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November is Multishipper por Leana

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Notas del capitulo:

De nuevo me disculpo. Maldita sea, siempre me toca turno en la Botillería cuando juega Chile. Es terrible. Ayer no paré en todo el día y cuando llegué a casa me derrumbé en la cama. No fui capaz ni de encender el computador. Pero aquí estoy, tratando de ponerme al día a como dé lugar. Oh sé.

La eterna OTP. Es que TODOS sabemos que estos dos se aman, oh, sí. Escorpio y Cáncer son muy compatibles, pero… bueno, escorpio y sus complicaciones, aunque los cáncer son bastante inestables. Mierda. Que combinación más intensa.

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Midorima x Takao: “Siempre era Takao quién se preocupaba de estabilizarlo, de evitar que callera en la autocompasión. Porque Takao conocía cada parte de ese emocional Midorima.”

 

 

Una obvia afinidad   

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Takao se amarró las zapatillas con la mirada aún borrosa. Acababan de perder contra Rakuzan y no se sentía nada bien. Sentía la boca pastosa, los músculos agarrotados y una opresión en el pecho que apenas lo dejaba respirar.

No es que jamás hubiesen perdido, porque ya había probado el amargo sabor de la derrota a lo largo de su vida, pero ese partido en particular lo hacía sentir impotente, la rabia acumulada bajo su piel.

Giró el rostro y vio a Midorima guardar su amuleto de la suerte en su bolso. Eso era lo que más le afectaba, ver a su amigo derrotado de esa manera. Akashi acabó con él en todo sentido. Sin piedad alguna. ¿No se suponía que eran amigos cercanos en aquella época de Teiko? Al parecer al chico de cabellos fucsias aquello no le importaba. ¡Hasta había rechazado su mano cuando se la extendió!

Takao enarcó una ceja, porque en ese punto, su mente había viajado a aquel tiempo donde el mismo Midorima lo había destrozado de esa manera en la cancha. Preocupado de hacer sus puntos y nada más. Tampoco tuvo piedad.

Midorima había cambiado demasiado hasta ese momento. Darse cuenta de aquello lo hizo sentirse peor. Midorima había hecho las cosas correctamente, había confiado en su equipo, en él para lograr la victoria, aun así no fue suficiente.

—Shin-chan —llamó Takao, sin atreverse a mirarlo esta vez, prefirió clavar sus ojos en el suelo—. ¿Estás arrepentido?

—¿Qué?

—¿Estás arrepentido de haber confiado en mí en el partido? No ganamos… yo…

—Takao. —La voz de Midorima sonó extrañamente suave y lo vio arrodillarse frente a él.

Cuando alzó la mirada, vio los ojos verdes de Midorima enrojecidos por las lágrimas y se mordió los labios ante eso.

—Escorpio no es de los que se lamentan, Takao —dijo el chico con el semblante serio.

—No has respondido mi pregunta.

—Odio perder, pero no me arrepiento de nada. Mucho menos de jugar contigo —contestó Midorima, alzando la mano y tomando la de Takao.

El azabache sonrió de lado, porque si bien Midorima se veía muy serio por fuera, la verdad es que era bastante sentimental y sensible. Demasiado susceptible. Por eso, siempre era Takao quién se preocupaba de estabilizarlo, de evitar que callera en la autocompasión. Porque Takao conocía cada parte de ese emocional Midorima.

Takao alzó las manos para tomar su rostro con cariño, enternecido por todo lo que Midorima lo hacía sentir. ¿Cómo el odio de un inicio pudo pasar al amor?

Sus labios rozaron los de Midorima, dándole tiempo para alejarse si así lo quería, pero al contrario, el más alto solo contuvo la respiración y Takao supo que aquello era mutuo, que Midorima le estaba dando permiso.

Lo besó, tomando su labio inferior y jalando, abriendo la boca cuando Midorima lo hizo, encajando sus labios. Midorima parecía nervioso, por eso Takao mantuvo un ritmo lento, aunque quería devorarlo en ese preciso instante. Había esperado tanto por ello. Era su primer beso.

Aunque no lo pareciera, Takao sintió que ese era el momento indicado, porque Midorima le había demostrado que era importante, tanto como para enterrar para siempre ese lado orgulloso de no necesitar a nadie y mantenerse a su lado a pesar de la derrota.

Cuando se separaron, Midorima lo miraba con intensidad, completamente serio antes de decir—: Espero que no sea otra de tus jugarretas, Takao.

—Me gustas, me gustas mucho.

Esta vez Midorima se alzó y Takao se echó hacia atrás sin soltar su rostro, besándolo nuevamente. Quedó recostado a lo largo de la banca, con Midorima entre sus piernas.

El chico era alto, sentía el peso abrumador de ese cuerpo sobre el suyo, pero era agradable, sentir el calor, el perfume suave y seguramente caro que usaba. Takao se deleitó con esa lengua nerviosa adentrándose en su boca y se dedicó a guiarlo un poco en el beso, sin querer interrumpir esa pasión con la que lo estaba besando.

Midorima soltó su boca para descender por su cuello y besar, morder, como si quisiera hacer mucho y no se decidiera con qué empezar.

—Shin-chan…

Entonces el más alto se detuvo, hundiendo el rostro en la curvatura de su hombro y respirando con fuerza, el aliento caliente traspasando la ropa.

—Dijiste que no ibas a poder consolarme, pero lo has hecho, Takao —soltó sin alzar el rostro, haciendo saber a Takao que se moría de vergüenza.

Takao soltó una carcajada antes de acariciar sus cabellos verdes, sedosos, se sentía demasiado bien.

—¡Takao! ¡Midorima! ¡No tengo todo el día, par de idiotas! —Gritó Miyaji desde afuera y ambos dieron un salto, sentándose en la banca y acomodándose la ropa.

—Menos mal Miyaji-san no entró —comentó Takao tomando su bolso y se levantó caminando hacia la puerta, seguido de Midorima.

Antes de abrirla, lo tomó de la playera y tiró para poder depositar un beso en sus labios, para luego alzar la mirada y sonreír ladino.

—¿Qué tanta afinidad tiene escorpio y cáncer? —Preguntó con curiosidad.

—Bastante, aunque es escorpio el principal problema, siempre pide más de lo que da.

—¡¿En serio?! ¡Pero Shin-chan! Tú deberías ser el problema, no yo.

—¿Y eso por qué?

—¿Por qué yo soy el más relajado? —Soltó con ironía, alzando una mano con gesto de que fuera lo más obvio.

—Idiota —contestó Midorima sonriendo suave, dándole un leve beso en los labios.

A Takao le temblaron las piernas y podría jurar que se estaba derritiendo sólo por ese gesto. Tendría que comenzar a acostumbrarse a esas cosas, porque haría que se repitieran muchas veces más.

Le echó los brazos al cuello y lo obligó a inclinarse para besarlo más profundo, lengua afuera y un jadeo caliente. Para cuando se alejó y miró el rostro completamente sonrojado de Midorima, se sintió satisfecho, estaban a mano.

Aquello iba a funcionar perfectamente.

 

 

Notas finales:

Sus reviews siempre son amados...

Besos de gato~


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