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Sobre aullidos {SasuNaru} por -drxrry

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Notas del fanfic:

Pareja: SasuNaru {Sasuke/Naruto}


Extensión: Capítulo único.


Géneros: AU, Fluff, Romántico.

Notas del capitulo:

¡Hola! Bienvenidos a este one-shot que me acaba de surgir ahora :)


Espero que lo disfrutéis tanto como yo escribirlo b25;

{1}

 

 

Las noches en aquel lejano paraje siempre habían sido las mismas para aquel solitario individuo. Día tras día, y noche tras noche, el metamórfico azabache siempre había pedido a las estrellas volver a ver aquella radiante luz, aquel rubio que lo cautivó la primera vez que lo vio.

 

No sabía cuándo había ocurrido, pero su interior se había llenado de tales chispas cuando veía al rubio, que el sólo volver a imaginarse esos ojos del color del mismo azul cielo, hacía que su corazón, de alguna manera, quisiera volver a apreciarlo todos los días. Para Sasuke, aquel chico pareció haberle robado hasta el último aliento, pareció que con sólo una simple y brillante sonrisa por parte del rubio, lo dejó completamente embelesado.

 

Por eso mismo, el azabache siempre se encontraba sentado en frente de la cabaña del chico todas las noches, escondido entre los altos árboles que se situaban a unos pocos metros de la cabaña de roble, y con la luna siendo su único acompañante, testigo de todas las miradas llenas de deseo que le había dedicado a Naruto, quien siempre se había encontrado apoyado en el porche de su cabaña, observando el maravilloso paisaje campestre que sus vistas le regalaba.

 

Pero a él, Naruto nunca le veía.

 

Sasuke había estado acostumbrado a aquella sensación desde la primera vez en que lo vio. Porque después de todo, nunca se mostró ante Naruto, a pesar de haberse enamorado del chico, nunca lo hizo, por una simple razón; el rubio ya tenía a una pareja consigo.

 

El azabache lo supo cuando su mirada logró alcanzar a ver a una mujer de largos cabellos color negro azulado, quien inesperadamente, aquella lejana noche había salido al porche para acompañar a su amado, dándole un cálido y acogedor abrazo por la espalda. Y entonces lo supo, supo que aquella mujer era muy especial para el rubio cuando observó cómo la mirada, y cómo en sus labios se formó una suave sonrisa llena de un indescifrable afecto, no separándose de ella.

 

Sasuke no recordaba exactamente cómo se sintió cuando vio el amor que ambos, tanto la mujer como Naruto, se tenían. No recordaba cómo su corazón se había estrujado en su pecho, y mucho menos se acordaba de que justo aquella noche, las pesadas y sonoras gotas de la lluvia le habían impedido escuchar su propia y errática respiración. Esa noche de lluvia y truenos, se había quedado estático cuando los vio, no importándole en absoluto que la lluvia lo empapara… sólo, se había quedado observándoles con una mirada única y perdida, desolada.

 

Pero ahora, todo era distinto, porque sólo le importaba que el rubio fuera feliz, sólo quería verle sonreír cuantas veces pudiera apreciarlo, como también deseaba que su felicidad no se viera perjudicada en absoluto. Porque eso lo derrumbaría a él.

 

Sasuke no pudo evitar sonreír con nostalgia cuando recordó todo aquello. Ya habían pasado meses, y como siempre, él había estado escondido entre los altos robles cada noche, sólo para observar con amor cómo el rubio no había perdido su costumbre de salir al porche para observar el estrellado cielo, solo y sin compañía, como se encontraba ahora mismo el azabache.

 

Y ambos, sin siquiera darse cuenta, alzaron la mirada para mirar con unas suaves sonrisas la luna llena que esa noche les dedicaba.

 

—Naruto… eres como la luna. —susurró Sasuke con lentitud, contemplando lo brillante que se mostraba en aquel lejano y oscuro cielo—. Cada noche te veo, y cada noche pienso en que no te podré tener.

 

Sasuke cerró los párpados y en un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo cambió a la forma de un lobo de pelaje negro como la oscuridad. Y entonces, observando la luna llena, su corazón palpitó con rapidez contra su pecho y de su boca se deslizó un largo aullido, dedicado únicamente al amor que le tenía a Naruto.

 

Lamentándose sobre aullidos de un amor unilateral, Sasuke supo que nunca podría tener a la luna; tan lejana, impactante y brillante, justo como Naruto lo era.

 

Otro aullido salió de su boca, y como si fuera una especie de conjuro, mucho más tarde se escucharon a lo lejos cómo los otros lobos le daban respuestas con largos y cortos aullidos. Mientras aquella melodiosa melodía de la noche se hacía presente, las luciérnagas comenzaron a acompañarlo y el sonido de las hojas de los árboles moviéndose al compás de la suave brisa, provocaba que la sensación en el corazón del metamórfico aumentara hasta sentirse, de alguna manera, feliz.

 

La naturaleza lo había escuchado, y la naturaleza le había regalado, la atención del rubio.

 

Cuando Sasuke dejó de aullar, lentamente se fue incorporando de nuevo y aún con la forma de lobo, abrió los ojos y su mirada se quedó clavada en unos ojos del color azul claro como el cielo, quienes en ese momento lo estaban contemplando con fascinación.

 

Sasuke pudo llegar a sentir cómo su corazón había vuelto a hacer de las suyas sólo para demostrarle cuán loco se ponía por encontrarse con la deseada mirada de Naruto. El azabache se quedó contemplando al rubio, hasta que éste se incorporó en el porche y bajó con suma lentitud las chirriantes escaleras de la cabaña de roble, sin dejar de apartar la mirada en dirección a donde se encontraba Sasuke.

 

El metamórfico se sorprendió por tal inesperada situación, mucho más cuando supo que Naruto, sin dejar de mirarlo, se estaba acercando con pasos lentos hacia él. Sasuke entonces volvió a cambiar de forma sin siquiera pararse a pensar, de nuevo siendo un ser humano; y vio cómo Naruto se había detenido justo cuando había presenciado el cambio, quedando a tan sólo unos metros de distancia de él, el rubio lo siguió mirando, con su corazón latiéndole a mil por hora.

 

Ambos no supieron cómo sentirse, y mucho menos el rubio.

 

Pero Sasuke volvió a escuchar cómo los pasos de Naruto volvieron a tener el mismo ritmo lento de antes, escuchando cómo sus playeras hacían aquel crujiente y suave sonido al pisar las hojas mojadas. Naruto, su amor escondido durante bastante tiempo, se estaba acercando a él, y por mucho que quisiera huir, simplemente no podía, porque su cuerpo no le respondía como quisiera que lo hiciera, sino que se quedó ahí, estático entre los altos robles, sin apartar la anhelante mirada de los claros ojos del rubio.

 

—¿Por qué te escondes? —la suave voz de Naruto logró hacer reaccionar al corazón de Sasuke, palpitando con excitación contenida—. Tu aullido, fue hermoso.

 

Y entonces, el metamórfico jadeó al verlo una vez más sonreír con encanto, porque después de todo, Naruto nunca dejó de ser el humano más bello que había visto jamás. ¿Cómo era posible, que no se hubiese sorprendido tanto?

 

A pesar de eso, Sasuke se mantuvo observando al rubio en silencio, sin decir palabra alguna. Sólo por ese momento en donde ambos se habían mostrado tranquilos con la presencia contraria, el azabache quiso quedarse con la brillante sonrisa de Naruto gravada en su memoria. Una y otra vez, para volver a imaginársela aquellas noches de luna llena.

 

Sasuke cerró los ojos y frunció ligeramente el ceño. No podría contenerse por más tiempo, no cuando en esos momentos tenía el cuerpo de Naruto a una escasa distancia. Su aroma, su dulce fragancia, lo envolvía por completo y lo privaban de todo juicio razonable que pudiera tener, porque de no ser así, no se habría abalanzado contra el cuerpo del rubio en un solo pestañeo.

 

Sasuke pudo escuchar con atención cómo la respiración de Naruto se había acelerado al haberlo acorralado contra su cuerpo, ambos tirados en las hojas de la superficie mojada. El metamórfico no sabía cómo un humano como Naruto se podía ver tan hermoso y apetecible bajo su cuerpo, sin poner ni una pizca de resistencia cuando lo agarró con suavidad de las muñecas.

 

—Tú… —la dulce voz de Naruto volvió a inundar sus oídos, provocando así que Sasuke se diera cuenta de que el tono de voz del rubio no se oyó temerosa, sino curiosa.

 

Sasuke pudo ver cierto brillo en la mirada contraria, y aquello sólo lo incitó a querer estar mucho más cerca del humano, deseando tocarlo y acariciarlo como tanto tiempo se había imaginado hacer.

 

Se inclinó mucho más hacia su cuerpo y entonces no se lo pensó, olisqueó el cuello de Naruto con ahínco provocándole dulces cosquillas y enterró su nariz en su clavícula, queriendo quedarse gravado en su memoria aquel embriagador aroma que sólo el rubio poseía. Mientras que Sasuke descendía sus manos hasta la cálida cintura del humano, pudo estar mucho más seguro cuando notó que Naruto no estaba poniendo resistencia a ninguno de aquellos toques, sino que de sus labios lo único que se deslizaban eran cortos jadeos y, para sorpresa de Sasuke, un dulce gemido que sus oídos pudieron lograr escuchar a la perfección.

 

El metamórfico nunca creyó que deseara tanto a Naruto. Lo estaba llevando a la locura, de alguna manera.

 

Aún con los ojos cerrados, Sasuke sintió cómo las suaves manos del rubio se habían aferrado a su pecho, mientras que él aún seguía proporcionándole suaves caricias y dulces besos por su cuello y su línea de la mandíbula. El aroma de Naruto lo nublaba por completo y su excitación no parecía llegar al límite.

 

Por primera vez el rubio había notado su presencia, y por primera vez, le haría querer desear estar más tiempo con él.

 

Cuando Sasuke llegó a la barbilla de Naruto, sintió un calor en su interior que lo incitó a querer devorar los labios contrarios, a querer quedarse con el dulce sabor de éstos, y entonces sus labios se juntaron en un fugaz y desesperante beso, acción que hizo ahogar un gemido por parte del rubio.

 

Naruto no supo lo que realmente estaba sintiendo con aquel intenso beso, pero lo que creía que eran mariposas en su estómago, se transformaron en una estampida de búfalos que lo hizo sentirse cómodo y excitado, sumándole las caricias que había comenzando a darle el azabache en su vientre, levantándole ligeramente la camiseta, lo cual provocó que su cuerpo se volviera a estremecer por sentir la brisa golpear suavemente su piel expuesta.

 

Sasuke no se cansaba del sabor de los labios de Naruto, era adictivo y el hecho de que el humano lo estuviera correspondiendo con necesidad, lo hacía aún más excitante de lo que ya era. Su corazón pareciera que se iba a salir de su pecho por tal rápidas palpitaciones, pero no lo podía evitar; estaba perdidamente enamorado de Naruto y su aroma.

 

Naruto, en cambio, no sabía lo que le estaba pasando. Pero muy en su interior, tuvo aquella sensación de ya conocer al azabache, esa sensación que sin más, lo hizo dejarse llevar por sus besos y caricias. Estar tan cerca de él se estaba empezando a volver adictivo, como si se negara a separarse de su cuerpo, como si se negara a creer que el hombre que tenía encima suyo era un cambiante, un metamórfico que se transformaba en un ser vivo como lo era el lobo.

 

Pero aún así, Naruto seguía soltando leves gemidos contra sus labios cada vez que el hombre mordía y tiraba de su labio inferior con deseo.

 

—¿Naruto?

 

Ambos cuerpos que yacían en el suelo, se estremecieron y frenaron todos y cada uno de los movimientos que estaban haciendo, al escuchar la voz de la mujer llamando por su amado.

 

Sasuke se separó de sus labios con suma lentitud y abrió los párpados al mismo tiempo que Naruto, sólo para quedarse mirando unos largos segundos a medida que escuchaban sus propios jadeos mezclándose. Sasuke se percató de que los ojos azules claros del rubio, se habían tornado con brillo por la inesperada situación de excitación. Se había sentido tan bien, que el azabache creyó que nunca se iba a terminar, pero se equivocó.

 

Sasuke entonces alzó lentamente la cabeza para mirar en dirección a la cabaña del humano, y se quedó observando con la respiración errática cómo la mujer estaba buscando al rubio por la casa, hasta que la vio acercarse a la entrada, queriendo salir al porche.

 

—Hinata…

 

Le escuchó susurrar aquel nombre a Naruto, y en ese momento supo que era el nombre de la mujer. Sasuke pensó que si no se daba prisa, Hinata saldría al porche y los vería ahí, tirados en la húmeda superficie y con claras marcas de satisfacción en sus labios y respiración.

 

Claros indicios de deseo en ellos.

 

Sasuke volvió a mirar a Naruto y sin esperárselo, fue el humano quien ahora tiró de su camiseta para juntar una vez más sus labios, en un casto y fugaz beso que quedó marcado en los labios contrarios para siempre, cosa que ambos sintieron.

 

Cuando se separaron, el metamórfico escuchó cómo la puerta de la cabaña estaba siendo abierta, y sin pensárselo, se separó del cuerpo de Naruto para levantarse y correr hacia los altos robles. Sin embargo, antes de que hiciera aquella acción, el humano lo agarró del antebrazo y pudo lograr escuchar un jadeo deslizarse por sus labios.

 

—E-espera… —susurró, mirándolo con intensidad—. ¿Cómo te llamas?

 

Sasuke soltó un suspiro con una sonrisa curvándose en sus labios, aún con la respiración agitada por haber sentido tanto deseo, dijo:

 

—Sasuke, Sasuke Uchiha.

 

Naruto inhaló lentamente con emoción, y entonces soltó el antebrazo de Sasuke con la misma lentitud, queriendo quedarse el atractivo rostro del metamórfico gravado en su memoria, para no olvidar las sensaciones que le hizo sentir, porque sabía que lo iba a necesitar más a su lado, en el instante en que sus miradas se encontraron y sus labios se conocieron, Naruto supo que lo iba a necesitar más…

 

Sasuke se alejó de él al haber visto cómo Hinata salió de la cabaña, y sin echar una mirada hacia Naruto, el azabache se adentró de nuevo en el bosque, dejando un nuevo sentimiento en el corazón del humano.

 

Sasuke lo sabía, sabía que Naruto era como la luna, cada noche le veía, y cada noche formaban una nueva historia en sus corazones.

 

Y como todo lobo, se había quedado perdidamente enamorado de la luna.

 

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, y si es así, por favor, hacérmelo saber ~


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