Amor de enfermos
Lo había conocido una fría noche de noviembre, el viento soplaba con fuerza y él apenas y sabía que hacia fuera de casa. No lograba recordar nada, o quizás solo quería olvidarlo, pero ese no es el punto.Tan solo recuerda aquella voz, ronca y molesta.
“ No deberías caminar por estos lugares.”
Intenta recordar la razón del por qué se detuvo aquella vez. Una cosa era segura, para ese entonces algo no iba bien.
Lame sus labios esbozando una sonrisa y tira su cabeza hacia atrás.
Sabe que haberle respondido fue el boom de aquella utopía… de este deja vú que ahora vivía.
“No deberías meterte en lo que no te incumbe.”
Sabia que luego de pronunciadas aquellas palabras debía seguir su camino y buscar un lugar seguro. Claro, lo sabía…
No lo había hecho, permaneció parado justo allí esperando por algo, sin saber qué… el dueño de la voz ajena había reído con fuerza mientras se acercaba a él.
¿ Qué había sentido en ese instante?
Tampoco lo recuerda, apenas y logra volver a revivir aquella vacía y profunda mirada. Frío, inmune, muerto.
Cierra los ojos mientras relaja su cuerpo y bebe un poco de aquel vino barato. Afloja su corbata y muerde su labio inferior. Cruje los dientes y estira las piernas.
“No tienes escapatoria ahora”
Había reído, eso si lo recuerda perfectamente, ¿ por qué lo había hecho? No lo sabe, no quiere saberlo. Lanza un suspiro al cielo, abre los ojos y observa al joven frente a él.
- ¿ Acaso tu lo recuerdas, TaeHyung?
Sonríe con sorna, mientras acaricia su anillo en su dedo medio. Respira profundamente. Cierra los ojos mientras apoya su cabeza en el aire.
¿ Cuándo había comenzado?
Él lo recuerda claramente. Cinco meses reuniéndose con aquel niño y un día de repente le había escuchado gritarle. Por supuesto que eso le había hecho sorprenderse.
“Esto es una mierda.”
Había reído tanto que creyó que podría morir en cualquier momento, de la risa claro esta. Trata de recordar cómo es que había empujado aquel frágil cuerpo contra un basurero de ese maloliente callejón.
“No deberías decir malas palabras, niño.”
Su error había sido observarlo a los ojos, esos ojos tan… vivos. Había sido una lástima no retratarlos en aquel entonces. Trata de no reír demasiado fuerte. Recuerda también que el niño lo había tomado por los hombros y le había intentado golpear en la entrepierna. Él había sido más rápido, tomándolo de las manos y aprisionando todo su cuerpo con el suyo propio.
“Estas jodido, Jungkook.”
Recuerda que lo había besado, así, sin más. Pego sus labios con los ajenos y los mordió pesadamente. Volver a observarlo luego de aquello fue su fin. Y si la razón del por qué recuerda ahora todo eso no estaba clara, lo sabe al abrir los ojos y mirar al chico delante suyo.
- Nuestros inicios son distintos, Jungkook.
Ambos se ponen de pie en silencio, se acercan con sonrisas deformes, sonrisas enfermas, tan enfermas como ellos. Porque sí, Taehyung y Jungkook están enfermos, no hay más lógica ni explicación para ellos.
Y comienza un beso, tierno, lento, de esos que terminan en mirarse en silencio y sonreír...
Una frase, baja, segura.
- Te traje aquí para matarte.
Susurra Taehyung, acompañada de la risa de los dos. Él deja de sujetarle la cintura, lo toma lentamente del cuello, con prepotencia, firme, Jungkook lo observa, sólo sonríe. Él comienza a ejercer presión, poco a poco, sin prisa, casi con delicadeza.
El menor ríe, se pierde en su mirada perturbada, casi maníaca, está enamorado de esos ojos retorcidos que tiene al frente, confiesa que si él lo estrangulara en ese instante, moriría riendo, contemplando esa mirada casi sombría y riendo.
Taehyung presiona un poco más.
- Tú no me crees capaz de hacerlo.
Deja que sus labios dibujen una sonrisa, una sonrisa tan atemorizante como su mirada, tan vacía, maliciosa, encantadora... finalmente lo besa de nuevo, se funden en un abrazo, pausan su juego...
Peligro no es eso, peligro es que no se amen.