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Rose of Pain por Lady_andree9

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Notas del capitulo:

Hola queridos lectores, nuevo capítulo con amor Perry y Lady esperamos sea de su agrado.

Capítulo 1: Días de rosas y hojas secas

 Puedo sentir al abrir los ojos como los débiles destellos estelares que deslumbran desde la ventana atravesando el cristal cayendo sobre mis pupilas oscuras, sobre mi nuca puedo sentir su respiración y la calidez de su cuerpo sobre el mío.  Me encuentro completamente desnudo pegado al cuerpo de mi esposo.

Tras ese beso suave, las caricias subieron de tono y minutos después estaba debajo suyo, en la cama mientras el calor subía con cada embestida, él gritaba mi nombre y yo el suyo, lo amaba y estaba feliz de verlo nuevamente con vida, a mi lado, siendo suyo y él siendo mío. 

Flash Back~ 

Era una casa grande en la que vivía hasta apenas hace 3 años con mi padre Bardock Capitán estrella naranja N'2 del ejercito Brait en la Colonia Flugel. Tenía apenas 15 años de edad, en los que estaba totalmente consciente de la situación que hasta hace pocos años ignoraba debido a la inmadurez parte de la niñez. Estábamos en Guerra desde hace 20 años, en los que el clan Hunter tomaba poder, control y sembraba el terror por sobre cada Colonia que fijaban en cada uno de sus planes de conquista.

Una mañana de otoño entre a la sala de estar en la gran casa, la recuerdo;  el piso estaba cubierto por azulejos color azul marino, la mesa central era de caoba y en el centro se encontraba un dragón de porcelana, los vitrales eran color turquesa, las cortinas blancas y lisas, los sillones color beige y cada esquina era adornada por un jarrón regocijante de flores hermosas de distintas formas y tamaños.

Me senté en uno de los sillones suspirando afligido mientras mi padre se aproximaba hacia mí, traía su uniforme del ejército; Una gabardina color azul marino, con un cinturón negro y un par de botas negras… Sin olvidar la insignia en su pecho la cual definía su rango de autoridad como capitán de una de las 7 colonias del territorio Brait, Flugel.

  -Dime, ¿Qué era lo que tratabas de decirme?

  -Goku- Carraspeó, acercándose hacia mi sin apartar sus ojos de los míos.

Yo soy la viva imagen de mi padre, éramos de rostro y rasgos similares, nuestras diferencias se remarcaban en sus cicatrices en el rostro por la guerra, su altura superior a la mía, piel morena y carácter duro, mis actitudes eran propias de mi madre Gine quién en ese momento llevaba 5 años de fallecida por una extraña enfermedad.

-Veras...He estado pensando en tu futuro, con ese cuerpo no podrás entrar al ejército, así que debes buscar un marido con una buena posición.

  -¿No crees que yo debería pensar sobre mi futuro?- Desvíe la mirada confundido. – Es muy repentino que hayas traído a un hombre…

Hubo un momento de silencio en el que los ojos de mi padre se contrajeron de sorpresa al enterarse de aquello, aun sin mirarlo a los ojos no me limité a replicarle:

-¿Y si no estoy listo?

-¿Cómo fue que…?- Cuestiono preocupado ante mi negativa.

-Los vi llegar desde la ventana de mi habitación, pude verlo contigo… ¿El es mi pretendiente?

- Es hijo del Capitán Paragas en Guilty, yo desde hace tiempo establecí una relación de trabajo y compañerismo con él, su hijo tiene apenas 18 años y está por ingresar al ejército siguiendo los pasos de su padre. Lo conozco desde hace tiempo como a su padre y sé que es un buen muchacho… y sé que con el tu estarás bien.

  -Creo que es algo aproximado pero confío en ti padre.- Dije con una sonrisa amable.

-No tengas miedo, no sería capaz de entregarte a cualquier persona.- Confeso acariciando mi mejilla paternalmente mientras la tomaba entre mis manos con cariño.

-Padre…

-Después de todo eres lo único que me queda en este mundo lleno de crueldad… Eres mi razón para seguir adelante en este oscuro mundo donde algún día devolveremos la luz.

Recupere la compostura y tranquilada al ver los ojos de mi padre, me acerque para abrazarlo mientras me correspondía con un par de palmadas en la espalda, nuestra escena fue interrumpida por un leve golpeteo a la puerta.

-Disculpe…- Pude escuchar su voz ronca y profunda levemente.

-¡Broly!- Exclamó mi padre con asombro.- Vamos muchacho disculpa la demora, puedes pasar.

Ante la respuesta el propietario de esa voz lentamente entraba a la sala revelando su presencia ante mis ojos; un joven alto, de tez aceitunada, cabellos negros hasta los hombros, robusto, vestía una camiseta sin mangas color blanco, un pantalón verde militar y un par de botas negras. 

-Goku, el es Broly, Hijo del Capitán Paragas en Guilty- Nos presento mi padre.

  -Goku, Son Goku es un placer conocerlo- Me presente estrechando mi mano con la suya. 

Contacto visual, en ese momento al sentir su mano sobre la mía sus ojos negros desprendieron un ligero destello de luz sobre mí, acerco un poco mi mano hacia él para hablarme con la misma voz que desde su primera aparición había capturado mi atención.

  -Broly, el placer es mío.

  Inevitablemente sonreí y él correspondió de forma amable ante mi sonrisa acompañada de un ligero sonrojo carmesí sobre mis mejillas.

Fin del Flash Back~ 

-¿E-escuchaste eso?- Preguntó Broly en un susurro que solo yo pude escuchar.

  -N-no...- En ese momento ante mi negación escuche un disparo seguido por un fuerte alarido. 

Abrí los ojos de golpe, pasmado por el miedo y la angustia que recorría con furia desde lo más profundo de mí ser. 

-¡Vístete!- Me ordeno Broly levantándose rápidamente para colocarse su uniforme del ejército.

-S-sí, sí, sí...- contestaba nervioso mientras torpemente me colocaba por último los zapatos.

  -¡Apresúrate!- Con fuerza me tomo del brazo, salimos apresurados de la habitación recorriendo el pasillo. 

Nos detuvimos a la mitad de este, Broly se agacho mientras sacaba de su bolsillo derecho de la gabardina una llave plateada que adentraba sobre una cerradura incrustada discretamente el suelo al medio del pasillo de la casa.

  -Escucha, en cuanto abra el refugio, te debes quedar ahí-Señalo la puerta en el suelo.- ¿Entendiste? 

-¿¡Y tú!?- Grité con desesperación. 

Broly desvió la mirada, sus flequillos cubrían sus ojos y con su mano extendida hacia mi hablo fríamente.

  -Entra...

  -¡No si tú te quedas!- Mi desesperación se desato con un par de lágrimas.

  -¡Goku entiende!- Se acercó para zarandearme de los hombros.- ¡No hay tiempo!

  -¡Huyamos juntos!- Grite hundiendo mi rostro en su pecho. 

-Goku, por favor- me abrazo con fuerza. 

-¿Si?

-Entra- se separo de mí, ofreciéndome una vez más su mano.- Confía en mí, yo regresaré a tu lado. No sería capaz de herir tu corazón con falsas promesas.

Abrí los ojos con asombro mientras recorría su rostro, él siempre cumplía sus promesas conmigo desde ese día en que lo conocí donde me rescató, siempre lo has hecho ¿No es así? Protegerme de todo aquello que pueda hacerme daño, incluso de ti mismo.

-Confió en ti- Susurre ocultando mis ganas de llorar, extendí mi mano hacia la suya y con cuidado ingrese al refugio subterráneo no sin antes.

-Estaré bien, lo juro, recuerda- antes de entrar me tomo del mentón.- todo... lo hago por ti. 

En un beso amargo, desesperado y nostálgico me envolví junto con Broly separándonos de inmediato con un semblante triste. 

 

-Te amo...- susurre bajando por completo al oscuro cuarto subterráneo. 

-Adiós- Se despidió cerrando la puerta dejándome solo en la oscuridad. 

Flash Back

En una tarde cálida cuando el sol brillaba dando rayos anaranjados sobre la tierra se encontraba un carruaje negro avanzando cautelosamente entre los verdes campos, aproximándose hasta un enorme palacio de mármol blanco majestuoso ante sus orbes negras que lo visualizaban todo desde la ventana.

“Goku, espero todo vaya bien entre ustedes, después de todo… ese era su deseo” Pensó el hombre de cabellos alborotados y visible cicatriz en su mejilla. Tras ese pensamiento pudo recordarla, era una hermosa mujer que bailaba en el bosque con majestuosidad a la luz de la luna, su canto reflejaba fuerza y esperanza.”Gine…”

-¿Y tú qué haces aquí?- Susurro las palabras que en ese momento su esposa había dirigido hacia él.

El carruaje detuvo su andar a los pies de las escaleras del palacio de mármol blanco y pulcro en el cual estaba escrita una placa de oro con las palabras; Palacio de Justicia. Con ayuda del conductor pudo salir del carruaje para seguir su andar hasta llegar a las grandes puertas de madera del Palacio.

Al abrirlas de par en par pudo tener una vista clara del tribunal donde se encontraba el Juez de la Corte;

-Muy bien, que empiece la sesión…- Dijo el hombre del tribunal tomando el mazo golpeando con fuerza.

Ante el acto Bardock se aproximo más hacia el tribunal donde se encontraba un joven protegido con un par de guardias en los costados, el joven se encontraba totalmente sumiso ante el Juez, con la mirada baja.

-Kayo de 16 años de edad, se presentan cargos en tu contra por presunta traición al intentar escapar a territorio Hunter.- Explicó con voz severa Black.

Black era el Ministro de la Corte, la autoridad máxima de Justicia en el territorio Brait, su tribunal era base importante de Flugel colonia fronteriza con el territorio Hunter. Siempre estaba detrás del tribunal con su mazo de madera, vestido con una túnica negra y un fino moño blanco en su pecho.

-¿Cuáles fueron tus motivos?, ¿Acaso no conoces la Ley numero 123?

-¿Mis-mis motivos?- Preguntó el joven cabizbajo.

“Ley 123, Artículo 34

Todo aquel ciudadano miembro de las colonias Brait profane territorio Hunter sin estar relacionado con el ejército de nuestra nación será condenado a muerte por traición”

-¿Escuchaste?- Preguntó Black cerrando un gran libro negro.- Serás sentenciado

-¡YO SOLO LO HICE POR LA ESCASES DE COMIDA!- Gritó el joven derramando amargas lágrimas de sus mejillas enrojecidas por la impotencia.

-¡Falacias!- Gritó el juez golpeando con su mazo.- ¡Kayo quedas condenado a la pena de muerte, por el crimen de traición!

-¡Objeción!

Black se detuvo en seco al verlo, era el Capitán Bardock quien detuvo sus acciones.

-¿Cuál es el precio por la libertad del muchacho?- Preguntó Bardock.

Black lo miro sorprendido para cerrar los ojos y comenzar a reír entre dientes.

-Capitán Bardock dudo que este joven pueda pagar su emancipación…- Dijo con una sonrisa lasciva.- ¿O usted pagará por su libertad? ¿Por la libertad de un traidor?

-Pagaré por la libertad de un joven lleno de valentía al adentrarse por comida, una necesidad básica que nosotros no podemos darle… Black, deberías estar del lado de los tuyos… Pareces un peor enemigo que los Hunters, mandando ejecutar a tanta gente que no se presta a tus absurdos impuestos…- Clamo el hombre con fuerza en la voz haciendo callar al Ministro del tribunal.

-Queda emancipado, se cierra la sesión…- Manifestó su respuesta seguida por un fuerte golpeteo.

Black bajo lentamente del tribunal para encontrarse cara a cara con el Capitán.

-Que agradable sorpresa- Expresó Black con un tono fraudulento ante Bardock.

-No tienes que fingir, ambos sabemos el odio y repulsión que nos tenemos- Dijo el Capitán con severidad.

-¿Qué es lo que quieres?- Preguntó Black con rigidez.

-Todos los Capitanes del ejército Brait hemos decidido desmantelar este Palacio de Justicia y hacer un pacto con los Hunters, este Palacio al venderlo a territorio hunter podría reducir la falta de alimento para nuestras colonias que mueren de hambre día a día…

-Qué forma más patética de terminar una guerra, ¿No lo crees?- Enunció Black en un tono provocador.

-¡Es hora de terminar con esta falsedad!- Gritó Bardock enfurecido.- Debes dejar este Palacio de justicia lo antes posible…

El ministro sonrió relamiéndose los labios y con un tono cruel pudo ordenar;

-Es hora de terminar con tu vida…

Al momento Bardock fue aprendido por un hombre de tez verde y cabello blanco quien cubría su boca evitándole hablar.

-¿Creíste que te daría tan fácil mi tesoro? Pienso en todo Capitán, incluso en tu muerte…- Susurro alejándose.- ¡Zamasu, átalo… ya sabes que hacer!

-Si mi señor…

Zamasu hábilmente derribo a Bardock para comenzar a patearlo con una increíble fuerza y locura reflejada en sus desquiciados ojos, el hombre sobre el suelo podía ver como Black abría las puertas del tribunal de par en par.

-Jódete…- Susurro antes de sentir otro fuerte golpe en su estomago.- ¡AH!

Dos sombras son las que se reflejan…

-Dime… ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?- Preguntó Broly a su compañero quien llevaba un libro entre sus manos.

-Quizá leer…- Respondió de forma inmediata.

-La lectura es un buen pasatiempo, pienso que nos ayuda a escapar de nuestra realidad…- Dijo con una sonrisa el mayor.

-Sí, a veces me gustaría vivir como estas personas sobre letras en un trozo de papel… Pero… dime am Broly… ¿Cuánto llevas en el ejército?

-No yo aún no soy un soldado aunque pronto lo seré, estoy por finalizar mi periodo de entrenamiento.- Dijo deteniendo su andar para mirar a los ojos del chico de menor estatura.

-Y dime… ¿Por qué quieres ser un soldado?- Preguntó Goku sentándose en la fina hierba.

-Bueno, quiero traer esperanza a nuestro pueblo, es decir… ¿Los has visto? Viven con miedo y yo deseo proteger a los débiles de está Guerra sin sentido…- Clamo serio fijándose de nuevo en esas orbes azabache.

-Es una causa muy noble- Musitó el menor.

-Goku… ¿Estas nervioso?- Cuestionó Broly.

-¿Te refieres a lo nuestro…?

Broly se acerco un poco más posando su mano en la pierna del menor, este al contacto bajo la mirada un poco avergonzado.

-Bueno yo… Creo que me enamore de ti- Confeso con una sonrisa sincera.

-¿Q-que?- Exclamó el menor aun mas avergonzado, sus mejillas se teñían aun mas  de un rojo carmesí.- Pero si tan solo me conociste hoy…

-¿Tiene algo de malo?- Preguntó en tono juguetón.

-Bueno no, solo yo… ¡No sé cómo reaccionar!- Gritó intentando escapar de aquella situación.

-Yo tampoco, pero hagamos una promesa…- Con sus dedos arranco varios trozos de hierba y una pequeña flor.- cuando seas mi esposo te daré un anillo real en cuanto entre al ejercito.

Goku abrió sus ojos con gran asombro al ver como su prometido extendía un pequeño anillo de hierbas con una pequeña flor.

-¿Me me estas…?

Broly tomo una de las manos temblorosas de su compañero, colocando con delicadeza el anillo en su dedo anular, Goku lo vio a los ojos atónito, sus pupilas se contraían débilmente al sostener la mirada uno del otro, se acercaron lentamente hasta que sus narices se rozaron, el mayor acerco al de cabellos alborotados sujetándolo de la cintura eliminando toda lejanía, sus labios se encontraron en un tierno y pasivo beso.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! Un beso y nos leemos la siguiente semana 


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