El pelinaranja ignoró el último comentario del menor y se sentó a comer. Su celular ya no tenía batería por lo que aún no podía saber la hora en la que vivía.
–Disculpa. ¿Qué hora tienes? –Preguntó Jimin mirándolo seriamente.
–No lo sé… ¿Quizás las nueve? –Respondió ladeando la cabeza.
–¡Joder! Jeon ¿por qué mierda no me dijiste antes? –Se levantó apresurado.
Miraba a todos lados preocupado intentando buscar algo con la mirada.
–Ni te preocupes Jimin. Ya hablé con Namjoon y dijo que podíamos llegar más tarde –Levantó sus hombros y siguió comiendo.
–¿Namjoon? ¿Qué mierda tienes en la cabeza? –Cuestionó ofendido.
–Es conocido de la familia. Puedo tutearlo –Bufó.
Era la primera vez que Jimin se detenía a pensar. Ya no lo tenía muy claro pero Jungkook provenía de una familia adinerada. También recordaba que gran parte de su niñez la paso rodeado de algunos cuantos lujos debido a eso.
–Tal vez tú pero yo no –Se quejó.
–Tranquilo. Le dije que eras conocido mío y que no se atreviera a tocarte –Contestó.
–No necesito de tu ayuda… –Rodó los ojos pero luego recordó su celular sin vida –Joder, ¿tienes cargador? –Preguntó apretando los labios.
Jungkook también rodó los ojos. No necesitaba su ayuda pero pedía su ayuda. Suspiró y cerró los ojos, Jimin hacía que su paciencia se perdiera con facilidad. Se levantó de su asiento y buscó entre algunos cajones el estúpido cargador. Cuando lo encontró se lo aventó a las piernas.
–Gracias Jeon –Contestó el mayor con una gran sonrisa.
Cuando Jimin sonreía sus ojos desaparecían e inflaba sus cachetes. Era una imagen terriblemente tierna. Desde que el pelinegro lo vio tenía muchas ganas de besar aquellos cachetes pero debía ser paciente. Ese chico aún seguía resentido por el pasado.
Cuando terminaron salieron del pequeño departamento. Cual fue el asombro de Jimin cuando se dio cuenta de que su departamento estaba justo a lado del suyo. Hizo una cara que fue difícil de descifrar y subió silenciosamente al coche de Jungkook.
Toda la mañana Yoongi había estado preocupado por su amigo. La noche fue a dormir justo como se lo había dicho porque no quería molestarle. Siempre había regresado a casa pero para su sorpresa esta vez no fue así.
Desde que se levantó estuvo ansioso marcando pero su celular lo tenía apagado. Eran las 10 de la mañana cuando el desaparecido entró a lado de Jeon. Esa imagen no sabía que tanto le había dolido pero realmente hacía estragos en su corazón.
El resto del día no fue interesante pero Yoongi no le dirigió la palabra durante todo lo que restaba de la jornada. Jimin no sabía como interpretar la actitud de su amigo pero tampoco quería indagar mucho.
–Quiero ver una película en la noche –Dijo Jimin estirándose ya en el asiento del copiloto.
Por supuesto que el hecho de que no hubiera llegado a casa era un asunto que no le incumbía así que no le preguntó nada. Fingió que no había pasado nada pero no podía evitar sentirse decepcionado de que su confianza solo llegaba hasta un punto muy superficial.
Entraron a casa y Jimin se sentó en la sala. Yoongi salió del departamento a comprar algunas cosas para comer.
–¡Quiero unas galletas! –Gritó el menor antes de que el Yoongi cerrara la puerta.
Se recostó en el sillón esperando a que el pelimenta llegara. Oyó el timbre y se le hizo raro que el chico no entrara por su cuenta. A regañadientes abrió la puerta y cual fue su sorpresa cuando se encontró con Jeon.
–¿Pensabas ocultármelo más tiempo? –Preguntó quitándolo de la entrada y pasando a su departamento sin previo aviso.
Miró el lugar detenidamente y después se fue a la cocina para también inspeccionarla.
–Jeon. No entiendo que haces aquí pero nadie te invitó a pasar –Le dijo Jimin.
–Te ves jodidamente sexy con esas piernas tan a la vista –Lamió su labio inferior.
–Jeon. Estoy siendo serio ahora mismo –Se cruzó de brazos.
Suspiró y se sentó frente a él con los brazos aún cruzados. Ambos se miraban sin cruzar palabra aunque Jungkook le sonreía de manera coqueta mientras Jimin intentaba ignorarla.
Justo cuando Jimin iba hablar, oyó como alguien entraba al departamento. Jungkook lo miró extrañado porque no esperaba que alguien más entrara. Sin embargo se paralizó cuando escuchó una voz grave hablar desde la sala.
–Encontré una función que te puede gustar. También encontré tus malditas galletas –Entró la voz a la cocina aventándolas las galletas a la mesa.
Tanto el pelimenta como el pelinegro se miraron durante algunos segundos.
–¿Qué hace él aquí? –Preguntó evidentemente molesto y mirando al pelinaranja.
Jimin cerró los ojos porque odiaba la situación. No se esperaba de ninguna manera que ambos chicos se encontrasen y se formaran malentendidos.
–No sabía que vivías con alguien Jimin –Dijo evadiendo la pregunta.
–Sí, él y yo vivimos juntos desde hace dos años –Explicó con la cabeza mirando a la nada.
–Los dejaré hablar a solas. Jimin la función comienza a las 8 de la noche –Dijo antes de salir.
El pelinaranja miro el reloj que estaba en la cocina. Faltaban unos minutos para las siete y media.
–¿Desde hace cuánto se conocen? –Preguntó indeciso.
–Creo que este año es el séptimo –Respondió.
–Yo creo que me tengo que ir –Se levantó Jungkook con una expresión indescifrable.
–J-… Nos vemos mañana –Dijo Jimin antes de hundir su rostro en la mesa.
El pelinaranja la había jodido bien y bonito. Jungkook pensaría que Yoongi y él eran pareja. Es decir, solo se habían acostado una vez pero no había sentimientos involucrados, bueno, tal vez no tantos.
Tocó la habitación del mayor porque ya estaba listo para salir al cine.
–Estoy listo para la función –Gritó desde el otro lado de la puerta.
Yoongi salió un poco desanimado pero sonrió cuando lo vio.
–Creí que se cancelaría la cita –Acarició su cabello.
–Claro que no. Hoy tengo ganas de ver una peli –Inclinó su rostro en el pecho del mayor.
Lo único que buscaba Jimin era tranquilidad. No soportaba que su pequeño mundo comenzara hacerse añicos por un viejo amor del que ni siquiera Yoongi estaba enterado.
Entraron a la función antes de que empezara. Jimin se metía bastantes palomitas a la boca y sus cachetes se inflaban por completo.
–Él chico de hace rato no deja de insistirte. ¿Quieres que te ayude? –Preguntó cuidadosamente.
–No te preocupes, pensó que tu y yo éramos pareja –Se hundió en el asiento.
–Es algo que podríamos hacer realidad –Resopló.
–¿Eh? –Lo miró confundido.
–No dije nada. Traga tus putas palomitas –Dijo antes de darle un sorbo a su refresco.
La función terminó y ambos se subieron al coche del mayor. Jimin encogió sus piernas en el asiento e hizo su asiento para atrás para dormitar un poco. Al poco rato llegaron al estacionamiento. Yoongi se quedo a revisar que su coche estuviera en buenas condiciones diciéndole al menor que se adelantara.
El pelinaranja iba subiendo las escaleras cuando vio a Jungkook asomado en el barandal del edificio y fumando un cigarro.
–¿Te divertiste? –Dijo apagando el cigarrillo.
–Sí –Caminó detrás de él pero se detuvo –¿Desde cuándo fumas? –Preguntó.
–No lo sé. Perdí la cuenta –Puso las manos en sus bolsillos.
Para entonces Yoongi ya había subido las escaleras y vio que los chicos estaban platicando. El pelinegro también notó la presencia del mayor y se retiró del lugar. El pelimenta lo siguió con la mirada y observó como entraba al departamento de a lado.
Jimin también entró al departamento y el mayor lo siguió. El pelinaranja estaba indeciso de lo que estaba a punto de hacer. Cerró los ojos antes para pensarlo detenidamente pero al final decidió que no importaba.
El mayor dejó sus pertenecías en la entrada perfectamente acomodadas. Se había acercado a Jimin para decirle que iría a dormir pero este chico hizo algo que no se esperaba.
Tomó el rostro de Yoongi para besarlo con firmeza. Al principio este se negó pero al final empezó a responderle.