lo descubrieron, era lo único que podía decir cuando ellos descubrieron que yo soy homosexual.
Hace un tiempo cuando tenia 10 iba a una escuela cerca de mi mansión, no era para ricos pero tampoco era para pobres.
Yo era feliz, tenia a mis amigos, me esforzaba por estudiar, era dedicado y aunque no lo admitía me gustaba mi mejor amigo hiroki. …ramos tan unidos que cuando pasaba el tiempo a su lado me profesaba una persona tranquila sin todas las preocupaciones que me ataban sin piedad alguna.
Me gustaba, maldición, lo amaba y era raro en mí ya que siempre pensé que terminaría casado con una linda chica con la que seria feliz, sin embargo ya no veía ese futuro posible ya que no me imaginaba sin kamijou.
-¡akihiko deja de molestarme! Decía mientras notaba una sincera sonrisa en su rostro acción que me encantaba ya que el solo podía reír de esa manera.
-nunca lo Hare. Tendrás que soportarme por el resto de tu vida.- conteste mientras lo abrazaba por detrás.
El calor que emanaba de su cuerpo era único, pero, todo eso se termino cuando el se me confeso.
Me sentía tan feliz, quería gritarle a todo el mundo que la persona a la que amaba me correspondía, que todo lo que anhelaba me lo estaban entregando en bandeja de plata.
Sin embargo ¿que pensarían mis padres de mi? Los decepcionaría. Deseaba su amor, y si yo me profesaba amante de un chico ellos seguros no me hablarían nunca mas en su vida y para un niño eso era muy duro.
Con toda la tristeza del mundo rechace a hiroki no sin antes arrastrarlo hasta un rincón oscuro y darle mi primer beso.
Aquel inocente contacto fue lo mas dulce que probé en mi vida. Esos rosados labios que me volvían loco no querían separarse de los míos. Pero todo ese ambiente se vio destruido cuando shinobu y tsumori aparecieron aplaudiendo sin piedad alguna.
-felicidades a los maricas. ¿Que se sentirá salir con un homosexual? Akihiko no te tenia así.- me desgarraba que se hayan enterado de mi secreto, porque ¿si se lo decían a mis padres? Seria una deshonra.
-solo fue un beso para divertirme un rato con este iluso.- dije lastimando así a la persona que mas amaba en el mundo.
Me sentía una mierda, una escoria por haber traicionado a hiroki, por haberme ocultado mientras las burlas caían sobre el. Me convertí en el peor villano de los cuentos infantiles.
Por suerte llego nowaki, un niño que no tenía miedo de profesar al oji marrón como suyo, abrazarlo y limpiar sus lágrimas.
Me lo arrebato para hacerlo feliz ya que eso era lo que mas se merecía, alguien que no lo haga sufrir como yo lo hice.
Luego de eso mi vida se torno el peor infierno, siendo amenazado por ese par de que contarían mi secreto, de que se encargarían de hacerle saber a todo el colegio que yo era un homosexual.
Al terminar la primaria me fui al extranjero. Tres años en los que trate de olvidar todo el mal que hice, en el que mis pecados me seguían atormentando ya que jamás volvería a tener a kamijou entre mis brazos porque kusama si había sido valiente para proclamarlo como suyo.
Cuando volví decidí ir a Mitsuhashi una escuela que tenia un buen nivel académico y gracias a mi apellido se me hizo fácil entrar. Pero no podía creer que en frente mío estaban mis mas grandes temores: shinobu y tsumori, agrediendo a un inocente chico con pelo castaño.
Por impulso lo defendí sin saber en lo que me estaba metiendo
.
-Etoo... muchas gracias- dijo con sus ojos verdes que podían observar mi alma. Esto era muy extraño ya que el único que me hizo sentir esto fue hiroki. Pero ¿por que mi corazón late con fuerza al ver su sonrisa?
- no lo hice por ti, solo que esos chicos no me caen bien eso es todo- respondí dándole la espalda para que estas emociones no se repitan.
Cuando me dirigía al salón de clases me tope con mis pesadillas nuevamente.
- así que decidiste volver rarito, que gusto nos da- dijo extendiéndome una mano que yo rechace, seguía siendo un cobarde después de todo.
-acuérdate que sabemos tu secreto. Pero ahora tienes que hacernos un favor ya que estas aquí.- ¿Que más querían de mí? Ya me habían hecho la vida imposible, ¿que más deseaban?
- debes enamorar al maldito nerd de misaki, debes tener malas calificaciones para que te ayude y así engañarlo. Rómpele el corazón para que ya no vuelva a ser el mismo.
-¿y yo que gano con esto? Respondí muy enojado, solo quería que me dejaran tranquilo y ya no volvieran a hablar conmigo.
-jamás diremos nada, y nunca mas te volveremos a molestar.- eso es lo que mas anhelaba, deshacerme de estos dos abusivos, y si tenia que ser a costa de dañar a un inocente chico lo haría. Después de todo soy una persona mala y ya no puedo cambiar.
Comencé a conocer a misaki, al parecer el siempre estaba solo ya que nunca le vi amigos, era muy inteligente ya que en sus cuadernos siempre había perfectas notas y era una persona muy amable. ¿Por que querían destruirlo? No lo entiendo.
Un día lo note extraño, salio corriendo y se dirigió a su casa. Era una lujosa mansión y parecía tan vacía que la soledad emanaba de todos lados.
Decidí tocar el timbre y espere unos minutos, pero lo que vi me destruyo el corazón. El estaba sangrando de su brazo y con muchas lagrimas en el rostro. De verdad sentí la necesidad de ayudarlo de abrazarlo y sin pensarlo dos veces empecé a quererlo de una manera diferente a todas.
Al pasar los días me di cuenta de que era una persona maravillosa, siempre me estaba ayudando, cuidando con cariño, ofreciéndome todo el amor que nadie me había dado, ni siquiera mis entupidos padres.
Una noche sin querer probé esos dulces y calidos labios, que me demandaban a continuar, a proseguir con mi tarea.
Me gustaba, Takahashi había robado mi corazón de una manera en la que ni siquiera hiroki pudo hacerlo. No quería que nadie lo dañe, no podía permitir que esos malditos lo lastimaran porque era mi preciada joya, pero no me percate de que shinobu y tsumori me estaban manipulando.
Llego ese día en el que acabamos la escuela. Una año difícil ya que nunca me habían costado las materias pero este año no podia concentrarme, no con ese castaño de ojos esmeralda a mi lado.
Cuando me estiro los boletos con los cuales nos escaparíamos me sentí tan feliz, ya que hay podría decirle cuanto lo amaba, y cuanta falta me hace si no esta a mi lado.
Pero llego ese momento, en el cual mis pesadillas me decían que le rompa el corazón, que ya era momento de decirle la verdad, es que me metí tanto en mi propia actuación que olvide el motivo principal por el cual lo estaba haciendo, una simple venganza.
Sus ojos, era en todo lo que podía pensar, aquellos de los cuales solo salían lagrimas provocadas por mi. Otra vez se repetía la historia, otra vez estaba lastimando a alguien que amaba.
Cuando el se fue mis compañeros se pusieron uno al lado del otro felicitándome, porque al final me había vuelto una escoria igual que ellos.
-felicidades akihiko, ahora eres libre- ¿porque no me encontraba feliz? Después de todo era lo que quería no?
- saben no permitiré que esto se repita. Ya abandone a alguien que amo. No lo Hare dos veces- dije con total cólera. No sucedería nuevamente.
-¿te enamoraste del maldito?- dijeron molestos.
- si, y el no es el maldito ustedes lo son. Aprendan a tener una vida antes que criticar la de los demás. Porque nadie fue tan amable conmigo como lo fue el. Díganle a toda la escuela si quieren ya no me importa.- y diciendo esto me dirigí a su mansión pero al ver todo apagado supuse que estaba durmiendo.
Lo llame incontables veces por teléfono, para que me diera la oportunidad de explicarle que todo había cambiado, que lo amaba, que sin el ya no podría vivir.
“Lo peor de todo es que yo acabe enamorándome de ti. Felicidades lograste tu sucio juego ahora solo adiós” pero esa frase, colmo el vaso. Había lastimado a lo que mas quería en el mundo y ya no podría verlo. El se iba ¡maldición! se iba y todo por mi ¡cobardía! Me detesto tanto.
Al siguiente día partí al aeropuerto, no permitiría que el se fuera. No podría alejar al trozo de mi vida que me hizo ver la luz luego de tanta oscuridad.
Ni siquiera me importaba que mis padres se enteraran de que me gustara un chico, ya nada me importa.
Cuando manejaba en lo único que pensaba era en el, en su sonrisa, en sus esmeraldas ojos que me Traian loco. Si el estaba junto a mi no necesitaba nada mas.
Cuando estaba en la mitad del trayecto mi llanta del auto se pincho. ¡No podía creerlo! Así que lo deje en un costado y vi una bicicleta. Nunca había sido buen atleta pero tenia resistencia.
Le pague al chico por ella y pedalee con fuerza, con todos mis pulmones y al solo faltarme unas cuadras a esta se le sale una rueda.
- ¡mierda! Grite y ya sin aire corrí. Corrí y corrí hasta el aeropuerto rogando por que el siguiera hay, misaki por favor no te vayas.
Al entrar busque en todos lados pero la escena que vi me mato.
El estaba apoyado contra la ventana con una pequeña lágrima en el rostro, ya no sonreía, solo tenia una mirada nostálgica y muy triste.
Lo único que pude hacer es ver como su avión partía, como me arrebataban de nuevo lo que mas amaba. Lo lamento amor... Lamento haberte dejado ir.
-oh akihiko, que lastima que no llegaste a tiempo- dijo Takahiro mientras a mi se me partía el corazón.
-señor, estoy enamorado de su hijo, ya no puedo ocultarlo, pero lo dañe y fui la peor mierda que existe.
Luego de decir eso lo comencé a explicar todo lo que sucedió y el porque había hecho eso.
-sabes, yo también amaba a un chico pero por cobardía lo calle siempre. Mi esposa manami era genial, pero nunca logre amarla como lo hice con aquel chico. Solo espero que lo esperes y cuando el vuelva hagas lo posible para amarlo incondicionalmente. No lo dejes ir como yo- luego de esas palabras lo abrase. Eran como las palabras de un padre que no me dejaba rendirme.
-tranquilo señor, esperare el tiempo que sea necesario, me esforzaré y así sin el logra perdonarme podremos ser felices.
“solo vuelve pronto misaki”.
Fin.
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