–No enciende –Se quejó el mayor.
–Entonces pidamos un taxi –Suspiró el pelinaranja.
–Odio los taxis –Confesó.
–Tampoco es que los ame pero se nos hará tarde –Sentenció el menor.
Pararon el primer taxi que se encontraron durante el camino indicándole la ruta que debía seguir. Park miró la hora y vio que se les hacía tarde, no convenía que hubiera tráfico o llegarían después que el jefe. Lo cual no era una buena señal porque Namjoon apreciaba la puntualidad en sus trabajadores.
Llegaron muy justos de tiempo a la oficina bastante exaltados, afortunadamente el jefe aún no se aparecía por el lugar y Jungkook se encontraba dormitando en alguna de las sillas cercanas a los escritorios.
–Llegan tarde –Bufó antes de bajar los pies que tenía estirados en otra silla.
–El estúpido coche de Yoon no servía –Musitó el mayor.
–El mismo coche que te trae diario –Argumentó el pelimenta.
Jimin alzó sus hombros y dobló los labios en forma de puchero. Yoongi sonrió ante su gesto acariciándole sus cabellos como solía hacerlo. El pelinegro vio su cercanía prefiriendo evadir su rostro hacia otro lugar donde se encontraba una linda trabajadora recogiendo la credencial que se le había caído.
El pelinaranja sonrió cuando sintió aquellos dedos fríos recorrer su cabeza por lo que le fue imposible evitar tomar esa mano con la suya para entrelazar sus dedos en un idioma que solo ellos entendían. Jimin sintió un estremecimiento con el toque de sus dedos y su corazón empezó a latir con fuerza cuando el mayor le sonreía de esa manera. Era un gesto tan natural para ambos que hacían por costumbre, que no notaron la incomodidad de Jeon al hacerlo.
Ambos chicos se sentaron para comenzar a trabajar. No se esperaban que Kim Namjoon llegará con un semblante muy apresurado cargándoles de mucho trabajo. El ambiente se había tornado pesado y los hombros de Park dolían de tanto tiempo estar en la misma posición.
–No pienso quedarme mucho tiempo –Advirtió a los chicos.
–Lo peor es que seguramente lo logras –Bufó el pelimenta.
Justo como Yoongi lo había mencionado, Park era muy bueno en su trabajo por lo que supo apañárselas y terminó antes que sus compañeros de a lado.
–Por hoy puedes retirarte –Se acercó Namjoon dándole unas palmadas en el hombro.
–Gracias Sr. Kim –Hizo una reverencia.
Miró a los chicos que aún seguían leyendo algunos documentos y digitando algunas palabras en los monitores que tenían frente a ellos. Era una lata irse solo después de acostumbrarse a la presencia de ellos dos pero no tenía muchas ganas de quedarse.
–Supongo que me voy primero –Dijo antes de salir de la habitación con una gran sonrisa.
Tanto Jungkook como Yoongi rodaron los ojos y siguieron con lo suyo.
Entonces ahí tenían a Park caminando por la calles, algo que nunca hacía pero quería aprovechar el tiempo extra que se había ganado al concentrarse tanto en su trabajo. Hace tiempo no caminaba por las calles de Seúl y se sentía libre cuando lo hacia sin prisas o asuntos pendientes que terminar.
Desde que llegó Jungkook a su vida, él había dejado de salir a fiestas a buscar gente con la que estar. Su única compañía era Yoongi en el pequeño departamento que compartían y ahora que el menor había entrado a su vida nuevamente, él se había convertido en su segunda compañía.
Si era sincero, no extrañaba esos ligues que tenía con personas extrañas. Hace tiempo se había aburrido y se sentía vacío cuando lo hacia. O más bien, siempre se había sentido vacío pero no lo externó hasta que ambos chicos se metieron a su vida de aquella manera.
Así anduvo pensando por un buen rato hasta que se encontró con un camino con una bifurcación. Ladeó su cabeza porque no sabía que ruta debía elegir pero después recordó que ambos caminos llevaban al mismo lugar. Si mal no recordaba, uno era más corto que el otro aunque algunos malos rumores rondaban en ese.
No podía reconocer cuál era el camino peligroso y corto y cual era el seguro pero más largo. Alzó sus hombros dejándole al destino la decisión que había tomado procurando caminar en silencio para no atraer la atención.
Caminó por unos minutos cuando se encontró con la sorpresa de que no había gente alrededor y se percató que había elegido el camino corto pero peligroso. Miró hacia atrás dándose cuenta que ya había recorrido bastante para dar la vuelta por lo que siguió caminando.
Tenía la esperanza de que pronto se acabara la sensación de peligro que lo acechaba en cada instante para poder llegar a casa. Siguió caminando pero una sensación extraña invadía su ser, ¿acaso alguien lo seguía?
Giró a la izquierda cuando el camino se lo pidió, entrándole más temor porque cada vez parecía más silencioso y la sensación de ser perseguido continuaba. Apresuró su paso pero luego se detuvo cuando vio una chica en el suelo semidesnuda y que estaba llorando.
La chica parecía tener golpes en el rostro y veía como algunos rasguños estaban en sus hombros. Si pensaba lo suficientemente racional, la chica estaba en grandes problemas en aquellos instantes.
Se corazón se paralizó cuando vio la escena. Por un lado su moral le pedía que ayudara a la chica pero temía encontrarse con una situación que no pudiera manejar él solo. Pensó que lo mejor era retirarse del lugar para hablarle a la policía. Esperaba que llegaran a tiempo para encargarse de la situación y no fuera demasiado tarde.
Sacó su celular para marcar a la policía mientras se daba la vuelta. Tenía la mirada fija en el celular por lo que no se dio cuenta que un chico considerablemente más alto que él estaba frente suyo. Este joven lo tomó por los brazos impidiendo que siguiera caminando haciéndole daño en los hombros por la fuerza que había infringido en su piel.
Se estremeció cuando lo vio e intentó forcejear pero fue imposible. Intentó patearlo en la zona baja pero ni siquiera se inmutó ante el golpe. Lo arrastró hacia donde estaba la chica llorando que por cierto, no se encontraba sola.
Un hombre la tenía aprisionada entre sus brazos y Park se dio cuenta que la tenían amordazada para que no hablara. Tragó saliva pensando que eran las últimas horas de su vida e intentó marcar un número al azar.
Intentó que fue en vano porque el hombre que estaba sobre la chica se levantó y se lo quitó de la mano.
–¿Qué tenemos aquí? –Se acercó a tocarlo con sus sucios dedos.
Park no dijo nada porque no quería darle el gusto que se burlara de sus gritos. Lo tomó de la barbilla con fuerza hablando cosas a las que no prestaba atención. Miraba a la chica que aún seguía temblando en el suelo y derramando algunas lágrimas en el asfalto.
Las fuerzas de sus piernas se estaban agotando por lo que terminó cayendo en el suelo y sus rodillas se rasparon contra el asfalto. El tipo todavía lo tenía de la barbilla pero no había pronunciado palabra alguna. Después sintió un golpe había dado a parar a su estómago y dejándolo sin aire.
Escupió un poco de sangre cuando volvió a mover su cuerpo involuntariamente. El tipo le había dado una patada en la cara haciendo que esta le ardiera por la fuerza. Unas lágrimas salieron de sus ojos pero no gritaría o suplicaría por nada porque no quería alterarlos más de lo que ya estaban.
Su cabeza daba vueltas y sentía que estaba a punto de desmayarse pero no quería hacerlo por la chica que aún luchaba por su vida. Apretó sus labios para aguantar las patadas que el tipo le hacía en el estomago intentando soportar cada uno de los golpes recibidos.
Oía como los tipos se burlaban de su presencia pero prefería que estuvieran entretenidos a dejar que la chica sufriere más por culpa de ellos. El otro tipo aún lo tenía agarrado de los brazos por lo que no podía caer al suelo para recibir sus patadas en la comodidad del piso.
Cuando sintió que todo estaba perdido vio al tipo caer de lado y reaccionar casi al instante con un golpe. El otro no soltó su agarre sino más bien lo apretó haciendo que sus uñas se enterraran en su piel.
Miró la persona causante de la nueva pelea que se estaba suscitando y se sorprendió de verlo ahí parado porque era la primera vez que veía esa faceta de él.