Recuerdo lo vulnerable que parecí en aquel instante… Lo denigrante que resulté ser cuando estaba atado en aquél poste por los imbéciles de la marina, y cuando aquella mocosa me trajo ese arroz y esperé a que se fuera para comérmelo del suelo después de haberlo tirado… Roronoa Zoro, el hombre más temido.
Y ahora, estoy en un barco velero con un estúpido hombre de goma, Luffy, el capitán de una extraña tripulación. Si no fuera porque estoy en deuda con el ya me habría ido de aquí antes de que los tres nuevos tripulantes se hubieran unido.
***
Por un lado esta Ussop, un narizotas mentiroso hijo de un viejo perro al que me hubiese gustado llevar al talego. Nami, la chica de la tripulación, tiene un buen par de t… ojos, a los que no puedo quitar de vista de vez en cuando, una pequeña ladrona que me saca de mis casillas y me interrumpe las siestas, algún día la voy a cortar en pedacitos.
Y el ultimo que se ha unido que es Sanji, un estúpido cocinero con buenas piernas que por alguna razón se cree mejor que nadie, un pervertido que al parecer va detrás de todas. Subnormal… no voy a aguantar ni una de sus memeces.
Me encontraba dormido, apoyado contra el mástil de un barco, soñando con ella, Kuina, la echaba tanto de menos, juro que ella era es y sería la única capaz de hacer de mi cenizas…
-¡Auch!- me quejé cuando nami me dio con el palo de los cojones en la cabeza.
-¡Despiertate de una vez me oyes! ¡Te pasas el día durmiendo! ¡Destila el agua de una vez quiero ducharme!- me regañaba Nami desde arriba.
Abrí del todo mis ojos y mi capitán estaba sentado en el mástil del barco, observando como de costumbre, Ussop reparando varias imperfecciones y Sanji riéndose detrás de Nami, contemplando la escena.
-¿Y por qué no puede hacerlo el? -Jaj, yo ya he hecho la comida, haz algo tu para variar...- dijo pavoneándose.
–Así que venga, ¡A COMER!- gritó él y todos fuimos directos al comedor, Luffy corriendo como de costumbre.
-Mmmm esto esta mmuy rico.- dijo Luffy metiéndose literalmente todo el plato de comida en la boca.
-Vaya, ni que te fueran a quitar la comida… bueno, rectifico, olvidaba que teníamos una ladrona en el barco.- dije y tragué un poco de cerveza. Nami me fulminaba con la mirada. Sanji dio un fuerte golpe en la mesa con sus manos haciendo que los cubiertos rebotaran provocando un gran estruendo y se levantó.
Todas las miradas se posaban en su figura.
-Como pretendas burlarte de Nami-san… no te lo perdonaré en la vida.- dijo y me tiró un vaso de agua encima, si, el vaso incluido, rebotando en mi pecho y rompiéndose. Me levante de mi silla tirándola al suelo y le mire frunciendo el ceño.
-Estúpido… juro que te mato…
-Vamos, sin sangre no hay pelea yuuuuuuuujuuuuu.- gritaba expectante el idiota de Luffy mientras aplaudía, y Ussop a su lado.
-Malditos estúpidos, parén ya.- dijo Nami después de darnos un coscorrón a los cuatro. Volvimos a sentarnos, y yo con los ojos cerrados volví a pegar un trago a mi cerveza. Maldito rubio estúpido…
-¡ESCUCHADME!- grito la pelirroja loca levanandose de la silla para que todos la prestaramos atención.
- ¡Ussop! Tienes que ir a reparar el cacho de proa del Going Merry que se ha destrozado, tu mientras Luffy vigila el rumbo del barco y yo voy a organizar mis mapas, Zoro y Sanji, recojan esto y hagan las paces, Sanji ha llegado hace poco, se gentil Zoro.
-¡SIII NAMI-SAN!- gritaba Sanji al oír sus órdenes.
-Pe…- iba a quejarme pero me interrumpió. -¡deja de quejarte!- me chilló señalándome y fruncí el ceño. Cuando todos salieron de la sala Sanji quitó su cara de alelado al estar con Nami, me miró asquerosamente mal.
-No contradigas nunca a la bella Nami-san, ¿me oyes?
-No me digas lo que tengo que hacer, camarero pervertido.
-¿Qué dijiste? -Nada, vamos a fregar de una vez.- dije para evitar una pelea. Mientras él estaba en el fregadero yo le iba pasando platos y utensilios para que los fregase.
-Sinceramente, no sé cómo un hombre de pacotilla hace en este barco…- dijo mientras daba una calada a su cigarrillo impregnando la sala de olor a humo y fregando unos platos. Furioso, agarré uno de los cuchillos sucios y lo tire, haciendo que se quedara clavado en la pared de madera, justo a un centímetro de su cabeza.
-¿Lo dirás por ti, no?- pregunté con una sonrisa victoriosa. Se giró sobre sí mismo y me miraba ido de ira.
-La has cagado, Roronoa. Se acercó hacia mi haciendo varias acrobacias y dispuesto a patearme con sus largas piernas, pero lo esquivé completamente, y ya harto le agarré de la muñeca y se quedo quieto mirándome con asco.
-Haz el favor de estar quieto, u vas a sufrir mucho en este barco, cocinero de pacotilla.- le dije mirando como mi mano apretaba su muñeca, a lo que él cogió el plato más cercano que tenía y me lo aventó contra la cabeza y se zafó de mi agarre.
Furioso y con una gota de sangre saliendo de mi frente desenfundé mi katana rompiendo todos los utensilios que me tiraba por la sala hasta que le arrinconé y le hice una pequeña raja en su mejilla. Viendo ya la sangre y con la respiración agitada de lo enfadado que estaba, la guarde y apareció Nami en la habitación.
-¡LES VOY A MATAAAAAAR! ¡¿HAN VISTO ESTE DESASTRE?! ¡RECOGERLO AHORA MISMO PAR DE IMBECILES, SOIS UNOS IRRESPONSABLES!- dijo y pegó un portazo a la puerta indignada. Ambos miramos la habitación y vimos el caos que habíamos preparado hace un momento, sin decir palabra alguna nos pusimos a recogerlo.
-Oye, siento si me he pasado.- le dije a Sanji sin ni siquiera mirarle a la cara mientras recogía unos cachitos de un plato.
-Ahora no pretendas hacerme entender que sientes lástima porque es inútil.- me dijo con desprecio.
-Eres despreciable.- contesté y terminé de recoger mi parte.
Salí, me quité la camiseta y me puse a entrenar para descargar el estrés. Rato después vi como Sanji salió y se me quedo mirando.
-¿Se te perdió algo o qué?- pregunté con sarcasmo mientras levantaba la enorme maza. Negó con la cabeza molesto y se fue.
Continuará…