Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Ni aunque...? por Princesa de los Saiyajin

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Disculpen la tardanza, pero tenía motivos escolares y laborales.

Como sea, aquí les traje este capítulo de más de 5000 palabras :D

Espero les guste…

P.D. Aparece como pausado, porque tardaré mucho en actualizar, o sea, por ejemplo, podría actualizar semanalmente durante un mes, y luego ya no suba nada de nada, y siga apareciendo así, es porque no tendría fluidez o constancia en las actualizaciones. ¿Me explico? De la nada me podría desaparecer… no por gusto, sino por cuestiones externas.

2

Inesperado

 

 

—Kakarotto—habló un pelinegro tras de él al ver que se iba.

     —¡Genial! —pensó sarcástico—. Yo quería disfrutar mi fin de semana, y ahora llega él. Realmente es molesto…—dio media vuelta, para verlo—. ¿Qué se te ofrece, Saiyan? —preguntó secamente.

     —Tenemos que hablar de algo—respondió seriamente.

     —¿Hablar de qué? Ya me quitaste a Broly, ¿qué más quieres de mí? —suspiró hondo y preguntó—: ¿sobre qué?

     —Algo importante—dijo y dio media vuelta, comenzó a caminar hacia un rumbo desconocido.

     —¿Quién se cree este cretino? Ahora pretende que lo siga… Bah, ¡qué más da! Quizás el entrenador me mandó un recado…—comenzó a seguirlo con cierto desgano. Vio que entró al vestidor para hombres y entró también.

     Lo buscó entre los pequeños pasillos que había dentro, fue hasta donde estaba su casillero, el cual estaba al lado del suyo. Al llegar, un profundo sonrojo se divisó en sus mejillas al ver la espalda ancha y fornida del más bajo; desvió la mirada hacia un lado.

     El de cabellera en forma de flama se había cambiado de playera, la cual estaba manchada de tierra y llena de sudor. Cuando terminó y se puso una limpia, volteó a verlo.

     —¿Sobre qué querías hablar? —preguntó calmándose y sentándose en la pequeña banca que había ahí. El mayor lo imitó.

     —Sobre esto—le extendió un papel doblado, el cual, dudosamente, tomó.

     Lo desdobló y leyó su contenido detalladamente. Al terminar, se lo regresó.

     —Así que por esto era el alboroto en la cancha…—comentó.

     —Sí. Estábamos entrenando, pero luego llegó una chica, creo que se llamaba Arele. La mandaron a darnos ese papel. La leímos y, antes de que se fuera, le dijimos que les dijera que sí aceptábamos—explicó. Se le quedó viendo unos segundos, esperando respuesta.

     —Dime una cosa… —pidió, el mayor asintió—. ¿Cuándo será este dichoso partido y dónde?

     —El sábado de la próxima semana, a las nueve de la mañana, en la cancha del “Satan Gym”—dijo y sonrió de medio lado—. Tú dime cuándo y dónde haremos los entrenamientos.

     —Mañana empezamos—se puso de pie, muy decidido—. Cítalos a todos aquí, a las seis los quiero calentando. No me importa si les parece demasiado temprano, si llueve, relampaguea o truena… Los quiero a todos a esa hora—comenzó a caminar hacia la salida.

     Vegeta lo siguió con la mirada, hasta que salió de los vestidores. En ningún momento había borrado esa sonrisa que le dirigía.

 

***

 

Un Vegeta vestido con un short blanco y una chaqueta azul, con sus tachones blancos; y un Goku, con una chaqueta naranja y un short amarillo, con sus característicos tachones azules con detalles amarillos y rojos; se veían parados frente a un grupo de jóvenes que temblaban de frío por las corrientes de viento helado que circulaban por ahí.

     —Ya todos saben lo del reto… Así que a partir de hoy quiero que entrenen más. No les voy a pedir exigencia, porque no quiero desgastamiento. Sólo pido mejorar hasta donde se pueda. Sinceramente estoy seguro de que ganaremos fácilmente con nuestro actual rendimiento, pero…—hizo una larga pausa, la cual confundió a todos, incluso a Vegeta, quien volteó a verlo esperando que de su boca saliera una palabra—. Algo me parece muy extraño: les hemos ganado los últimos dos años, no nos retarían sabiendo que somos mejores sin tener algo planeado…

     —Kakarotto tiene razón—dijo Vegeta. El Son lo vio con una ceja alzada—. Los de un octavo lugar no retarían, así como así, a los de un primer lugar. Mucho menos si el partido de eliminatoria inter-secundarias está a sólo un mes de realizarse—agregó. Muchos comenzaron a murmurar.

     —Por eso debemos entrenar más… Si tienen algo planeado, debemos llegar con algo mucho mejor—dijo Goku con una sonrisa.

 

***

 

Cansados, acalambrados, con fuertes dolores, llenos de tierra, y con una fuerte lluvia aproximándose se encontraban todos. Su entrenamiento había durado varias horas, con frecuentes reposos necesarios tanto para hidratarse, descansar, o comer algo. A pesar de ser ya mediodía, el cielo se veía sumamente oscuro a causa de las nubes grisáceas que lo cubrían.

     Todos, a excepción de los capitanes, comenzaron a dirigirse hacia sus hogares a como sus cuerpos adoloridos se los permitían. Una vez estuvieron solos, Vegeta se acercó a Goku, quien terminaba de guardar balones en el almacén para, posteriormente, poder irse.

     —Kakarotto—le llamó. El aludido, tan sólo cerró las puertas del almacén, volteó a verlo con una expresión de fastidio, la cual el más bajo decidió ignorar—. Toma—le entregó un papel doblado de color rosa, que desprendía un aroma a flores, y que tenía escrito un “Para: Son Goku” en la parte exterior.

     Algo dudoso, y con gran desconfianza, comenzó a abrirlo.

     —Nos vemos mañana—se despidió mientras se iba lentamente de ese lugar. Después de todo, al día siguiente, a pesar de que sería domingo, tendrían que retomar su entrenamiento.

     Goku lo observó marcharse, y, una vez lo perdió de vista, desdobló aquel papel rosado. Con una ceja alzada, signo de que le extrañaba en demasía lo que pudiera contener, comenzó a leer su contenido, el cual decía lo siguiente:

 

 

Goku:

Hace tiempo que te observo en silencio, te miro almorzando con tus amigos y a veces me acerco tímidamente, intentando reunir el valor suficiente para poder hablar contigo, pero muchas veces no lo consigo, y muy apenas logro que un “hola” se escape de mis labios, pero, aun con ello, creo que ni siquiera notas mi presencia.

Quiero que sepas que me he enamorado de ti desde que te vi por primera vez. Siempre te veo entrenando, y en todas esas ocasiones he estado muy cerca de ti, y, mientras lo haces, un deseo enorme de besarte crece dentro de mí. Pero no lo hago, porque tengo miedo de cómo podrías reaccionar.

Tengo miedo de que me rechaces, porque sé que, a pesar de que eso no cambiaría el trato que podrías tener conmigo, porque sé que eres muy amable y considerado, sí me haría sentir mal. Ya te lo dije, te amo con todo mi corazón.

Pero hoy decidí perder ese miedo, hoy me atrevo a decirte todo lo que siento por ti. Créeme que nada me haría más feliz que recibir un “sí” por parte de ti…

Puede que yo no sería la primera persona en tu vida, ni la última, ni la única. Yo sé que tú debiste amar antes, y que lo podrías hacer de nuevo. Pero, si tú me dieras la oportunidad de amarte y que me correspondas, ¿qué más importa?

Sé que no soy la persona perfecta… Y, bueno, tú tampoco lo eres… Y juntos jamás podríamos ser perfectos... Pero si me das la oportunidad de hacerte reír, de hacerte pensar las cosas dos veces y me dejes aceptar como nadie más que eres humano y que, tanto tú como yo, cometemos errores; te prometo aferrarme a ti y darte más de lo que pueda.

Quizás no pensarías en mí cada segundo del día, y lo acepto. Pero, aun así, yo te daría una parte de mí que puede ser rota, te la confiaría ciegamente, y es mi corazón…

Jamás te lastimaría. Nunca intentaría cambiar tu forma de ser. Jamás analizaría ni esperaría más de lo que me pudieras dar.

Te haría sonreír y te haría muy feliz.

Por eso te pido una única respuesta. Un simple “sí”, o un “no”. Sólo quiero saber si me darías una oportunidad de poder compartir el amor que puedo dar contigo.

Y, es que…

Sencilla…

Y simplemente…

Yo te amo…

 

 

     Goku tenía una serie de emociones combinadas dentro de sí. A cada línea que leía, más sangre se acumulaba en sus pómulos, a tal punto que, cuando terminó de leer toda esa carta, sus mejillas estaban completamente rojas. Sin embargo, un ceño fruncido se divisaba en su rostro; aunque éste no parecía de molestia, sino de un sinfín de sentimientos, además de una expresión torcida en sus labios.

     —¿Acaso…—su mente no procesaba lo que acababa de leer—acaso… piensa eso de mí…? —tragó saliva, grueso, su tez lucía como una rara expresión de miedo y asombro combinados con furia—. ¿Acaso… le gusto a Vegeta?

 

***

 

Goku, luego de leer esa traumatizante nota, había caminado a pasos lentos hacia su hogar. Únicamente veía hacia el suelo en todo su recorrido, con la misma expresión desde que había salido de la cancha, parecía un zombie por la manera tan lenta de caminar. Estaba tan sumergido en poder entender lo que decía la carta que se le había olvidado por completo el dolor que sentía en su cuerpo.

     Una vez llegó a su hogar, tomó una ducha, se colocó ropa limpia, se sentó en la orilla de la cama, colocó el papel rosado sobre su mesita de noche, y pasó sus manos por su cabellera, con gran frustración. Al menos el gesto raro había desaparecido.

     —Demonios, ¿por qué tenía que pasarme esto a mí? —pensó mientras se tapaba la cara con sus manos.

    No tenía ni la menor idea de cómo reaccionar ante eso. Si desde siempre había odiado a ese pelinegro de cabellera en forma de flama, y ahora esa sabandija le declaraba su amor.

     —Ese maldito…—pensó—. De seguro sólo quiere burlarse de mí… Aunque…—levantó la mirada y después dirigió su vista hacia el sobre que estaba posado muy cerca de sí. Lo tomó y lo desdobló, para volver a leer lo que decía ahí—. Para empezar, dudo que sea de él.  Dudo que Vegeta use papel rosita… o que tenga un bolígrafo de tinta morada. Además, no creo que él sea de los que acostumbran hacer corazoncitos en lugar de los puntos de las “i”.

     Sonrió de medio lado. Todo había sido un malentendido que él mismo se había provocado. De seguro una chica linda le había mandado esa carta con ayuda de Vegeta. Todo había estado perfecto, hasta que se dio cuenta de otro detalle.

     —Pero a Vegeta casi nunca lo veo hablando con chicas, y dicen que no es muy amigable a la hora de pedirle favores.  Así que no creo que en este caso haya hecho una excepción—su expresión volvió a torcerse al pensar en esa posibilidad—. ¡¡¡Aigh!!! A ver, tranquilízate un poco. No le gustas a ese cabeza de pájaro loco. No le gustas a ese cabeza de cerillo mal prendido. Cálmate, Goku…—intentó relajarse.

     Volvió a leer esa nota por décima vez. Entre tantas veces que lo leyó, cayó en cuenta en varias conclusiones que, muy a su pesar, demostraban que Vegeta fue el autor:

     -No tenía remitente. Por tanto, debió haberla escrito él; así no importaría el contenido, sabría que era de él por el simple hecho de habérsela dado en persona.

     -Vegeta no se veía tan amigable como para hacerle favores a las chicas, menos de este tipo.

     -Vegeta nunca coqueteaba con las chicas, por lo que era dudosa su orientación.

     —Maldita sea, ¡cómo lo detesto! —se estiró levemente su cabellera alborotada en signo de confusión—. No es de él… No es de él…

     ¡Genial! Ahora se estaba volviendo loco por culpa suya.

     Se recostó, sin despegar el papel de su vista.

     —A ver… dice “Hace tiempo que te observo en silencio, te miro almorzando con tus amigos y a veces me acerco tímidamente, intentando reunir el valor suficiente para poder hablar contigo, pero muchas veces no lo consigo, y muy apenas logro que un “hola” se escape de mis labios, pero, aun con ello, creo que ni siquiera notas mi presencia”—leyó. Se puso a pensar, hasta que una idea cayó en su mente—. Ay, no—dijo en voz alta al recordar algunas tardes en la cafetería.

 

 

FLASH BACKS

Flash Back 1

Goku se encontraba sentado en una mesa de la cafetería, en compañía de sus amigos. Todos reían o decían tonterías. El pelinegro se veía tan alegre conversando con sus mejores amigos. Hasta que, a lo lejos, pudo divisar a Vegeta junto con Goten, caminando hacia donde ellos se encontraban. Un gesto de molestia no tardó en aparecer en sus labios. Dirigió su mirada hacia su propia bandeja de comida y se puso a comer, intentando ignorar al pelinegro de cabellera en forma de flama. Se dio cuenta de que se sentaron en la mesa de atrás, por lo que siguió conversando con sus amigos.

     —¿Me pasas la sal? Goten ya se empezó a quejar de la comida otra vez—dijo quien menos quería oír en ese momento. Por lo que retomó su acción anterior, saboreando el puré de papa como si estuviera delicioso, aunque en realidad sabía demasiado mal.

     —¡Oye! —se escuchó el pelinegro muy ofendido.

     —Sí. Toma, Vegeta—dijo Yamcha ofreciéndole el salero. El pelinegro lo tomó. Dirigió su vista a Goku.

     —Ah, hola, Kakarotto—dijo y se dirigió a su mesa al no obtener respuestas por parte de él. Tal vez creyó que no lo había escuchado.

Fin del Flash Back 1

 

Flash Back 2

—Y así fue como terminé en suspensión—dijo con una sonrisa Krillin. Varios de sus amigos, entre ellos Goku, se empezaron a reír inevitablemente.

     —Es increíble que te hayas equivocado y entraras al vestidor de las chicas, y eso es lo importante…—dijo Trunks con una sonrisa.

     —Fue vergonzoso, pero vaya que valió la pena…—agregó el más bajito con una sonrisa pervertida.

     —Ustedes nunca cambiarán—dijo Goku, todavía se reía por lo recién platicado, de sólo imaginar los múltiples gritos de las chicas cuando vieron a su amigo en su vestidor lo hacían casi ahogarse por las carcajadas que intentaba contener. Pero al ver a cierta personita despreciable (para él) acercándose con una sonrisa burlona, lo hizo parar de reír y sacar su teléfono, para concentrarse en él leyendo los mensajes de su mamá como si fueran las cosas más interesantes del mundo; lo único que quería era ignorarlo, aparentando que conversaba animadamente con alguien.

     —Escuché que no viniste la semana pasada porque te suspendieron—dijo Vegeta dirigiéndose al más bajito. Krillin se rio.

     —Valió la pena por lo que vi—dijo triunfal. El mayor sonrió de medio lado y soltó una risita algo ronca, como si no acostumbrara hacerlo muy seguido.

     —Eres un maldito pervertido…

     —¿Eso crees? —se hizo el ofendido—. Ahora no me vayas a decir que no quieres que te cuente lo que vi—agregó.

     —¿Tomaste fotos o algo así? —preguntó Yamcha impresionado. Cuando vio al menor asentir, entre él y otros amigos le arrebataron el celular para verlas. Vegeta, por el contrario, negó con la cabeza en señal de que eran un caso perdido todos ellos, y se acercó a Goku, quien escribía quién sabe qué cosa en su celular.

     —Hola, Kakarotto—lo saludó. Pero él llevaba puestos sus audífonos, por lo que se fue al creer que no lo escuchó. Goku sólo lo observó alejarse de reojo, sonriendo internamente de que su plan haya funcionado.

Fin del Flash Back 2

 

Flash Back 3

—¡Vegeta! —saludó enérgicamente Yamcha al pelinegro. Lo abrazó por el cuello con gran entusiasmo, provocando que casi se le cayera su bandeja con comida. Vegeta, por el repentino movimiento, prefirió colocarla sobre la mesa donde estaban sentados todos los amigos de Yamcha, donde estaba incluido Goku.

     —¿Qué es lo que quieres? —dijo aún apresado entre los brazos del más alto.

     —¿Acaso no puedo saludar a mi buen amigo en esta hermosa mañana? —dijo con el mismo entusiasmo.

     —No te voy a prestar dinero… Así que suéltame. — El más alto lo soltó.

     —Ay, ¿por qué no? —dijo en súplica. Eso provocó que todos rieran, excepto Goku, quien simplemente leía la etiqueta de la salsa de tomate con gran interés.

     —Nunca me pagas—le dijo. El mayor se sentó y comenzó a comer al ver que no obtendría lo que quería. Por lo que Vegeta tomó su bandeja, dispuesto a irse a otra mesa. Cuando comenzó a caminar, vio al pelinegro de cabellera alborotada.

     —Ah, hola, Kakarotto—lo saludó y siguió su camino al no obtener una respuesta por parte de él, quien parecía distraído.

Fin del Flash Back 3

FIN DE LOS FLASH BACKS

 

 

—No… no… no…—dijo al recordar todas esas tardes. Se cubrió el rostro con una almohada—. Lo odio… Lo odio…—empezó a murmurar múltiples veces esas dos palabras.

     Se descubrió los ojos, y siguió leyendo. Quizás encontraría algo que lo hiciera cambiar de opinión con respecto al posible autor.

     —“Siempre te veo entrenando, y en todas esas ocasiones he estado muy cerca de ti”—leyó—. ¡Ay! Por Kamisama…—volvió a hundir su rostro en la almohada al recordar todos esos entrenamientos de fútbol y de otros deportes, en los cuales Vegeta también estaba incluido—. Lo único que me faltaba… —murmuró—. Sólo le faltó escribir que también me acosaba en las duchas…

     Releyó la carta múltiples veces, incluso ya se la había memorizado por completo.

     —A ver, tranquilízate un poco…—se relajó levemente—. ¡Pero es que lo detesto con toda mi alma! —dijo casi gritando. Afortunadamente, estaba solo en casa—. Pero… por otro lado…—un sonrojo se formó en sus mejillas, y una imperceptible sonrisita juguetona se formó en sus labios—. Nunca nadie me había dicho cosas tan lindas…—susurró. Luego reaccionó—. ¡Pero lo odio! Ese maldito es despreciable, lo detesto tanto. Lo odio… lo odio…

     Suspiró hondo y se relajó. De nuevo esa sonrisita juguetona se formó en sus labios. Se acomodó boca abajo en su cama, y releyó la carta. Realmente decía cosas muy lindas, unas que nunca le habían dicho.

     —Tal vez… podría considerarlo—pensó—. Oh, no—se retractó inmediatamente—. Nunca saldría con él, ni aunque fuéramos los últimos habitantes sobre la Tierra…—dijo—. Pero debo reconocer que no está tan mal ese enano… Oh, no… No… No… ¡Nunca saldría con él!... ¡Lo odio!

 

***

 

—¿Dónde está Goku?

     —Sí, ¿dónde está? —dijo alguien más, sus voces se oían raras debido al titiritar de sus dientes por el frío que sentían. Esa mañana había amanecido incluso peor que la anterior.

     —A ver, no sé por qué Kakarotto se pudo haber retrasado…—dijo Vegeta, revisando constantemente la hora en su celular—. ¿A alguien le mencionó algo? —preguntó en voz alta, sin embargo, nadie contestó—. Demonios—susurró.

     —¿Entonces vinimos por nada? —dijo alguien quejándose. Junto a él otros más comenzaron a quejarse.

     —A ver… ¿de casualidad alguien tiene su número de teléfono? —preguntó. Un pelinegro de piel morena dio un paso al frente, acercándose a él.

     —Yo, pero no tengo saldo suficiente para llamarle—dijo algo apenado, mostrando la pantalla de su celular en donde se veía grabado el número.

     —No importa, yo sí tengo. Le llamaré—tomó el celular de su amigo y encendió el suyo, para marcar rápidamente el número del pelinegro ausente. Cuando terminó, le devolvió el teléfono—. Gracias Uub… —acercó el aparato a su oído y empezó a escuchar la molesta música junto a unos pitidos—. Contesta…

 

***

 

Goku se revolvió entre las cobijas. No había podido dormir pensando constantemente en la carta. Además de que toda la noche una parte de su mente le decía que debía darle una oportunidad a Vegeta; sin embargo, la otra y su gran orgullo le decían que no debía hacerlo. Así se la había pasado, torturándose, pensando en aceptarlo y a los pocos segundos retractándose de ello.

     Escuchó un sonido de su celular, signo de que había recibido una llamada. Estiró su brazo para tomarlo y revisó la pantalla.

     —Número desconocido… ¿me pregunto quién será? Tal vez Yamcha cambió de nuevo su número…—aceptó la llamada y se llevó el teléfono a su oreja—. ¿Sí? Habla Goku… ¿quién es?

     #—Kakarotto—dijo una voz al otro lado de la línea, esto provocó que el menor se alterara completamente.

     —Ve-Vegeta—tartamudeó con nerviosismo, sintiendo cómo todas esas emociones que sentía la tarde anterior regresaban con mayor intensidad al escuchar la voz del otro.

     #—¿Te sientes bien? —preguntó con preocupación notoria en su grave voz.

     —S-sí… ¿p-por qué no debería de estarlo? —dijo intentando actuar como siempre, pero su tono no fue tan convincente.

     #—¿Seguro?

     —Sí… ¿c-cómo conseguiste mi número? —dijo con voz molesta, pero en realidad por dentro sentía que estallaría por las múltiples emociones que aparecían dentro de sí.

     #—Me lo pasaron. Quería preguntarte una cosa.

     Ay, no… Mataré al idiota que se atrevió a dárselo si llega a declarárseme ese imbécil…—pensó con nerviosismo, ansiedad, y un ligero sonrojo en sus mejillas, pensando en las múltiples maneras de rechazarlo… y también muchas otras de aceptarlo. Al sentir el silencio al otro lado de la línea, se angustió. Pero luego la voz del otro se hizo presente.

     #—¿Por qué no viniste al entrenamiento? Te estamos esperando—dijo. Esto hizo que el Son se sorprendiera demasiado. Goku dirigió su mirada hacia el reloj digital que había en un escritorio junto a la pared, leyendo un “6:19 AM - DOM” con letras rojas.

     —¿Acaso ya es domingo? Demonios, no dormí por pesar en ese idiota de cabello de pincel…—pensó alterado.

     #—¿Estás bien, Kakarotto? —preguntó Vegeta, quien se preocupó por no haber recibido una respuesta. El pelinegro volvió a ponerse sumamente nervioso.

     —S-sí… p-pero no podré ir a entrenar—dijo con voz temblorosa. A pesar de que le molestara en demasía mostrarse débil ante ese detestable enano, en esos momentos le era inevitable por las múltiples emociones que sentía dentro de él.

     #—De acuerdo. Yo les aviso. Tú relájate, se escucha tu voz muy alterada. Descansa, yo me encargo de ellos. Estaremos aquí hasta mediodía. Espero que te mejores, Kakarotto—dijo suavemente, ocasionándole un profundo sonrojo al de cabellera alborotada.

 

***

 

Vegeta colgó, así que se dirigió a donde estaba aquel grupo de jóvenes. Estaban todos temblando, incluso unos cuantos se habían acercado más entre ellos para poder compartir sus calores corporales y no sentir tanto frío.

     —Kakarotto no podrá venir hoy, creo que se sentía mal—dijo en voz alta. Unos reproches se presentaron.

     —¿¡Qué!? ¿Acaso el sí puede faltar y quedarse acostado en su cama sólo porque tenía frío?

     —¡Mejor vámonos!

     —¡Sí, vayámonos! —dijo alguien más.

     —Escuchen todos, insectos. Todos sabemos perfectamente que Kakarotto quiere ganar más que nadie aquí presente. Si no vino a un entrenamiento, fue por causas mayores; él nunca falta, ni siquiera lo hizo cuando llovió y granizó hace dos meses, menos lo haría ahora que es como un día de verano en comparación con aquella ocasión—tomó una pausa, en la cual todos se pusieron a pensar en que realmente Goku tenía un gran compromiso con el equipo, y que no se encontrara ahí, en ese momento, era de preocuparse, no de enojarse—. Ustedes decidan si este simple frío nos va a detener. Por mi parte, yo entrenaré, no pienso perder ante unas sabandijas inútiles sólo por no soportar este clima—dijo y comenzó a caminar hacia donde había balones, tomó uno y siguió hablando—. Es su decisión, ¿acaso van a ser derrotados por algo tan simple?

     —¡No! —dijeron varios, algo molestos inconscientemente por lo dicho.

     —¿Acaso no soportan esta temperatura? ¿Son tan inútiles que no podrán darlo todo sólo porque el termómetro marca menos grados que ayer? ¿Van a dejar que los de un último lugar les ganen sólo porque quieren estar en sus camas, acostados, como un montón de niñas?

     —¡No!

     —Entonces comencemos a entrenar. Demuestren que no es verdad…

     —¡Sí! —dijeron todos al unísono y comenzaron con un calentamiento.

     Vegeta sonrió al verlos a todos ejercitándose. Revisó su teléfono, viendo la última llamada realizada, que fue a Goku. Pensó en todas las veces que él era quien unía al equipo, que los convencía de hacer las cosas. Goku siempre lideraba en cuestión de motivación positiva, y él, por el contrario, usaba psicología inversa para que hicieran las cosas. Eran muy distintos, pero juntos habían logrado sacar adelante a ese equipo que parecía desmoronarse cuando llegó.

     —Aunque quien ha hecho más por este equipo eres tú. Te demostraré que puedo ser tan eficiente como tú. No te dejaré toda la carga, no después de lo que me dijo tu hermano—sonrió de medio lado y guardó su teléfono. Comenzó a trotar—. Tú descansa, Kakarotto. Te lo mereces…

 

***

 

Tengo que arreglar esto, ya estoy completamente decidido. Lo rechazaré—se dijo a sí mismo. Guardó la carta en su bolsillo y se colocó su chaqueta. Se sentó en la orilla de su cama y siguió mentalizándose—. Puede ser que nunca nadie me haya dicho cosas tan lindas como esa, e incluso si me da muy, pero muy buenos motivos, terminaría aceptándolo o siquiera dándole una pequeña oportunidad. Pero…—miró al techo y suspiró hondo mientras fruncía el ceño—. No podría olvidar tan fácil que me ha quitado casi todo desde que llegó. Hay una razón por la cual me he esforzado por ganarme el respeto de todos, y eso es algo que los doctores se dieron cuenta desde que nací…

     >>Sólo mi familia lo sabe, y eso porque me he esmerado en que nadie más se entere, no me gustaría su lástima o me subestimen creyendo que no puedo hacer las cosas. Por eso siempre he hecho todo lo posible por ser el mejor… Y ahora que llegó Saiyan, me hizo perder el respeto, incluso me han llegado a comparar con él—apretó sus puños con fuerza, al punto en el que sus nudillos se aclararon—. Te odio por eso y más, Vegeta Saiyan. No sé qué decisión llegaré a tomar en frente de ti, pero…—tragó saliva y golpeó con fuerza el colchón mientras cerraba sus ojos—. Jamás te perdonaré que me hayas superado en muchas cosas, que te consideren mejor en muchos aspectos, y que yo tenga esta condición que tú no tienes pero que yo detesto…

 

***

 

Vegeta guardaba los balones dentro del almacén, ya todos se habían ido, y él se quedó a guardar, tal como siempre hacía Goku. Cerró la puerta y colocó el candado. Sin embargo, el sentirse observado por una presencia lo hizo dar media vuelta para ver a su vigilante.

     —¿Kakarotto? ¿Qué haces aquí? —se extrañó mucho al verlo ahí parado, con una chaqueta negra con peluche en el gorro, y con un pantalón de mezclilla, vestía un par de tenis de color blanco y llevaba sus manos dentro de sus bolsillos—. Creí que te tomarías el día, te escuchabas muy nervioso, supuse que te estabas enfermando. ¿Estás bien? —preguntó.

     Sin embargo, Goku no respondía, sólo lo veía con el ceño levemente fruncido. El mayor notó que sus mejillas estaban levemente sonrosadas, pensó que era a causa de que, o se estaba resfriando, o la chaqueta que llevaba era tan cálida que le había aumentado su temperatura corporal y por ende sus mejillas se coloraron.

     —Tenemos que hablar—fue lo único que dijo. Esta vez su voz se escuchaba normal, a no ser que un poco más grave que de costumbre. Vegeta asintió.

     —De acuerdo. Sólo deja que vaya a cambiarme de ropa—dijo, el más alto asintió y lo siguió. Llegaron a los vestidores, los cuales estaban completamente vacíos.

     Vegeta llegó a su casillero, sacó un conjunto de ropa, y comenzó a desvestirse. El menor, al ver esa acción, desvió la mirada. Sus ojos brillaban levemente, como si estuviera reprimiendo unas lágrimas que amenazaban con salir. Toda la mañana había pensado en esa “condición” que tenía y lo llenaba de impotencia y frustración. Estaba completamente molesto y resentido con la vida por ello, y el simple hecho de pensar en esa situación lo hacía decaer en sus emociones.

     Pero por ello toda su vida había aprendido a afrontarla, y a no mostrarse débil en ese aspecto. Por eso sus padres jamás se preocupaban por él en ese detalle, le daban la confianza suficiente de que podría saber llevar la vida sin cometer errores o cosas que lo hicieran tener que dejar la escuela o cosas de ese tipo.

     Siempre lucía muy capaz de todo, con su mentalidad bien definida, con un carácter maduro.

     Pero él no siempre se sentía así. Lo hacía por evitar burlas, por eso se ganaba el respeto, para que nunca nadie lo subestimara, para demostrar que sí podía hacer las cosas.

     Y ver a Vegeta hacer lo que él sin el más mínimo esfuerzo lo hacía llenarse de rabia. Pero a la vez de impotencia. Y, en menor medida, desasosiego y tristeza. Ver sus propios logros superados por otra persona le hacía ver que existían límites que realmente no podría superar.

     —¿De qué querías hablar? —dijo una vez cambiado de ropa. Se sentó en la banca, esa misma en la cual habían hablado el viernes, hace dos días.

     Goku tomó aire, ahora no le era tan fácil como al inicio. Pero ya estaba ahí, y no podía retractarse y posponerlo. Quería rechazar a Vegeta, tenía muchos motivos, quería gritarle en ese momento lo mucho que lo detestaba y que jamás se rebajaría a salir con alguien como él.

      —¿Kakarotto? —le preocupó su ausencia, verlo tan distraído no era común—. Sea lo que sea, si no te sientes bien, podemos hablarlo después.

     —No, es importante, tenemos que hablar de esto ahora… Sólo necesito un minuto—dijo con voz grave. El Saiyan guardó silencio ante eso. Le preocupaba su actuar tan extraño.

     —Te odio Vegeta. Porque me has retado en tantas cosas y en todas ellas has demostrado ser igual de capaz que yo, pero lo has hecho de una manera tan fácil que parece que tú harías mucho más… Has llegado a arruinar mis logros, aa quitarme el interés de aquellas personas que me gustan, tTe has ganado el respeto que yo necesitaba…—un nudo se formó en su garganta—. Pero lo que más odio, más que a ti, es a la vida. Porque tenía que desgraciarme mi persona y a la tuya dejarla intacta…

     Tomó aire y se intentó calmar. Estaba muy molesto, pero ya tenía que terminar con todo eso de una buena vez. Dio media vuelta y se recargó en los casilleros, apoyando su hombro, cruzando sus brazos sobre su pecho, viéndolo fijamente con el ceño fruncido.

     —¿Y bien?... ¿De qué querías hablar? —dijo luego de unos diez segundos de silencio.

     —Es sobre la carta que me diste ayer…

 

 

Notas finales:

Y se armó todo XD

-Pobre Goku, se estaba volviendo loco por recibir esa carta que cree que Veggie le dio.

-¿Qué le habrá dicho Raditz a Vegeta como para que quisiera demostrarle que él también es eficiente?

-¿Cuál es esa condición que tiene Goku, que los doctores se dieron cuenta desde que nació, pero que sólo su familia sabía?

-¿Qué pasará? ¿Cómo concluirá su conversación? ¿Goku terminaría aceptándolo o rechazándolo?

Me gustaría leer sus ideas, quiero saber qué creen que pasará.

En verdad lamento no subir capítulos, la prepa es más difícil de lo que creí. Mis maestros (la mitad) son pésimos, y no explican nada, y encargan todas las tareas de un día para otro, y las hago sin saber cómo. O sea, me piden una monografía, y yo ni siquiera sé qué es eso O.o Tipo así.

Pero espero que les haya gustado el capítulo. Recuerden que en mi Fb subo aclaraciones sobre mis fics (actualizaciones, o sobre si pausaré temporalmente, si tengo tiempo para escribir, o si me perderé por un largo tiempo. Así como uno que otro dibujo con respecto a alguna historia).

Eso es todo, espero poder leerlos en un review

¡Nos vemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).