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Snow angel (Yuri on ice) por Crimson angel

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Notas del fanfic:

Holi minna!

Me presento, soy Crimson angel y soy nueva en este nuevo fandom. Me ha gustado la serie desde el primer momento y la considero una de mis favoritas. 

Este es mi primer trabajo con este mangnifico anime. Una historia que espero les guste y en la cual me he esmerado mucho para su deleite. Llena de muchos sentimientos y emociones que espero les deje una buena sensación y les inspire.

 

Notas del capitulo:

Este sería el primer capítulo del fanfic. Espero les sea de su agrado y si hay dudas o comentarios nos leeriamos al final. Agradezco a quienes lo lean. Disfrútenlo!

¡Buenas noches, damas y caballeros que nos acompañan! ¡Bienvenidos al evento del año! ¡La gran final del Grand Prix en la bella y luminosa ciudad de París! ¡Esta hermosa ciudad será el gran escenario donde muchas estrellas podrán lucirse compitiendo por la gran copa y el título al mejor patinador del mundo! ¡Todos los ojos del mundo están en estos talentosos patinadores, y quien encabeza la lista de ellos es el japonés Yuri Katsuki! ¡El joven que declaró que el amor era su tema en estas competencias y juró hacerse del codiciado título! ¡¿Lo logrará?! ¡No se pierdan esta transmisión!

Palabras vacías, palabras que se las lleva el viento tan fácilmente. Apagó su celular sintiendo profundos deseos de arrojarlo lejos. Las lágrimas bañaban sus pálidas mejillas y sus sollozos ahogaban su garganta. Ahí, derrumbado frente a ese muelle, Yuri descargaba toda su rabia y dolor mediante el doloroso llanto que abandonaba su ser mediante lágrimas amargas y dolorosos sollozos.

Quería morir, quería dejar esa vida tan dura y cruel. No quería seguir en un mundo donde ya nada lo ataba. Todas aquellas anclas de vida se habían esfumado dejándole varado en aquel muelle desgraciado. Sentía que su alma no daba para más. Su fortaleza ya no estaba.

El inicio de sus desgracias comenzó meses atrás. Cuando su familia e amigos iban a sorprenderlo para darle su apoyo en el campeonato celebrado en Suiza. Iban a darle el apoyo que no habían podido en ocasiones anteriores. El trabajo en el onsen había dejado muchas ganancias e iban a aprovecharla.

Sin embargo, la noticia que recibió Yuri después de terminar su número final le devastó por completo: el avión en el que se trasladaba su familia y amigos, junto a otros pasajeros se desplomó no dejando sobrevivientes. Todos se habían ido: sus padres, su hermana, sus amigos. En la premiación lloró y después de recibir su medalla corrió no importándole nada más queriendo ir con ellos. Victor le alcanzó junto a sus demás compañeros y le dieron incondicional apoyo en esos momentos tan difíciles.

Los funerales fueron tristes y dolorosos, Yuri creyó morir cuando vio que enterraban a las personas más importantes de su vida. Ya no estarían para él, jamás volvería a escucharlos, jamás sentiría sus cálidos abrazos ni escucharía sus palabras de aliento. Nunca más. Victor le dijo que debía continuar, que ellos debían ser su mayor fuerza para motivarle.

Él, quien más le había dolido, juró jamás dejarlo. Juró jamás abandonarlo.

“Siempre estaré a tu lado, Yuri, k1; l3;n2;k3;l3;n2; m0;kk3;n3;*”.

Nuevamente, palabras vacías y promesas sin valor. Sus besos y caricias no tenían amor, sus abrazos no daban ternura ni mucho menos protección, nada que le dio tenía valor. ¿Cómo se dio cuenta? Le escuchó mientras hablaba con una mujer, a quien le juraba amor eterno y que él solo había sido un capricho del momento. Un desahogo y una distracción sin sentido, todo ello para recuperar su verdadera fuerza e inspiración.

Después de eso estaba ahí, en ese muelle sacando todo su dolor. Demostrando que estaba tan destruido que nadie podría repararlo nunca más.

Encendió su celular, mismo que sonó de manera estruendosa, sacándolo de su oscura agonía. Secó sus lágrimas con la manga de su sueter y después de varios respiros oprimió el botón para contestar.

—Diga.

—¡Maldito cerdo!-el chillido de Yurio le hizo reír un poco en todo su dolor-¡¿Dónde demonios te metiste?! ¡El evento ya va a comenzar!

—Iré en unos instantes. Salí para relajarme.

Eso espero. El calentamiento comienza en veinte minutos. Trajimos todas tus cosas. Solo debes traer tu trasero ya.

—Estoy ahí en cinco minutos.

Colgó y después de relajarse totalmente emprendió rumbo ahí. Una idea breve cruzó por su mente, y con ella corrió veloz hasta el gran evento.

.

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Era su turno. Le habían anunciado ya. Ajustó su pulcro traje blanco con cristales plateados y encajes negros. Cepilló su cabello oscuro y Yurio le acomodó los patines. Se levantó y se sostuvo del borde de la valla que separaba la pista dándole una última mirada a Victor quien permanecía al lado de aquella mujer en uno de los asientos principales.

—Mucha suerte, cerdito.

—Gracias, Yurio.

El rubio sabía que algo pasaba, no era ingenuo. Pero no pudo preguntar nada más porque Yuri se deslizó con gracia hacia el centro de la pista quedando en posición de inicio.

-¡Finalmente, hace su aparición la joven promesa del sol naciente! ¡Nuestro último participante Yuri Katsuki! ¡Que después de la primera ronda tuvo una participación perfecta! Katsuki nos deleitará con su nueva rutina, dado al repentino cambio.-las murmuraciones comenzaron- Bajo la pieza musical: Tears on love: An angel in love.

Miró al público y a todos de manera elegante. Abrió sus brazos moviéndolos con gracia dando comienzo al número que interpretaría. Yuri cambió a ese Eros que tanto clamaba y buscaba seducir a Victor, ese Eros que buscaba seducir a todos. Dejó a Eros en las sombras, sepultándolo bajo la luz de un nuevo ser.

Le dio paso a un ángel, un ángel que había bajado a los mundos mortales buscando al amor. Un joven e inexperto ángel buscando aquel sentimiento que muchos tenían. Quería conocerlo, quería saber de el y sentirlo con cada fibra de su ser.

Sus movimientos eran tan preciosos, tan bellos y llenos de gracia que eran imposibles de ignorar. Sus saltos, perfectos y sin fallas, le daban la verdadera imagen de un ángel bailando en aquella pista.

Eros no había sido lo que conmovió al público: fue la actuación de Yuri interpretando a la perfección al ángel que describía aquella pieza musical. La historia del ángel que se había enamorado de un príncipe de tierras de hielo, quien le enseñó a amar y quien le enseñó lo doloroso del sentimiento ya que su amor por él fue una mentira al casarse con una princesa extranjera. El ángel, abatido y desolado, murió por ese amor en aquella laguna congelada donde le conoció. Aquel lugar que había sido testigo de ese amor y ahora sería testigo de su cruel muerte.

Yuri era ese ángel, ese ángel muriendo de amor con cada giro, cada vuelta, cada salto, dejando trozos de su alma y su corazón con cada acción. Verdaderamente se había vuelto el ángel enamorado. Quería que el mundo supiera su dolor, quería que todos se dieran cuenta de cuan destruido estaba su corazón mediante esa interpretación.

Yurio se encontraba atónito y con la garganta hecha un nudo, no era posible. Lo sabía: había algo detrás de esa actuación, algo se ocultaba detrás de ese número que interpretaba Yuri, puesto que solo lo había visto interpretarla una vez. Todos los demás patinadores se preguntaban lo mismo. Sabían que Yuri iba a competir con su número de Eros, esto fue una sorpresa radical para todos.

El rubio menor buscó a Victor con la mirada, él debería saber algo más. Sin embargo, se sorprendió al verlo caminar a la salida del lugar con una mirada devastada y una actitud totalmente derrotada. ¿Qué le pasaba a ese idiota? ¿Por qué demonios se marchaba? Iba a irse cuando la mano del otro ruso, Georgi, lo detuvo. Siguió mirando junto a los otros la actuación de Yuri quien estaba por terminar la pieza dando una serie de saltos y pasos indicando el final. Finalizó la pieza con los extendidos hacia los lados y el rostro hacía el cielo que mostraba una serie de lágrimas que bajaban por sus mejillas.

El público estalló en lágrimas y aplausos, conmovidos por tan magnífica actuación que nunca en su vida habían sido testigos. Los demás competidores les imitaron, fue la mejor actuación de todos los tiempos, superando al ex campeón ruso Victor Nikiforov. Arrojaban a la pista ramos de flores de diversos tipos junto a palabras de aliento y silbidos, mostrando su apoyo hacia el joven patinador.

Yuri jadeaba viendo y escuchando todo eso, lo había logrado, había logrado encantar al público con su actuación. Lo había logrado, a un costo alto.

De repente, el mundo comenzó a girar para él. Todo le vino encima como una enorme ola salvaje que arrasa todo a su paso. Trató de mantenerse firme, pero no lo logró cayendo duramente contra el hielo de la pista sintiendo como su conciencia se iba lentamente, como si un manto de oscuridad tapara todo.

—¡¡Yuri!! ¡¡Yuri!!

Eran los gritos de todos, del público, de los patinadores, sonidos que poco a poco iban desapareciendo. Lo último que alcanzó a ver fue el rostro alarmado de Yurio quien le pedía que no se durmiera.

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Despertó horas después en el hospital de la ciudad, sintiéndose cansado y muy agotado. Ni bien abrió los ojos fue abordado por Yurio y por los demás competidores quienes se habían colado a su habitación. Le contaron que después de desmayarse fue llevado en brazos por Chris, a gritos escandalosos del joven patinador ruso, hacia el estacionamiento donde estaba el auto del suizo para llevarle al hospital. Los demás se pusieron en marcha y corrieron, literalmente, hacia el lugar dejando de lado la premiación. Esperaron por varias horas en la sala de espera para que les dieran noticias suyas mientras ahuyentaban a la prensa. Claro, esto obra de Yurio quien hacía gala de su mal genio.

Yuri les agradeció por el gesto, tanto por los que eran sus amigos como por los que apenas conocía. Como por ejemplo Lee Seung Gil, aquel patinador coreano con quien no se había llevado bien en un principio por diferencia de ideales. Era más duro que Yurio y más severo, por lo que se sorprendió de verlo ahí. Sacudió su cabeza y mejor se dedicó a escuchar los parloteos del rubio.

—Así que será mejor que te vayas mejorando para que levantes tu gordo trasero y vayas a recoger el maldito trofeo.- rio por el tacto del ruso, brusco y grosero, pero así se expresaba-No te rías, cerdito, mira que me ganaste pese a que no concursaste con tu número de siempre.

—¿Es verdad?

—Así es, querido Yuri, te llevaste el primer lugar del Grand Prix.- el suizo, con un movimiento sexy de caderas, hizo a un lado al escandaloso rubio para sentarse al borde de la cama y mostrarle una captura de pantalla en su celular indicando a los ganadores-En segundo lugar hubo empate entre Plisetsky  y Lee, y el tercero me lo llevé yo. Pero siendo sinceros, nadie de nosotros podía haberte ganado después de tan magnífica actuación. Casi me vine en la banca.

—No seas tan vulgar, Chris, mira que hay mocosos presentes.- le regañó el italiano, quien veía a los más jóvenes lucir todos rojos-Lo que nos hace pensar, no se hagan, es porqué cambiaste de pieza. Creímos que interpretarías a Eros, Yuri.

—Fue algo de improviso…simplemente sentí que debía hacerlo con esa pieza.-quería sacar ese dolor que aquejaba su alma, y esa fue la única manera-Ya no sentía a Eros parte de mí.

—Sin contar con que Víctor…

—¡Fue una actuación que a todos les gustó! ¡Ya deja de hacerte la reina del drama siempre Georgi!- Yurio le dio un codazo al otro ruso e improvisó eso para distraer la atención. Sin lograrlo en Yuri, quien si se dio cuenta-Supera ya que la mujer no volverá a tus brazos.

—Hey, Yurio tiene razón-el mencionado no se molestó por como lo había llamado Leon, después de todo era mejor que “Yuri 2”-siempre me había preguntado el porqué de tus números. Ahora le entiendo. Y tiene razón: deja ya el drama y da vuelta a la hoja.

Yuri sonrió de manera triste, él no podría darle una vuelta a la hoja como lo dirían los demás. Estaba tan cansado y débil que ya no podría seguir luchando y finalmente se estaba dando por vencido. ¿Qué sentido tiene luchar contra algo cuando las fuerzas que te motivan ya se han ido?

Su madre…

Su padre…

Su hermana…

Yuko-chan…

Takeshi-kun…

Axel-chan, Lutz-chan y Loop-chan…

Minako sensei…

Vicchan…

Víctor…

Le dejaron para siempre. Su fortaleza impenetrable se vio resquebrajada y sin poderse construir de nuevo. Él estaba a nada de romperse como el más frágil de los cristales.

Momentos después ingresó el médico a cargo de él y les pidió salir de la habitación para hablar con Yuri. Los demás lo hicieron a regañadientes pero prometieron volver en unos instantes. El galeno habló con Yuri sobre lo sucedido y le extendió unas hojas con unos análisis practicados. Yuri al verlos sonrió de manera triste y con las lágrimas nuevamente rodando por sus mejillas, no sabía si la noticia le alegraba o le doliera. Una pequeña ancla se había extendido para él, una luz entre todo ese mar de oscuridad.

—¿Puedo pedirle un favor?

—Lo que guste.

—No quiero que diga una sola palabra de esto.- Yuri dobló cuidadosamente las hojas y las escondió en la funda de la almohada-Si le llegasen a preguntar, le pido que lo omita por favor.

—De acuerdo, joven Katsuki.

El hombre salió dejando entrar de nuevo al tropel de patinadores quienes le exigieron de nueva cuenta las razones del médico. Yuri vio que el coreano no había entrado, quizás se había marchado ya. Desde luego, tenía asuntos más importantes que resolver.

—Me descompensé. Estuve muy presionado por este día que me descuidé.

—¡Si serás idiota, cerdito! ¡Solo a ti se te ocurre!- gruñó el rubio tratando de contenerse-No lo vuelvas a hacer o te golpearé.

—Lo prometo.

Pero eso era algo que sabía, no iba a poder cumplir.

.

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Salió del hospital varios días después, en su estadía estuvo muy bien acompañado de sus compañeros patinadores. Le habían dejado en el hotel en que se hospedaba para que se arreglara: esta noche sería la gran fiesta a los ganadores del Grand Prix en el bello salón del hotel Four Seasons Hotel George V Paris. Se enteró también que Víctor había abandonado Francia después de su actuación, y no se habían podido contactar con él. Le dolió muchísimo, pero ya nada se podía hacer. Él había decidido desaparecer de su vida, Yuri haría lo mismo. Un borrón y cuenta nueva, dirían muchos.

Se miró en el espejo ya arreglado: ese traje de dos piezas en color negro, con corbata platino y zapatos pulcros. Limpió sus lentes y dando un suspiro se dio media vuelta para terminar de arreglar sus maletas. Su plan era irse en autobús lejos de Francia, en lugar de ir a la premiación, y desaparecer de ese mundo donde todo le recordaba el dolor. Iba a comenzar de cero, iba a renacer de entre esos trozos resquebrajados. Iba a vivir en un mundo donde el nombre de Víctor Nikiforov no existiera, donde nadie supiera de él, donde nadie evocara el recuerdo de aquel ruso que le había enamorado para luego destruirlo.

—Lo siento, Yurio, minna, pero no puedo seguir con esto.

Dejó un sobre en la cama para el rubio escandaloso, otro más para sus demás compañeros y una última para Víctor. Tomó sus maletas y partió decidido hacia la salida del hotel donde un taxi le aguardaba. Le dio instrucciones de llevarlo a la estación de autobuses central y mientras lo hacía, miró por la ventana lo que dejaba atrás. Una vida, sus sueños, sus anhelos, todo lo dejó por él.

Bajó del auto y con las maletas en mano se encaminó hacía la fila donde compraría el boleto que lo sacaría de aquel lugar. No importaba a donde ir, solo quería marcharse de ahí. Ya después pensaría con calma hacía donde iría, un lugar donde nadie pudiese encontrarlo. Mientras bajaba, tropezó de manera torpe con otro usuario del tren. Se disculpó y se marchó en dirección a los sanitarios del lugar dejando encargadas sus maletas a un anciano pasajero. Quince minutos después, el anciano se encaminó hacia el lugar para devolver las maletas puesto que su autobús estaba por marcharse.

—Jovencito, tus maletas. Debo irme ya…¿Jovencito?

Se sorprendió de ver el lugar vacío sin rastro del chico.

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Una semana después, en San Petersburgo, un peliplateado se enlistaba con su mejor traje de gala en una habitación de hotel. Se suponía que este día sería el más maravilloso de toda su vida, pero parecía que no sería así. Incluso su adorado Macacchin lo sabía, con sus aullidos lastimeros trataba de decirle que se equivocaba, que no era correcto lo que hacía. Pero no podía, no debía echarse para atrás.

Sus amigos más íntimos esperaban por él, por su gran momento. El momento en el que el famoso Víctor Nikiforov contraería nupcias con aquella hermosa joven, uniendo así dos grandes imperios financieros.

Unos gritos le sacaron de sus cavilaciones y salió de la habitación, ya arreglado, para ver que sucedía. Se extrañó al ver a Yurio ahí, con un traje oscuro y los ojos llenos de llanto e ira. El rubio se plantó enfrente de él, de manera veloz, y le plantó un golpe fuerte en el rostro. Los demás trataron de contenerlo mientras Georgi ayudaba a levantar a Víctor.

—¡Yurio! ¡¿Qué te sucede?!-gruñó limpiándose la sangre que escurría por su boca-¿Por qué vienes a hacerme esto? ¿Por qué arruinas mi gran día?

—A otro perro con ese hueso, bastardo, y precisamente a eso vengo. A arruinar tu gran día.- se mofó controlando su rabia, sintiendo que no aguantaría-Veo que no te has tomado la decencia ni la molestia de siquiera leer los diarios o prender tu caro televisor. Mucho menos de revisar siquiera tu estúpido celular. Así que me tomé la grandísima molestia de traerte esto y tomar asiento en primera fila para que ver lo que sucede.

Le arrojó a la cara el periódico que portaba mientras su cuerpo temblaba en espasmos violentos provocados por el odio y la impotencia. Fue testigo junto a los demás como el plateado se ponía pálido y silenciosas lágrimas bajaban por sus mejillas mientras estrujaba con fuerza el papel en sus manos.

¡Quiero comer muchos tazones de katsudon contigo, Victor!

¡No voy a rendirme!

¡Ganaré el Grand Prix por ti!

¡Nunca dejes de mirarme!

Para mí, tú eres Eros.

Te amo, Víctor. Ai shiteru…

—E-Esto no puede ser…No es cierto…

—Lo es. Es verdad, no estoy mintiendo. El mundo no miente.- su voz se quebró y cuando se disponía a arremeter en contra de Víctor, Chris le detuvo. Detendría sus puños, más no sus labios-¡Y todo esto lo provocaste tú! ¡Miserable! ¡Bastardo! ¡Asesino!

Víctor se perdió en ese mar de insultos que hacían eco en su mente. Sintió como algo dentro de él se rompía en miles de pedazos y se hacían polvo, imposibles de unirse de nuevo. Sus ojos no podían despegar la mirada de ese titular que le había hecho caer en un abismo sin fin.

El joven ganador del Grand Prix de este año, Yuri Katsuki, muere trágicamente tras caer del balcón del hotel Le Royal Monceau”.

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h8;k5;lk2; l5;k2;m5;l0;l5;k2;km0;l9;n3;

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Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Si tienen dudas o comentarios, favor de postearlo en un review que espero responder al momento. 

Nos leeremos en unos días con el capítulo 2. Y el miercoles con una nueva emisión de Yuri!! on ice.

Saludos y excelente inicio de semana. 

 


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