-No sabes cuánto los voy a extrañar – La voz llorosa de Vanessa era apenas amortiguada por el quejido de Danny al ser abrazado por la adulta. - ¡Tía! – Se quejó, pero su malestar no duró mucho; con sólo ver la cara de su madre, quien fue el siguiente que ella abrazó.
- Vas a llamarnos cuando se acerque la fecha en que nazca tu bebé, ¿cierto? – Emett preguntaba, a pesar del abrazo, buscó con la mirada su esposo. - ¿La cita para lo del pasaporte cuándo es? Si… algo pasa… - La risita de quien desde hace tiempo llamaba hermana lo tranquilizó, al tiempo en que ella acariciaba sus mejillas.
-Los llamaré cada vez que pueda. Sabrán cada detalle desde aquí…
-Eso espero – Derek dejó las últimas maletas en el suelo. Eran sus maletas de mano. – Que Mark te lleve al hospital para cada molestia, o toma las pastillas que empaqué, o llámame. No se te olvide que debes llamar.
El semblante afectado de ella pareció descomponer el del mayor. Emett se apartó para que ambos se acercaran como querían. Derek la abrazó para despedirse. Verlos así de alguna forma le recordaba ese primer encuentro que presenció. Ahora ambos se estaban despidiendo, lo mejor era darles su espacio. Eso era lo que pensó, cuando un brazo rodeó sus hombros. - ¿No te les vas a unir? – La expresión compungida del rubio siempre conseguía que Logan quisiera intervenir. Lo había preguntado en voz baja, a sabiendas que para Emett era importante no parecer obvio con sus problemas para los demás. Y Emett había parpadeado, en parte para disipar las lágrimas que se querían formar en sus ojos, en parte porque no sabía qué decir.
Tosió, pensando en cómo responder cuando otros bracitos lo empezaron a empujar en dirección a Derek y Vanessa. El niño también lo había entendido. Quiso protestar, pero, al alzar la vista, los otros dos lo miraban expectantes.
Era un abrazo de despedida familiar.
Y en esa familia no nada más eran ellos dos.
Derek se movió para darle un espacio. Había gestos que difícilmente el tiempo se llevaría; el que el muchacho rubio titubeara al separarse de Logan, siendo jalado por el niñito castaño, su nieto, hacia su encuentro. Era una de ellas. Cuando Emett se les unió junto con Danny, tanto Vanessa como él afianzaron el abrazo. Después de todo, sin importar cuántas veces Emett se sintiera apartado, estarían ellos para recordarse que no era así. Nunca más.
Al apartarse, Vanessa notó que ni su hermano ni su sobrino querían hacerlo. Le dio un último apretón, escuchando un “Te voy a extrañar” de parte de Emett. Rio por lo bajo, acariciando su cabello suavemente. Aún así, la voz rota eventualmente la delató – Y yo a ustedes. Pero no será para siempre. Me van a visitar, ¿no?
La llamada del altavoz y el llamado de Mark les avisaron que ya era hora. El esposo de la chica iba recogiendo el equipaje por lo que mejor optó por ayudarles. Cuál fue la sorpresa de Logan, cuando un pronunciado abrazo de parte de ella lo encontró. – Cuidas mucho de mi hermano y mi sobrino, ¿eh? – Decía ella al separarse.
Rio de buena gana, pero asintió – Daré lo mejor de mí. – Había prometido.
Eso fue lo que prometió. Y sabía que, aunque en medio de bromas, la petición estaba muy bien infundada.
…
Si bien, no podría decir que no tenía queja alguna con lo que hacía y lo que ganaba, reconocía que había una cosa que extrañaba de ese empleo que su padre le había facilitado ni bien salió de la universidad, y esa sería la accesibilidad que tenía con su horario. Y no tener tantos inconvenientes por los que pasaba cualquier persona normal al empezar en cualquier empresa. No volvería, eso era seguro, pero debía admitir que echaba de menos aquellos espacios en los que no tenía la gran cosa de pendientes, podía darse el día, o salir más temprano. O lo estable que era el horario de trabajo y el flujo en el que sus deberes llegaban. Ahora, después de buscar en diferentes opciones laborales, había días en los que tenía que llevarse parte de su trabajo a la casa, o que se sentía saturado por momentos con números, solicitudes y cantidades de entrada y salida.
Y, aun con esas, había fragmentos de lo sucedido el día anterior que no podía apartar de su pensar.
Logan dio un suspiro, apartando la vista de las carpetas que tenía en mano. Nunca volvería a su trabajo de antes. Ni tampoco pisaría por cuenta propia la casa de sus padres, aunque tenía una vaga idea de cómo iba la relación de ambos por los comentarios de su madre y de los esclavos que ocasionalmente ella llevaba a su casa. Nunca mediaría palabra con su padre como antes… o con James…
¿Qué era lo que sentía al respecto? A veces, diría que frustración, después de los intentos que tuvo por acercarse a su hermano y tratar el tema, o los enfrentamientos que tuvo con su padre para que le dejara en paz. Otras veces, el resentimiento y las nauseas por lo que habían hecho parecía anular cualquier buen recuerdo que tuviera con ellos… otras… no podía decir a ciencia cierta lo que sentía al respecto.
Su familia estaba contaminada de mentiras, odio y una asquerosa condescendencia que a la larga sólo les había traído dolor. ¿Pero entonces por qué le seguía afectando que Louis ni siquiera fuera para desearle un feliz cumpleaños a su hijo? ¿Por qué le incomodaba y hería no saber qué decir si Danny le preguntaba por su hermano?
Y luego, estaba también la situación con Emett…
-Esos papeles no se van a revisar solos… — La voz de su jefa llamó entonces su atención, puntualizando lo que se suponía tenía que estar haciendo al lugar de pensar en cosas que no tenían cómo resolverse. Asintió, viéndola alejarse con una sonrisa condescendiente que a Logan le parecía de lo más fastidiosa, pero de la que no se quejaría tampoco.
Continuó con sus revisiones; divagando aún con ese último pensamiento. Dentro de lo que cabía, él ya había tomado sus propias decisiones, su familia no iba a cambiar nunca. Emett, por su parte, tenía problemas internos mucho más complejos. Una posibilidad que antes ya había considerado apareció nuevamente en su mente. Buscó papel y lápiz, anotándolo esta vez para no olvidarlo de nuevo, apresurándose a hacerlo en cuanto su teléfono comenzó a vibrar, ladeó la cabeza, leyendo con cierta ironía el nombre de contacto en la pantalla.
Bien dicen que uno termina invocando sin saber. - ¿Qué pasó mamá? – Balbuceó, pretendiendo seguir hojeando las hojas con cuentas en tanto volvió a escuchar los pasos de su jefa por el cubículo.
Desde su lado de la línea, Sofía tenía la respiración inestable. Parecía contener el llanto y fracasando en el proceso. Cosa que lo alarmó. – Danny desapareció.