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Te estaba esperando por Yae

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2.- No tienen por qué saberlo

 

 

 

– ¡Tu no me conoces! ¡Estoy harto de que siempre me mires así!

Los azures ojos de Naruto se ven encolerizados, con verdadero enfado se va contra su hermano acertándole un empujón que hace retroceder al otro casi haciéndolo trastabillar.

– ¡Ten calma Naruto! – su compañera de salón grita preocupada cuando ve el alboroto que está a punto de armarse en su casa.

Los demás presentes actúan de inmediato sujetando al rubio para que no termine agarrándose a golpes con su hermano y cuando pretenden hacer lo mismo con Menma se dan cuenta de que este no tiene la menor intención de responder a la agresión, levanta las manos dibujando una diminuta sonrisa que solo consigue alterar más a su hermano y solo lo ignora para girarse a buscar a su novio en todo el jolgorio.

Sasuke aparece detrás de la fila de personas que se ha formado rodeando la escena, ayuda a su hermano mayor a caminar quien luce algo descompuesto, tiene una sonrisilla en los labios pero le cuesta avanzar por su cuenta. Lleva el cabello desordenado casi desparramado fuera de la coleta que suele sujetarlos con elegancia, la ropa también la tiene desarreglada pero trata de mantener su orgullo intacto a la vista de compañeros de instituto que le miran como a algún anómalo en su recorrido por la sala de la bonita casa hasta salir de allí.

Una vez que los hermanos Uchiha han salido Menma hace lo propio sin despedirse de nadie, pero en cuanto Naruto ve que los tres se marchan se zafa del agarre que lo retiene para ir detrás sin importarle los gritos de sus amigos que tratan de detenerlo. A prisas logra interceptarlos cuando ya están por subir al taxi que se ha detenido en la entrada de la residencia.

– Yo los llevare a casa Naruto – su hermano le mira con cierto reproche esperando no tener que agarrarse a golpes para serenar a su furibundo gemelo.

– Pero, Itachi… – murmura dudoso viendo al pelilargo acomodarse en el asiento trasero del automóvil con Sasuke abrazándolo de lado.

– Ya son suficientes idioteces por una noche Naruto – habla el hermano pequeño de Itachi.

– No le… digas esas cosas… a Naruto-kun… – por fin la voz del mayor se escucha, algo ahogada por los efectos del alcohol, incorporándose como puede le sonríe a medias – nos veremos mañana… – agita su mano para despedirse del chico rubio.

– Tu cállate que por tu culpa padre no nos dejara salir en lo que nos quede de vida – Sasuke refuta consiguiendo un leve puchero de su hermano que aún tiene pintadas las mejillas de rosa.

– Te veré en casa – agrega Menma entrando también en el vehículo cerrando la portezuela – dile a Jiraiya que lo llamaré.

Quiere negarse, quiere detenerlos pero no se le ocurre que decir, Naruto se muerde los labios en tanto ve que el taxi se pone en marcha alejándose de su panorama dejándolo solo en esa vereda oscurecida por la noche apenas iluminada por los faroles de los postes.

– Mierda… – masculla casi mordiéndose la lengua, resopla nervioso pero aun así alegre por lo que ha sucedido, hasta la borrachera que estaba mandándose se le ha pasado con el inesperado desenlace.

Tendría que caminar para regresar a su casa.

 

 

//////////

 

 

Al ser su primera resaca real siente que la cabeza le va a explotar, incluso el cantar de los pajaritos resuena como una sinfónica entera y desafina tocando en sus tímpanos. Sisea sin ánimos de levantarse, quiere quedarse en cama lo que le reste de juventud y su paladar que le sabe agrio solo consigue llenarle de nauseas que se traga con afán de quedarse entre sus mullidas sábanas.

– Ya dan más de las diez, – entonces la usualmente dulce voz de su madre resuena en las cuatro paredes de la habitación como un megáfono en toda potencia haciéndole encoger más. – Itachi estoy hablando.

Esta vez el tono se eleva algo más y sabe que debe responderle a su progenitora, con esfuerzos titánicos trata de despegar su cuerpo del colchón lográndolo con total y obligatoria parsimonia.

– Tu padre se fue a trabajar muy enfadado – la mujer de cabellos negros y rostro agraciado resopla entrando más en el cuarto – en verdad me sorprendes, se supone que tu cuidarías a Sasuke y no al revés.

– No volverá a suceder… – responde torciendo los labios con desagrado, la molesta agrura que se pasea por toda su boca está alertándole para que corra al inodoro más próximo.

– No puede volver a suceder, aun son niños – frunce el entrecejo al notar que poca atención le está prestando su hijo mayor.

Quiere disculparse pero solo puede brincar de la cama para encerrarse en el lavabo volcando lo que haya en su estómago en el retrete, dándole más asco su revuelto gástrico las arcadas no lo dejan por algunos minutos.

– Baja a desayunar, te daré algo para esa resaca – su madre golpea la puerta del baño – y tú vas a limpiar todo el tiradero, ¿me oíste?

– Si… – apenas responde casi abrazando la cerámica resintiendo recién algunos dolorcillos además del de su cabeza, la espalda le molesta y aun no recuerda bien todo lo que hizo la noche pasada.

 

Tómalo con calma… le susurran pero no quiere hacerlo, el calor que siente le exige continuar”

 

– Lo que me faltaba… – dice para si cuando su madre se ha ido, tira la cadena y deja caer la tapa del inodoro para poder descansar su cabeza sobre este –…si Madara supiera… – una risilla amarga sale de sus labios.

 

 

.

 

Aquella mañana de sábado le esta resultando realmente aburrida, su padre los ha castigado por partida doble y les ha prohibido salir hasta nuevo aviso, ha tenido intenciones de saltarse la orden y escabullirse porque de todos modos él no ha hecho nada que justifique esa sanción.

Resopla aun sentado a la mesa de la cocina, sus negros ojos miran con poco ánimo el par de rebanadas de pizza sobre el plato que tiene delante, aún falta para la comida y ya ha desayunado hace unas horas. Perezoso toma una para dirigirla a su boca y darle un mordisco tomándose todo el tiempo del mundo para masticar el bocado.

– Buenos días… Sasuke.

La penosa voz de su hermano mayor lo pone de peor humor, sigue masticando sin responder viendo como el otro se dirige al refrigerador para abrirlo y buscar algo. Ve que tiene el cabello suelto y húmedo con algunas gotas de agua escurriendo por las puntas, frunce el entrecejo al verlo tomar demasiado tiempo analizando el contenido del frigorífico sin decidirse por nada.

– ¿Ya te regresó el pudor? – pregunta al fin con ironía apoyándose en la palma de su mano.

Itachi respinga ante la pregunta girándose milésimas a ver a su menor sintiéndose algo abochornado al saber a qué se refiere, – bebí demasiado – responde volviendo a fijar su mirada entre los restos de la cena que su madre guardó para ellos, pero con cierta tirria  decide que no apetece nada de lo que ahí se exhibe.

– No me digas – acota con ironía – si yo creí que Naruto te había contagiado lo dobe y solo estaban haciendo doberias entre los dos.

El pelilargo cierra el refrigerador inspirando hondo para girarse y ver la cara molesta de su hermanito, – yo hablare con padre y le diré que tu no hiciste nada malo – ofrece acercándose, recuerda la regañiza que se llevaron la noche anterior al llegar a casa, como su pequeño Sasuke también fue castigado por la borrachera que se pegó solo.

– ¿Por qué con Naruto? – El más joven pregunta cambiando de tema devolviendo el trozo de pizza sin terminar al plato, se le ha quitado el apetito – ¿sabes lo raro que es?

– ¿Naruto-kun? – inquiere crédulo viendo con más atención la comida en el plato de su hermano.

– La situación, idiota – le mira enfadado.

– Naruto-kun dijo que yo le gustaba, – relamiéndose los labios se acerca un poco más a la rebanada de pizza. – ¿Vas a comértelo? – señala la porción tomando el ceño fruncido de su hermano como una negación.

– ¿Y desde cuando uno se acuesta con él o la primer idiota que se le declara? – ignorando la última pregunta le reprocha indignado alegrándose de que su madre no esté allí.

– Shs – Itachi lo chita algo inquieto comiéndose la pizza después – ya se, solo… bebí de más… – tentado a lamerse los dedos luego de comer siente que le faltó algo al bocadillo.

– ¿De más? Si parecía que el único borracho en toda la casa eras tú – fastidiado se pone de pie.

– Lo lamento, Sasuke – esta vez es Itachi quien se sienta a la mesa, aun le duele la cabeza y su madre no aparece con alguna pastilla o algo para calmar sus malestares.

El menor bufa mascullando algo entre dientes antes de salir de la cocina para subir a tu habitación, – de seguro que lo lamentas cuando tengas al dobe pegado como chicle – agrega de ultimo antes de apartarse del todo.

Itachi suspira aun algo cansado, Sasuke tenía razón ni haber bebido de más o sentirse molesto con Madara justificaba haber quedado como la persona más “accesible” del instituto.

 

 

*

 

Cuando llegaron a la fiesta de la chiquilla de cabello rosa su hermanito se mostraba molesto porque Menma no hubiese llegado, a Itachi le tuvo sin mucho cuidado la ausencia de los hermanos Namikaze, aun sus pensamientos divagaban eventualmente con su tío y la efímera relación que habían mantenido no hace mucho.

Nunca gustó de una chica en particular porque desde muy joven sintió admiración por su familiar, por el éxito que tenía en su profesión, por el porte que lucía todo el tiempo y aquella seguridad que irradiaban sus ojos y las palabras que salían de su boca.

Ya llegando a la pubertad se admitió enamorado del primo de su padre que tenía la edad suficiente para ser el suyo también, acudía encantado cuando este le ofrecía acompañarlo a algún lugar.

Pero con el paso del tiempo empezó a desear más.

Por eso se confesó cuando tuvo la oportunidad.

Pero no se imaginó que su adorado tío solo lo quisiera para calentarle la cama.

 

No podía sentirse bien al recodar ese primer y último momento íntimo, cuando le ofrecieron una botella de cerveza acepta por cortesía pero en cuanto la prueba se siente aliviado. Así que sin pensárselo mucho decide que podría beber un poco más.

No recuerda bien cuando Naruto llega a su lado a hacerle compañía en tanto Sasuke se pierde de su vista seguramente en compañía del gemelo del rubio, le gusta como el ojiazul lo observa con detenimiento, seguramente la misma expresión que él ponía al contemplar a Madara.

– ¿Llegaron hace mucho? – el chico más joven le pregunta algo dudoso al verle seguir bebiendo.

– Ten… – le entrega la botella que sujeta – iré por otra – sin perder tiempo busca más cerveza y sonríe para si cuando ve a Naruto beber también.

Sabe que están hablando de cosas triviales, que poco interés le está poniendo en realidad a la conversación que el de zarcos ojos se esmera en hilvanar, no quiere prestarle atención. Le parece una persona honesta pero no le despierta ningún otro tipo de interés.

De nuevo la botella de la que bebe se ha terminado, tendrá que ir por otra pero la blanca sonrisa de Naruto ahora le agrada más.

La música que ha empezado a sonar le gusta bastante, el ritmo alternativo le está relajando o tal vez sea la cantidad de alcohol que ha ingerido pero sea cual sea razón los obvios intentos del muchacho a su lado por acercarse dejan de incomodarle poco a poco.

Le están sujetando la barbilla y han forzado un suave beso que no rechaza en lo absoluto.

“Si quieres una relación llena de te amos, búscate un noviecito de tu edad”

Recuerda las palabras de su tío pero en ese preciso instante no le duele del todo rememorarlas, prefiere abrir la boca para recibir la inquieta lengua de Naruto que parece recorrerle toda la dentadura en el desesperado beso.

Tómalo con calma… le susurran después pero no quiere hacerlo, el calor que siente le exige continuar.

No tiene la más remota idea de cómo han acabado en ese baño de una de las habitaciones de la casa, de cómo los besos han descendido por su cuello paseándose por su clavícula, como las caricias atrevidas ahora recorren su piel por debajo de la ropa que va desmantelándose con el movimiento.

Se siente bien, no va a negarlo.

Cuando Naruto sopla sobre los senderos de saliva que ha dejado un agradable escalofrió le recorre, los mordiscos en su pecho tirando como pueden de la piel de sus costillas le hacen jadear, trata de colaborar pero le es difícil en la posición actual. No está seguro pero parece estar sentado sobre el lavabo con ambas manos suspendidas sobre su cabeza apresadas por el rubio dejándole a merced de la boca de este.

Lo demás lo recuerda mas vagamente, como termina con los pantalones abajo y la ansiosa boca del ojiazul devorando por completo su intimidad, está gimiendo y no le interesa mucho si es escandaloso, se siente sudoroso y termina corriéndose dejándolo atontado.

Mientras continua jadeando recuperando lo que puede de su aliento le ayudan a bajar tan solo para ser volteado y quedar con parte del torso sobre el lavamanos, ve su rostro sonrojado en el espejo, su cabello desordenado y por sobre ello la mirada excitada de Naruto que se toma su tiempo saboreando el paisaje.

Ahoga gemidos cuando siente los dedos del rubio invadiéndolo con poco cuidado, se aferra al lavabo casi gimoteando, – solo hazlo… – murmura y cree oír una disculpa.

Contiene la respiración cuando en lugar de las falanges son sustituidas por el miembro del chico a sus espaldas, exhala pesado cuando recuerda que debe respirar. El calor en su cuerpo le hace olvidar la incomodidad perdiéndose de nuevo en las sensaciones delirantes del movimiento del ojiazul que lo empuja con frenetismo en el repetitivo ajetreo de caderas, en el sonido de los fluidos que van desbordándose, en las ásperas caricias que torpes recorren sus muslos haciendo que abra más las piernas en su posición.

Termina corriéndose de nuevo sintiendo poco después como más calor le invade de golpe, cree resbalar pero el peso que depositan en su caja torácica lo aplasta contra el mueble de baño, – quita… quítate… – apenas balbucea cuando respirar le cuesta bastante.

Entonces el peso extra se retira y con ello tiran de el hacia atrás cayendo sentado junto al rubio, sus resentidas caderas le hacen sisear y sus entumidas piernas no logran cerrarse al tener a Naruto aun dentro suyo.

– Voy… voy a cui… a cuidarte, lo prometo´ttebayo.

Le murmuran al oído siendo abrazado después, no sabe que responder su cerebro está cansado, inspira hondo cerrando los ojos unos segundos.

Cuando a duras penas termina de vestirse se apoya en una pared viendo como el rubio limpia lo que puede de las manchas de semen que están en el piso.

Entonces los bruscos golpes en la puerta que los reguarda le hacen respingar junto a Naruto.

 

 

*

 

 

Resopla al no recordar bien lo que siguió, sabe que Menma y Naruto terminaron gritándose un par de cosas pero no está seguro. Siente la cara caliente y sabe que es por vergüenza, podía denominar a ese encuentro como un vulgar revolcón, muy bueno por cierto pero revolcón al fin y al cabo. Vuelve a resoplar torciendo los labios cuando la rebanada de pizza acabada de comer ya no se siente tan apetitosa en su estómago.

Se pone de pie suspirando, se pregunta qué haría Madara de enterarse.

Seguramente nada.

Nuevamente la sensación de malestar le asalta, con calma se dirige a la sala para recostarse en el sillón pero el timbre dela puerta le obliga a abrir y su resaca se intensifica al ver al rubio visitante.

 

 

Continua.

 

 

Notas finales:

Saludos, muchas gracias por el apoyo.

Espero este capítulo les resulte interesante, algo que debo aclarar; Itachi en esta historia tiene 17 años, Naruto y Menma 16 y Sasuke 15 son todos muy jóvenes (;D)

Yae.


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