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November is Multishipper por Leana

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Notas del capitulo:

Akashi y su voz. Sus ojos. Su actitud absoluta. Me gusta con todas sus facetas. Aomine… bombón. Mi debilidad absoluta. Después de leer el Extra Game y ver como Aomine se comporta con Akashi, bueno, no pude resistirme a emparejarlos. Porque el moreno se muestra sumiso pero en confianza.

Zhena. Un besazo para ti. Espero que te guste.

.

Aomine x Akashi: “Aomine no había podido evitar ser envuelto por él, porque Akashi le daba una atención diferente, era suave pero estricto. Saberse especial le gustaba. Y Akashi dominaba en todo aspecto.” 

 

 

Un sentimiento absoluto

.

 

Para Aomine nunca fue difícil hacerle caso a Akashi. El chico tenía una mirada única, su semblante pasivo, demasiado, era lo que intimidaba, que fuera muy seguro de sí mismo. Sabía de su poder y talento, pero lo usaba cuando debía. La mayoría de las veces ni siquiera eso, con su presencia sabías que él era absoluto.

Aunque no solo era eso, Akashi trataba a Aomine de una forma especial, era paciente y le permitía cosas que a los demás no. Aomine jamás fue víctima de su mirada, de la “rotura de tobillos”. Porque Akashi reconocía su potencial y le hacía apreciarlo, que se sintiera orgulloso de ser un monstruo.

Por eso Aomine no había podido evitar ser envuelto por él, porque Akashi le daba una atención diferente, era suave pero estricto. Saberse especial le gustaba.

—Estás desconcentrado, Daiki —dijo Akashi trayéndolo de vuelta a la realidad y Aomine tragó con fuerza.

Akashi dominaba en todo aspecto. Estaba en la mansión del chico, tendido en su cama. El moreno tiró de las muñecas por acto reflejo y sintió lo tenso de las amarras alrededor de ellas. Estaba amarrado a la cabecera de la cama, no le dolía, pero era lo suficientemente fuerte como para impedir que se soltara.

Aomine lo vio sonreír y tragó con fuerza. Estaba tendido, completamente desnudo, a su absoluta voluntad.

Sabía que era el único que tenía esa clase de intimidad con Akashi, un chico quisquilloso pero que tenía ciertos fetiches a los que estaba dispuesto a someterse, porque la recompensa era increíble.

El chico de ojos bicolor se lamió los labios y se sentó a horcajadas sobre su cuerpo, usando solo ropa interior de color negro. Aomine se deleitó al ver esas blancas y delgadas piernas alrededor de sus caderas, sus pieles contrastaban tan bien, que movió las manos tentado a tocarlo y, por supuesto, no pudo.

—Pareces un poco frustrado. Pero tranquilo, te compensaré —dijo Akashi con una sonrisa ladina, enfocando esos ojos bicolor en él.

Su pene semi erecto descansaba sobre su abdomen, ya comenzaba a endurecerse de pura excitación, por la ansiedad de Aomine por Akashi, de que lo tocara, de sentirlo. Oh, Aomine ya estaba duro.

Akashi gateó sobre su cuerpo y se inclinó sobre su boca para darle un beso suave, al contraste de Aomine, que abrió la boca tratando de atrapar sus labios pero el chico se alejó antes, satisfecho con la frustración de Aomine.

Pero a Akashi le gustaba satisfacerlo, porque Aomine era sumiso ante él, había caído en los sentimientos y era mutuo. El moreno le había mostrado un mundo que no conocía, no era amable con él por querer conseguir algo, era porque realmente estaba interesado y eso Akashi no podía ignorarlo.

Descendió por su cuerpo besando la línea que se había formado en su abdomen por los músculos marcados, su piel suave y el color tostado lo incitaban a morder y besar. Akashi podía hacer lo que quisiera con él y eso era un verdadero deleite en el que regocijarse.

Akashi abrió la boca y sacó la lengua, mojando toda la longitud antes de comenzar a bombear con los labios. Aomine no tardó en ponerse completamente duro, como una pierda, estimulado por la boca y la lengua del chico, que chupaba con ganas. Lo metía en la boca hasta que sus labios rozaban los bellos en la base de su pene y volvía a subir. El pop se escuchaba cuando lo dejaba salir de su boca y el moreno retorcía las caderas para follar su boca.

Jamás se hubiese imaginado una escena así, porque Akashi se veía como un chico recatado, de modales finos. Pero ahí estaba, chupándole la polla hasta que le dieran arcadas. Aomine quería correrse solo de pensar en eso, y en que era el único.

Akashi sintió ese pene dar un respingo contra sus labios, palpitando levemente y supo que el moreno estaba por correrse, así que le dio un fuerte apretón a la base, haciéndolo jadear por el orgasmo interrumpido.

—Maldita sea —se quejó Aomine tirando de las cuerdas.

El pelirrojo le besó la cadera, sonriendo de medio lado, realmente lo estaba disfrutando.

Akashi se levantó de la cama y sacó del mueble una botella de lubricante. Volvió a su lado y se subió a horcajadas nuevamente, esta vez desnudo, dejando que su pene se rozara con el de Aomine, que siseó ante el toque. El chico se apoyó en el abdomen del moreno y llevó la mano con lubricante hacia atrás, para comenzar a tocarse.

—Mn —se quejó Akashi, apretando los labios, comenzando a mover la mano en su estrada y dilatándose a sí mismo.

Aomine tiró de las cuerdas, era una vista magnífica, con el chico sobre su cuerpo, moviendo la mano, era demasiado sugerente. Mierda, Akashi era sexy, mejor que cualquier chica… mejor que cualquiera. Aomine estaba en su límite de nuevo, goteando semen como loco, podía sentirlo resbalar por todo su longitud.

—Akashi… por favor —soltó Aomine con la voz cortada, queriendo mover las caderas abrumado por la excitación, pero no queriendo interrumpir el toqueteo del chico.

Akashi subió hasta su boca y lo besó con fuerza, dejando que Aomine metiera la lengua una y otra vez, como si lo estuviera follando, una promesa de lo que se vendría. Jaló de sus labios, todo saliva y dientes, Aomine realmente estaba ansioso.

El de ojos bicolor abrió la piernas y tomó la punta del duro pene del moreno, acomodándolo en su entrada y dejándose caer con suavidad, tomándolo por entero de una sola vez. Dolía, porque Aomine era grande, pero rozaba ese punto en su interior que abrumaba su cuerpo de placer de forma esporádica. Podía soportarlo.

—Aomine —jadeó apoyando las manos en su abdomen, sintiendo los músculos contraerse bajo sus dedos cuando comenzó a moverse.

Sus caderas subían y bajaban, frotando la longitud que se abría paso en sus entrañas. Se sentía demasiado bien, el calor de ese duro miembro rozándolo todo, la forma en que Aomine lo miraba con hambruna, con un deseo tan intenso que Akashi se estremecía, sabiendose dueño de todo eso.

El vaivén de sus caderas se volvió frenético, no quería alargarlo más, estaba tan excitado como él y los sentimientos al borde del colapso.

—Akashi, suéltame, vamos —pidió Aomine tirando de las cuerdas mientras alzaba las caderas, haciendo que el chico gimiera agudo, desesperándolo aún mas—. Por favor…

Akashi se levantó para tomar las tijeras de su mesita de noche y cortó las cuerdas, no tenía la paciencia para desatarlo y Aomine para esperar.

Aomine en cuanto se vio libre, lo tomó de las caderas y lo puso contra la cama, sosteniéndole las piernas por debajo de las rodillas y enterrándose en su interior de una sola vez.

—¡Ah! Aomine… —Akashi dejó salir su voz, arqueando la espalda y alzando las manos sobre su cabeza para aferrarse a las sábanas.

Aomine se movía contra sus caderas a un ritmo fuerte, parejo y continuo. Se enterraba hasta que sus pieles chocaban, un sonido húmedo por el lubricante y el pre semen que comenzaba a botar.

El moreno se inclinó para morder los rozados botones que se alzaban para él, estimulándolo, buscando que se corriera solo con rozar su próstata. Porque conocía tan bien el cuerpo de Akashi, que sabía el ángulo exacto en el que moverse para hacerlo explotar.

El de ojos bicolor se había rendido, con el cuerpo meciéndose sobre la cama con violencia mientras su voz salía con toda su fuerza. Se iba a correr.

Aomine lo miraba con el sudor perlando su frente, el placer nublando su razón hasta el punto de no medir su fuerza. Le apretó las caderas con las manos, sabiendo que quedarían marcas, golpeando con fuerza y sintió las manos de Akashi arañándole los brazos, el ardor de la piel rasgada.

Se corrió en su interior, enterrado hasta el fondo y en el momento que Akashi sintió su interior caliente, el orgasmo fue desatado, un chorro continuó que bañó su abdomen mientras las piernas le temblaban.

Aomine se inclinó para besarle el hueso de la clavícula, la curvatura del cuello, bajo la mandíbula, luego las mejillas, hasta que Akashi dejó de temblar. Entonces el chico giró el rostro para besar a Aomine en la boca, suave, sintiendo sus labios secos.

Se miraron por un momento demasiado intenso y Aomine supo que ya no había vuelta atrás para él.

—Te quiero, y sé que no es lo que quieres escuchar, pero te quiero —dijo mirándolo a los ojos, sabiendo que no podía ser de otra forma.

—Lo sabía Daiki, pero te equivocas, quería escucharlo. Te tomaste tu tiempo.

Aomine rio de forma nasal, porque era exacto como Akashi. No había romanticismo, solo cosas obvias a sus ojos. Salió de su interior y se recostó a su lado, tomando la sábana que seguramente era carísima y estaba hecha un desastre. Akashi se acomodó sobre su pecho y suspiró.

—También me gustas, Daiki. Espero que sepas hacerte cargo de ello.

El moreno abrió los ojos, pero no tenía palabras para ello. No podía mentirle a Akashi, así que prefirió besarle la frente. Nada de promesas imposibles, solo actitudes naturales, gestos que nacían en el momento, la química de sus personalidades.

Akashi era absoluto en su vida y él se convertiría en lo mismo para él, Aomine se encargaría de ello.

 

 

Notas finales:

Sus reviews siempre son amados...

Besos de gato~


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