Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Ni aunque...? por Princesa de los Saiyajin

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

AVISO


Debido a la subasta de Fanfic.es, tengo miedo de que ésta (su página hermana) tenga el mismo destino. 

Sólo quiero recordarles que, en caso de perder comunicación por esta plataforma, tengo respaldados todos mis fics en Wattpad (mi user es @PrincesaSaiyajin10) y en AO3 (Princesa_de_los_Saiyajin).

 

Les dejo los hipervínculos de este fic en específico en ambas plataformas:

¿Ni aunque...? - L. García - Wattpad

¿Ni aunque...? - Princesa_de_los_Saiyajin - Dragon Ball [Archive of Our Own]

9

Detalles

 

—¿Dos semanas de…? —repitió. Se acomodó en ese lugar y tomó aire profundo—. Dos semanas… Kakarotto, yo…

     —Saiyan, antes de que digas algo, sólo escucha—miró al menor con atención, dándose cuenta de que lucía asustado y a punto de llorar, aunque mantenía su porte firme—. Sé que te forcé demasiado a estar conmigo ese día, yo… No quiero obligarte a continuar en esto siendo que yo te orillé a estar conmigo—tomó una grande bocanada de aire—. No tienes que hacer algo que no quieres.

     —…—soltó aire—. Pude haberme negado, ¿sabes? —el menor lo miró atento. Vegeta se hizo a un lado, para que el Son entendiera que esperaba que se sentara con él—. Ese día pude haberle dicho a tu hermano, o simplemente irme. Habrías escogido a otro, y no estaríamos tú y yo haciendo esto en estos momentos… Tú lo has dicho, no tengo por qué hacer algo que no quiero. Ese día sí quería estar contigo.

     —Aun así…

     —Kakarotto, yo tengo la mitad de la responsabilidad—Goku lo miró—. Si resulta ser un embarazo, yo estaré contigo en cada decisión que tomes. Si es, y decides tenerlo, yo me haré cargo. Y si decides que no, te acompañaré en el proceso. Voy a estar contigo.

      —¿Tú…? —tragó saliva.

      —Estaré contigo, ¿de acuerdo? —subió su mano hacia su mejilla, consiguiendo que el menor empezara a sollozar. Lo abrazó, consiguiendo que ese llanto aumentara—. Tranquilo, tranquilo… No estarás solo en nada.

      —Saiyan, tengo miedo…

      —Tranquilo…—acarició su cabellera—. Dime, ¿te has hecho una prueba?

      —No…—gimoteó un poco—. Pero nunca había tardado tanto, a lo mucho lo hacía dos días.

      —Entiendo…—siguió tocando su cabello—. Puedo programar una cita con el médico de mi familia. Su consultorio es en un hospital al otro lado de la ciudad. Puedo avisar para que nos reciba, y hacer un análisis de sangre… Yo te acompañaré, y estaré a tu lado.

     —Sí… —soltó aire—. Yo…—su voz se quebró—. De verdad tengo miedo, Saiyan. No puedo hacerle esto a mis padres, trabajan demasiado ya con sólo tenernos a nosotros, como para tener que darle otra carga—se escuchaba demasiado agitado, el mayor sólo acariciaba su espalda en un inútil intento de calmarlo—. Se decepcionarán de mí, yo…

     —Puedo conseguir un empleo—interrumpió—. Kakarotto, no te adelantes todavía… Sé que te preocupa, pero ya te dije que yo me haré cargo de eso en caso de que así suceda—Goku volvió a llorar escandalosamente—. De verdad, no te preocupes por el dinero.

      —Ellos… ni siquiera podré verlos a la cara y…

     —Entonces te llevaré a mi hogar si ellos no dejan de molestarte. Tranquilo…

     —¡No es tan sencillo! ...—se aferró a su playera—. ¿Tienes idea de lo que es sentir arrepentimiento por algo que disfrutaste tanto? ¡Incluso quería volver a llamarte! Pero después me di cuenta de que estaban cercanos los días, y decidí esperar…Y nunca llegó, entonces empecé a sospechar y… De verdad quisiera estar equivocado.

     —Tranquilo… —besó su hombro—. ¿Quieres comer algo?

     —No tengo hambre.

     —Anda… Unos bocadillos, tal vez unos panecillos—siguió acariciando su espalda—. Necesitas comer.

      —Bahh… —se separó despacio—. Sea lo que sea, el resultado es algo que no podré cambiar.

     —Kakarotto, estás cansado. Te llevaré a comer, y después te acompañaré a casa.

     Salieron de aquel lugar, caminaron hasta un local de comida cercano y pidieron un platillo tradicional. Para Vegeta fue evidente que el Son estaba ido, se veía agotado, como si no hubiera dormido bien en días, y tenía una mirada triste, como si estuviera demasiado decepcionado de sí mismo.

     ¿Y cómo no? Si existía una posibilidad de que se cumpliera aquello que el menor temía. Eso, sumado a todo el trabajo y pleitos con chicos por su condición, su situación con Bojack y el equipo de soccer, entre otras cosas, lo tenían totalmente ocupado en una serie de problemas que lo tensaban y tenían angustiado.

     ¿De verdad era un embarazo? Se había cerciorado de haber colocado correctamente el condón. ¡Incluso había revisado que no se haya roto antes de desecharlo! ¿Se había tocado su propio miembro minutos antes de introducir sus dedos? No, imposible. No recordaba haberse tocado, sólo retirado su bóxer sin tocarse. ¿Acaso fue cuando el menor se sentó en sus piernas, donde quizá hubo un mínimo intercambio de fluidos del cual no se percató?

      —Saiyan, vamos a casa. No me siento de humor.

      —Claro—comió el último bocado, bebió rápido el medio vaso de jugo que le quedaba y se levantó de la mesa.

     Caminó a su lado durante todo el trayecto a casa. Incluso intentó tomar su mano, como solía hacerlo, para darle calma. Pero el menor inmediatamente la retiraba, huyendo al tacto. ¿En serio se estaba castigando y por eso evitaba tocarlo?

      Decidió no insistir. Simplemente siguió a su par, para que siguiera sintiendo que no lo dejaría, pero sin invadir su espacio. Entendía perfectamente su sentimiento, Goku sentía que había fallado, y que por querer disfrutar una vez se habría condenado su futuro.

      —Entonces… ¿mañana faltaremos a clases para ir?

     —Así nos evitaremos la posibilidad de toparnos a alguien. Y es mejor aclararlo lo más pronto posible—el Son asintió.

      —Entiendo—desvió la mirada—. Iré adentro. Adiós.

      Y, contrario a días anteriores, se metió a su hogar. Esta vez sin invitarlo a pasar, esta vez sin ofrecerle una bebida y conversar un rato adentro. No. El Son parecía como si castigara todas las acciones anteriores debido a esa actual consecuencia.

      Consecuencia aún no confirmada. Pero que ya tenía al menor totalmente angustiado e imaginando los peores escenarios.

      Dio vuelta y comenzó a caminar hacia su hogar. La familia del Son no era rica, era clase media. Pero con un hijo en la universidad, los gastos se volvían algo grandes. Y un bebé no era para nada barato, ¡al contrario! El gasto era tanto, que por eso muchas parejas en Japón decidían simplemente no tener hijos nunca, o si acaso sólo uno ya en su adultez cuando tuvieran economía estable.

      Y un embarazo adolescente arruinaría todos los planes de Goku. Si llegase a ser eso, tendría que dejar todos los deportes. ¿Y que había de la escuela? Cuando se enteraran, el acoso que reciba sería mayor. La salud mental del Son se iría en picada, más de lo que ya lo hacía.

      Miró su celular, ¿de verdad podría ocultar el secreto cuando trabaje con su padre? Querría saber el repentino interés de trabajar en aquel lugar, donde las ganancias serían buenas. Sobre todo, luego de tantas negativas que siempre dio.

      —Tsk… —chasqueó su lengua—. Sin embargo, lo que más me preocupa es él…

      Decidió no presionarse más con eso, llamó al hospital pidiendo una consulta general con su médico, junto con una prueba de embarazo por sangre. Grabó en su mente todos los datos antes de colgar, y después envió un mensaje al Son, donde resumía todo lo que pidieron.

 

Kakarotto: Ok. Hasta mañana.

 

      Soltó un suspiro pesado ante aquella manera cortante de responder. Parecía que aquel ligero avance que había tenido con él había retrocedido drásticamente. Aunque en el fondo no podía culparlo, después de todo, ahora él estaba en una situación muy delicada.

 

***

 

Bajaron del taxi. Haberse salido de la escuela, evitando las miradas de los maestros, no fue tan difícil. Su historial limpio hizo parecer que su salida, a pocos minutos de la primera hora de clase, pareciera que irían a comprar algún bocadillo en una tienda cercana y no una fuga.

     Habían tomado un auto para poder llegar temprano a la clínica, incluso llegaron varios minutos antes. El menor, dentro del coche, se había colocado una sudadera con capucha para esconderse a sí mismo junto con su cabellera, y así no ser reconocido por alguien. Contrario a él, Vegeta vistió normalmente, siendo discreto, pero no tanto como el menor.

      —¿Desayunaste bien?

      —No… De verdad no sentía ganas de comer, sólo siento náuseas por los nervios.

      —Pero… Deberías comer algo, Kakarotto. Será un pequeño mareo por la sangre perdida, pero significativo, si no comes—el menor negó despacio—. Hay una máquina expendedora ahí. ¿Quieres un pastelito relleno de crema? —Goku volteó a verlo—. Te traeré junto a un café.

      —Con…—Vegeta detuvo su paso al oírlo hablar bajito, volteó y el menor bajó la mirada—. Con leche, no me gusta el café amargo.

      —Claro.

      Se acercó a la máquina y sacó dos empaques de pastelitos de chocolate rellenos de crema batida, así como también sirvió dos cafés, uno sin crema para él y otro con leche y canela para el Son. Fueron al área de cafetería para que Goku pudiera comer antes de que los recibieran.

      —¿Entonces es amigo de tu familia? —preguntó antes de morder aquel pastelillo.

     —Sí. Desde que somos pequeños nos traen siempre. Hace un año que vengo solo, si me enfermo yo o si Tarble necesita venir.

     —¿Tus padres trabajan mucho?

     —Sí… Está bien, supongo. Yo me encargo de la casa y de mi hermano.

     —Son ya muchas responsabilidades las que tienes…—mencionó con ligera culpa, pensando mucho en esas cosas a su cargo junto a la actual. Bebió un poco del café, maravillándose del sabor—. Sabe rico.

     —¿Te gusta? Puedo traerte una crema sabor vainilla, para darle más sabor y un poco de dulzor—el menor negó.

     —Así está bien—volvió a morder el pastelito, terminándolo de un bocado.

     —Tienes un poquito de crema en la mejilla—subió su mano, donde tenía una servilleta, para limpiarle.

      —Saiyan, puedes irte en cualquier momento… ¿Ok? No quisiera que…

      —Me quedaré siempre.

      —Pero…

     —De verdad, deja de pensar en eso. Yo estaré contigo, ¿sí? En las buenas, y en las malas—Goku bajó la mirada—. Mejor cuéntame, ¿cómo está eso que querías volver a llamarme? —intentó disuadirlo.

     —¿Eh? —sus mejillas se coloraron. Soltó un suspiro y sostuvo entre ambas manos el vaso donde estaba su bebida—. Es que… de verdad lo disfruté. Y quería pasarla bien contigo. Pero luego esto… ¡Hmph!

     —Ese día… te juro que revisé bien el condón—el menor levantó su mirada—. De verdad tuve mucho cuidado. Verifiqué que todo estuviera bien, por eso me parece extraño que…

     —No es tu culpa, es mía. Si yo no fuera…

     —No te desprecies de esa manera, Kakarotto. Por favor—el menor bufó—. No deberías hablar así de tu cuerpo. ¡Hey! —se acercó un poco, su rostro estaba cerca de su oído—. Por favor, nunca te quites valor sólo por eso…

     —Si no lo fuera, no tendría que preocuparme por estas cosas, Saiyan—el más bajo tomó su mano—. No hagas esto, yo…

     —Si hubieras tomado una pastilla, esto no pasaría. Si yo le hubiera dicho a tu hermano, esto no pasaría. Si no hubiera salido de casa, esto no pasaría. Si no me hubiera cambiado de escuela, no te habría conocido, y esto no pasaría…—Goku soltó aire—. No te culpes tanto.

      —Diablos—se acercó al cuerpo del más bajo para ocultarse en su hombro—. Cada vez que dice algo, me hace querer estar con él. ¿Por qué siempre consigue tranquilizarme?

     —Hueles a canela—el menor rio ante ese comentario—. ¿Nos adelantamos?

     —¿Eh? Sí… —tiraron la basura y subieron las escaleras para llegar al consultorio donde los atenderían.

      —Antes de entrar—lo tomó de la mano, deteniéndolo—. Quiero que sepas, Kakarotto, que para mí eres muy importante—aquellas mejillas, que apenas se habían apagado, volvieron a encenderse—. Y para mí vales demasiado.

      —Etto…

      —Saiyan, Vegeta—oyó decir a una secretaria que estaba en un escritorio, como recepcionista. Se acercó a ella—. El doctor Nappa puede recibirlos, es el consultorio ocho.

      —Gracias.

     Caminaron despacio hasta el lugar. Goku se quedó de pie cerrando la puerta, mientras el Saiyan tomaba asiento. El menor se sentía incapaz de acercarse y hablar, menos ante aquel hombre mayor que era muchísimo más alto que él.

     —Vegeta, hace mucho que no te veo, muchacho. ¿Qué es lo que te trae aquí? —Goku se animó a sentarse al lado del Saiyan.

     —Digamos que tenemos un asunto.

      —Ay, no me digas que es lo que creo, muchacho—el menor se sintió muy incómodo de pronto, casi regañado—. Vegeta…

     —Solicitamos un análisis de sangre, porque tenemos dudas.

     —Vegeta, ¿qué te he dicho siempre sobre tomar precauciones? —miró al Son—. Permíteme presentarme, soy el doctor Nappa. ¿Cuál es tu nombre, muchacho?

     —S-Son Goku—respondió en voz baja—. Tengo 17 años, soy doncel.

     —Eres menor de edad, pero imagino que no quieres que tus padres se enteren.

      —S-sí.

     —Cuéntame, ¿sospechas de embarazo?

     —Tengo un retraso de dos semanas, usualmente soy muy regular.

     —Entiendo… ¿Algún anticonceptivo, hormona, estás bajo estrés…?

     —No he tomado ningún anticonceptivo ni nada. Sí he estado bastante ocupado, pero nada que no haya tenido antes.

      —Voy a checar tu peso, aquí tengo una báscula—Goku se levantó y se acercó ahí, para que pudiera tomar la medida—. Existen muchas razones por las cuales ocurre un retraso, quisiera tomar estos datos ya que no soy tu médico y no tengo el registro de tus consultas, ¿está bien?

      —Sí, está bien.

      —¿Usaron protección?

      —Sí, condón—respondió el más bajo de los tres—. Y cuidé que lo colocara bien, lo revisé.

     —Bueno, entonces los enviaré al laboratorio para que te saque un poco de sangre, Goku. Y los resultados me aparecerán en media hora, por si prefieren ir a tomar una soda o salir a tomar aire. Yo te recibiré.

      —Sí, doctor.

      —Tu peso es normal. ¿No estás realizando ejercicio excesivo, o interrumpido tu rutina?

     —No he hecho nada diferente—bajó de la báscula y se colocó los zapatos.

     —Bueno, te daré la hoja para que pases al laboratorio—tecleó un poco en su computadora y mandó imprimir un par de hojas—. Por si las dudas, creo que estaría bien que les hagan análisis de compatibilidad y de enfermedades. Si hubo una fuga, no sólo deberían preocuparse de un embarazo, chicos—ellos se miraron de reojo, para después mirarlo otra vez—. Iré a almorzar, muchachos. Los veo en una hora.

     —Claro…

     Los tres salieron y tomaron rumbos diferentes. Aquel par caminó hasta el laboratorio, siendo que éste estaba vacío, ya que la mayoría de los análisis se hacían más temprano para aquellos que requerían ir en ayunas.

     —¿Entrarías conmigo?

      —¿Quieres que te acompañe?

     —Es que yo…—tragó saliva—. Yo le temo a las agujas.

     —¿Le temes…? —la mirada avergonzada del menor le dio la razón—. ¿En serio?

     —¡No te burles! —hizo un pequeño puchero.

      Vegeta se sintió totalmente sorprendido de ver esa faceta vulnerable del más alto. Sonrió y colocó su mano en el hombro del menor, de forma amistosa. Ahí Goku lo miró con pena.

      —Te acompañaré.

     Se adentraron al lugar, el menor entregó la hoja y se sentó en la silla. La mujer que estaba dentro anudó una liga en su brazo, y limpió con un algodón húmedo con alcohol. Goku se acomodó cerca de Vegeta, ocultando su rostro en el abdomen del mayor aprovechando que estaba de pie junto a él.

      Sintió aquel piquetito, que poco a poco succionaba sangre de él. Ni siquiera volteó a ver, sólo cerraba los ojos fuertemente, siendo tranquilizado con unas caricias en su cabello por parte del más bajo. Finalmente sintió que aquel objeto salía de él, para finalmente sentir otra vez el fresco del alcohol en su piel.

      —Aplica presión, ¿de acuerdo?

      —S-sí… Muchas gracias, enfermera—agradeció.

      El Saiyan se sentó, y contrario al Son, dejó que sacaran su sangre sin ningún problema. Lo tomó como el procedimiento de rutina que era, aunque notó que Goku sólo desviaba la mirada, como si el simple hecho de ver aquel envase con aguja lo pusiera nervioso. Finalmente, cuando tomaron las muestras necesarias, salieron.

      Buscaron una banquita en alguna de esas áreas de reposo en el hospital. Había mucha gente, por lo que decidieron salir del edificio e ir a un parque cercano. Si bien no era mucho tiempo el que tendrían libre antes de poder recoger los resultados, los cuales ansiaban, necesitaban algo de aire.

     —De verdad me sorprendió saber que le temías a las agujas—el menor lo miró, sus cachetes estaban enrojecidos por la pena—. No conozco muchas cosas así de ti.

      —De verdad duelen mucho—comentó. Se retiró el algodón y lo guardó en su bolsillo—. Gracias por entrar conmigo.

      —No es nada…—sonrió.

      Goku apoyó su cabeza en su hombro, dejándose abrazar esos minutos que los sentía eternos. Miró sus manos, estaban sudando de los nervios. Pensar en qué ocurriría si sus padres se enteraban de que había metido a Vegeta a su casa para tener relaciones sexuales, o peor aún, darles la noticia si resultase ser positivo.

      —Saiyan… ¿cuál sería la postura de tus padres si sí es?

      —No lo sé. Se molestarían, tal vez—el menor se separó, para verlo—. No importa, de verdad.

      —Pero…

      —Kakarotto, de verdad, no importa lo que tengan que decir. Esta decisión es entre tú y yo.

      —Si ellos no están de acuerdo, mis padres tampoco, yo…

     —Que sea lo que tú quieras, no ellos—el menor mordió su labio inferior—. Sólo nosotros.

     —Ahhh—soltó aire—. Esto es tan complicado.

     —Lo sé, lo sé…—subió su mano hasta su cabellera, para acariciarla un poco—. No estás solo en esto.

      —No me hagas esto… —cerró los ojos—. ¿Por qué tiene que ser tan atento? ¿Por qué tiene que estar siempre pendiente de mí? —sintió cómo aquella mano bajaba hasta sus labios y acariciaba despacio—. Esto de verdad me gusta que lo haga… Quisiera…

      Abrió sus ojos, topándose con una mirada calma, que lo veía sereno mientras seguía acariciando su mejilla. Quiso acercarse a besarlo, pero se detuvo. Ellos dos, pese a la situación donde se encontraban, no eran una pareja. Se trataba de sólo compañeros, si acaso amigos, que habían tenido un encuentro sexual.

      Tal vez era un momento para empezar a tomar distancia, y no hacer esas cosas que, aunque gustaba de hacer, sólo le estaban causando muchos problemas. Desde ese día donde decidió abrirse, demostrar sus sentimientos ante todo lo que vivía, las cosas habían salido mal. Quizá debía volver a ser el de antes, y evitar todo aquel tacto.

      —¿Quieres regresar ya, o necesitas más tiempo?

      —Volvamos ahora—se levantó—. De verdad necesito aclarar la duda ya.

      —De acuerdo—se levantó y comenzaron a avanzar—. ¿Quieres un caramelo o…?

      —Sólo vayamos—apresuró su paso. Vegeta soltó aire y fue con él.

     Subieron hasta que llegaron al consultorio. Incluso se toparon al hombre, quien terminaba de despedirse de su colega que bebía un jugo de naranja, delatando que habían comido juntos y apenas regresaban. Nappa los saludó, y sabiendo que estaban impacientes, los hizo pasar rápido.

     —Déjame ver si el laboratorio ya tiene los resultados—comenzó a teclear en la computadora—. Na na na… —tarareó a la par de múltiples clics—. Aquí están, Son Goku… —siguió abriendo múltiples pestañas—. Na na na… Aquí están… Bueno, respondiendo a tu duda. No, no es embarazo—rio un poco al notar la expresión de alivio en ambos jóvenes—. Muy probablemente el retraso sea por el estrés, y que fuera la primera vez que tienes relaciones. Tu cuerpo no sabía cómo reaccionar a partir de ese momento, por todas las hormonas y lo diferente que pudo ser a una masturbación, a veces sucede. Si tarda mucho, o si vuelve a pasar más veces, sí te recomendaría que pidas una consulta con tu médico, ¿está claro?

      —S-sí…

      —Luces muy decaído, ¿pasa algo? —el menor negó—. ¿Fue por el susto? —el Son seguía con la mirada gacha—. Recibo muy seguido a jóvenes con la misma situación. Sobre todo, cuando sus padres los restringen demasiado, tienen mucho miedo por la reacción que tendrán si se enteran de que iniciaron su vida sexual—Goku soltó un suspiro—. Pero al final, todos son jóvenes, y tienen derecho a vivir estas experiencias. Siempre y cuando sean consensuadas y lo hagan responsablemente—el menor seguía sin mirarlo—. Hay padres que hacen sentir culpa antes que confianza, muchacho. Cuando debería ser lo contrario.

      Goku sólo lo vio unos segundos, antes de volver a bajar la mirada. Soltó aire, completamente incómodo. Sólo había una manera de evitar volver a estar en esa situación.

     —¿Sabes? El condón tiene un margen pequeño de falla, aunque lo tiene. Y si no lo usan bien, posiblemente baje hasta un 85%. Pero no te recomendaría utilizar pastillas, eres muy joven para someterte a hormonas y tienen muchos efectos secundarios—el Son alzó la mirada—. Te diría que la abstinencia, pero entiendo que ustedes son jóvenes, con el vigor al máximo, las hormonas totalmente alborotadas… Si lo usan bien, no tendría por qué tener algún problema.

     —¿De verdad?

     —Como todo, tiene posibilidad de falla—el menor mordió su labio inferior—. Además, el hecho de que seas doncel hace que seas menos fértil. Hay incluso donceles que necesitan tratamiento previo antes de poder concebir, pero eso te lo tendría que diagnosticar tu médico. No es sano que te castigues tanto con ese miedo, muchacho; no porque no sea algo que debas ignorar, al contrario, qué bueno que tengas en cuenta las consecuencias.

     >>Pero no es sano meterte en una burbuja por el pánico del “qué puede pasar”. Si así fuera, nadie conduciría por miedo a chocar; nadie volaría en aviones por miedo a que caigan; nadie saldría de su casa por miedo a exponerse al Sol y desarrollar cáncer de piel… Si tomas las medidas adecuadas, los porcentajes son pequeños. Aunque, claro, es tu decisión. Sigue lo que tú creas conveniente para ti. Siempre que sea lo que tú quieras y seas responsable, sin que te presionen—Goku alzó un poco sus cejas al oír eso. Volvió a morder su labio—. Interesante…

     —¿Pasa algo? —cuestionó el Saiyan.

      —No, realmente. Sólo me pareció interesante. Si llegasen a tener un embarazo, no hay probabilidad de algún problema genético. Son bastante compatibles, de hecho… Están bien de salud, y no tienen enfermedades recesivas en conjunto…—imprimió otro juego de hojas—. No tienen ETS, y todo parece en orden. ¿Alguna duda?

      —…—Vegeta miró al Son, que permanecía callado—. No, ninguna. Gracias por todo—recibió las hojas donde estaban sus resultados—. No le dirá nada a mis padres, ¿verdad?

      —Sabes que tengo que guardar confidencialidad con mis pacientes, Vegeta—el más bajo asintió—. Además, desde hace mucho que vienes solo. Sólo les avisaría cuando fuera un asunto muy delicado.

     —Genial. ¿Nos vamos? —miró esta vez al Son, quien asintió y se levantó. Agradeció al hombre y se retiraron.

      El Saiyan, sabiendo que el menor no podría tener esas hojas en su hogar por riesgo a que se las encuentren, decidió guardarlas en su mochila. Vio que el menor se detenía, así que se quedó a su lado. Lucía un poco más tranquilo, pero todavía un poquito inquieto.

      —Saiyan…—comenzó a hablar después de un tiempo—. Quiero agradecerte. Que siguieras aquí, así no cumplieras después… Que me acompañaras en este momento fue demasiado, te lo agradezco.

      —No fue nada—extendió su mano. Goku titubeó, pero finalmente la tomó.

     Caminaron de la mano hasta que llegaron a la parada de autobuses, se subieron y emprendieron su camino a casa, esta vez ya más tranquilos.

      —¿Podemos ir a comer ramen?

      La pregunta lo tomó por sorpresa. ¿Qué no se había negado a todo por el malestar emocional? Sonrió al ver que, ante la prueba negativa, ahora estaba más relajado. Miró sólo unos instantes esa mano que lo tomaba fuertemente mientras tenía su cabeza apoyada en su hombro.

      —Claro que sí. ¿Vamos al mismo restaurante de la vez pasada?

      —Me gustaría…

     Bajaron antes para poder comer en el local, pidieron el mismo platillo de la vez anterior y comenzaron a degustarlo. El mayor aprovechó para mirar disimuladamente al más alto, quien comía algo apresurado, como si el apetito por fin pudiera haber vuelto a su cuerpo.

      Goku, por su parte, pudo por fin comer, siendo que el dolor de estómago y las náuseas se habían desvanecido por fin cuando el doctor dijo que era un negativo. Aunque, todavía estaban en su mente aquellas palabras, donde el hombre entendía perfectamente su miedo.

     Si hubiera quedado encinta, ¿cómo cambiaría su vida? Ni siquiera estaba seguro de poder volver a casa después de eso. Los deportes, la escuela… todas esas cosas habrían cambiado. Y ese susto que tuvo lo hacían cuestionarse de lo que había hecho con el mayor.

     —¿Quieres un té?

     —¿Eh?

     Volteó a ver al más bajo. Tenía una mirada serena, pero atenta con él—. Una soda, de manzana.

      —Bien, la pediré.

      Ese chico… ¿Cómo era posible que fuera así con él? Bajó la mirada a su plato, para seguir comiendo.

     “Haberlo hecho, no significó nada”.

      ¿Entonces por qué sentía que no era así? ¿Por qué seguía pensando en aquel momento que compartieron? ¿Por qué estaba en su mente la patética manera en que le había pedido que lo besara luego de su orgasmo porque ansiaba estar más cerca de él? Y la manera en que le había pedido que lo abrazara ese día porque le gustaba su calor…

      —Aquí está—le pasó el vaso.

     —Gracias—respondió.

     ¿De verdad quería mantener distancia con él? Tal vez sería lo mejor. Olvidarse de sus fantasías, olvidarse de aquellos sueños húmedos, nunca más pensar en aquella voz ronca del Saiyan y del sonido que produjeron ambos con la humedad de sus cuerpos y el choque de sus pieles. Todo eso mientras Vegeta lo abrazaba y lo hacía sentir envuelto en cariño y afecto…

      —No, no, no… —bebió rápido de la soda fría, al sentir que sus mejillas se encendían de sólo pensar en su acto—. No puedo seguir pensando en eso…

      —¿Te gustaría un postre?

      —No, estoy bien así. Estoy satisfecho—bebió el caldo y después siguió con lo poco que quedaba de soda en el vaso.

     —Se supone que a esta hora saldríamos. ¿Te acompaño a tu casa?

     —Sí. Vayamos.

     Fueron lento hacia su hogar. Goku incluso sintió un escalofrío en toda su columna vertebral cuando pasaron por esa zona donde el mayor se había caído. Todavía tenía muy vívido el instante en que Vegeta bajo la lluvia le decía algo lindo, y él lo había besado después del cumplido recibido. Aquel día habían tenido una cita bastante común, donde habían concluido con un acto sexual donde se sintió increíblemente bien; no sólo por la parte del placer, sino también por el tacto y calidez del mayor.

      —Supongo que nos veremos hasta el lunes—comentó. El menor ni siquiera se había percatado que ya habían llegado a su hogar.

      —Sí, hasta el lunes—empuñó en su mano la correa de la mochila.

     —Cualquier cosa, me gustaría que me avisaras. Ya sé que descartamos… lo otro… Pero si en algún momento necesitas algo, puedes llamarme.

      —¿Eh? Sí, sí. Yo te aviso, Saiyan.

      —Bueno… Adiós, Kakarotto.

      Se despidió, y caminó a pasos lentos hacia su hogar. Por otro lado, Goku entró a su casa. Sintió un vuelco en su pecho al notar que su hermano mayor estaba en la cocina. Se tranquilizó al ver que tenía los auriculares puestos, tarareando una canción mientras se preparaba un emparedado. Aliviado de que no se percató de que estuvo mucho tiempo afuera con Vegeta, y que incluso habían llegado juntos, subió a su habitación.

      Se tiró en el colchón y, ocultando su rostro en la almohada, no podía quitarse de la mente la imagen vívida del Saiyan atento a él, con una sonrisa y un “siempre estaré contigo” que sonaba muy sincero.

 

***

 

“Kakarotto…” la voz del Saiyan resonaba en sus oídos, aquella voz tan cercana, en su oído, junto con el sonido húmedo de él entrando en su interior. “Kakarotto…”. Pudo ver que aquel chico se separaba un poco, así pudo ver su rostro enrojecido, mirándolo fijamente con ese ceño fruncido y ojitos entrecerrados, con una expresión de placer y deseo.

     “Kakarotto…”

     “Kakarotto…”

      —¡Ay! —se despertó, casi sintiendo como si estuviera cayendo—. Diablos… —murmuró al sentir su entrepierna dura—. ¿Qué hora es…?

     Metió su mano debajo de la almohada, para sacar su teléfono. Leyó un “4:09 am LUN” en la pantalla. Volvió a meterlo debajo, algo fastidiado de que ese fin de semana no había podido descansar por la imagen latente de la sonrisa del mayor en su mente. Imagen que no se podía borrar porque cada vez que entraba a sus redes sociales le aparecía la fotografía de perfil del más bajo junto a un puntito verde, indicando que estaba conectado.

      Eso, sumado a que cualquier mínima cosa le devolvía el recuerdo, lo mantenían totalmente nervioso. Porque no dejaba de pensar en lo linda que le parecía, la serenidad que le transmitía, y lo mucho que quería abrazarse a su cuerpo.

      —¿Mgh? ¿En serio estoy tan mojado? —pensó al sentir su zona íntima húmeda, demasiado para haber sido por la excitación ante aquel sueño—. ¿Qué…?

      Se levantó y fue al baño. Bajó su ropa interior, dándose cuenta de que tenía una manchita roja. Tomó un pedazo de papel higiénico, para limpiarse, saliendo completamente teñido de rojo. Sintió un enorme alivio al darse cuenta de qué se trataba.

      Aprovechando que su alarma sonaría pronto, decidió tomar la ducha en ese momento, apartando su ropa manchada a un lado. Aseó bien cada parte de su cuerpo, para después salir sólo con una toalla amarrada en la cintura. Buscó rápido un juego de ropa para vestirse.

      Se apresuró a revisar que la sábana no estuviera manchada, aliviándose de que no era así. Aprovechó para bajar al cuarto de lavado para lavar su ropa, ya que todavía era temprano. Oyó ruidos arriba, posiblemente de su madre que bajaba a preparar el desayuno. Dejó sus prendas en un pequeño tendedero y subió.

      —¿Kakarotto? ¿Qué hacías allá?

      —¿Ah? Buenos días, mamá. Es sólo que manché, olvidé que hoy era el día. He estado un poco estresado que no recordé.

     —Ah, es eso. Bueno, ya que estás despierto, ¿quieres que te prepare un almuerzo para que lleves a la escuela?

     —No es necesario, mamá. Puedo comer allá—le dedicó una sonrisa y subió a su alcoba. Miró su celular, faltaba una hora y media para su primera clase—. ¿Debería decirle? —titubeante, levantó su móvil para enviarle un mensaje al Saiyan.

 

Goku: Sólo quería avisarte que acaba de llegar “ya sabes qué”.

 

Algo avergonzado, le dio “enviar”. Se cambió de ropa, a la que usaría ese día para ir a la escuela. Arregló un poco su cabello, e incluso se animó a ponerse un poco de colonia. Oyó su celular vibrar, así que lo levantó.

 

Vegeta: Excelente.

¿Cómo te sientes?

Goku: Aparte de sentir un poco de dolor abdominal y algo de frialdad, creo que bien.

Vegeta: Me alegra saber que estás más tranquilo y te sientes mejor.

Nos vemos en la escuela.

 

Sonrió tímidamente, para después sacudir su cabeza. Decidió olvidarse de eso e ir a desayunar con su familia, para después irse junto a su hermano a la escuela. Bajó del auto, y se despidió del mayor, quien se iba a ir a la universidad.

     Entró a la escuela, sintiendo que el aire era un poco frío y maldiciendo haber olvidado su chaqueta. Pensando en que buscaría una sudadera en su casillero, a la salida, si el viento seguía igual de frío. Pasó a su aula, para resguardarse del clima helado del exterior. Sintió un escalofrío cuando su mirada se cruzó con la de Vegeta, quien estaba en el fondo platicando con otros chicos.

     Lo ignoró, se sentó en un banco al frente y se apoyó en el escritorio, ocultando su rostro entre sus brazos, intentando tomar un poco de calor en aquel salón donde ya había varias personas. Sintió de pronto algo cálido envolviéndolo. Levantó la cabeza, encontrándose con Vegeta que le había dado su sudadera, esa que había vestido y que estaba calientita todavía.

      —Te traje té de canela, todavía está caliente. Te hará sentir mejor—le entregó un termo—. Estaré allá atrás.

      El Saiyan caminó de nuevo hacia el grupito de jóvenes, para seguir con su plática. Goku miró aquel termo de metal, lo abrió y un dulce aroma inundó sus fosas nasales. Bebió un poco, saboreando ese toque dulce. Se volteó otra vez hacia donde él estaba, mirándolo unos segundos.

     No hacía nada diferente, no había nada inusual o extraordinario en aquel chico. Entonces, ¿por qué sentía que había algo distinto? Verlo antes era algo que no soportaba, y en estos momentos tenía ganas de ir con él y estar a su lado.

      Vegeta, a mitad de su plática, volteó al, encontrándose justo con la mirada del Son. Goku recibió una sonrisa por parte de él antes de que se volteara para seguir en su conversación. Una sonrisa, una que siempre le dirigía y que no podía sacarse de la cabeza.

     —Esto…—se giró hacia el frente, dándole otra vez la espalda. Cerró los ojos y abrazó el termo, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante aquel tierno gesto por parte del más bajo. Sonrió tiernamente y susurró—: Arigato…

Notas finales:

17/04/2022 By Near


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).