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¿Tu pasado o el mío? por only_hope

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Notas del capitulo:

Holaa!
Bien, tengo que confesar... este capitulo llevaba mucho tiempo escrito a medias y la razón era que no me convencía... llegó un punto donde nada de esta segunda temporada me gustaba y por ende la abandoné. 
Sin embargo, le tengo mucho cariño a esta historia. Cada personaje tiene un trasfondo que amo y que al pensar en las cosas que escribí de ellos veía muy necesario el desarrollo que tenía planeado para ellos.
Quizá no sea como lo pensé entonces, pero ahora con más experiencia espero manejarlo menor (jeje)
Si llegaste hasta aquí muchas gracias! espero te guste el capitulo

¿Cómo definir lo que estaba viendo si nunca antes había visto cosas como esas? O al menos, que recordase haber visto con anterioridad. ¿Cómo registrar entonces?
Tragó saliva con cierta dificultad; lápiz y libreta en sus manos, haciendo algunas notas con lo poco que sabia y complementando con algunos dibujos de la casa llena de colores y música que tenía en frente.
Llevaba ya un tiempo en medio de las calles, pero aún no sabía muy bien qué más agregar, dio un suave suspiro, guardándose ambas manos en las bolsas de su sudadera.
Sólo esperaba haberlo hecho bien esta vez

- ¡Corre más rápido! ¡Más rápido! – Gritaban los niños de un lado a otro en su juego. La tarde ya iba muriendo conforme el tiempo pasaba, y la fiesta se había llenado de más y más personas.
Tanto era así, que Danny no pudo evitar el chocar con alguien por accidente. – P-¡Perdón! – soltó, antes de que un flash terminara por desubicarle más.

Vanessa rio por lo bajo, viendo la foto que sacaba del niñito con el que había tropezado. – Procura sonreír más la próxima vez, cumpleañero – Soltó. –Algo como… esto.

-Tía – Se quejó el menor, siendo abrazado por la rubia y obligado a sonreír también. No le agradaban tanto las fotos como lo hacían a ella, pero sonrió de igual manera, a esa y a las otras dos fotos que su tía tomó.

-Es que te ves tan hermoso y tan grande – Soltó en tono mimoso, apretando una de sus mejillas con suavidad. – Todavía recuerdo cuando eras un bebé, tan pequeño e inquieto – Suspiró con esos recuerdos, de un modo parecido a como lo había hecho su abuela al hablarle de su papá y de Jimmy. – esa clase de recuerdos los quiero tener para mi viaje, ¿sabes?

-Oh… cierto… - Asintió pensativo, recordando entonces que la rubia y su esposo iban a salir de viaje en unos pocos días.

Vanessa sonrió, tomando una última foto. – ¡Hey, no pongas una cara larga, cumpleañero! ¿No estabas jugando con tus amiguitos hace rato? – El pequeño castaño titubeó, terminando por asentir. – Entonces ve – Aconsejó.

-Bien – Balbuceó.
Su mamá y su abuelo ya le habían explicado después de todo, que ese viaje no sería para siempre.
Y entonces con esa idea pudo volver a su juego con los otros niños que ya hasta habían rodeado la casa.

-Cómo pasa el tiempo – Balbuceó Sofía con cierta nostalgia mientras la rubia se sentaba de nuevo.
¿En qué momento su querido nietecito había crecido tanto? Parecía que hacía apenas unos cuantos días lo había tenido entre sus brazos por primera vez, viendo todas esas semejanzas que ese bebecito tenía con su propio niñito. Pero, ¿ahora? ¿Con siete años?

-Cada día está más grande – Asintió Emett con una sonrisa de felicidad, y aunque ya había perdido de vista al niño tras unas vueltas que este había dado por la mesa, bien lo sabía. Siendo secundado también por su “hermana”, quien movía botones y veía fijamente la cámara que traía en sus manos.

-Es por eso que quiero tenerlo todo documentado – Explicó con entusiasmo. – Después de todo, más tarde no podré.

-Ah… ya ni me lo recuerdes. – Emett rio por lo bajo ante las palabras de su “padre”, quien se recargó en la mesa con cara de pocos amigos ante la idea.
Esa era la misma expresión que llevaba desde que Vanessa se había casado con uno de sus compañeros de trabajo. – Apenas estaba reponiéndome de eso.

-¿Y dónde está Mark, a todo esto? – Preguntó Logan, viendo entonces a los lados en busca de este.

-Está de turno en el hospital. – Explicaron los familiares de Emett, una con más entusiasmo que el otro. – Está adelantando sus turnos antes de la luna de miel. – Terminó por añadir Vanessa.

-Pero… ¿también piensa transferirse en seguida? – Balbuceó Emett, aún sin entender del todo esa parte, a lo que la rubia empezó a explicarle.

-Está viendo apenas si le autorizan eso. Pero como ha estado haciendo favores para otros doctores, y el hospital tiene conexiones con otro en Paris, lo más probable es que se la den, ¡lo más pronto posible!

Emett hizo por sonreír ante aquel entusiasmo, escuchando el suspiro cansino que el pelinegro daba con sólo escuchar las palabras de ella. Tan gustosas y llenas de emoción como para que alguno de los dos pudiera protestar al respecto.
Vanessa suspiró, entendiendo esa parte, se rascó la cabeza mientras buscaba las palabras. – Sé que es un poco extremista y todo, y me gusta mucho vivir aquí, estar cerca de ustedes, y de Danny… pero he pasado gran parte de mi vida allá, y hablando con mi mamá, me he dado cuenta de lo mucho que necesito verla, la estadía no sería definitiva, obviamente, Mark es de aquí y tarde o temprano vamos a volver, ¡Y ustedes tienen que conocer a Janeth! – Soltó, pasando su mano por su vientre que ya estaba empezando a abultarse. – Sólo quiero estar un tiempo allá.

Derek suspiró; cuando una idea se metía en la cabeza de la menor ni cómo sacársela, y de cualquier manera iba a terminar cediendo.
Sofía en cambio sonrió con gusto. – Tu mamá es una mujer encantadora – Decía. – le mandas saludos de mi parte, por favor.
No había nada mejor para una madre que volver a ver al hijo del que se había despedido hacía mucho tiempo, después de todo.

-Y tomas tantas fotos como las que has tomado aquí – Añadió Emett, siendo abrazado de la cintura por Logan, quien asentía de cualquier manera.

Ese contacto que tenía con el menor, desde que se había hecho más relajado lo sentía tan cómodo y natural… le habría gustado pasar más tiempo así de no ser por el vibrar en el bolsillo de su pantalón. Bufó, sacando de ahí el aparato.
–¿Es… de tu trabajo? – Balbuceó Emett al notarlo, mientras que él checaba el número.
-Así parece – Soltó sin muchas ganas.

Y el rubio asintió, recorriéndose para que él pudiese levantarse y salir a una parte un poco más tranquila, disculpándose con quienes estaba.

Suspiró, contestando la llamada de quien era ahora su jefa y asintiendo a los encargos que le hacía la mujer para el día siguiente, y, aunque no le terminaba de parecer que le llamara justo en ese momento, para eso… no se arrepentía en lo absoluto de las decisiones que había tomado. En lo más mínimo.

-Entonces… ¿es todo? – Preguntó después de un rato.
Ella asintió desde su lado de la línea, para entonces agregar. – En unos minutos te va a marcar un cliente… procura contestarle y aclarar todas sus dudas – Añadió la mujer, sin notar el suspiro de malestar que Logan soltó de sólo escucharla.
¿Desde cuándo se había vuelto también su asistente personal? Tuvo que decir que sí de todas maneras.

Se recargó en uno de los autos esperando a esa llamada, suponiendo que si volviera a entrar tendría que salir otra vez para contestar, eso le sería aún más tedioso que estar ahí afuera.
Aprovechó aquel tiempo para ver desde ahí la fiesta; a ese pequeño que aún entonces se le hacía raro llamar “su hijo” correteando de un lado a otro con sus amiguitos, y a su esposo viendo a este con preocupación. Esa escena le habría sacado una sonrisa de no ser porque entonces notó a alguien más paseándose por ahí.

Podría jurar que había visto a ese chico de capucha gris viendo en esa dirección cuando llegó. Le pareció aún más sospechoso el hecho de que, ni bien cruzaron miradas, ese muchacho desvió la suya en seguida, viendo entonces las casas de los lados.
Echó un vistazo a su celular por si sonaba antes de guardárselo en el pantalón y acercarse con cautela al otro, quien sin moverse de donde estaba, hacía como que no se daba cuenta.
–¿Se te ofrece algo? – Preguntó.

El chico se volteó desorientado, Logan no supo interpretar muy bien esa expresión, aunque parecía no saber muy bien qué decirle, por lo que aclaró. – Es la segunda vez que te veo pasar por aquí… ¿ocurre algo? – No era como si le importase demasiado, sólo quería ver qué era lo que le contestaría el otro.

Titubeó, pensando un poco lo que le habían preguntado, fijándose entonces en las casas que antes había visto. – Bueno… estaba buscando una calle, pero creo que algo estoy haciendo mal, siempre termino en esta misma y no… - paró en seco su explicación al notar el sonido de un teléfono vibrando.

Logan frunció ligeramente el ceño mientras sacaba el celular de su bolsillo. El muchacho de la capucha no parecía ser exactamente peligroso, y de cualquier manera tendría que contestar por órdenes de su jefa… - Permíteme – Soltó mientras atendía al número que, suponía, era del cliente.

El chico le observó extrañado mientras contestaba. Le oía presentarse y responder algo que le decían del otro lado de la línea y, en tanto el mayor dejó de prestarle atención se fijó en la otra esquina, dando un par de pasos hacia atrás, esperando apenas la oportunidad de desaparecer de ahí sin que el otro lo notase.

Con un suspiro de malestar fue contestando el par de preguntas que le hacían, explicándole y dándole datos que quizás podría necesitar y que él se sabía por si acaso. – Entonces… ¿eso es todo? – Se aseguraba, antes de aclarar algo más y por fin despedirse de la persona. Se volteó de nuevo para ver a su otro interlocutor. – Así que… ¿Estabas perdido? – En arqueó una ceja, notando que, de hecho, aquel muchacho ya no estaba por ahí.
Se guardó el celular, fijándose en los alrededores por si lo llegaba a ver, sin tener éxito.

Qué extraño… le dio por pensar, si le volvía a ver por ahí, lo más seguro era que tendría que preguntar a los vecinos o estar más pendiente. Cosa que no quería hacer.
El sonido de la fiesta le recordó que estaba afuera perdiéndose de todo, se encogió de hombros, yendo de vuelta al interior.

-¿Todo bien? – Preguntó su madre en seguida, en tanto le vio regresar.

Hizo una mueca al respecto, dudaba que lo que había pasado recién fuese relevante, y no tenía tampoco ganas de hablar de trabajo. – Podría ir mejor – Admitió, antes de notarlo. - ¿Y Emett?

-Acaba de entrar a la casa, creo que uno de los invitados le pidió agua – Explicó Vanessa, con su atención puesta en las fotos que acababa de tomar.

Logan asintió con un suspiro. En otro momento, habría ido tras de él. Sólo para corroborar que estuviera todo en orden, o para interceder en caso que Emett no supiera cómo manejar la situación. En otro momento, le dio por pensar. ¿Y qué situación? Ninguna cosa grave, muy seguramente. Había tenido que aprender que las cosas no eran nunca tan graves como su cabeza le hacía ver la mayoría del tiempo. Y que sus reacciones muchas veces eran desproporcionadas a lo que realmente estaba pasando. No tuvo que pensarlo tanto cuando, al correr por ahí, Danny saltó en su dirección.
- ¡Papá, vamos a partir el pastel! Mami dice que ya es la hora – Decía el niño. Segundos después, el resto de sus compañeros de clase estaban dando el anuncio a los demás invitados de la misma manera.

-Ah, ¿ya es la hora? – Balbuceó, levantándose con el niño a su lado. Más buscando con la mirada dónde sería que iban a partir el pastel. Viendo entonces a su esposo salir de la casa con él, siendo seguido por el grupo de niños que, al notar el pastel, se iban condensando más. Logan entonces fue a su auxilio. La expresión mortificada del rubio se relajó un poco al verlo.

- ¿En la mesa de dulces está bien? – Los niños se dispusieron al rededor de la misma al escucharlos. Pero Emett asintió distraído. Lo notaba agitado, aquella expresión tranquila de pronto ahora parecía más bien descompuesta y no podría augurar nada bueno.

Pero decidió no tocar el tema cuando llegó el momento de soplar las velas, ni cuando abrieron los regalos o llegó la hora de comer. Eso sí, ahora procuraba estar más atento, buscando estar al lado del rubio durante el resto de la velada.

Pasadas las horas los invitados fueron marchándose poco a poco, siendo los últimos los familiares de ambos; con una Vanessa que efusivamente abrazaba al niño y a su hermano menor, para después irse junto a Derek con un halago por la fiesta. Seguidos de Sofía, quien le daba a Emett recomendaciones para respecto a dónde había guardado los regalos del niño.

Emett asentía mecánicamente a todo, ausente. Y no fue hasta que el pequeño se acostó, y ellos se rigieron a su propia habitación, que decidió corroborar - ¿Seguro que está todo bien?

El rubio asintió, empezando a quitarse la ropa para proseguir con su pijama. Invariablemente tenía que verse al espejo, donde si bien, el reflejo le devolvía siempre la misma vista, ahora los sentimientos se encontraban con la sola visión.
¿Cuánto le había tomado a su cuerpo sanar todo el maltrato? Era una pregunta bastante capciosa, había sanado lo que podía, pero seguía habiendo rastros del pasado, algunos apenas perceptibles para los demás, pero tan obvios para él.

Su esposo abrazó de nueva cuenta su torso, repartiendo besos en sus hombros. Logan no sabía qué cavilaciones pasaban por la cabeza de él, pero se daba una idea de algunos de los pensamientos que acechaban al rubio. Pues para él sucedía algo muy similar. Besó con lentitud una cicatriz bajo su nuca, sintiendo el cuerpo bajo él sobresaltarse. No lo veía directamente, pero sí su reflejo, y escuchar al otro llamarle. – No sé si lo sabías… pero tengo al esposo más bello del planeta.

Emett contuvo su risa, cuando los besos del castaño se acercaban a las zonas más sensibles de su espalda y el solo contacto le daba cosquillas. El remolino en su mente se disipaba con cada caricia, con cada beso y palabra proferida. Se volteó para poder verlo con mayor facilidad, para poder pasar sus manos por esos hombros y besarlo. Sintiendo su estómago encogerse al ser cargado por el mayor, quien le llevaba a la cama.

¿Cuánto había tenido que pasar para que, de todas sus reacciones involuntarias, sólo quedara esa pesadez en su estómago y sus sobresaltos? Más del que le gustaría admitir, siendo sincero. Habían tenido que pasar noches en las que tenía que dormir solo, tardes de disculpas vergonzosas, de conversaciones aclaratorias y muchas, muchas citas con la terapeuta. Pero ahí estaba él, acariciando las mejillas del castaño mientras correspondía un beso, sonriendo cuando ésta los arropaba. – Gracias… - Admitió bajito.

- ¿Seguro que estás bien? -Logan insistió, preocupado. Y Emett sabía que tenía que decirlo, no porque el otro lo obligara, sino más bien… porque no sabría qué hacer con la nueva información ahora que la tenía.

Tomó aire, volteándose para no tener que darle la cara al momento de decirlo. – Creo que encontré a mi madre.


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