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L'appel de la vie por Girlyfairly

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Notas del capitulo:

Antes que nada, desearles un lindo año 2017, ya sé que casi estamos a mitad del mes, pero no se los había dicho :3

 

Segundo, quiero decirles que para mí ustedes no son simplemente unos "lectores" hay con quienes he llegado a  sentirme tan unida que los siento como amigos, familia, personas que aprecio realmente, a algunos solo les conozco el nickname pero aún así los considero muy importantes y valiosos. ¿El punto de decir esto? Que al sentirme unida, me siento en confianza, por decirlo de alguna manera. Por lo general soy de poner en las notas de capítulo mi estado de ánimo, a veces puedo estar muy contenta y otras quizá no tanto, y les digo que no ando muy bien pero que ahí vamos. El punto es que con mis notas del capítulo pasado realmente si me pasé, porque mi intención más que todo era hacerles ver a esas personas que se toman el tiempo de mandar insultos o que sé yo, a que se lo pensarán dos veces, pero creo que mi estado de ánimo estaba tan mal que se pudo entender de la manera equivocada.  Cuando lo releí sentí como si le estaba dando más importancia a un simple correo, en vez de las personas que constantemente me apoyan.

 

Un secreto a voces es que comencé a escribir porque mi psicólogo me dijo que tratase de mantener mi mente ocupada, que dibujase o que escribiese, dibujo medianamente bien, pero me siento más cómoda con escribir xD y aunque para mí realmente sea solo por hobbie, le pongo mucho empeño, por ello es que por siempre voy a valorar más a quienes me apoyan, aunque a veces ni yo lo crea posible, he prometido no dejar ningún fic inconcluso. Por ello pensé en modificar las notas del capítulo  anterior, pero al final decidí borrarlas.

 

Agradezco infinitamente a quienes me dejaron su apoyo, pero al final decidí eliminar las notas porque no quería llenarme de reviews a base de que las personas se sintiesen presionada, no sé si me entienden, quienes me dejaron review sé que no lo hicieron porque me tuvieron lástima, sé que fue su manera de apoyarme y lo agradezco muchísimo :) pero también estoy consciente que aunque ver sus comentarios hace mucha ilusión, no es obligación dejarlos si el lector así lo quiere.

 

En conclusion, espero no haberlos dormido, y quienes ya me han leído antes, saben que soy algo rara y no muy buena para expresar mis ideas. Yo solo sé que estoy llena de mucho amor :3

 

Los quiero *_*

7.PEUR

Un nudo de ansiedad y angustia se había formado justo en medio de su garganta, volviéndole un poco difícil el respirar. Mantenía su celular en una mano desde que habían llegado a la clínica, sabía que Misa probablemente ya había notado su desesperación que iba en aumento, pero ya no podía ocultarla, y la rubia parecía mejor hacerse la desentendida, hojeando unas revistas que usualmente colocaban en las mesas de centro de esos lugares.

En la hora que tenían de haber llegado, ella ya le había ofrecido alguna revista de maternidad que era lo que más abundaba en el consultorio, se las había mostrado en su intento de distraerlo, de relajarlo, pero ni siquiera le prestaba atención, no porque no le interesase, de hecho admitía que los últimos días se había pasado más tiempo del recomendado frente a su laptop, buscando todo lo referente a un embarazo, desde los alimentos que aportan mayor cantidad de nutrientes al bebé, pasando por las maneras de estimularlo, ¿y por qué no? Las mejores cremas para evitar las estrías.

No era el embarazo lo que le tenía nervioso, no era la cita, ni siquiera era el hecho de volver a ver al mismo doctor a quien le había gritado y tomado de la bata bruscamente en el mismo consultorio unas semanas atrás. Sus nervios erradicaban en que su celular no había sonado desde que abrió los ojos esa mañana.

Hacía dos semanas que había desactivado el desvío de llamadas, hacía dos semanas que su celular había sonado a diario. Lawliet era la primera y última llamada que recibía al día, algunas veces no sabía ni de dónde sacaba fuerzas para no atenderle, porque simplemente no se sentía cómodo fingiendo que nada había pasado, pero que tampoco podía sobresaltarse porque ya se le había advertido que su embarazo era de alto riesgo; pero habían otros días en los que le era imposible no contestarle, odiando al instante esa quietud que le embargaba tan solo de escuchar su voz al otro lado de la línea, el como esos cinco o diez minutos que la llamada durase podía lograr engatusarlo, hasta el punto de hacerle creer cada una de sus palabras, sonriendo tontamente cada que le escuchaba prometer que todo estaría bien de nuevo.

Pero ahora era cuando se arrepentía de haber reactivado su teléfono. Bajo los consejos, influencia, o presión de Misa lo había hecho, sobretodo porque la rubia le había convencido que sus padres podrían estar preocupados, más que nada su madre a quien telefoneaba cada fin de semana desde que se había casado, a quien tuvo que mentirle con la excusa de que había estado enfermo para dejarla más tranquila. Aunque más allá de sus padres, Misa le había convencido que si había tomado la decisión correcta de hacer a Lawliet participe en su embarazo, tenía que de apoco volver a tener una comunicación con el azabache, una comunicación basado solamente en el bebé si es que así lo querían. El problema es que la comunicación no había sido "de apoco" ni solamente acerca del "bebé". Las llamadas eran al menos dos minutos sobre saludos por cortesía, seguido de una simple preocupación de como había estado su día, si había tenido algún dolor, o si las nauseas habían cesado. Pero luego de eso cada vez se alejaban más del tema principal, cambiando a un monólogo de Lawliet donde hablaba solamente sobre "ellos" mientras Light se mantenía escuchando atento al otro lado, no atreviéndose a decir algo, pero sin el valor suficiente para colgar.

Era quizá por ello que aparte de estúpido se sentía decepcionado, porque si Lawliet le había llamado religiosamente los días pasados ¿por que éste era diferente? Ah, claro, porque de haberlo hecho tal vez se habría sentido en la obligación de asistir con él a la consulta.

Recostó su cabeza en el respaldar del sofá en el cual se encontraba sentado, cerrando los ojos para intentar no pensar en las miles de posibilidades que su mente le estaba lanzando con una rapidez casi cansina. 'De seguro ni le interesa tu embarazo', 'probablemente solo te ha estado mintiendo todo este tiempo', 'y tú tan idiota en creer que un bebé propio podría hacerlo cambiar de parecer'.

—Light, ¿has pensado lo que te dije?

El castaño abrió los ojos raudo, encontrándose con Misa quien le sonreía. Asintió despacio, haciendo que la rubia lo tomase como respuesta suficiente antes de regresar su mirada a la revista que estaba sobre sus piernas. Su única intención era hacerlo pensar en algo diferente, porque ella ya se imaginaba lo que rondaba por la cabeza de su amigo, porque ella no había pasado desapercibido las suaves risas provenientes de la habitación contigua a la suya durante las mañanas, ni cómo Light se dirigía al cuarto emocionado a la misma hora durante las noches, siempre con celular en mano.

Misa le había ofrecido la habitación de invitados por todo el tiempo que él encontrase como necesario. Pero a diferencia de Light —quien había decidido continuar con las clases en línea— ella si tenía que presentarse a la universidad, y al encontrarse un poco más avanzada en la carrera, los proyectos solían ser más trabajosos y extensos, por lo que podía ausentarse más de lo deseado de casa. Por ello había intentado convencer al castaño de que regresase con sus padres, no era que creyese que Light no podía valerse por sí mismo ni que le estorbase, de hecho su amigo ya le había ofrecido dinero de lo que su madre le mandaba como pago de la habitación, pero no era eso a lo que Misa se refería cuando había intentado convencerlo, más que nada estaba convencida que en un embarazado, independientemente del sexo, siempre es conveniente que se encuentre al menos una persona al pendiente.

Y Light lo había pensado, mucho para ser honesto, pero regresar con sus padres no era una opción viable para él. Se había casado a escondida de ambos a los dos meses que Soichiro le prohibió seguirse frecuentando con Elle, había tomado las cosas que consideró importantes y las guardó en una maleta para salir una vez sus padres se habían dormido. Y a pesar de que con el tiempo Sachiko había encontrado la manera de contactarlo nuevamente, jamás había vuelto a poner un pie en esa casa, sobretodo porque a pesar que la relación con su madre cada vez iba mejor, la relación con su padre seguía áspera, intercambiando pocas palabras y solo para eventos importantes; cumpleaños, navidades y años nuevo. Aunque el mayor motivo por el cual Light veía como imposible regresar a Kantō era el hecho que no había logrado contarle a Sachiko lo que realmente pasaba, desde lo de Lawliet hasta el embarazo, pese que había tenido la intención de contarle que sería abuela, las palabras no lograron ser articuladas.

—Anda, Light.

Escuchar la voz de su amiga nuevamente le hizo dar un leve respingo sobre el asiento al percatarse que ella ya se encontraba de pie y que él ni siquiera había escuchado su nombre ser llamado por la señorita tras el mostrador.

Se puso de pie luego de presionar por una vez más el botón principal de su celular, solo para asegurarse que, en efecto, su teléfono no se encontraba: apagado, en modo de silencio y que ningún mensaje o llamada había sido recibida recientemente.

Sonrió al entrar al consultorio, solo con la idea de no preocupar más a su amiga, sobretodo cuando el doctor comenzó a preguntar y anotar las cosas básicas, acomodándose sus lentes de botella de vez en cuando. '¿Ya has comenzado a beber tus vitaminas?', 'debemos continuar con la ingesta diaria del ácido fólico para asegurar el desarrollo correcto del cerebro y columna del bebé', 'aunque la ingesta de hierro sea leve, puede causar mareos y náuseas, por las cuales no debes preocuparte, al menos que estas no reduzcan con el paso de los días'.

Escuchó todas las recomendaciones y contestó cada una de las preguntas sin mayor problema, pero se sentía tan ajeno a toda la situación. Ni cuando el veterano lo invitó a subirse sobre la camilla sintió algún tipo de emoción, cuando las luces se apagaron y su abdomen quedó al descubierto no podía pensar en algo más que no fuese estar en casa lo más pronto posible. Pero sus pensamientos se callaron y sus ojos se abrieron de par en par una vez el aparato untado de frío gel se posó sobre su vientre, llenándose el consultorio de un rápido palpitar de un pequeño corazón.

Una risa nerviosa escapó de sus labios al mismo tiempo que Misa se mantenía a su lado, tomando una de sus manos. Era la primera vez que lo escuchaba y veía, ya que la vez anterior el doctor había dicho que dos ecografías en un periodo tan corto tampoco era recomendable. Su mirada estaba fija en la pantalla mediante el ecografo se movía lentamente de un lado a otro, buscando la mejor posición.

—Mira, esta es su cabeza, la cual por las semanas que llevas se encuentra más erguida— señaló con su trémulo dedo hacia la pantalla por un momento, una vez el aparato daba una mejor visión, que por sus años de experiencia no le era difícil divisar la forma y posición exacta del feto, pero que a Light le tomó unos segundos más, sonriendo una vez logró verlo tal como el doctor decía.

—¿Y ya se puede saber su sexo?

No iba a negar que esa pregunta era una de las principales que le rondaban en la cabeza. Solo llevaba dos semanas de haberse enterado oficialmente, y aunque al principio le había sido dificil asimilarlo, ahora no había habido día sin que se distrajese un poco de los deberes universitarios visitando páginas en internet donde había un sinfín de conjuntos perfectamente combinados para bebés sin importar su género o edad.

—Basado en los exámenes, tus síntomas y su desarrollo, podría decir con seguridad que te encuentras al menos en la semana dieciséis de gestación. En estos momentos mide un poco más de once centímetros y pesa 100 gramos, por ello sería más apropiado que te esperases al menos cuatro o seis  semanas más para una ultrasonografía más exacta.

—¿Tan poquito?— interrumpió sin dejar de ver la pantalla. No es como si no hubiese escuchado el resto, pero su atención había sido captada solo por las posibles medidas de su bebé, sobre todo porque su vientre no era de un tamaño exagerado, pero ya lograba verse una pequeña y redonda protuberancia cuando usaba camisas más entalladas, por lo que se lo imaginaba de un tamaño más grande, pero que según el doctor tenía el tamaño de tan solo un aguacate.

—Si, pero las semanas que le vienen son conocidas como "el estirón". En las próximas tres semanas tu bebé crecerá mucho, llegando a duplicar su tamaño y peso, eso sugiere que también tu embarazo será más notable aún con camisetas flojas.

—Mi amigo está preocupado por las estrías, doctor.

El rostro de Light se puso caliente y sino hubiese sido porque las luces estaban apagadas, estaba seguro que hubiesen visto su sonrojo en extremo. Aún en la oscuridad le dedicó una sería mirada a Misa, quien con una mano se había cubierto delicadamente la boca para no reír de manera escandalosa, resultando nada más en una sonrisa ahogada.

—¡Eso no es cierto!— espetó rápidamente, queriendo jalarla de las coletas sino fuese porque: uno, él era todo un caballero que jamás maltrataría a una mujer y dos, porque no debía moverse para no molestar al veterano.

—Solo se lo digo para ayudarte, él dice que tu vientre crecerá mucho más las próximas semanas, tal vez pueda recomendarte un buen producto y así dejas de buscar en internet.

Los ojos del castaño se abrieron desmesuradamente, entre vergüenza y sorpresa, aunque quizá molestia más que todo.

—¿¡Usaste mi laptop!?

—... Bueno, es que no encontraba la mía...— masculló, rascándose incómodamente con su dedo índice la mejilla, pero que la baja y ronca risa del doctor captó la atención de ambos nuevamente.

—Es cierto que en las próximas semanas tu embarazo será notable, pero no creo que tu abdomen llegue a ser tan abultado, sobretodo porque estamos hablando de que tú eres un hombre, realmente no es como si tu cuerpo este diseñado para acunar otro, pero él cual esta reaccionado bastante bien ya que los latidos de tu bebé se escuchan sanos y no se presenta ninguna anomalía— retiró el aparato para luego limpiar con cuidado los residuos de gel que habían quedado sobre la piel del castaño, quien se acomodó su camisa sonriente al escuchar que todo parecía ir como debía —Pero el hecho que diga que tu abdomen probablemente no crezca tanto se debe a que nosotros no poseemos la misma capacidad que una mujer, por lo que es posible que durante los últimos meses tu bebé se quede sin el espacio suficiente antes de tiempo, y nos veamos en la necesidad de interrumpir el embarazo.

—Eso quiere decir que requerirá de... ¿incubadora?— siguió al doctor dirigiéndose nuevamente al escritorio una vez las luces se encendieron, su mirada se encontró por un momento con la de Misa, cuyo rostro también lucia preocupado.

—Es probable, pero no debes preocuparte, recuerda que yo te estoy dando datos que he leído en libros, pero la información es limitada por lo poco usual del caso, y el cuerpo humano es increíble. Nuestro objetivo es que llegues a los nueve meses sin complicaciones, y puedo asegúrate que por cómo van las cosas vas por buen camino, pero debes continuar tomando tus vitaminas, alimentándote bien, durmiendo lo suficiente y evitando cualquier emoción fuerte como enojos o tristezas.

—Entonces si el embarazo no es interrumpido antes de tiempo y logro llegar a los nueve meses... ¿mi abdomen si crecerá más de lo que usted espera?— jugaba con sus dedos nerviosos, viendo como el doctor anotaba algo sobre un papel color rosado, muy parecido al que le había entregado la última vez, donde le recomendaba opciones de comida y alguna que otra vitamina junto a la dosis que debía beber.

—¡Por supuesto!, crecerá tanto como tu bebé necesite— dejó su labor por un momento, alzando la vista para verlos sobre sus anteojos —¿Por qué?, ¿gustas que también te anote una buena crema para las estrías? 

Light negó rápidamente con la cabeza, dando un golpecito disimuladamente con su rodilla en la pierna de la rubia, quien al igual que el doctor, río por lo bajo debido al comentario y a la reacción del castaño.

 

 

 

-_-_-

 

 

 

¿Cuánto tiempo llevaban de pie?, ¿una hora?, ¿hora y media?, Matsuda sentía como si hubiese pasado un día entero, las piernas comenzaban a dolerle, posiblemente por el frío, o quizá por el rato que llevaban esperando. El pronóstico del tiempo había anunciado que se esperaban bajas temperaturas para horas de la tarde, con altas probabilidades de una pequeña nevada por horas de la noche. Eso explicaba de buena manera el porqué el frío le calaba aún con su grueso suéter, bufanda y caliente gorro puesto, lo que no entendía es como el hombre a su lado se mantenía tan sereno aún cuando el viento se volvía más brusco mediante los minutos pasaban, y ni siquiera era necesario verlo de reojo para saberlo, bastaba con posar su mirada en el reflejo que mostraba el edificio al otro lado de la calle, cuyas paredes estaban conformados de vidrio polarizado, donde podía verse él abrazándose a sí mismo, mientras Lawliet solo permanecía ahí, con un ramo de rosas en una mano y un cigarrillo en la otra.

—Pensé que la idea de venir hasta aquí era entrar al consultorio— su voz apenas y fue audible, lo más que su mandíbula le permitió al tiritar tanto.

—Lo sé, solo... estoy tomando valor— confesó, llevando por última vez el cigarrillo a sus labios antes de botarlo y terminarlo de apagar con una de sus botas.

—Jamás te había visto fumar...

—No lo había hecho por muchos años, pero estoy nervioso, y estúpidamente creí que esto lograría tranquilizarme— su vista bajo un poco, buscando el ramo de rosas que sostenía en la mano, todas muy bonitas, brillantes y frescas, pero fue inevitable que su mandíbula no se tensase al saberse cobarde, porque estas dos semanas habían pasado más rápido de lo que hubiese deseado, porque hubiese querido que este día no llegase en un buen rato, porque el amor que siente lo tenía ahí con rosas en manos, pero que el temor no le permitía dar los pasos.

—Me alegra que no hubieses fumado en mucho tiempo, y también me alegra que te des cuenta que fue una estúpida decisión el volver a hacerlo.

—Fue por Light— interrumpió abruptamente, a lo que Matsuda calló para permitirle continuar —Ya sabes que en mi adolescencia terminé en un orfanato, fue como cambiar de vida, olvidar a lo que ya estaba acostumbrado y empezar de nuevo. Con todos mis compañeros del orfanato asistíamos a la misma escuela de gobierno, ahí conocí a Light, él estaba en el mismo salón donde estaba uno de mis compañeros. Pero para ese entonces yo estaba en la edad en la que te crees todo un hombre, y al él ser menor, lo veía solo como un niño, logrando a veces hasta fastidiarme con su presencia, aunque no era ni siquiera Light quien me molestaba, simplemente yo estaba frustrado con el mundo, pero ese es otro tema, el punto es que con el pasar del tiempo yo comencé a juntarme más con un grupo de chicos mayores que yo, y menos con Light y mi otro compañero Near, pero es que aquellos chicos me parecían tan geniales, nadie se metía con ellos, para bien o para mal las miradas se posaban en ellos, yo quería un poco de esa atención, y terminé aprendiendo algunas cuantas malas mañas.

—Alguna vez me comentaste que tus padres murieron en un accidente, pasar de eso a un orfanato debe haber sido un golpe fuerte para cualquiera, creo que es entendible que buscases sentirte fuerte y a la vez con atención sobre ti— masculló, el frío era cruel, pero más que nada, dudaba si las palabras dichas habían sido las correctas, no deseaba hacerlo sentir incómodo o que las confundiese con lástima, pero la queda risa que escapó de los labios del azabache lo sorprendió un poco.

—¡Ja!, mis padres no murieron en ningún accidente, el cobarde mi padre un día se aburrió de serlo y decidió irse, y aunque me quede con mi madre, era como estar solo, porque ella doblaba turnos de trabajo, cada vez la veía menos, cada vez la veía más cansada, hasta que su cuerpo no lo resistió, sé que todos sus esfuerzos eran por mí, pero también sentía como si ella me hubiese abandonado, junto a la culpa de sentirme el causante de su muerte. Por eso cuando mis nuevos "amigos" se aburrieron del niñato que quería ser como ellos, también me dejaron, y el único que estaba ahí y que siempre estuvo era Light, él jamás se fue. No digo que fue directamente gracias a él por quien deje las cosas malas que había aprendido, claramente él fue de mucha ayuda al mantenerse a mi lado pese a todo, pero lo hice principalmente por mi, porque quería ser una mejor persona para ambos.-

—Vaya... Jamás me habías dicho lo de tus padres, y menos lo demás, de hecho creo que jamás te he escuchado hablándolo con alguien— estaba un tanto anonadado, quizá él si consideraba a Lawliet como un amigo, pero sabía que el azabache era más reservado en sus cosas, por ello que toda esa confesión saliese de repente lo había dejado sin palabras.

—Lo sé, creo que los únicos quienes saben la verdad sobre mis padres son los encargados del orfanato, Light y ahora tú. No me gusta mucho hablar al respecto porque lo encuentro innecesario, pero simplemente todo ha salido de mis labios porque tengo miedo; tengo miedo de dar un paso, y luego otro, y otro hasta llegar a esa puerta.

Ahora el frío ya comenzaba a afectarle. Quería detener el maldito tiempo para tener el necesario y poder tomar valor, puesto que en su posición no tenía espacio para las dudas, no cuando se había pasado las últimas dos semanas tratando de ganarse la confianza de Light nuevamente, y que parecía que todo se iría por el caño ya que sus piernas se negaban a responder.

—Entiendo tu miedo, amas a Light pero no a...

—No me mal entiendas— habló raudo antes de dejarle acabar —Yo no puedo odiar a alguien tan Inocente, amo a Light, y te juro que han habido días en los que no he dormido bien por imaginarme cómo será ese bebé, el problema es que es mío, es ser padre lo que me inquieta, me da temor que el título me quede demasiado grande.

—Que tus padres se hayan equivocado no quiere decir que tu cometerás los mismos errores.

—Si, ¿pero y que tal si me equivoco?, no quiero que mi hijo sufra por mi culpa, no quiero ser igual que mi padre.

—Lamento lo que te diré, pero... ¿te has puesto a pensar que ya lo estás haciendo? Sí el bebé no existiese te juro que te diría que te entiendo y que deberías tomarte tu tiempo antes de tomar alguna decisión, pero el bebé ya existe y mientras tú estás aquí lidiando con un temor injustificado, también los estás abandonando a ellos— su voz había salido con un tono más alto del deseado, claro que lo entendía, pero ya llevarían dos horas ahí de pie y simplemente no era el momento para solucionar traumas cuando se suponía que hacía un buen rato deberían haber entrado a ese jodido edificio, Elle entregaría el ramo a Light, Light quizá soltaría algunas lagrimitas de emoción y luego ambos entrarían al consultorio, o algo así era el plan que Lawliet le había dicho por la mañana.

—¿Mi temor te parece injustificado?— sonrió de lado, llevando las rosas más cercas de su cara para poder olerlas.

—No lo quise decir de esa manera, pero este frío me está exasperando. Lo que quise decir es que entiendo tu temor, pero no puedes ser tan egoísta y creer que solo tú tienes miedo, ¿has pensado cómo se siente Light?, ¿no crees que él también tenga miedo?, dijiste que antes pudiste dejar tu adición al tabaco porque quisiste ser una mejor persona, ¿que te lo impide ahora?, ¿que te impide ser mejor que tu padre?, no, deja a tu padre fuera de eso, mejor pregunta sería ¿que te impide a TI ser un buen padre?— lo vio de reojo unos segundos, esperando una respuesta que jamás llegó.

Y es que para Lawliet no había una respuesta, no había una defensa, no había una excusa. Todas y cada una de las palabras de Matsuda le retumbaban en la cabeza, simplemente estaba actuando egoístamente, o quizá solo se estaba refugiando en su trauma como justificante para no enfrentar la realidad.

—Vamos...— indicó suavemente unos segundos después, dando un paso cuando sus piernas decidieron obedecer, aunque podía sentir que el cuerpo entero le temblaba.

Pero tan pronto llegaron al otro lado de la calle, la puerta del edificio frente al cual habían estado de pie se abrió, dando todos un pequeño paso hacia atrás y conteniendo la respiración por un momento por lo sorpresivo que había resultado quedar frente a frente.

—¿Lawliet...?— las últimas semanas habían hablado un poco, pero tenerlo en frente lo había dejado sin aliento, más cuando sus ojos se posaron en las rosas de color rojo vibrante.

—Light, te espero en el auto— Misa subió por completo la cremallera de su abrigo, dedicándole una pequeña sonrisa a Elle y Matsuda antes de abrirse paso en medio de ambos para dirigirse al parqueo.

—Lamento mucho no haber venido a tiempo, ni haberte llamado para avisar en mi hora de almuerzo, pero el trabajo estuvo tan pesado que apenas y comimos, sumando que tuve que quedarme un poco más para poder terminar.

La mirada dubitativa de Light rápidamente se dirigió a Matsuda, quien comprendiendo la situación, no hizo más que asentir rápidamente.

—Si, es cierto, hemos salido corriendo luego del trabajo pero parece que igual ya era muy tarde— sonrió de la manera más sincera que pudo, él no era bueno mintiendo, y solo esperaba que hubiese sonado convincente, más porque sabía que Lawliet no lo hacía con mala intención, ni porque lo estuviese engañando, quizá era la conversación previa la que había influenciado para que se pusiera completamente de su lado, aunque lo que sabía es que deseaba ver a esos dos cada vez mejor, en lugar de alejados.

Light sintió como su corazón se aceleró y una sonrisa se dibujó en sus labios luego de que Matsuda confirmase lo que Lawliet había dicho, agradecía haber subido su bufanda pues al menos su emoción no había quedado completamente al descubierto, pero es que no podía negar que aquello le había hecho sentir feliz, no por él, más bien por el hecho que el azabache si estuviese dispuesto a formar parte en la vida de su bebé, porque el día entero se había sentido altamente ansioso de creer que las palabras de Lawliet solo serían promesas vacías.

—Yo también te esperaré en el auto, Lawliet— habló Matsuda luego de unos segundos de silencio, al comprender la mirada que el azabache le lanzaba, indicándole que solo estaba haciendo un mal tercio.

—¿Como está?— continuó el azabache una vez su compañero se había alejado, posando una mano completa sobre el vientre del castaño, que bajo un suéter tan grueso apenas y podía sentirlo, pero sabía que estaba ahí.

—El doctor ha dicho que se va desarrollando bastante bien, quizá para la próxima sí puedas venir a tiempo.

—Te he traído esto, para ver si te convenzo de acompañarme a cenar.

El azabache estiró su mano para entregarle el ramo, pero Light no lo tomó. ¿Era él, o el cambio de tema si había sido abrupto?, ¿sería que su paranoia no había desaparecido por completo y solo estaba imaginando cosas que no eran?, no importaba lo que fuese, simplemente negó lentamente con la cabeza.

—Lo siento, no puedo aceptar ninguna de las dos.

—Light, sé que me equivoqué, pero pensé que lo íbamos a intentar— su voz había sonado nerviosa, y era notorio porque el ramo entre ambos rostros había comenzado a temblar mientras aún lo sostenía.

—¿Así de fácil?, por supuesto que lo estoy intentando, ¡estoy intentando olvidar que mi marido se cogió en nuestra cama a otra persona!— le empujó las rosas con cierta brusquedad, quién sabía si era la sensibilidad por el embarazo, pero detestaba como podía pasar de extrañarlo tanto a querer matarlo en cuestión de segundos.

—No, no digo que sea así de fácil, pese a que ya ha pasado un tiempo, entiendo que te tomará un poco más el poder perdonarme. Lamento haberme alterado, pero es que realmente te extraño demasiado— se aferró al ramo que había sido rechazado, sin apartar su mirada a la única parte del rostro del castaño que quedaba al descubierto entre el gorro y la bufanda: sus ojos, los cuales le parecían una combinación de emociones.

Light tenía su vista fija en las rosas, pero Lawliet había notado que aquellos ojos miel lucían cristalinos, dándoles un aire de tristeza, pero brillaban de una manera que podía  sugerir: rencor, dolor, o decepción.

—...Debo regresar con Misa...— susurró, apartando por fin la mirada y dando la vuelta, pero deteniéndose al sentirse sujetado por el brazo.

—...Espera... está bien, no aceptes ir a cenar conmigo, te dije que no importaba cuanto costase, no estaba dispuesto a perderte, eso incluye ser paciente y esperar el tiempo que sea necesario. Pero por favor, las rosas son tuyas, llévalas contigo— lo soltó con cuidado, no lo obligaría a permanecer en contra de su voluntad, ya había dicho lo que quería, y Light estaba en su derecho de continuar sin voltear si así lo deseaba. Pero Light no se movió, y Lawliet dio un respingo al verlo girarse unos segundos después.

—...Lawliet, pedí esto para ti...— llevó su mano al bolsillo de su abrigo, sacando su billetera para tomar de ella algo que asemejaba a una fotografía, lo que Lawliet pudo comprobar al tenerla ya en su mano —Si te fijas bien, esta es su cabeza— se situó al lado del azabache, señalándole con su dedo cada parte del bebé que la ecografía había mostrado. Lawliet, por su parte, no apartaba la vista de la foto, prestando atención a todo lo que Light le indicaba, deseando que ese momento fuese eterno, sentirlo tan cerca hasta el punto de poder percibir su olor a miel era de las cosas que tanto extrañaba.

—Se ve muy pequeño...— susurró, sorprendiéndose al percatarse que la emoción no solo erradicaba en el hecho de sentirse junto a Light, más bien se había descubierto embelesado en la pequeña figura que se lograba divisar en el papel.

—Y lo es, según el doctor debe medir once centímetros— se alejó un poco, sonriendo ladinamente al percatarse que el azabache no había apartado los ojos de lo que él le había entregado —Misa me hizo abrir los ojos y entender que tienes todos el derecho de ser su padre, no te negaré que seas parte de su vida, pero no estoy seguro de querer que vuelvas a ser parte de la mía —se mordió el labio bajo la bufanda, dando la vuelta rápidamente esperando que Lawliet no lo detuviese de nuevo, pero que una vez más sus pasos se vieron estancados al sentirlo sujetándole por el abrigo. Pero unos segundos pasaron sin que alguno dijese algo, sobretodo porque esas palabras si habían logrado lastimar al azabache, pero había una palabra clave que le daba un poco de esperanza.

—Has dudado, has dicho no estar seguro, en lugar de estar realmente convencido de que es lo que quieres. Sé que fui un idiota, pero creo que todos merecemos una segunda oportunidad, yo jamás la desaprovecharía si algún día te decidieses en dármela.

Esta vez no volteó una vez se supo libre por su esposo, porque esos arranques de valentía como el anterior no eran algo que se daba dos veces en el mismo momento, en cambio prefirió retomar sus pasos, antes que sus emociones quedasen al descubierto; porque una parte de él quería golpearlo, la otra besarlo; en parte quería odiarlo, pero otra perdonarlo.

Y pese a que Lawliet solo lo había visto alejarse, quedando él con una invitación a cenar y un ramo de rosas, aún así una sonrisa surcaba sus labios, porque aunque Light no había dicho nada, ese silencio le sugería que tenía una posibilidad. Pero su sonrisa se volvió más amplia cuando agachó su cabeza y posó su mirada nuevamente en la fotografía que se le había sido entregada, viéndola detenidamente para captar todos los detalles de su bebé, los cuales delineó lentamente con su dedo índice, antes de guardarla con cuidado en su billetera.

Notas finales:

Bien, quiero ser equitativa. Sé que algunos sólo leen este fic, y otros sólo leen "No te enamores" pero haré aquí la misma petición que hice allá. 

 

Mi muy querido y abusado Mii-kun se siente preocupado por mi perfil, por lo que decidí modificarlo (por milésima vez como dice Apa-san) pero quería hacerlo con su ayuda. Les pedí que me dejasen en review o al email alguna pregunta, desde lo más serio a lo más tonto, he recibido algunas por email y algunas otras en review, si alguien quiere hacerme una aquí sería genial... ya luego yo me tomaré el tiempo de modificar de nuevo mi perfil. :* hasta la próxima.


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