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¿Tu pasado o el mío? por only_hope

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Notas del capitulo:

¡Buenas tardes!
Espero les guste el capitulo (; 

Pensar en su infancia, en realidad era algo complicado. No había recuerdos como tal, no más de lo que siempre había considerado esencial y lo que su mente no era capaz de borrar. Pero si quedaban esas emociones y esos días. Días en los que esperaba que, de alguna manera, la mujer que le había dado la vida apareciera de nuevo.  
Días en los que escuchaba a esos horribles hombres hablar de lo divertido que era doblegarlo, de lo fácil que era desecharlo. Y ahí estaba él. Desechado en un lugar de mala muerte. Sin valor, sin saber lo que era la libertad, pero a sabiendas que esa mujer se la había arrebatado.

No recordaría risas, o momentos de calidad, pero si se recordaba sufriendo, esperando que alguien que ya no conocía lo sacara de ahí junto con su hermano. Pero eso nunca pasó.

Logan lo había escuchado tratar ese tema con su terapeuta, sabía lo doloroso que era para Emett tocarlo, así como lo era para él hablar de su propio pasado. Y aun así estaban ahí tumbados en la cama, escuchando pacientemente lo que tenía que decir ahora que tenía nuevas noticias de aquella mujer.

—El papá del amiguito de Danny...— Comenzó una vez que recuperó la compostura. — Es hijo de una amiga de ella... tenía la vaga sospecha, pero cuando me vio me reconoció. Él y su madre no sabían lo que ella me hizo a mí o… a Dan. — ¿Por qué seguía siendo tan difícil hablar de ello? Parecía que tenía que obligarse a sacar ese nombre de su pecho y no tener que detenerse a sollozar. — No supe como zafarme de la conversación... supongo que fue suficiente para corroborar que sí era yo hijo de ella...

—No tienes que darle explicaciones si no quieres — Logan no sabía qué opinar al respecto. Era algo tan delicado como desconocido. No sabía tampoco por dónde empezar a abordar el torrente de emociones que le provocaba ver a su esposo ahí, herido, contrariado y frustrado frente a él por culpa de las cosas que la vida parecía no querer soltar.

—Tiene Alzheimer — La voz del rubio era un enigma al pronunciar aquello. Dándole la espalda aún. Seguido de la declaración, una risa amarga escapó de sus labios. — Qué fácil es la vida de algunos. Destruyes la vida de alguien, lo olvidas y otros tienen que aprender a lidiar con ello. Al parecer ahora está sola, él la dejó y está sola en casa con su Alzheimer, su amiga visitándola y Jesse. Quién quería saber por qué yo no tengo pista de ella.

—Es una mierda — La sola idea le revolvía el estómago y no sabía si era por la frustración que le causaba ser consciente del daño que le hizo ella a Emett, o la culpa que acarreaba al saber que, él había contribuido a que ese daño también. Emett se encogió en su lugar, abrazándolo y escondiendo la cabeza en su pecho. —¿Por qué? — Balbuceó — Todos los días tengo miedo de despertar y que todo sea un sueño. Si alguien ordena algo en frente de mí, me siento culpable por no tener que obedecer también. Tengo que obligarme a elegir cosas y a no llamarte cada vez que tenga que hacerlo y ella aparece, así como así.

Logan acarició suavemente su cabello, a oscuras como estaban, era algo que tendía a hacer para calmarle. Le abrazó de vuelta. — Esas cosas pasan, Em. Pero, ¿Sabes? Al final del día, tú eres quien decide quién se queda y quién se va de tu vida. — Puntualizó. Emett se acurrucó entre esos brazos, sollozando el dolor que su corazón no podía dejar ir aún. — No quiero volver a verla nunca... — Admitió.

-Entonces no tienes por qué hacerlo — No tenía idea de cómo le hacía él para calmarle con apenas un par de palabras; sería por el tono conciliador que utilizaba, por la facilidad con la que todo se escuchaba cuando lo decía, o alguna otra razón, que, en verdad, en verdad quería creer que todo era así de sencillo. Asintió aún escondido entre esos brazos, dejando salir aún su llanto.

Había cosas que no cambiarían con el paso de los años, sí. Pero también, dentro de todo, había cosas que prefería que siguieran siendo así.

¿Cómo definiría su vida? Nada más que un repulsivo y miserable desastre.

Las cosas que tenía eran gracias a Louis, quien no paraba de recordárselo, de querer obligarlo a hacer las cosas mejor. Pero, ¿qué sentido tenía ya? Su vida era una pendiente y no sabía en qué momento le fue imposible no caer en picado. Sin retorno, sin nada a qué aferrarse. Sólo miedos y rencores que habían consumido lo mejor de él, dejando a su paso nada más que podredumbre.

La luz parpadeante del foco terminó por fundirse. James soltó un bufido de evidente frustración, cosa que se volvió aun más notoria en su llamado para el idiota que tenía por mascota.              No hubo respuesta alguna, cosa que, a esas alturas ya no le sorprendía. Caminó entonces él hasta su habitación, donde lo encontró.

¿Qué tan miserable era su vida? Que recordase, su esclavo, aunque varón, solía ser bonito. Con ojos grises, suave cabello negro, y un cuerpo amoldado a sus gustos. Pero como todo lo que llegaba a su poder -y a su vida, en general-, tendía a volverse una versión rancia y rota de lo que alguna vez fue. El muchacho en cuestión se mantenía quieto, tumbado en el suelo, con tantas heridas sobre la piel que era imposible saber cuál era la que le impedía levantarse correctamente.

Aun con esas, James lo tomó por el cabello, haciéndolo levantarse y llevándolo casi a rastras hasta donde él estaba. – Cambia el jodido foco – Le ordenó. Y no sabía si lo decía para entretenerse, o porque realmente le fastidiaba la situación. Pero se quedó ahí, viendo el chico de cabellos oscuros tomar el dinero que le dio, para ir a la tienda por una nueva bombilla.

Normalmente, los esclavos no acostumbran salir de las casas, pero la verdad era que cada viaje como ese, él aprovechaba para salir al menos una vez de ese infierno. ¿Por qué había sido esa vez? Ya no lo recordaba, ni siquiera creía que hubiera una razón en especial. Su amo lo odiaba, y él como saco de boxeo, simplemente debía quedarse quieto y esperar los golpes. Entró cabizbajo al local acostumbrado. Todos en esa calle lo conocían y sabían lo que era, por lo que ya estaba acostumbrado las miradas de pena y asco que inspiraba. No le sorprendía entonces el asombro apesadumbrado del tendero mientras pedía la bombilla.

¿Cómo luciría en ese momento? Seguramente su rostro estaba aun muy hinchado, y sus muñecas aun tenían las magulladuras después del castigo del día anterior. Por no mencionar el punzar y las cicatrices del resto de su cuerpo.

Siempre que se acercaba de nuevo a esa casa algo en su interior se removía, no podría huir. No era como si lo hubiese intentado antes, pero… no se atrevía.

Una vez dentro de la casa hizo por subirse a una silla y cambiar el foco ya fundido. Sus piernas punzaban, al igual que sus brazos y cadera mientras seguía con su labor. Apretaba los labios como podía, sabiéndose observado por su amo en busca del menor error que pudiera cometer.

Y no se equivocaba. James veía con fastidio cada paso que daba. No era feliz, y el círculo de odio en el que se había metido sólo le permitía desquitarse con quien tenía más cerca. Observó su teléfono, el cual seguía vibrando mientras le daba un sorbo a la botella de cerveza que traía en la mano. Su madre…

Un mensaje de texto apareció en vista que no había respondido:

“El hijo de Logan va a cumplir siete años.            
Le organizarán una fiesta y vendrán varias personas…  
me gustaría que estuvieras aquí también”

El estruendo provocado por la botella al estallar en el piso hizo que el esclavo se alejara al instante, no notaba lo iracundo que estaba hasta que se encontró con la mirada aterrorizada de su mascota, y tal visión sólo conseguía molestarle más.

¿En qué momento terminó de cambiar el foco? Eso ya no importaba. ¿Así que ese repugnante esclavo seguía infectando como parasito la vida de su hermano? La bofetada que le propinó fue lo suficientemente fuerte como para sacarle un sollozo a esa alimaña. Un golpe llevó a otro, y otro, y otro más. Lo tumbó al suelo, dejándose llevar por la rabia que sentía, no fue consciente de qué tanta influencia tenía el alcohol en sus acciones hasta que comenzó a asfixiar con sus manos al esclavo, quien lloriqueaba en el suelo, pataleando como podía.

Lo soltó, viéndolo entonces toser bajo su cuerpo, buscando recuperar el aire.

-No eres más que una repugnante cucaracha – Bramó, llevando de nuevo una mano al cuello del muchacho, viéndolo tensarse ante la posibilidad de repetir aquello. James rio con amargura, su vida era tan carente de sentido, y luego estaba la del esclavo, sin ningún tipo de valor. Y aún así, el otro no paraba de temblar bajo su toque. -¿Esto te da miedo? – Inquirió, tomando uno de los vidrios de la botella que estaban en el suelo, alzando la playera que el esclavo traía para delinear el fragmento de cristal sobre la piel magullada del esclavo, vagamente, recordaba que en un principio, el esclavo bajo su cuerpo era tan… impasible y silencioso. Parecía saber ocultar las emociones a la perfección con una expresión fría y apacible. Ahora algo tan sencillo como aquello era suficiente para hacerle llorar y cerrar los ojos.

Pasó su mano por una de las mejillas empapadas. – Tú harías lo mismo que esa otra perra, ¿verdad?

El esclavo no comprendía. Tragó saliva, viendo con miedo al otro bajarle el pantalón como si no fuera nada, acariciando con brusquedad su miembro. – Si fueras un doncel, no sería nada difícil embarazarte. – Dejó escapar un quejido al ser volteado por la fuerza, aterrado por la posibilidad que le hiciera algo con la botella rota. – Te embarazarías, y harías lo posible por treparte en mi vida, ¿verdad?

¿De qué estaba hablando? Sintió los labios ajenos ir besando su nuca, para después sentirse más vulnerable al estar nuevamente desnudo frente al otro. Seguido de la fría sensación de más besos recorriendo su espina dorsal. – Con tal de no vivir como el asqueroso bicho que eres, harías lo que fuera, ¿no es así?

James no entendía, introdujo sus dedos de golpe en el interior del esclavo, escuchándole lloriquear aun entre sus brazos. Claro, una cosa era esa alimaña, y otra distinta era la puta que tenía su hermano en su poder. Pero igual no debía haber mucha diferencia.  Lo volteó boca arriba, abriéndole las piernas para continuar con lo que estaba haciendo. Tomó con una mano las dos de él, inmovilizándolas mientras besaba hábilmente los labios contrarios.

Pero seguía sin comprender. Poco a poco, los besos fueron descendiendo. Su mano libre continuó abriéndole paso entre la ropa del muchacho, acariciando entonces su miembro. Parecía que con cada caricia y beso los forcejeos y chillidos bajaban de intensidad. James se separó, y, tal y como lo esperaba. Una evasiva mirada de terror era todo lo que obtenía.

Creía que la ira subiría por su garganta a ese punto. Pero era algo que ya se esperaba. Una reacción que incluso le aburría. Se apartó sin gesto alguno en el momento en que un mensaje llegó. Esta vez no era su madre. La persona que estaba esperando en realidad, estaba ya afuera.
Se levantó buscando las llaves, con las que destapó otra cerveza. – Vístete – Ordenó al chico que no dejaba de temblar en el suelo.

-Linda casa – El hombre del mensaje ladeó la cabeza al decirlo.  Era una casa bonita, ciertamente. Lo que discordaba era su propietario. Quien abrió sin hacer un solo comentario. - ¿Fue regalo de tu papá?

-Algo así – Reconoció mientras abría el portón, se tambaleó. James estaba bebiendo, y su invitado al notarlo, tiró de su saco para besarlo. El agrio sabor de la cerveza se mezcló con el de sus bocas. James no lo había llamado cuando se mudó hasta acá, y el mero pensamiento le hizo tomar su cintura para acercarlo más. No le quedó de otra más que reír en el momento en que el castaño lo apartó. - ¿En serio, Dean? Estamos en la calle.

- ¿Cuál es el problema?  – Opinó Dean, pero lo dejó estar. El semblante irritado del otro le hizo preguntar – Pasó algo, ¿no? ¿Todo en orden?

A ese punto, James se limitó a abrir la puerta de la casa.  Tal como esperaba, el esclavo no estaba ya en la sala.  Se dejó caer en el sillón con su cerveza. - ¿Vienes a hablar o a coger?
Dean suspiró. Odiaba ver al menor en ese estado. No estaban sus acostumbradas bromas, ni una sola sonrisa, no había coqueteo alguno de por medio. De cualquier forma, hizo lo propio; mientras abría una botella de cerveza, lo observó irse quitando el saco y la camisa. Una sonrisita se dibujó en sus labios.

¿Qué era lo que tendría en la cabeza? Lo supo en el momento en que tomó su teléfono. Los mensajes de Sofía venían acompañados de una fotografía que, al estar a solas abrió. El niño del que hablaban los mensajes sonreía ampliamente. Dean se mandó a su propio teléfono la foto. Tal como esperaba, la dirección que le encargó a otro de sus empleados ya estaba en su poder también. Acarició con cuidado el cabello de su… ¿qué sería? ¿novio? ¿Acompañante? Ni siquiera él lo sabía. James seguía dormitando sobre el sofá en ese momento. Suspiró, si era un tema que al otro le irritaba él tenía la solución.

Notas finales:

¡Gracias por leer!
En mis otras historias pongo canciones como recomendaciones semanales. y la verdad es que me emociona poner aquí también
Esta es la recomendación random de la semana, espero les guste!

Beach Weather - Sex, Drugs, Etc. // traducción al español (youtube.com)


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