Descubriendo nuestros sentimientos.
Ryoma se encontraba practicando contra la pared, pero no sabía que alguien le observaba… tan concentrado estaba en la pelota, tratando de controlar a la vez fuerza y trayectoria, dejando como prueba de su destreza una notable marca en medio de la pared…
Pequeñas gotas de sudor perlaban su frente, sus labios se encontraban entreabiertos, su respiración había comenzado a irreguralizarse, su mirada destilaba determinación…
Era en verdad una visión tentadora, por desgracia para su observador tuvo que retirarse, o podrían sospechar de su atracción hacia el más joven de su equipo, al verle llegar después que el, o eso pensaba. Estaba por abandonar su escondite cuando apareció su eterno y secreto rival: Momoshiro, quien con el desparpajo de siempre, llegaba a interrumpir a Ryoma, captando por completo su atención, era claro que a Ryoma le gustaba Momo, pero al parecer, de eso sólo se percataban el mismo Ryoma y su eterno observador: Tezuka Kunimitzu…
-Nee Echizen que llegamos tarde al entrenamiento, ya sabes que al boucho no le agrada que nos retrasemos- dijo Momo, rodeando con un brazo los hombros del menor.
-Momo-sempai… - dijo Ryoma sonrojándose un poco, cosa que por supuesto sólo noto Tezuka, quien haciendo un gesto de frustración abandonó su escondite sin ser visto y se dirigió a las pistas de tennis, mientras que Momo y Ryoma se encaminaban a buen paso para no retrasarse.
En las pistas de Tennis ya se encontraba la mayor parte del equipo, Tezuka llegó antes que Ryoma y Momo, apenas por unos dos minutos, puso a todos a hacer calentamientos y a correr cinco vueltas, pero como Ryoma y Momo llegaron unos minutos tarde, los puso a dar diez vueltas…
-Echizen… el boucho estuvo raro… como si le molestara que llegáramos juntos – dijo Momo, mientras esperaban a que se formaran las parejas para los partidos de práctica.
-No tendría que molestarle eso Momo sempai- dijo Ryoma, tratando de parecer indiferente a los que decía Momo, levantando el rostro al notar que alguien se acercaba a ellos- Kaidoh sempai…
-Momoshiro… juguemos- al tiempo que decía esto, Kaoru les volteaba la espalda, dirigiéndose a una de las canchas de tennis.
-Este mamushi- dijo Momo con una sonrisita, comenzando a caminar tras de Kaoru.
-¡Momo sempai!- Ryoma le había tomado del brazo, en verdad tenía que saber lo que pasaba ahí, aunque doliera… -¿Hay algo entre Kaidoh sempai y tu? Digo, aparte de la rivalidad de siempre- mientras hablaba, mantenía la vista clavada en el suelo, temiendo la respuesta.
-Hasta que lo notas- Dijo Momo con una sonrisita nerviosa- hace una semana que salimos, pero el no quieres que diga nada… dice que es para ahorrarnos problemas- susurró en su oído, captando sin darse cuenta una furibunda mirada de Tezuka, quien se dijo seriamente que no aguantaría esa situación por mucho más tiempo, si todo seguía como hasta ese momento.
Los ojos de Ryoma se llenaron de lágrimas, mientras que Momo entraba a la cancha de tennis e iba a la banca a dejar su maleta, sacando su raqueta. El menor del Seigaku dio media vuelta, dando la espalda al área de entrenamiento, encaminándose a los bebederos, necesitaba lavarse el rostro con urgencia.
Fue entonces que el capitán del club de tennis del Seigaku se dio cuenta de que algo pasaba, se fijó en que todos estuvieran atentos al partido entre Momo y Kaidoh, dirigiéndose luego a los bebederos, en busca de cierto pelinegro de ojos dorados.
Ryoma se estaba lavando el rostro, dejando que el agua se mezclara con sus lágrimas, en el momentos en que estiró la mano para alcanzar su toalla, sintió que alguien se la daba, extrañado el oji dorado, se secó el rostro y vio a la persona que estaba parada frente a el…
-Boucho…- dijo el pelinegro, tratando de sonar normal..
-Echizen, el entrenamiento aún no termina- mientras hablaba, analizaba el comportamiento del pelinegro.
-Tenía calor- esto en verdad estaba mal, de repente bajó la mirada, no se atrevía a decir que no soportaba ver a Kaidoh y a Momo juntos… aunque… ahora que lo pensaba, la idea de ver a Momo sólo como el amigo que era, no parecía tan terrible, nunca había albergado demasiadas esperanzas, pero se había imaginado tantas veces lo maravilloso que sería recibir un beso del oji violeta…
-Echizen, tú nunca abandonas un entrenamiento sólo porque tengas calor, eres muy dedicado y el mejor del equipo, te pedí que seas el pilar central del Seigaku, no puedes permitir que algo personal interfiera en tu preparación.
-No se de que habla- respondió ladeando el rostro.
-De Momoshiro… se que hay algo entre ustedes.
-No hay nada entre nosotros… ni lo hubo, ni lo habrá- en ese momento sus ojos se humedecieron de nueva cuenta.
-Ryoma…- y en ese momento el rubio capitán se acercó al pelinegro, haciendo que levantase el rostro, tomándole por la barbilla – ya que las cosas son así… ¿Aceptarías tener una relación conmigo?
-Tezuka boucho… si- dijo desviando la mirada con las mejillas completamente rojas.
-Bien, creo que es hora de volver al entrenamiento… Ryoma, vamos.
El pelinegro dudó un poco, pero asintió situándose junto a Kunimitzu, llegando juntos a la zona de prácticas.
-Echizen ¿Dónde estabas? Quería que me vieras ganarle a ese víbora- Momo estaba muy animado, al parecer esta vez el había ganado el partido.
-Fui a refrescarme. Dijo como si nada, tenía que sacarlo de su corazón, debía hacerlo.
-Regresemos juntos a casa, quiero ir por hamburguesas- dijo Momo con una gran sonrisa.
-Lo siento, Ryoma tiene que quedarse a ayudarme, hay unos videos de tenistas con los que jugó en el Open de Estados Unidos que quiero que me ayude a analizar- Tezuka dijo lo primero que le había llegado a la mente, después de todo, no deseaba que su niño pasara demasiado tiempo con el de ojos violetas.
-Es hora de irnos Momoshiro- se escuchó la voz de Kaoru, que apareció a la espalda de Momo, para acto seguido, tomarle de la mano y arrastrarlo fuera de la zona de entrenamiento, directo a los vestidores para llevarlo a comer las hamburguesas que quería.
Kunimitzu también tomó de la mano a Ryoma, llevándolo a la sala de audiovisuales, donde se sentó junto a el, rodeándole los hombros con el brazo.
No hace falta decir que Momo y Ryo se sonrojaron tanto que sus mejillas bien podrían competir con el color rojo de un semáforo.
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New York, fiesta en honor al nuevo equipo juvenil estadounidense.
La fiesta estaba en pleno apogeo, el alcohol corría como pocas veces, haciendo que cierto rubio capitán del equipo de tennis juvenil hiciera desfiguros, pues estaba por completo embriagado.
En ese momento, llegó un joven, que fue anunciado como la nueva adquisición del equipo, Echizen Ryoga…
El hermano mayor del Ryoma, quien sin dudarlo, fue a la pista de baile, para sostener mas que acompañar a bailar a un delicioso rubio, que entre desfiguros alcohólicos dijo llamarse Kevin, bailaron toda la noche, hasta que el pequeño rubio dejó de coordinar, por lo que se dirigió a una de las mesas, con quien creía era su amigo japonés y rival, Echizen Ryoma.
Continuará ^^