Durante el día aquel chico le preguntaba muchas cosas al pelinaranja. En algún punto Yoongi pensó que lo hacía a propósito para entablar conversación con él. No quería sospechar de nada pero esa era la impresión que le daba.
Al principio Jimin había sido muy grosero con él pero luego recibió una mirada desaprobatoria por parte de sus demás compañeros de trabajo y le bajo algunas rayitas a sus contestaciones.
–Pienso que si mejor hacemos esto obtendríamos mejores resultados –Sugirió Jungkook.
–Lo sé, es algo que he intentando decirle al Sr. Kim pero no parece muy convencido –Suspiró Jimin.
–No te preocupes Jimin, hablaré con él. Quizás nos deje implementarlo después –Puso una mano en su barbilla.
Ahí estaba otra vez, evadiendo las informalidades. No sabía que se traía ese mocoso pero realmente le estaba hartando su manera de hablar. Desde que había llegado a la única persona que le hablaba era a Jimin y parecía que no tenía intención de hacerlo con nadie más.
Así terminó el día. Con un Yoongi muy estresado y un Jimin que tampoco se quedaba atrás. Ambos se dirigieron a sus respectivos lockers para recoger sus cosas y cambiarse por algo menos formal.
–El nuevo se toma muchas confiancitas –Se quejó Yoongi cuando estuvieron a solas.
–Sí… –Dijo con un tono de voz más bajo de lo normal.
Yoongi lo miró extraño. Definitivamente esperaba una reacción completamente diferente por parte del menor pero no fue así. Su corazón tembló y no quiso hacer suposiciones pero la actitud del pelinaranja dejaba mucho que desear.
Seguían en la misma posición cuando salió el pelinegro con una sonrisa en su rostro. Otra vez a joder pensó el pelimenta.
–Jimin, tú necesitas venir conmigo –Insistió el menor tomando un brazo del mayor.
–No tengo, ya te dije que no tenemos nada de que hablar –Quitó su brazo.
–Él dijo que no quiere así que déjalo en paz –Rezongó Yoongi.
–Tú no te metas en lo que no te incumbe –Lo miró con desprecio.
Yoongi se quedó sorprendido por su altanería. Estaba a punto de golpearle sino era que Jimin comenzaba a hablar.
–De acuerdo, sino seguirás de insistente. Te veo en la noche donde solíamos vernos –Tomó de la mano a Yoongi buscando salir de aquel lugar tan insoportable.
Se subió al asiento del copiloto y cerró sus ojos durante todo el camino. Yoongi lo miraba de reojo porque sabía que se estaba haciendo el dormido para que él no le preguntara nada.
Cuando llegaron al departamento Jimin entró apresuradamente a él, aventó sus cosas en el suelo y fue encerrarse a su habitación.
Yoongi intentaba no preocuparse pero era imposible. Al principio estaba seguro de que ese chico había sido uno de sus tantos amantes de los cuales no sabía su nombre porque no era importante. Pensaba que el chico había quedado prendado del pelinaranja como muchos lo habían quedado de él y Jimin se ponía así porque ya le había rechazado múltiples veces pero él parecía no entender.
Eso pensaba hasta que vio como Jimin no le contó nada de lo sucedido. Si se ponía a pensar, podía recordar algunas veces que esa historia había ocurrido. Los chicos e incluso algunas chicas insistían que Park era el amor de su vida y él siempre terminaba rechazándolos.
Desde siempre, el menor le había relatado esas experiencias pero definitivamente esta era una que precisamente desconocía.
No salió de su cuarto hasta que el reloj marcó las 8:00 de la noche. Salió con los ojos hinchados como si hubiera estado llorando durante todo el día. Se veía decaído e intentó evitar cualquier contacto con el mayor.
–Yoongi, no me vayas a esperar –Dijo con una voz entrecortada.
–¿Realmente vas a ir? –Preguntó el mayor bajando el volumen de la tele.
–¿Tengo opción? –Preguntó con una sonrisa que reflejaba tristeza.
Yoongi decidió apagar la tele porque creía que el pelinaranja le contaría la historia.
–En serio, no me vayas a esperar –Repitió.
–Yo no te espero nunca –Rodó los ojos.
–Si piensas que no me he dado cuenta estas equivocado –Suspiró.
Como decía Jimin. Yoongi siempre esperaba a que él menor llegara a casa antes de irse a dormir. Creía que no se había dado cuenta pero estaba en lo correcto, él no podía dormir hasta que el pelinaranja llegara a casa.
Jimin salió de la habitación tomando una chamarra de cuero color café. Hacía bastante frío así que se puso un gorro en la cabeza para evitar enfermarse.
Caminó durante un buen rato hasta que llegó a un pequeño parque. Estaba oscuro y apenas era iluminado por una pequeña lámpara de parpadeaba. Hace tiempo que ese parque había cambiado desde aquellos días. Por supuesto que casi diez años no pasaban en vano.
Busco una banca donde sentarse para esperar al menor y saltó cuando el chico salió de entre los pequeños arbustos sacudiéndose el pasto que se pegó en su ropa.
–Pensé que nunca vendrías –Sonrío el pelinegro.
–Ve al punto –Objetó el mayor.
La sonrisa de Jungkook desapareció por completo. Se sentó en la misma banca que Jimin pero este se alejó de él y recargó su mano en la barbilla.
–Jimin, sé que piensas que te abandoné –Comenzó a hablar.
–No quiero escuchar excusas –Resopló.
–Fue mi padre, el descubrió nuestra relación y me envío a Japón para terminar mis estudios –Explicó.
Jimin giró los ojos hacia Jungkook. Era la primera vez que escuchaba una historia así.
–Pero yo soy más fuerte –Se quejó Jimin entre risas.
–No es cierto, quizás antes pero ya no –Reprochó Kookie.
Tiempo después ambos comenzaron una lucha entre ellos para ver quien era más fuerte. En algún momento Jungkook se abalanzó sobre el mayor por lo que este último se quedó abajo. Kookie intentaba someterlo pero era casi imposible porque la fuerza del castaño era demasiada.
Se acorraló a la cintura del mayor con sus dos piernas y no dejó que se moviera. Recargó su cabeza en el pecho del castaño y tomó sus dos manos para que ambos entrelazaran sus dedos. De esa manera el mayor dejó de hacer fuerza dejando que el más pequeño ganara.
–Te quiero Jimin –Le dijo tímidamente aún encima de él.
El corazón del castaño se aceleró ante su confesión. Por qué eso era. ¿No? Una confesión hacia su persona. El pelinegro podía escuchar los latidos del mayor aumentar su velocidad cuando lo dijo.
–Deja de bromear y quítate de encima –Sonrió haciéndolo a un lado.
–No quiero –Sacó sus dientes y mordió su labio inferior.
–Sino te quitas voy a robarte un beso. Haber si todavía sigues diciendo esas tonterías –Río.
–Inténtalo –Lo retó.
Jimin entonces tomó sus dos mejillas y ambos se fundieron en un beso muy tímido. Era el primero para ambos por lo que eran muy torpes al principio.
Sin embargo Jungkook había visto en los dramas que su mamá veía como el beso primero debía ser suave con un pequeño roce entre ambos para que fuese romántico. Entonces eso fue lo que hizo Kookie, comenzó suave dejando pequeños besos en los labios del mayor.
Después sacó su lengua para acariciar suavemente su labio inferior. Los labios del mayor eran gruesos y no sabía porque pero decidió morderlos un poco.
–Eso dolió –Se quejó el mayor.
El pelinegro sólo sonrió y volvió a besarlo. Esta vez ambos abrieron su boca para tocar sus lenguas. Lo hacían suavemente, sin prisa y muy lento.
El corazón de Jimin latía con fuerza e intentó acercar más el cuerpo de Kookie hacia el suyo. El menor también lo sintió y se acercó un poco más para quedar más cómodos. Siguieron dándose pequeños besos durante un buen rato hasta que se cansaron.
Así había comenzado su relación. Relación que pronto se vio destruida cuando Jungkook desapareció repentinamente después de una pelea que había tenido con el castaño.
Experiencia que lo dejó marcado para siempre y jurando así mismo que nunca más sería engañado por alguien.