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November is Multishipper por Leana

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Notas del capitulo:

Esta shipp me gusta mucho. Kise tiene cierta adoración por Kuroko, es MUY obvio. Y cuando Kuroko le fue a dar ánimos antes del partido contra Tōō, supe que era mutuo. Porque Kuroko se muestra bastante cercano a Kise con el paso de los capítulos. A pesar de eso, siento que esta pareja está cargada de angst pero también de mucho fluff. Aw, el contraste los hace muy intensos. Me gustan.

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Kise x Kuroko: “¿Qué tenía que hacer para ser su luz? Kise no pudo reprimir la carcajada amarga y las lágrimas que caían de sus ojos ante aquel pensamiento. Era injusto, muy injusto.”

 

 

Luz

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1

Kise sonrió con amargura al verlos alejarse. Kuroko estaba caminando junto a Kagami, ese chico pelirrojo al que había escogido como su luz.

¿Qué tenía que hacer él para serlo? Kise no pudo reprimir la carcajada amarga y las lágrimas que caían de sus ojos ante aquel pensamiento. Era injusto, muy injusto. Él quería ser la luz de Kuroko, el que lo apoyara dentro y fuera de la cancha, el que estuviera a su lado en todo momento. Pero Kuroko parecía pasar de él olímpicamente.

Era cruel.

Kise estaba perdidamente enamorado. Enamorado de ese carácter fuerte, de su ser inquebrantable, de lo incondicional que era Kuroko con sus amigos. Lo fue con ellos, pero Teiko había destruido eso y Kise había pagado las consecuencias. Kuroko había fijado una distancia entre ellos y ahora parecía aún más inalcanzable.

Había ido a buscarlo personalmente, a pedirle que fuera parte de su equipo y Kuroko se había negado sin dudarlo. Kise estaba desesperado.

 

2

Kise quería ganarle a Kagami para probar que no era merecedor de ser su luz, de que él podría serlo. Pero el pelirrojo había ganado y con ello había destruido toda esperanza en Kise. Se sentía mal, muy mal.

Había perdido en control con facilidad, preso de las ansias por ganar y Kuroko junto a su nueva luz los habían derrotado. En su propia cancha, frente a su escuela.

Kise salió de allí para mojarse la cara. Se daría por vencido, Kuroko jamás lo vería de una forma especial. Apenas y lo consideraba un amigo, o eso sentía. ¿Quizás estaba siendo melodramático? Bueno, así era Kise, cuando algo lo afectaba, era en serio. Además, sus sentimientos se estaban comenzando a desbordar y ya no podía con ello. Aquello se le había salido de control.

 

3

—Eres injusto, Kurokocchi.

—¿Kise-kun?

Y se habían desbordado. Kise estaba llorando con fuerza, lágrimas gruesas que mostraban el dolor  y la frustración acumulada, lo mucho que le dolía el corazón. Porque Kuroko estaba ahí, dándole ánimos, hablándole con dulzura y mirándolo con intensidad, sus palabras cargadas de apoyo.

Kise se había resignado a que él no sería nada importante en la vida de Kuroko, por más que quisiera. Se había rendido y ahí estaba el chico, haciendo que su corazón latiera tan rápido que las costillas le dolían.

—Me gustas, Kurokocchi, me gustas hace tanto… y ya no puedo con esto —dijo Kise, mirándolo por fin.

Kuroko le devolvía la mirada con los ojos muy abiertos, parecía asombrado. Pero Kise se dio cuenta de lo que había hecho y no se sintió listo para el inminente rechazo. Así que se secó las lágrimas y miró hacia el frente, los árboles frente a él dejándose mecer por el viento.

—Lo que pase ahora, depende de ti, Kurokocchi —dicho aquello, Kise se giró y caminó hacia la puerta, para entrar nuevamente al gimnasio.

Dejó atrás a Kuroko y lejos de sentirse mejor por haber sacado aquello de adentro, sintió miedo. Miedo a perderlo, miedo a lo que sucedería luego o a lo que no pasaría jamás.

 

4

Kise se movía por la cancha con rapidez, el rebote de la pelota era estridente contra el piso, mezclándose con el de sus zapatillas al raspar la cancha.

Quería botar toda esa frustración acumulada. Aomine lo había destrozado en la cancha y no tenía a qué aferrarse. Kuroko no había vuelto a hablarle y no lo culpaba, seríaa lo mejor. Ahora no solo su orgullo estaba destrozado, sino que su corazón también.

El tiempo lo cura todo, le había dicho su Senpai, Kasamatsu.

—Kise-kun.

La pelota rebotó contra el aro y cayó afuera. Kise sintió que su estómago había caído hasta el fondo, dejándole un vacío que se extendía hasta su garganta.

Tomó aire y se giró, encontrándose con esos ojos celestes clavados en él. Kuroko estaba serio, pero su mirada era suave, Kise no quiso hacerle caso a su presentimiento, porque aunque Kuroko no pareciera molesto, eso no aseguraba que lo que siguiera fuera bueno o malo.

—Kurokocchi —habló más para convencerse de que el chico estaba allí, frente a él.

—Tú eres el injusto.

—¿Qué? —Kise pestañeó con rapidez, frunciendo el ceño levemente al sentirse confundido.

Kuroko avanzó, lo tomó por el cuello de la playera y jaló. Sintió el calor húmedo del sudor impregnado y el aroma de Kise, perceptible y caliente. Lo besó, juntando sus bocas y encajando sus labios.

Cuando Kuroko lo soltó, Kise no fue capaz de moverse, con el rostro a su altura y mirándolo con sorpresa. El chico de cabellos celestes tenía los pómulos rojos por el rubor, se veía precioso. Y lo había besado.

—Nunca pensé que fuera amor, Kise-kun, creí que era un capricho por el hecho de que no te daba la atención que acostumbras a recibir…

—Eso es un tanto cruel, ¿no? —lo interrumpió Kise, enarcando una ceja.

—Pero también me gustas, Kise-kun —continuó Kuroko, sonriendo esta vez.

Kise sonrió también, pero sus ojos se volvieron llorosos, esta vez el sentimiento que se desbordaba en su interior era de felicidad. Enterró las manos en el cabello de Kuroko, atrayéndolo hacia sí y besándolo con fuerza. Quería devorarlo, lo había añorado por tanto tiempo que apenas podía contenerse.

Su boca lo reclamaba todo, jalando de sus labios y succionando de vez en cuando. Sintió a Kuroko quejarse quedo. Su lengua se deslizó de forma involuntaria, acto reflejo, y el chico intentaba seguirle el ritmo.

Kuroko se alejó de pronto y vio el hilo de saliva que unió sus bocas por segundos.

—Yo… es mi primer beso, ¿podrías ser más paciente, Kise-kun? —dijo jadeante, tapándose la boca con el dorso de la mano.

Kise asintió sin dejar de sonreír. Se había rendido, había renunciado a aquello cuando la solución siempre había sido declararse, hablar claro, ¿pero cómo saberlo? La personalidad de Kise no era de muchas palabras, sino acciones, él daba por sentado que siempre eran interpretadas correctamente. En cambio con Kuroko había que ser claros a través de las palabras.

Lo haría, se esforzaría por decirle a Kuroko cuanto lo quería, fuerte y claro. Cada vez que lo tuviera entre sus brazos. No lo dejaría ir.

 

Bonus

Kise se apoyó en el respaldo de la cama mientras Kuroko descansaba la espalda contra su pecho, sentado entre sus piernas.

—Si te gustaba, ¿por qué no me elegiste como tu luz? —Preguntó Kise, dejando el celular a un lado de la cama.

—Porque no necesitas de una sombra para brillar, Kise-kun —contestó Kuroko sin levantar la vista de su libro y el rubio deseó ver su expresión en ese momento.

O quizás no, porque estaba tan sonrojado que el rostro le ardía y cosquilleaba. Mierda, no se esperaba una respuesta como esa.

Lo amaba, no había nada más certero para Kise que eso.

 

 

Notas finales:

Sus reviews siempre son amados...

Besos de gato~


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