Nosotros, se podría decir que no éramos la pareja predestinada, pero… permanecíamos juntos, por siempre juntos, eso era nuestra inmenso amor, o cómo los demás debieron llamarle, un amor un poco enfermizo, porque siempre que nos veíamos, acaramelados y con nuestros pequeños… que va, él siempre era celoso conmigo.
Chris Yuu Takigawa y yo, ah… casi lo olvido, mi nombre es Miyuki Kazuya… continuamos: teníamos una gran amistad en la preparatoria, la verdad, es que yo lo admiraba demasiado, no siempre tenía la oportunidad de verlo, pero… cuando lo miraba algo saltaba en mi pecho y me dejaba como esos pequeños jovencitos atontados… a los cuales no puedes decirles nada porque siempre lo niegan.
Así es… yo negaba mi amor por él…
Un día nos encontramos en la calle, cuando ya estábamos en la universidad, casi a finales de la carrera y volví a sentir ese temblor, los pies me fallaban estando frente a él, sentía mi respiración cada vez más agitada por culpa suya…
-¿En qué estás pensando Kazuya?-
-Recuerdo el día en que me declaraste-
-Mmmm… no me lo recuerdes-
-¿Por qué?-
-Sabes que estaba celoso de ese compañero tuyo del salón de clases en la universidad-
-¿Te refieres a Kuramochi?-
-Ya basta… dejemos esos malos recuerdos a un lado-
Si, como pueden ver, mi esposo es un celoso, y…
-Ahhh-
-¡¿Qué pasa?!-
-Ven… coloca tu mano sobre mi… ¡Ah!-
-Se mueve-
La sonrisa que adorna el rostro del castaño de pelo rizado hace que Miyuki se relaje, llevan 6 meses de embarazados y aunque no saben el género de su bebé, los dos lo esperan con emoción.
Mientras Chris y yo acariciábamos juntos a nuestro bebé y podíamos sentirlo moverse, con una sonrisa y nuestras manos entrelazadas le sonreíamos y le hablábamos dulcemente para que supiera que lo esperábamos con cariño, ansiedad y felicidad; porque eso era, realmente ya soñábamos con tenerlo entre nuestros brazos.
-Vamos de compras-
-Si-
-¿Qué se te antoja?-
-Al que se le antojan las cosas es a ti, Kazuya-
-Lo siento, sólo porque se me antojó un poco el probar tu loción o aquel jabón que compraste no significa nada-
-Hehehehe-
L castaño mayor se reía delicadamente mientras Kazuya le miraba con cara de insatisfacción infantil, si, aunque el contrario se doblaba de la risa, no podía evitar enojarse pero sonreír, sobre todo con las ganas que le daban de ser abrazado y consentido en todo momento.
Se fueron de compras y llegando al supermercado, paso lo mismo de siempre, los demás miraban con ternura y se sonrojaban por la vista que daba el de lentes, mientras que el otro trataba de cubrirlo para que ningún lobo cazara su preciada oveja, aunque… Miyuki no era precisamente una oveja, sino un pequeño mapache disfrazado de oveja, al menos no se parecía a un zorro.
Chris lo abrazaba demostrando que era suyo, y a cada paso, le daba besos en la frente o en los labios marcando su territorio.
Y si, el mayor era muy sobreprotector con su esposo, que… -no te vayas a quemar; no te vayas a caer: no toques eso que te puede hacer mal; tienes que dormir bien; que nadie se te acerque para que no te vayan a lastimar; que nadie te aleje de mi porque lo deshago- realmente parecía no sobreprotector sino… un poquito posesivo.
Y finalmente llegó el día en el que cumplía 9 meses de embarazo, los dos se miraban contentos, estaban comiendo una rica ensalada de verduras, cuando a Kazuya se le rompió la fuente…
-Chris…-
-¿Si? Dime-
-Es que… creo que… ¡Ay! ¡Ya va a nacer!-
Rápido el mayor tomó las llaves de la camioneta y jaló a Miyuki… razón, preparó hace 2 meses las cosas que podía necesitar el de lentes para ser ingresado al hospital de maternidad.
-No tan rápido, me duele-
-Tranquilo, ya casi llegamos-
Por fin llegaron y Miyuki fue llevado en una camilla con Chris a su lado, al quirófano esterilizado para el nacimiento de su bebé.
-Por favor, usted tiene que venir conmigo para prepararse-
-Si-
La mano de Chris soltó a Miyuki que entró en pánico sólo por unos minutos, hasta verlo entrar de nuevo.
-Viniste-
-Jamás te dejaría solo-
El parto inició, hasta que se escuchó el llanto de un bebé, había sido doloroso y duro, pero… por fin estaba con los dos, el doctor lo puso en los brazos de la madre y los dos lo miraron dulcemente.
-Felicidades, es una preciosa bebita-
-Lo hiciste muy bien-
Chris besó la frente de Miyuki con ternura, y miró a la pequeña bebita en los brazos de su esposo, una niña con el pelo rizado y un poquito largo, no mucho, lo normal de un bebé, sus verdes ojos y los labios de Kazuya, la tez como la de él, una preciosa hija.
Los dos entrelazaron sus manos, y se sonrieron de nuevo, con una gran felicidad.
-Estaremos siempre juntos-
-Bueno, hasta que ella encuentre al amor de su vida-
Chris puso cara fúnebre y Miyuki se río con su típica forma burlona de mapache…
-Ya deja eso, no serás un padre celoso-
-Sí, y mucho, la encerraré en su torre para que nadie la vea-
-Mmmmmm-
-De acuerdo, será nuestra por siempre-
Un hermoso beso, acompletó la felicidad de la nueva familia.