Jimin se levantó a medianoche debido al frío. Observó el cuerpo aún desnudo de su compañero de cuarto. Resopló al ver su imagen expuesta y lo tapó con una cobija que trajo de su propia habitación.
Al día siguiente Yoongi despertó completamente solo. Había tenido una noche muy tranquila por lo sucedido. Se levantó para ducharse y quitarse de una vez el sudor y líquidos que aún tenía sobre su cuerpo.
Cuando salió de la ducha observó que Jimin meneaba muy feliz sus caderas al ritmo Chandelier de Sia. Estaba preparando el desayuno mientras cantaba la canción que acostumbraba a poner a esa hora de la mañana.
Voy a vivir como si el mañana no existiera
–¿Aún no te cansas de esa canción? –Preguntó Yoongi sentándose en la mesa.
Como si no existiera
–No creo que lo haga en mucho tiempo –Argumentó el menor sirviéndole unos huevos estrellados que había preparado.
Voy a volar como un pájaro a través de la noche
–Entiendo que te guste la canción pero ya tiene mucho tiempo que salió –Se quejó.
Siente mis lágrimas como si estuvieran secas
–Me gusta la letra de la canción –Hizo un puchero.
Apagó su celular y se sentó a comer. Yoongi levantó sus hombros y prosiguió a comer. Miró a Park durante algunos segundos pero bajo su mirada por temor a que se diera cuenta. Sabía que las cosas serían así y por eso no había querido intentar algo con él.
Irremediablemente se había enamorado de su estúpido carisma pero él era el tipo de persona que nunca se daría cuenta. Además siempre lo había visto, Park nunca había tenido una relación seria desde que lo conocía.
Salieron del trabajo y se subieron al auto de Yoongi. El menor tenía dificultades para ponerse el cinturón como toda la vida.
–¿Cuando dejaras de ser tan idiota? –Preguntó el pelimenta mientras se acercaba a abrocharle el cinturón.
Jimin ni siquiera se había puesto nervioso ante su cercanía. Era evidente que no sentía nada por el mayor.
–Lo siento, pero tu auto es el estúpido –Bufó con un puchero e inflando sus mejillas.
Yoongi sólo rodo los ojos cuando lo vio hacer eso y se concentró en ponerle el cinturón correctamente. Después encendió el coche para irse a la compañía donde ambos trabajaban.
Ninguno comentó nada de lo sucedido anoche. Ni tampoco querían hacerlo. Por parte de Yoongi, porque a pesar de que era algo que deseaba desde hace tiempo era algo que dolía. Por parte del menor le había gustado la experiencia pero prefería dejar las cosas de esa manera por miedo a que Yoongi se enamorara de él o alguna otra cosa parecida.
Ambos llegaron a la empresa y Yoongi fue directo a prepararse un café.
–Park, el jefe te busca en su oficina –Le dijo Lisa con una minifalda bastante coqueta.
–Ya voy –Le sonrió Jimin.
Ahí estaba haciendo de las suyas de nuevo. Yoongi hizo como que no le importaba lo que el chico hacía.
Jimin caminó apresuradamente hacia la oficina donde le esperaba su jefe. Tocó antes de entrar y escuchó la voz del mayor dándole permiso de entrar.
–Buenos días Sr. Kim Namjoon –Saludó Park con una reverencia.
Cuando levantó su mirada observó que había un chico parado frente a su jefe. Le daba la espalda por lo que no podía distinguir su rostro.
Su jefe lo invitó a pasar y tomar asiento junto a él. Cosa que el pelinaranja obedeció. El joven de cabello negro también tomó asiento cuando Park lo hizo.
–Park, este chico entrara a trabajar con nosotros a partir de hoy –Empezó a hablar Namjoon.
–Entiendo –Contestó Jimin sin darle una mirada al nuevo chico.
–Es una persona muy importante por lo que espero que lo trates bien y le enseñes como son las cosas por aquí –Sonrió el pelirosado dejando ver sus hoyuelos.
–Sí Sr. Kim –Afirmó el pelinaranja volteando a ver al pelinegro.
Su mirada se le hacia conocida pero no sabía de donde. Ignoró aquella sensación de familiaridad y prosiguió.
–Mi nombre es Park Jimin –Se presentó el mayor con una amplia sonrisa.
–Hola, mi nombre es Jeon Jungkook –Sonrió el menor ofreciéndole la mano.
Fue ahí donde el mundo del pelinaranja se detuvo por completo. Su corazón se estremeció durante algunos segundos al escuchar su nombre. ¿Cómo no lo había reconocido antes? Apretó su mano con firmeza y siguió sonriendo frente a su jefe aunque por dentro se estuviera destrozando.
–Bien, entonces ya pueden salir –Mencionó Nam mientras releía algunos documentos.
Ambos se levantaron del asiento. El pelinaranja estaba bastante incómodo mientras que el pelinegro se veía sereno.
–No creí que nos viéramos en este lugar –Resopló el pelinegro de buena apariencia.
Jimin no contestó ni tenía ganas de hacerlo.
–Al menos contesta –Se quejó el menor.
–No tengo porque contestar si no son cosas relacionadas al trabajo –Argumentó el pelinaranja.
–Se le llama educación. Si conoces a alguien deberías simplemente saludarlo –Le señaló
Aún se encontraban fuera de la oficina de Namjoon. No había nadie en el lugar por lo que tampoco podrían enterarse de su conversación.
–No estoy pidiendo que me hables como antes. Solo que al menos me hables como si me conocieras –Finalizó.
–No tengo porque hacerlo –Volteó su mirada.
Jimin intentaba contener todos los sentimientos que se le estaban acumulando en el momento.
–Vayamos, te enseñaré donde nos toca estar –Respiró y cerró los ojos.
–Jimin… –Habló un poco inseguro.
El mayor ignoró aquellas últimas palabras. Aún dolía y tampoco quería hacérselo notar. Llevaba muchos años haciéndolo y Jeon no vendría a joderle lo que había logrado.
–Vamos –Contestó y caminó sin darle oportunidad a una réplica.
El pelinegro no tuvo más remedio que seguirlo. Jimin de repente se había puesto nervioso y agachó la mirada.
–Después del trabajo tenemos que hablar –Sugirió Jungkook.
–No tenemos nada de que hablar –Contestó.
–Sí tenemos y lo haremos –Afirmó.
Lo miró entrecerrando sus ojos. El resto del día iba a ser difícil. Y no sólo eso, el resto de sus días comenzarían a complicarse debido a su presencia.
Yoongi estaba en su lugar ya trabajando y arreglando algunos documentos. A los diez minutos salió Jimin con un chico más alto que él. Su cabello era de color negro y sus ojos también. Bastante delgado pero muy apuesto. Tenía un arete en la oreja izquierda y vestía de manera semi-formal.
El pelinaranja parecía molesto con su presencia. Yoongi lo notó en seguida.
–Aquí será tu lugar de trabajo –Mencionó fastidiado.
–Gracias Jimin –Le contestó el chico.
¿Jimin? Todos en el trabajo le decían Park a excepción de Yoongi.
–Estamos en un lugar de trabajo. Preferiría que me llamases Park como todos los demás –Lo miró con desprecio.
–Yo te llamo como me apetezca –Le advirtió el menor.
Ese chico era bastante atrevido con un superior que ni siquiera conocía, pensó Yoongi. O eso hasta que Jimin le contestó.
–Separa la vida personal de nuestro trabajo. Aquí hay rangos y soy tu superior –Mencionó.
–Sabes que eso no me importa mucho –Respondió.
–Entonces haz lo que quieras –Contestó más enojado.
El pelinaranja se sentó en su lugar otra vez. Yoongi no conocía a ese chico, sabía que nunca lo había visto y él conocía las mismas personas que Jimin frecuentaba.
Aquel chico le dio una mala espina desde el principio. No sabía porque pero no estaba muy contento de que hablara tan informal con Jimin ni que Jimin pareciera que lo conocía de toda la vida.
Aunque no podía negarlo, el maldito era muy atractivo.