo esté molestando todo el tiempo sin importarle eso.

— Bueno veras… — la rubia se muerde la uña del meñique derecho sonriendo en medio de su gesto — para estar en esa situación mínimo tendría que estar casada hace un par de años, y casi con treinta años… las piernas ligeras de Itachi ya son asunto de él.

— Me decepcionas — le mira con enfado cruzándose de brazos.

— Bueno mira que tengo mis dudas, lo único que se sabe de ellos en la escuela son los rumores de que viven juntos… si se quieren tanto no tienen por qué ocultar su relación.

Clarisse inspira hondo, su prima era demasiado terca para su propio bien.

— Puedo apostarte lo que quieras a que su relación no son nada de rosas y pasteles — sonríe sugerente inclinándose hacia su prima con ambos brazos cruzados en su espalda, — un hijo no debe ser sinónimo de infelicidad.

 

 

.

 

 

Naruto suele ocuparse de más mesas que sus compañeras, con eso se mantiene lo suficientemente ocupado para que Shion no se la pase detrás sonriendo y hablando de hasta del volar de una mosca.

Bosteza disimulado, está cansado pero de igual modo feliz, solo le basta recordar su noche con Itachi para sentirse dichoso, lo estaba consiguiendo… consiguiendo enamorar a su esposo, así que ensanchando esa sonrisa el entrega el menú a los clientes que acaban de entrar. Una vez ha tomado la orden y la lleva a cocina puede sentir el mugir de su celular, lo mantiene sin sonido durante el trabajo, con disimulo lo saca viendo el nombre del remitente y chasquea la lengua al ver que se trata de su hermano.

Duda unos segundos y lo vuelve a guardar.

Pero insistente vuelve a sentir el vibrar del aparatillo, se escabulle a los lavabos para los empleados para contestar, — Menma estoy en el trabajo.

— Necesito que vengas ahora a casa.

— No puedo, dime de que se trata o mejor lo hablamos mañana en el instituto´ttebayo — habla bajo temiendo que alguien se acerque y luego le vaya con el chisme a su jefe de estar perdiendo el tiempo.

— Itachi no está bien, quise llevarlo al hospital pero se negó. Ven por él.

No tuvo que oír más corta la llamada con un “voy para allá” saliendo a toda prisa para cambiarse casi choca contra Shion al hallar a la muchacha en la puerta.

— ¿Sucede algo? — inquiere sonriente.

— Tengo que salir — responde a prisas yendo hacia los casilleros.

— ¿Necesitas que te cubra?

Entonces el rubio detiene su carrera, tendrá que pedirle a Clarisse que lo reemplace unas horas extra, resopla. — Le diré a…

— Clary debe volver temprano para estar con su hija — interrumpe satisfecha por la expresión de Naruto, — yo me encargaré, pero me deberás una — finaliza posando su índice en sus labios a medida que se acerca al otro.

— Bien — asiente sin querer perder más tiempo.

 

 

 

 

/////////////

 

 

Suspira quedito y cierra los ojos unos instantes. Trata de hacer memoria del momento justo en que Sasuke le empezó a prestar más atención que a Naruto.

Ese momento en el que de verdad todo empezó.

 

*

 

Como odia que sea su gemelo quien acapare toda la atención de su Sasuke, provocándolo a insulsas peleas, a tontos desafíos donde siempre pierde.

No lo entiende.

Si siempre le dice que no le interesa, no debería buscarlo todo el tiempo.

— Lo estás haciendo de nuevo — frunce el entrecejo interceptando a Naruto en medio del recorrido del campamento al que asistieron ambos grados.

— ¿Haciendo qué?

— Yendo detrás de Sasuke — responde, hace poco que se ha pintado el cabello de negro para diferenciarse de su gemelo.

— El teme no deja de molestarme, si es todo un bastardo — masculla en gesto divertido — pero ya vera, esta vez sí voy a llegar al final de la prueba de valor dattebayo — presiona el puño en señal de reto.

— Siempre lo estás buscando, retándolo… quieres toda su atención.

— Eso no es verdad Menma.

— ¿Y entonces?

Se han separado algo de sus compañeros que van entrando a las cabañas donde van a alojarse ese día, apenas va a atardecer, los colores naranjados y rojos comienzan a resaltar en el cielo.

— Solo somos amigos.

— ¿Y porque tienes que ser su amigo?

Los ojos azules de su hermano mayor por unos minutos se abren de más al escucharlo, ignorando su petición, su suplica, Naruto resopla, — no lo sé pero no voy a dejar de serlo por ti´ttebayo.

Menma traga pesado y se queda allí solo, su hermano se va corriendo antes de que pueda decir algo más, inspira hondo sentándose en medio de los árboles que rodean el campamento. Si tan solo Naruto pudiese entenderlo.

Pero no es así.

 

 

 

 

Nunca le ha gustado relacionarse de más con cualquier persona, todos sus compañeros de salón prefieren tratar con Naruto antes que con él. Porque su hermano es demasiado ingenuo, porque terminará ayudándolos sin importar que se meta en un embrollo por esos “amigos” que parecieran solo aprovecharse de su buena voluntad.

Y aunque le moleste no va a intentar que su gemelo cambie de actitud, en lo único que está interesado es en que deje de estar tan cerca de Sasuke, por eso cuando lo vio a escasos centímetros del pelinegro, tan apegados, como si se estuviesen abrazando Menma lo detestó.

Fue una enorme suerte que Sasuke se apartase apresurado y aunque no pudo ver su expresión deseó con todo su corazón que fuese de desagrado. En cuanto el Uchiha salió de su rango visual Menma brinca de su escondite como acosador para saltarle encima a su hermano para asestarle un golpe en el rostro.

— ¿Por qué siempre quieres quitármelo? — pregunta afligido por lo que cuando Naruto le devuelve el golpe no lo esquiva cayendo al piso.

— ¡¿Qué te has vuelto loco?! — Naruto se pone de pie sobándose la mejilla lesionada, apenas tienen trece años pero las peleas que tienen se están intensificando con el paso de los días.

— Los vi… — murmura al levantarse, al anochecer se supone deberían recorrer ese estúpido sendero en grupos de dos en la absurda prueba de valentía, ha esperado y hablado con los maestros para tener siquiera oportunidad de hacer pareja con Sasuke.

— Ya estoy harto dattebayo — le mira enojado, pocas veces ha visto a Naruto tan furioso pero no le importa.

— Llevo años pidiéndote lo mismo Naruto.

Un pesado silencio prosigue, tan solo las hojas de los árboles agitándose son las que rompen ocasionalmente el mutismo.

El rubio niega, — dijiste que fuese Menma hasta que estuvieses listo… y acepte, me pediste que no le dijera a Sasuke que fui yo quien lo salve ese día en el rio y por nuestra madre que no pienso decírselo… — camina un par de pasos para acercarse.

Menma ha vuelto a sentirse como el pequeño que lloriquea por todo y que su hermano debía cuidar.

— Sasuke no me interesa… solo lo quiero como amigo, pero ten la seguridad de que si estuviese enamorado de él, tú ya lo habrías perdido — sonríe y no puede distinguir si es con malicia o esas sonrisas que Naruto suelta a la ligera — así que solo te queda confiar en tu oni-san dattebayo.

El gemelo pelinegro traga pesado, quiere responder pero se ha quedado sin palabras, se siente asustado como antaño.

Tan detestable.

 

*

 

 

Menma suspira en silencio al haber evocado ese amargo recuerdo, un ligero sopor se va agolpando en su cuerpo, su mirada da un breve recorrido a los pasillos del hospital donde han traído a Itachi, fue Sasuke quien pudo convencerlo cuando el mayor parecía desvanecerse por el dolor. Tuvo que llamar de nuevo a Naruto diciéndole donde se encuentran.

Ya no está seguro de si debe decirle todo a su hermano en ese momento.

Hacerle ver que su esposo lo engaña con desfachatez encajándole un hijo que no es de él.

Conociendo a Naruto lo más probable es que no le crea, pero al menos cuenta con la grabación para desenmascarar a ese pelilargo que no se parece en nada a su Sasuke, porque está seguro de que Sasuke no le mentiría.

No de esa manera.

Se apoya en la pared dejando todo el peso de su cuerpo en pierna derecha al cruzar la otra, también es probable que Sasuke no le crea, que lo vea como responsable del desvanecimiento de Itachi.

Da igual con quien lo hable.

Cuando puede ver a su gemelo entrar casi corriendo al lugar y dirigirse a recepción es que suspira para acercarse.

— Sasuke está con él, — dice y se gana la mirada azul confundida.

— ¿Pero qué paso? ¿El bebé está bien? — nervioso lo sigue.

— Creo que si… mejor habla con Dan, debe estar ahí también.

Naruto pasa saliva con dificultad sintiendo las palmas de sus manos sudar, apenas llegan a la habitación entra para correr al lado de su esposo viéndole recostado en la cama, luce demasiado pálido y con las ojeras aún más marcadas.

— Itachi… — le susurra preocupado tomándole de una mano.

— Hola Naruto… — sonríe al verlo, está bastante cansado y quisiera dormir pero deseaba ver a su esposo — te estaba esperando.

— Pero… ¿Qué paso? — balbucea dirigiendo su atención a Sasuke que está de pie a un lado con los brazos cruzados. Ayuda a su esposo a incorporarse con cuidado.

— Itachi se puso mal y lo trajimos aquí.

— Pero…

— Te explicaré con detalle después — agrega interrumpiendo, suspira cansino llevándose ambas manos al cabello, ha tenido tiempo de escuchar de boca de su propio hermano como es que terminó casado con Naruto y lo sucedido con Madara.

Esta desilusionado pero el momento no es propicio para regaños.

Un par de toques en la puerta abierta hacen a los jóvenes dirigir su atención a Dan que ingresa con semblante más que serio, — Menma me dijo que ya estabas aquí, Naruto.

— ¿Itachi y el bebé están bien?

— En la medida de lo posible — el adulto revisa las hojas que lleva consigo — me gustaría que la señora Mikoto también estuviese aquí, no quisiera hablar con Fugaku, aún está convaleciente.

— Ya le llame pero tiene el celular apagado — Sasuke miente, ha tenido que tragarse las ganas de hablar con sus padres, solo las súplicas de su hermano mayor lo han retenido.

— Necesito a una persona adulta — insiste.

— Le puedo llamar a Nagato — de inmediato el rubio toma su celular para enviar un mensaje — pero dime que está pasando — la mandíbula le tiembla al considerar algo desastroso.

— Bueno, las cosas no están yendo muy bien con el embarazo de Itachi. Ya desde el inicio les advertí a todos que era de riesgo y debía cuidarse bastante, pero no fue así — frunce el entrecejo unos segundos, no puede culparse por tomarse tan en serio a sus pacientes — sumado al bajo peso de Itachi y los episodios de ansiedad y estrés en verdad que el bebé está en peligro — trata de explicar con simpleza a esos adolescentes que parecen carecer de supervisión adulta.

— ¿Va a perderlo? — el Uchiha menor pregunta antes las caras de consternación de su hermano y cuñado.

— Si no se cuida como debe a partir de ahora es lo más probable. Un nacimiento prematuro en estas condiciones no le da mucha esperanza a ese bebé, apenas está ingresando al tercer trimestre de gestación.

Itachi parpadea con rapidez sintiendo las lágrimas escaparse, se sabe el único responsable de todo lo que está sucediendo, pero si llegase a perder a su hijo está seguro de que se moriría con él. Los brazos de Naruto no tardan en rodearlo para consolarlo y más ruin se siente al sentir un diminuto sollozo de su esposo.

— Creo que ya fue suficiente de esto — prosigue — voy a hablar con el departamento social, si necesitan ayuda para solventar los gastos…

— No… en verdad que estoy haciendo lo que puedo — Naruto se aparta un poco de su pareja, se limpia las pocas lagrimas que derramó — voy a dejar el instituto y trabajaré todo el día… le prometo que Itachi y el bebé van a estar bien, yo voy a cuidarlos dattebayo.

Sasuke cierra los ojos unos instantes, la traicionera angustia que está sintiendo quiere obligarle a llorar también, se jura en ese momento no convertirse en un adulto tan incapaz como sus padres.

— Esto depende en mayor medida de ti, Itachi — Dan se enfoca en el chico de cabellos largos que se guarda sus gimoteos — si quieres que tu embarazo llegue a término y tu hijo nazca sin percances debes poner en orden tus prioridades, vas a quedarte esta noche aquí. Deberás estar en reposo el mayor tiempo posible, ningún esfuerzo, ninguna situación de estrés, no me hagas prohibirte asistir a clases… sé que te falta poco para graduarte.

El aludido solo puede asentir, se siente fatal, si hasta hace poco todo iba tan bien… o al menos eso parecía.

— No sé qué problemas tengan con sus padres pero puedo imaginarlos — el médico inspira, se siente como si estuviese regañando a unos niños y eso es exactamente — si no reciben ningún tipo de apoyo es mejor cortar esas relaciones por ahora, no les sirve de nada llenarse de reproches y malos ratos.

— Yo voy a cuidar de mi hermano cuando Naruto no esté — Sasuke vuelve a hablar cuando siente el nudo en su garganta menguar.

— Ya mañana les daré indicaciones más precisas, pueden quedarse un rato más — dando un vistazo a su reloj Dan se encamina a la salida — Itachi debe descansar — dice de ultimo antes de salir notando al hermano de Naruto a un lado de la puerta, el muchacho también parece haber escuchado, cuando le mira puede notarle igual de asustado que los chiquillos en la habitación.

 

 

 

— Gracias por todo Sasuke… debes pensar que no estoy cuidando bien a tu hermano pero te prometo que…

— No me prometas nada dobe — le interrumpe también yendo hacia la puerta — sé que Itachi está muy bien contigo, pero vas a tener que dejarnos echarte una mano — hace amago de sonreír — creo que tienen que hablar un par de cosas, yo estaré afuera.

 

 

— Lo siento Naruto — Itachi murmura quedito cuando se quedan solos — es mi culpa.

— No, claro que no — le sonríe como puede tomándole de ambas manos sentándose a su lado — solo tienes que descansar, cuidarte mucho y ya verás que todo estará bien dattebayo.

— No lo va a estar — contradice aguantándose los sollozos, como desea poder creerle a su esposo — él me quiere quitar al bebé… — dice en un gimoteo ahogado.

— ¿Qué? ¿Quién?

— Madara… yo estaba enamorado de mi tío, fue con él con quien me acosté, Naruto.

 

 

No puede ser. No logra reaccionar de inmediato al escuchar la confesión, una sensación de ira le trepa desde el estómago, quiere ponerse de pie pero las manos de Itachi lo sujetan con fuerza, solo puede verle el rostro lloroso mientras se aferra para no soltarlo.

— Tu tío… — repite casi asqueado, su intuición estaba acertada al no querer saber el nombre de esa nefasta persona de quien su esposo estuvo enamorado, — como es que…

— Ya se, ya se. Yo siento asco de mí mismo… todo esto está pasando por mi culpa, por lo estúpido que fui al no medir consecuencias. — Eleva la voz un poco, contiene su llanto tanto como puede.

Ya sin poder mantenerse calmado más tiempo Naruto se suelta de las manos que lo sujetaban, se pone de pie presionando sus puños queriendo estrellarlos en la blanca pared, Madara… su tío… esa horrible persona que usó y dejó a Itachi era el bastardo que se presentó a su boda con tanto cinismo para felicitarlo.

Ahoga un grito de exasperación estrellando su puño derecho en el muro con toda su fuerza al recordar como esa noche Itachi quiso irse cuanto antes luego de la ceremonia, al imaginar a ese viejo de la edad de Fugaku tocándolo sin reparos el resentimiento se incrementa.

— Naruto…

— ¡¿Ahora qué?! — grita viendo como su esposo se sobresalta por el susto.

— Lo lamento… como quisiera que las cosas fueran distintas.

Naruto bufa llevándose ambas manos al rostro contando hasta un millón quizá, como desearía tener a Madara en frente para poder partirle la cara a golpes por haber usado y abandonado a su propio sobrino.

— Yo te quiero a ti Naruto… solo a ti — dice, se siente angustiado y aterrado por lo que vaya a suceder, las salinas gotas se escabullen de sus ojos en contra de su voluntad.

— Cielos… ya entiendo porque estabas tan asustado en el hospital esa primera vez… — resopla varias veces calmándose tan solo un poco, — ¿en verdad no crees que yo pueda ser el papá de nuestro bebé?

— Te juro que es lo que más deseo… — quiere ponerse de pie pero el rubio nota sus intenciones y vuelve a acercarse para sentarse a su lado. — Hablé con Nagato, dice que una prueba ahora cuesta mucho y…

— Vamos a pagarla — le interrumpe — así el estúpido de tu tío no podrá molestarnos. ¿Es que te ha estado buscando?

El pelinegro asiente recibiendo otra mueca de desaprobación, — no entiendo que quiere ahora… si antes me dijo que él no quería saber nada de un hijo… — hace una pausa en tanto sus manos nerviosas vuelven a buscar las de su esposo para estrecharlas. — No quiero que me quite a mi bebé.

— No lo hará — traga pesado abrazando a Itachi, apenas está procesando todo lo que le están diciendo — cuando tengamos el resultado de un examen se lo restregaremos en la cara´ttebayo.

— ¿Y si es el padre? — pregunta en medio de su sollozo cobijándose todo lo que puede en Naruto, en la única persona que quiere a su lado, quien le provoca ese agradable revoloteo en el estómago cuando lo tiene cerca, haciéndole sentir mejor solo con una sonrisa, con esa sensación única que brinda el amor correspondido.

— Igual no dejaré que se acerque, ese bebé es nuestro hijo… tu y yo lo estamos esperando para llenarlo de besos y enseñarle a comer ramen cuando nazca — estrecha más a su esposo para contener esa grima en su pecho — ya somos una familia Itachi… y si tengo que llevarte lejos para que nadie pueda lastimarte lo hare, nos iremos juntos dattebayo.

Itachi asiente esperanzado en medio de su desolación, la ilusión de un escape de niños le ha hecho lagrimear de nuevo, tal vez tan solo tal vez hubiese sido mejor una huida desde el principio.

Tal vez.

 

 

////////////////

 

////

 

 

Esta sentado en la sala de espera de ese elegante bufete de abogados, tuvo que pedir permiso en su empleo para poder ir pero no es que le quedasen muchas opciones.

Hace un par de días que Naruto le llamó al Itachi estar de nuevo en el hospital, el chiquillo parece estar deprimiéndose al grado de poner en riesgo su embarazo, tuvo que ir a pagar la cuenta de hospital ya que ninguno de los muchachos quiso hablar con los padres de Itachi o con Jiraiya.

Y bien que tienen motivos para no querer hacerlo, en cuanto se enteren de la situación todo podría complicarse. Se presentó allí siendo el único adulto y agradece que fuese en fin de semana, al menos Naruto pudo quedarse en casa cuidando a su esposo.

“No me importa si ese bebé no es mío, aun así voy a quererlo como si fuese su papá”

Las palabras de Naruto habían sido tan desinteresadas que por un instante quiso imaginar la reacción de Yahiko hace tantos años si es que le hubiese dicho que iban a tener un hijo.

Nagato suspira, no ha dormido bien esos días pensando en cómo ayudar a esos pobres muchachos que estaban abandonados a su suerte con adultos ponzoñosos alrededor estropeándoles la vida.

Ahora requieren un abogado competente para socorrerlos pero la única persona que conoce en el rubro y estaba seguro que lo ayudaría era él.

Suspira de nuevo.

 

— Cuanto tiempo sin vernos, Nagato.

Respinga al reconocer la voz, de inmediato se pone de pie viendo a su primer amor después de tantos años.

— Yahiko — pronuncia con cautela viendo al hombre de cabellos naranjados y desordenados sonreírle ampliamente.

— Creí que no me llamarías de nuevo — se aproxima sin dejar de sonreír para cuando lo tiene al alcance abrazar al pelirrojo — te echado tanto de menos.

Quiere corresponder el gesto pero sus manos solo atinan a darle un par de palmadas nerviosas, al parecer no ha transcurrido el tiempo suficiente.

— Han sido años complicados — le sonríe una vez se apartan — no te molestaría de no ser porque es muy importante.

— Lo sé, lo sé, solo que pensé podríamos tomar un café y hablar con calma.

— No tengo suficiente tiempo.

Yahiko suspira desilusionado, — está bien… veras, por lo que comentaste por teléfono no puedo hacerme cargo personalmente. No es que no quiera — niega con las manos para que el pelirrojo no lo malinterprete — no te ayudaría mucho porque no es mi especialidad, pero ya hablé con uno de mis amigos, él es muy capaz y está interesado en ayudarte.

Nagato asiente, — ¿su nombre?

— Kisame Hoshigaki.

 

 

Sin perder tiempo se ha reunido con ese hombre algo extravagante, es bastante alto, los dientes afilados y el tono de piel ligeramente azulado contrastando a la perfección con el azur oscuro de su cabello. Con esa apariencia es más que seguro que ningún juez se lo toma a la ligera.

— Desde que Yahiko me comentó lo de tu caso he estado haciendo unas revisiones — habla paseando por su oficina bien iluminada con hojas de papel en manos.

— No estoy muy al tanto pero me hago una idea — se guarda un bostezo prestando toda la atención que puede pero esa cómoda silla donde está sentado lo invita a tomar una siesta que tiene que rechazar.

— Hay algunas cosas relevantes que tomar en cuenta, la primera es que necesitamos un examen de paternidad cuanto antes, dependiendo de quién sea el padre del bebé que aún no nace serán las acciones legales a seguir.

— Ya hablé con el médico de Itachi, — ve al hombre alto revisar las hojas seguro memorizando el nombre del pelinegro — no puede autorizar algo así de momento, dice que podría complicar su estado de salud… que tenemos que esperar a que se esté mejor.

— Entonces debemos programar una fecha exacta es de suma importancia saber cuánto antes quien es el padre.

— ¿Y si fuese Madara Uchiha?

— Si el padre fuese el muchacho con quien está casado no existe ningún problema — explica primero — ya están casados y el bebé nacería dentro de ese matrimonio. Solo restaría exigir una orden para que Madara no se acerque a su sobrino.

— Esa no fue mi pregunta — Nagato niega y suspira cansado.

— En caso de que Uchiha Madara fuese el padre esto se complica demasiado. En primer lugar Naruto Namikaze no podría haberse casado, tiene dieciséis años y el mínimo requerido es dieciocho para él, por Itachi no hay inconveniente ya que tiene más de trece — vuelve a hojear los papeles buscando nombres.

— El abuelo de Naruto dio el permiso para esa boda.

— Si, pero de seguro fue un permiso tramitado de manera especial porque Itachi esta embarazado y el joven Namikaze figura como el padre. De no serlo el matrimonio no es necesario y se podría anular con facilidad.

El pelirrojo contiene la respiración unos segundos, los pobres muchachos no aceptarían eso.

— Pero eso el tutor legal… Jiraiya Sannin… — hace una pausa — tendría que hacerlo. Lo segundo más delicado es que tan dispuesto este Madara en conseguir la custodia del nonato, por cómo me presenta el caso tiene muchos puntos legales en cuales apoyarse, puede afirmar que no estaba enterado de que el hijo podía ser suyo, que los padres de Itachi están cometiendo negligencia y…

— Madara está persiguiendo a Itachi para que le dé a su hijo cuando nazca — interrumpe algo enfadado — ¿y porque tendría que hablar de negligencia?

— Veras Nagato… — suspira — ¿puedo hablarte de tu? — ve al más joven asentir y prosigue — Itachi y Naruto aún son menores de edad, no por haberlos casado es que los emancipen de manera obligatoria, sus padres y el abuelo aún tienen responsabilidad sobre ellos. Por lo que me dices ellos se la han saltado por alguna razón, Madara puede alegar que Itachi fue casi abandonado por ellos y pedir corregir ese matrimonio de emergencia.

— ¿Ah? — más que confundido Nagato enarca ambas cejas.

— Básicamente llegar a un acuerdo con los señores Uchiha y quizá conseguir que Itachi viva con él.

Espantado por el disparate que ha oído se pone de pie, — ¡esa es una locura!

— No legalmente, es solvente, nunca forzó al muchacho y los padres de este lo casaron con un menor de edad que fue engañado ante la ley. Los que quedan peor parados en ese caso serán Itachi y sus padres.

— Fugaku… el padre de Itachi es inspector de policía… — suelta deseando que eso pueda ayudar.

— Entonces debe saber exactamente en qué lio estaremos si ese examen de paternidad no resulta como queremos. Me gustaría preguntarle un par de cosas a los muchachos y debemos hablar con los padres y el abuelo, se necesita su permiso para solicitar la prueba de paternidad cuanto antes y si estás de acuerdo podemos adelantarnos poniendo una demanda de acoso contra Madara Uchiha, con un informe médico acusarlo del riesgo del embarazo ocasionado por estrés en Itachi. Así deja de molestar al muchacho hasta que se haga el examen.

Nagato se cubre la boca con su diestra, no creyó que el asunto podría complicarse tanto, maldijo las leyes de su país.

 

 

 

/////////

 

///

Se levanta de la cama con lentitud, estira los brazos bostezando, se halla por completo desnudo pero parece no importarle, con pereza busca la ropa tirada por todas partes en esa gran habitación en la que se halla solo, pero el sonido proveniente de la ducha advierte de alguien más.

Madara chasquea la lengua cansado, si bien se ha divertido con Hashirama ese fin de semana no estaba en sus planes volver a involucrarse tan pronto, no al menos hasta que tuviese a su hijo consigo.

El sonido de las gotas de agua cayendo cesa y no tarda en ver al otro pelilargo salir del cuarto de baño cubriéndose con una toalla el cabello mojado.

— ¡Cúbrete! — grita en cuanto lo ve aventándole una almohada.

— Pero si tú también estas desnudo — responde esquivando el mullido ataque, sonríe travieso acercándose al pelinegro — ¿quieres que te acompañe y enjabone tu espalda? — le rodea con sus brazos juntando toda la piel expuesta.

— Diablos, ya debería estar en la oficina — Madara se queja quitándose los brazos que lo aprisionan — date prisa y vístete — se aparta yendo a encerrarse en el baño.

Hashirama resopla algo desilusionado, sabe que el pelinegro aún debe estar enfadado luego de terminar en la cama sin estar del todo divorciado de Mito, pero él está muy feliz de tener otra oportunidad con su Uchiha.

 

 

Es tan solo que en cuarenta minutos llegan a su trabajo con vasos de café en mano, Hashirama le sonríe a la secretaria del pelinegro que los mira curiosa al verlos llegar juntos y tan tarde.

— ¡Buenos días! — la saluda animado sorprendiendo a la muchacha y a Madara que lo mira malhumorado.

— Bue… buenos días — responde pese a ser las cinco de la tarde, tomando los papeles de encima de su escritorio — le trajeron esto hace poco señor — le entrega el sobre café al Uchiha.

— ¿Reprogramaste mis citas? — pregunta tomando la carta que va abriendo mientras entra en su oficina.

— Sí señor.

— Bien, ahora reprograma las del resto del día — conmina cerrando la puerta al ver a Hashirama ya curioseando en sus cosas. — Vete a tu oficina.

— Si puedo trabajar muy bien desde aquí y poder verte — trata de apreciar en el otro un gesto de pena pero al estar cerca de la ventana de espaldas Madara no se lo permite. Resopla para morderse la lengua, no entiende como pudo dejarlo hasta el punto de casarse con una mujer que nunca lo amó, muy frecuentemente se pregunta que vio en Mito que le resultó tan encantador.

Ah, era tan dulce y bondadosa.

O eso creía.

Lo poco afectuoso que puede llegar a ser Madara lo terminó sacando de quicio en esas peleas donde le restregaba que lo engañaba y aunque siempre supo que no era cierto, algo en medio de tanta repetición le hizo dudar.

Espera que las cosas no se repitan porque ha comprobado que no podría olvidarlo con facilidad y su matrimonio fallido no solo fue consecuencia de lo que Mito le dijo, también el hecho de que pensaba en el pelinegro todo el tiempo aunque esa parte nunca se la contaría.

— Sabes… me gustaría conocer al chico que va a tener a tu hijo.

— ¿Para qué diablos quieres conocerlo? — el otro se gira unos segundos para fulminarlo con la mirada.

— Bueno… dijiste que es un jovencito, debe estar asustado si no cuenta con el apoyo de sus padres y no debe tenerlo si es que decidió dejarte al bebé en cuanto nazca — explica guardándose los celos que pueda despertarle el asunto, ya que eso pasó cuando él estuvo casado con la pelirroja.

 

 

— Tsk. — Oye al pelinegro chasquear la lengua luego de terminar de leer el documento que le acaban de entregar.

— ¿Malas noticias?

Madara no le responde, sale de la oficina con rapidez cerrando de un portazo.

 

 

— Contacta con Zetsu de inmediato — le ordena a su nerviosa secretaria que tiene la bocina en manos con las que estaba cancelando las reuniones de ese día.

— Si… enseguida — algo torpe busca entre los números guardados el del abogado de su jefe.

El pelinegro se aparta para bufar enfadado, — maldito mocoso — masculla y chasquea la lengua de nuevo — si quieres jugar, hagámoslo Itachi. Veamos quien puede ganar — dice para sí.

 

 

Continua.

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, siento la demora por eso este capítulo es un poquitín más largo. Iba a ser más largo pero me reserve las escenas faltantes para el siguiente -otra vez ando arrastrando escenas- con respecto al capítulo les diré que hasta donde pude averiguar Japón es bastante permisivo en algunas cosas y machista. Itachi tiene bastante en contra si el bebé resulta de Madara que asumo ya sabremos eso en el siguiente capítulo.

Esta historia ya está entrando al desenlace, si las cuentas no me fallan resultaran unos 24 o 26 capítulos aproximadamente.

Cualquier queja, duda o sugerencia es bienvenida. Muchas gracias por el apoyo, las lecturas y lo comentarios que siempre animan.

Cuídense mucho.

Yae.


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