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14. El Lobo de Jaejoong por dayanstyle

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Notas del fanfic:

si si siiiiiiii..... la pareja de Yunhooooooo es Jaeeeeeee

Notas del capitulo:

disfruten el cap 

a leer

 

      El doctor Kim Jaejoong se frotó los ojos con la punta de los dedos, bostezó ampliamente y se dejó caer en la cama. Acababa de terminar un turno de cuarenta y ocho horas. Finalmente había terminado.

      La mayoría de los doctores trabajaban muchas horas— algunos se habían acostumbrado a eso—pero Jaejoong lo odiaba. A menudo pensaba en abrir su propia práctica privada. Sabía que disfrutaría el tener un horario normal, pero su padre estaba en contra de eso.

       El doctor Kim Yong Jun, el padre de Jaejoong, tenía muchos títulos después de su nombre, tantos que podría colocarlos en orden alfabético. Pero eso no era lo que Jaejoong quería. Él no quería ser ese tipo de doctor. ¿Qué pasó con curar a los enfermos con la mejor de las atenciones y cuidado?

 

      El doctor Kim Yong Jun había planeado toda la vida de Jaejoong. El problema era que nunca se molestó en consultar a Jaejoong. Viendo hacia el techo con solo una sábana cubriendo su desnudo cuerpo, Jaejoong deseaba poder mudarse a un pequeño pueblo, trabajar en una pequeña clínica y sentir que era parte de una comunidad. Una práctica privada en una pequeña clínica era preferible a un gran hospital en donde solo se preocupaban por si tenías seguro o te trataban como si fueras un número en su gráfico. Él quería más que solo apresurarse sobre alguien, coserlo y luego enviarlo de regreso por donde había venido.

 

       La mayoría de los doctores pensaban que estaba loco por preocuparse tanto por dar ese extra. Jaejoong pensaba que ellos habían olvidado sus votos y necesitaban un curso que se los refrescara.

Incluso su padre lo había comprometido. «Comprometido». ¿Qué sucedería si encontraba a alguien de quien enamorarse y quisiera establecerse? ¿Cuándo todo eso se había vuelto tan formal?

 

     Jaejoong se giró viendo hacia el armario mientras pasaba su mano a través de su cabello.

     Su compromiso era una broma. Jaejoong se había cansado de decirle a su padre que él era gay, ¿Y qué había dicho su padre sobre eso? ‘Eso no entra en los planes, mantenlo para ti mismo, cásate con Choi Soo Young, que es la hija del director del hospital’.

       Soo Young era una chica muy agradable, y estaba bien con toda esa situación. Ellos habían aceptado que no era lo que querían. Ella quería ser actriz y actuar en Broadway. Eso tampoco se ajustaba a los planes del padre de ella.

 

      Lo único rebelde que había hecho en toda su vida era trabajar en emergencias. La gente que llegaba ahí era de todas las clases sociales. Jaejoong disfrutaba conocerlos, hablar con ellos y ayudarlos más allá de solo tratarlos. Él llevaba las tarjetas de los refugios para desamparados, los refugios para mujeres maltratadas y de numerosos centros de asesoría para diversos problemas.

 

      Un día reuniría el valor para decirle a su padre que él no iba a vivir de acuerdo al doctor Kim Yong Jun. Un día.

      Jaejoong haría lo mejor para sí mismo. Había hecho otro acto de rebelión, retirando una bala de un hombre fuera del hospital y en la privacidad y confidencialidad de la casa de Kim JongIn. Eso había sido emocionante, se sintió como algún tipo de agente secreto. Él se había rehusado a que le pagaran, para él era como levantarle el dedo medio a su padre.

       Se giró de nuevo, preocupado por cómo iban las cosas en su vida. Tenía que lograr dormir algo. Soo Young y él se iban a reunir con sus padres en el country club más tarde esa noche. ¿Quién le programó una cena después de un turno de cuarenta y ocho horas?

El doctor Kim Yong Jun, claro.

      —Jaejoong, querido. —Soo Young aceptó un casto beso en

la mejilla.

      —Soo Young, tan encantadora como siempre. —Jaejoong le sostuvo la puerta permitiendo que su prometida se sentara en el asiento del pasajero.

      Jaejoong inclinó la cabeza, saludando al mayordomo mientras rodeaba el carro y entraba en él. Soo Young soltó una respiración. —Finalmente, solos.

      —Lo sé. Si tu mayordomo se acercaba más a nuestros culos podría decirme qué había comido.

      Soo Young se rió. —Eso es cierto. ¿Realmente necesitamos ir a ese aburrido country club? Tengo boletos para ir a ver una obra de teatro.

      —Nuestros padres hicieron tiempo en sus apretadas agendas para comer con nosotros. Lo menos que podemos hacer es asistir. r13;Jaejoong usó su más arrogante voz, haciendo su mejor esfuerzo por oírse como su padre, con un éxito total. Eso lo asustó.

     —Siento que hoy estoy algo deshinibida, voy a emborracharme y abochornar a papi —Soo Young declaró mirando por la ventana.

      —No dije que tengamos que quedarnos todo el tiempo, sólo mostrarnos. —Jaejoong movió los cambios dirigiéndose hacia el country club.

      —Oh sí, me gusta la manera en que piensas. Quizás podríamos ir a un club nocturno. Hay muchos chicos atractivos para ti y para mí.

       —Trato. Vamos a cenar con ellos, pretendemos que tienes tu ciclo menstrual o algo así y nos salimos temprano.

      —Eso se llama un periodo. —Soo Young rodó los ojos mientras buscaba en su bolsa—. Los hombres gay nunca pueden entender eso.

 

—Doctor, ¿hola?

 

      —Solo llévanos ahí. Yo lograré que salgamos en menos de veinte minutos. —La atmósfera en el carro cambió, ambos se sentían emocionados de que podrían liberarse y hacer lo que ambos querían, buscar un chico atractivo.

 

      Jaejoong renuentemente llevó el carro hacia el country club y le entregó las llaves al valet. Entraron a través de las grandes puertas de cristal ornamentadas y vieron a sus padres unas mesas más allá. Jaejoong escoltó a Soo Young en esa dirección.

 

      Ellos ordenaron la cena, Jaejoong los cautivó hablando de los asuntos del hospital, mientras esperaba pacientemente la gran actuación de Soo Young.

 

    Fiel a su palabra, ella hizo pucheros tomándose su bajo abdomen. —Papi. Mis cólicos empeoraron. Quiero ir a casa.

—¿Qué síntomas tienes?

     —Cólicos, inflamación, dolor de ovarios y un enorme dolor de cabeza.

      —Uh, correcto, eso es algo con lo que tu mamá puede ayudarte. Jaejoong, ¿puedes ser tan amable de escoltar a mi hija a casa?

       —Si, señor. —Jaejoong luchó con todas sus fuerzas por no sonreír. Él tuvo que morderse el interior de la boca ante las habilidades de Soo Young. Si él no supiera que ella estaba mintiendo le hubiera creído totalmente.

 

      Soo Young interpretó el papel hasta que estuvieron fuera del club y de su vista. —Infiernos, sí, vamos de fiesta —ella gritó.

      Jaejoong no pudo evitar reírse. Ella era tan libre. Soo Young era genial para tenerla de amiga, no tan genial para tenerla de prometida. No tenía la anatomía correcta que él prefería.

       —Necesito cambiarme. —Soo Young abrió su bolsa, se quitó el pantalón de vestir, lo dejó en el asiento y se puso una minifalda. Después se desabotonó la blusa y la dejó a un lado y se puso una blusa roja sin mangas y cuello halter. Sus zapatos de diseñador de charol y sin tacón fueron puestos a un lado y se puso unos tacones.

 

—Buen Dios, mujer, ¿qué tan profunda es esa bolsa?      —Lo suficientemente profunda —se carcajeó—. Esperaba que pudiéramos ir de fiesta y me preparé para eso. —Ella sonrió y levantó su bolsa sin fondo.

      —¿Cuál es nuestra frase código?— Jaejoong preguntó mientras tomaba la interestatal.

—Este club es ridículo.

       Jaejoong asintió. Ellos habían ideado la frase para avisarle al otro si alguien los estaba molestando. No es que Jaejoong no pudiera pelear. Es solo que no debía.

 

       Necesitaba sus manos para operar, y eso sería muy difícil si tenía yeso o alguna férula. Si uno de ellos decía la frase, ellos se iban. Demasiadas veces los hombres con los que se encontraban no querían un no como respuesta. Eso no siempre terminaba bien. Ya en una ocasión había tenido una luxación en el meñique durante una pelea y su padre tuvo que arreglarlo. A Jaejoong no le importaba eso. Lo que le importaba es que eso no le permitió entrar en ninguna cirugía mayor o menor.

Usar la frase código era una más sabia decisión.

       Jaejoong entró al estacionamiento del club nocturno. — Vamos, JaeJae, vamos a bailar. —Soo Young estaba fuera del carro incluso antes de que terminara de estacionarse.

  —Tranquila, Youngie. —Jaejoong se reía. Guardó las llaves y se quedó viendo el edificio durante un momento. Caras anónimasse amontonaban en la entrada, todos queriendo pasar un buen momento.

      Tenía que haber más en la vida que esto. Ser controlado por su padre y forzado a buscar sexo sin sentido en clubs nocturnos.

 

      Jaejoong quería más. Él quería un hogar con una amorosa pareja, un trabajo en el que pudiera tener el tiempo para conocer no solo al paciente sino también a la familia. Llamarlos por sus nombres y conocer sus historias sin necesidad de ver los expedientes.

      —Necesito un duro pene esta noche. ¿No quieres uno tú también?— Soo Young se reía graciosamente mientras entraba al club.

       Jaejoong caminó entre la multitud hacia la pista de baile. El lugar estaba lleno y vibrando. En ese lugar podía perderse a sí mismo, un lugar para olvidarse de su planeada vida, olvidar que era el hijo del doctor Kim Yong Jun, incluso si se sentía como la más solitaria persona en un cuarto lleno de cuerpos sudorosos.

 

      Él bailaba con Soo Young pero revisaba a la concurrencia en busca de un potencial amante de una sola noche.

Colocando las manos en los hombros de ella, Jaejoong vio a un caliente chico que le sonreía. —Creo que anoté.

     —No es justo, yo también quiero conectar. —Soo Young hizo un puchero.

      —Sigue bailando de esa forma y lo tendrás, cariño. —Jaejoong palmeó el trasero de ella y se acercó al chico. Cerró los ojos cuando el extraño se movió atrás de él.

      La sangre de Jaejoong estaba hirviendo. El extraño se movía detrás de él, tomó sus caderas y jaló su espalda hacia el pecho del extraño. Soo Young se movía alrededor de ellos, presionando su coño en el muslo del extraño.

 

      —Lo siento, cariño. Solo tengo ojos para él. —La voz del hombre era profunda y seductora, llenándo los pensamientos de Jaejoong con sucias imágenes de un duro pene entrando en su culo. Eso podría carecer de sentido pero al menos era algo en este momento.

       Soo Young lanzó la cabeza hacia atrás y se carcajeó. —Lo sé, pero si sigo bailando de esta forma, mi chico caliente podrá venir.

El extraño sonrió. —Entonces seguramente funcionará.

       Jaejoong dejó caer la cabeza hacia atrás a un sólido pecho. El duro pene pulsaba contra su culo haciendo que quisiera bajarse los pantalones justo ahí en la pista de baile. Había pasado mucho tiempo. Mucho tiempo desde que había sentido a otro hombre dándole lo que él deseaba.

 

—HyunJun —el hombre murmuró en su oído.

—Jaejoong —el contestó.

      —Quiero joderte, Jaejoong —HyunJun gruñó en su oído mientras tomaba sus caderas, jalando el culo de Jaejoong hacia su pene cubierto con la mezclilla. Jaejoong casi pierde su carga ahí en la pista de baile. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido sexo. Con las horas que trabajaba era un milagro que tuviera algo.

      —Y quiero que me jodas. —Jaejoong entrelazó sus dedos juntos detrás del cuello de Hyung Jun mientras se movían con la música, sus cuerpos se movían de un lado a otro. Podía sentir el duro pene de Hyung Jun presionando su culo, y su cuerpo se estremeció con el contacto, su agujero se apretaba ante la excitación de lo que iba a venir.

 

—¿Cuarto de baño?

     —Sí. —Tomó la mano de HyunJun, jalándolo en dirección de conseguir ser jodido.

     —¿Qué acerca de tu amiga?— HyunJun preguntó a Jaejoong acercándose al cuarto de baño.

    Jaejoong se carcajeó. —Ella estará bien, hasta que regrese.

r13;Soo Young parecía verse indefensa, pero ella estaba lejos de eso.

 Cualquier persona que la molestara se arrepentiría tan pronto como la letal rodilla de ella hiciera contacto con su ingle.

      —Se oye bien para mí. —HyunJun siguió a Jaejoong al interior del cuarto de baño, empujándolo contra la pared tan pronto cerraron la puerta.

 

      —Tranquilo, no lo hago rudo. —Jaejoong empujó a HyunJun hacia atrás.

      —Bájatelos —HyunJun gruñó, sus ojos se entrecerraron ante las vacilaciones de Jaejoong.

     Jaejoong Se ruborizó. Esto era algo aislado. ¿Por qué se preocupaba por querer algo más? Ellos no se acurrucarían después. —¿Condones?

      —No lo necesitamos. Estoy limpio —HyunJun alcanzó a Jaejoong.

      Jaejoong palmeó su mano alejándola. —Infiernos no. Nosotros no haremos ni una maldita cosa sin uno. —No solamente Jaejoong estaba sano, sino que era doctor y sabía que había todo tipo de aterradores bichos en el pene de un hombre que podías pescar cuando lo haces al natural. «No había ni una sola oportunidad en el infierno». Si hubiera sabido que anotaría aquí hubiera metido algunos en su bolsillo.

      El servidor automático en el cuarto de baño estaba vacío, y ninguno de ellos tenía. Quizás Soo Young tenía.

    —Voy a preguntarle a mi amiga. Quizás ella tenga uno.

r13;Jaejoong se dirigió a la puerta.

      —Te dije que no necesitamos uno. —HyunJun empujó a Jaejoong contra la pared. Él tuvo que girar la cara o se arriesgabaa que se la aplastara contra el horrible azulejo amarillo.

 

     —Demonios, apartarte de mí. —Jaejoong luchó y se empujó hacia atrás liberando sus manos de HyunJun, si es que ese era su nombre real, y que lo empujaba por detrás. Qué jodido psicótico.

       —Sé que te gusta rudo. A todo el gay le gusta —gruñó en el oído de Jaejoong.

       —¿Qué persona psicótica te dijo eso?— Jaejoong lanzó duro su cabeza hacia atrás golpeando la cara de HyunJun. El hombre dejó ir a Jaejoong y tomó su adolorida cabeza. Oh infiernos, en la película se veía demasiado fácil. Se tambaleó un poco, sintiéndose un poco mareado. Se apoyó en el lavabo esperando no desmayarse sobre el sucio piso del cuarto de baño.

 

       —Quebraste mi jodida nariz. —HyunJun veía sus manos con horror, la sangre manchaba su mentón y camisa—. Tú, Jodido — gruñó y lanzó un puñetazo a la nariz de Jaejoong.

 

       Su cabeza se fue hacia atrás con el impacto. —¡Ah, joder!— Jaejoong se movió alrededor. Su cabeza se sentía como si fuera a explotar. ¿Terminaría la noche con múltiples lesiones en la cabeza? Se giró abrió el grifo del agua fría y se echó agua en la cara deteniendo el sangrado. Inclinó la cabeza hacia atrás y se pellizcó el puente de la nariz.

 

       —Lo siento, yo, uh, no quería que las cosas terminaran así — dijo HyunJun mientras trataba de limpiarse. Le dio a Jaejoong un puñado de toallas de papel.

     Jaejoong las tomó. —¿Qué sucede?— humedeció las toallas de papel y levantó la cara un enorme dolor de cabeza se agregó a sus problemas.

     Eso se iba a hinchar. No había manera de que pudiera esconder eso.

     —Atrapé a mi pareja de mucho tiempo engañándome. Supongo que estaba resentido y quería desquitarme con alguien

r13;dijo HyunJun metiendo las manos en los bolsillos y mirando al suelo.

      —No es la manera de manejar las cosas. Trataste de violarme.

      HyunJun levantó la cabeza, su cara estaba pálida, su boca abierta. La sangre solo hizo su expresión más dramática. —Yo–yo, eso, oh, joder.

      —Relájate. Si me prometes no hacer esta mierda de nuevo, no presentaré cargos. —Jaejoong sacó una tarjeta de su cartera— . Ten, es el nombre de un muy buen consejero que puede ayudarte a superar eso. —Guardó su cartera en el bolsillo mientras le daba la tarjeta.

      —Lo prometo, lo juro. —HyunJun con una mano temblorosa tomó la tarjeta—. ¿Llevas esas tarjetas a todos lados?

      Jaejoong se encogió de hombros, arrepintiéndose con un gesto de dolor. —Soy doctor. Esto es lo que hago.

      Hyung Jun se limpió la garganta viéndose asombrado. — Realmente lo siento. —Levantó la tarjeta—. Te prometo que los llamaré. Nunca he hecho nada como esto en mi vida. Soy contador, por el amor de Dios.

       —Entonces vamos a bailar, ahora que tenemos narices que combinan. —Jaejoong sabía que debería irse a casa y ponerse hielo. Joder, su padre le gritaría. Él ayudó a alguien esta noche, y esa era la razón primordial por la que se había convertido en médico.

     —¿Qué infiernos te sucedió, JaeJae?— Soo Young preguntó cuando Jaejoong se unió a ella en la pista de baile.

      Jaejoong miró hacia HyunJun, quien tenía la cabeza baja. — Eso fue bueno.

       HyunJun levantó la cabeza y lo miró bajo sus pestañas. Se veía asombrado y agradecido y con una pequeña sonrisa en los labios. Le asintió a Jaejoong. —Lo prometo.

       Jaejoong perdió el deseo de bailar y guió a HyunJun afuera. De nuevo el deseo de tener a alguien que llamara suyo lo jalaba mientras caminaban a lo que asumía era el carro de HyunJun.

      Los dos se sentaron en el cofre, observando a la gente entrar y salir de la fiesta. El aire en la noche era cálido y se veían las estrellas, bueno las que se alcanzan a ver en la ciudad. Jaejoong amaba ver las estrellas, pero el tiempo era un obstáculo que evitaba verlas. Ellos debieron haber estado dentro del club más de lo que recordaba, había pasado del atardecer al anochecer.

 

      ¿Por qué la vida no podía ser simple? Creces, vas a la universidad, consigues un título, y entonces lo usas haciendo lo que realmente te gusta. Lo que realmente quieres hacer. Sin padres que te indiquen el camino, ni extenuantes horas de trabajo, solo paz en cada minuto de tu trabajo.

 

—¿Un contador, huh?— Jaejoong quebró el silencio.       HyunJun soltó una respiración, se acostó sobre el cofre y entrelazó sus dedos sobre su pecho. —Si, no es algo que realmente quisiera hacer, yo seguí a mi papá y él a su papá y así sucesivamente.

      Parecía que ellos tenían algo en común. Jaejoong sabía cómo se sentía HyunJun. Vivir las expectativas de tu padre parecía robar una parte de tu alma cuando no era lo que querías hacer.

 

       —Conocí a Young Se hace tres años. Él era la perfecta pareja, al menos ante mis ojos. —HyunJun se encogió de hombros—. Imaginé que si no era feliz en el trabajo al menos podía ser feliz en mi casa. Lo que sucedió me pescó fuera del campo. Nunca lo vi venir. Llegué a casa temprano ese día, sabía que algo andaba mal cuando vi ropa regada en todo el camino hacia la recámara. Los oí, oí los gemidos.

 

       Jaejoong quería alcanzarlo cuando vio las lágrimas bajar por un lado de la cara de HyunJun, pero se contuvo. Podía ver el dolor en la mirada de HyunJun. Luchaba por contenerse, eso le rasgaba el corazón. Pero aun así no era excusa para lo que había hecho, ir de víctima a agredir a alguien más, no es la solución.

 

      —No quería abrir esa puerta y sabía que no podría vivir si no lo hacía. —HyunJun tomó una profunda respiración y siguió—. Ahí estaban, había miembros por todas partes y Young Se era tomado y tenía el culo al aire. Él nunca me dejó estar arriba, pero ¿repentinamente él era el de abajo? ¿Qué jodidos?

       Esa era la peor pesadilla cuando estás en una relación. —

 No sé qué decir, HyunJun. Young Se era un imbécil. Hazme un favor y usa la tarjeta que te di. Sé que parece que el mundo se derrumba alrededor de ti, pero tiene que mejorar. No te aconsejaría tener citas ahora. Te desquitarías con tu nueva pareja y eso no es justo para ninguno. —Jaejoong apretó el hombro de HyunJun tratando de darle algo de apoyo, mostrarle que le importaba a alguien.

 

      —Mierda, no puedo creer que la haya jodido contigo. Probablemente no vas a querer verme de nuevo, pero si obtengo la ayuda que necesito, yendo con el consejero, ¿podríamos quizás vernos en algún otro momento?

      Jaejoong sabía que no podía. HyunJun tenía un largo camino por delante. La agresión que había mostrado era solo una parte de profundos problemas, y él no se permitiría ser parte de eso.

r13;Consigue la ayuda que necesitas. Te prometo revisarte y veremos qué sucede.

 

—Supongo que eso estará bien. Gracias, Jaejoong.

      —Iré a revisar mañana. Si no has hecho la cita, entonces voy a presentar cargos. Sé que estoy obligándote a ir a la terapia, pero creo que a la larga te beneficiarás de eso. —Jaejoong se bajó del cofre, viendo si entre la gente que salía del club estaba Soo Young.

      —Quiero que sepas que soy serio en esto. —HyunJun sacó su cartera y de ella su tarjeta de presentación—. Ten, es mi información. Si no llamo para hacer la cita, será más fácil para ti encontrarme. —HyunJun le sonrió tristemente antes de entrar a su carro y alejarse.

 

      Con la tarjeta de presentación en su mano, Jaejoong se sentía mejor acerca de que él estuviera en las calles. HyunJun estaba dentro de un mundo de dolor. Esperaba que HyunJun se fuera a algún lado a dormir.

 

       Jaejoong fue a dejar a Soo Young una vez que ella se había cambiado a su conservadora ropa. Esa había sido un infierno de noche. Solo negó con la cabeza cuando un camión tocó la bocina ante el expuesto sostén de Soo Young. Ella realmente era hermosa. Si él fuera hetero, él estaría bien con todo esto. Pero verla cambiarse de ropa, no causaba nada en él.

 

      —Podemos inventar una historia. Decirle a tu padre que fuimos atacados en la farmacia cuando nos detuvimos a comprar medicina para el cólico.

 

       Jaejoong pensó que el ofrecimiento era dulce. —No voy a mentir. —Levantó las manos para detener lo que ella iba a decir—. No le diré dónde estaba ni que tú estabas conmigo, pero le diré que estuve en una pelea. Eso me hace sentir peligroso — Jaejoong se carcajeó.

Soo Young sacudió la cabeza. —Es tu cuello.        —Jesús, gracias, prometida —Jaejoong bromeó mientras ella salía del carro riéndose.

      Tomando una profunda respiración, Jaejoong dirigió el carro hacia la calle principal. Esta noche no fue exactamente lo que había esperado. En lugar de obtener una jodida, había hecho de consejero. Se sentía bien acerca de ayudar a Hyung Jun, pero aún seguía caliente como el infierno.

      Llegando frente a su casa, apagó el motor. Jaejoong salió yentró a la casa. Estaba oscuro.

Justo cuando iba a dejar el teléfono celular, éste timbró. Presionó el botón sin ver el identificador. —¿Hola?

—¿Doctor Kim Jaejoong?

      Jaejoong soltó la respiración. Él conocía esa voz. Nunca podría olvidar ese profundo timbre de voz que demandaba respeto y atención inmediata.

—Hola, Kim JongIn.

 

      — ¿Cuándo infiernos me ofrecí de voluntario para esto?— Yunho preguntó, mientras se chupaba el pulgar. Era la segunda vez que perdía una uña—. ¿Qué jodidos sé sobre arreglar techos?

     —No debiste abrir la boca —E.Den gruñó mientras se apoyaba en sus talones.

      Yunho lanzó sus brazos al aire. —¿Porque le dije a JongIn que el techo estaba filtrando me ofrecí de voluntario?— Vio su pulgar. Estaba más rojo que el infierno, pero afortunadamente él era un shifter y sabía que no habría daño permanente.

      E.Den rodó los ojos y señaló hacia Yunho. —Tú lo ves. Tú lo arreglas. Duh.

 

       Ese era el más loco lema que hubiera oído. ¿Quién en su sano juicio le dice a dos Centinelas que reparen un techo sólo porque notaron la filtración? Yunho se apartó de E.Den mientras movía su dolorido pulgar. Eso realmente dolía. —¿Cómo voy a hacer para poner la teja?— preguntó mientras levantaba el martillo.

     E.Den entrecerró los ojos señalando de nuevo a Yunho. — Mantén la boca cerrada la próxima vez —bufó.

 

       —Hojas impresas en línea de ‘cómo arreglar tu propio tejado no nos hace profesionales. ¿Por qué no puede contratar a alguien?— Yunho buscó en su cinturón y tomó un puñado de clavos. Tendría que ver cómo colocarlos sin que salieran hasta el otro lado del techo. Se colocó de rodillas. Está bien, esa no había sido una idea inteligente, ahora le dolían sus rodillas.

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw nenessss.. esta historia promete...


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