*Rechinido*
Un sonido captó su atención, eran las 2:30 de la mañana. No volvió a sonar, intentó dormir de nuevo.
*Rechinido*
El mismo sonido de nuevo, esta vez decidió investigar la causa. El kurta salió de cama intentando hacer el menor sonido para no despertar a su novio, Leorio. Porque sí, Kurapika y Leorio llevaban una relación desde hace unos meses, y no les importaba dormir en la misma cama, pero al parecer, no eran los únicos que la compartían.
El estresante rechinido venía de la habitación de al lado de su cuarto de hotel, estaban hasta el fondo del pasillo, y los únicos en la habitación de al lado eran cierto azabache un poco obstinado y un albino con fuerte temperamento.
¿Qué estarán haciendo? Se preguntó el rubio. Debido al sueño que sentía en ese momento no lo había captado, hasta que escuchó una leve voz que le hiso reaccionar.
“G-gon... ¡Ah!” Ese era Killua, ahora la imagen era clara, al parecer los dos adolescentes estaban teniendo un poco de diversión.
“Parece que a algunos les gusta divertirse” El kurta saltó sorprendido, no había notado que el pelinegro se encontraba atrás de él.
“¿Acaso usabas Zetsu? No te noté...” Su novio rió un poco.
“No, pero al parecer no estabas distraído en otras cosas, ¿qué haces?” Un leve sonrojo se apoderó de las mejillas del kurta, pero aún así decidió decirle la verdad.
“Bueno, un sonido me despertó, y al ver que no paraba decidí investigar la causa y-”
“¿El sonido viene del cuarto de Gon y Killua? Me preguntó que...” Leorio interrumpió al rubio, y el azabache fue interrumpido por otro sonido proveniente del cuarto de los chicos, el mismo sonido que hiso a Kurapika realizar lo que estaban haciendo los dos jóvenes. Leorio volteó a ver sorprendido hacia la pared que dividía los cuartos.
“¿Están...?”
“Sí...”
“¿Por eso despertaste...?”
“Otra vez correcto, intentaré dormir de nuevo.” El menor manteniendo la compostura se dirigió a su cama y se acostó en su respectivo lado, Leorio lo miró preocupado, no por él, si no por lo que estuviera planeando hacerles a los chicos. Si bien ya llevaban varios meses saliendo, había aprendido una cosa muy importante del kurta, odiaba que lo despertaran, y al tener el sueño ligero era aún más probable que pasara, y con eso NUNCA se jugaba. Lo mejor era mantenerse al margen de la situación, ya que si lo pensaban eran Gon y Killua de quien estaba hablando, no les haría nada grave, ya menos preocupado se dispuso a dormir, el siguiente día se reunirían con los chicos en el restaurante del hotel para desayunar.
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La pareja se despertó un poco tarde. Después de arreglarse se dirigieron al restaurante donde los esperaban los dos jóvenes, a no ser que todavía no estuvieran allí. Es mayor notó a su novio un poco más relajado, cosa que lo alegraba, a fin de cuentas probablemente no les haría o diría nada.
Para su fortuna el azabache con rayos verdes y el albino con orbes zafiro ya los esperaban en su mesa, se encontraban conversando alegremente. Leorio volteó a ver la cara del kurta, analizando su expresión, se encontraba completamente calmado, eso era una buena señal.
Gon notó a sus amigos de inmediato y los saludó alegremente, alzando su mano para que lo notaran. Killua se limitó a ver a donde estaban parados y sonreír. Los dos se dirigieron a la mesa y se sentaron.
“¡Buenos días!” Les saludó Gon alegremente, tenía más energía que de costumbre. Killua se notaba un poco cansado.
“Hola chicos, ¿ya han ordenado?” Les preguntó Leorio.
“No, los estábamos esperando.” Killua les respondió levemente, al parecer le dolía la garganta, los dos mayores le miraron cuestionándole, a lo que el albino se limito a decir: “Amanecí enfermo.”
Tomaron asiento y esperaron a que tomaran su orden, empezando una conversación animada entre todos. Ordenaron y les trajeron su comida. Para la buena suerte de los chicos al parecer Kurapika les había perdonado por despertarlo, después de todo, no lo hicieron sólo para despertarle.
Empezaron a comer en silencio, hasta que el rubio decidió romper el hielo, “Y chicos, ¿durmieron bien?” Preguntó con un tono un tanto provocativo (sin albur) Gon le miró confundido, mas Killua lo captó completamente, el kurta sonrió un tanto malicioso al notarlo.
“¿A qué te refieres, Kurapika?” Le preguntó Gon aún confundido. Killua bufó.
“Ignóralo Gon, es mejor que no contestarle.” Gon volteó a ver a su mejor amigo confundido.
“¿Por qué no? No tiene nada de malo, ¿verdad Killua?” El albino volvió a bufar, Leorio estaba un tanto confundido, aunque no tanto como Gon que no sabía nada de lo que pasaba, ¿qué estaba planeando Kurapika? Por el tono que tomó y el tema que abordó era obvio que eso era parte de su “venganza” pero... ¿qué intentaba hacer?
“Ah, Killua, te duele la garganta, ¿verdad? ¿Por qué será...?” Leorio escupió su bebida al mismo tiempo que el aludido. ¿Le dolía la garganta por eso? Al parecer los dos jóvenes se divirtieron la noche anterior, aunque ahora Kurapika los retaba cada que podía, más bien a Killua, Gon seguía sin entender lo que pasaba.
“N-no tengo idea...” El chico fingió clemencia, no tenía ganas de admitir nada, después de todo, Gon y Killua no estaban saliendo o no mantenían ninguna relación de algún tipo.
“¿Y te sientes muy mal? Creí que los cuatro podríamos ir a hacer algunas actividades...” Esta vez el albino y el novio del kurta lo miraron sorprendidos. Muy en desacuerdo a su personalidad obstinada el joven azabache dejó de intentar entender lo que pasaba para no freírse el cerebro, por lo que dejó de prestar atención desde hace unos momentos.
“Ya saben, ir a ver qué podemos hacer en la isla, después de todo estamos de vacaciones, ¿no?” Killua dudaba de las intenciones del rubio. Se sorprendió al ver que el kurta lo volteó a ver directamente a los ojos, notó algo de malicia en lo que estaba a punto de decir. “Noto algo de malestar en ti, ¿no quieres?”
En un descuido de sus reacciones Killua puso su mano en la pierna, dándole luz verde a Kurapika para terminar con su plan, “¿Qué pasa? ¿No quieres porque te duelen las piernas?”
¡Maldito! ¿Qué intenta? Pensó Killua claramente molestó, Gon notó su enojo y frunció el ceño preocupado.
“¿Estás bien, Kill-”
“¡Ahora no, Gon!” El albino lo interrumpió a Gon y se movió bruscamente, haciendo los cubiertos se cayeran e hicieran un gran escándalo. Sus gritos no ayudaron para nada. “¿Qué quieres? ¿Qué planeas con todo esto?”
Kurapika sonrió con falsa clemencia, ya había terminado su plan, sólo quería molestarles un poco para que a la próxima fueran más discretos. “Nada en especial.” Sonrió y dirigió su atención a la fruta picada que estaba en su plato.
“¡Ah no! ¡Me tendrás que decir!” Killua, aún más molesto que antes, gritó tomando toda la atención de los comensales, Gon le miró preocupado.
“¿Entonces sí te duelen las piernas?” El albino rechinó los dientes, la gente todavía los miraba, pero él no se dio cuenta.
“¡¿Qué?! ¡¿Acaso quieres que admita que Gon me la metió?!” Un silencio infernal inundó el lugar, la comida que Gon se iba a meter a la boca se cayó mientras él tenía la boca abierta sorprendido, Killua no podría estar más rojo y Kurapika y Leorio más sorprendidos. La gente ignoró un poco sorprendida lo que acababa de pasar.
Killua se tapó la cara con las manos, escondiendo su gran sonrojo.
“Con que era eso.” Se limitó a decir Gon para después seguir comiendo, como si realmente no le importara.
Kurapika suspiró. “Realmente no quería que admitieras nada, sólo quería molestarlos un poco, aunque era obvio que Gon no iba a entender y tú te molestarías. Lo lamento.” Killua le volteó a ver sorprendido, aún rojo tras haber realizado que pudo no decir nada y Kurapika tarde o temprano los dejaría.
“No puedo decir que no importa pero...Sólo olvídalo.”
“Eso significa que aceptó tus disculpas.” Gon admitió por el albino, el aludido lo golpeó el hombro y el azabache rió divertido.
Así que eso era lo que planeaba... Pensó Leorio, a veces Kurapika llegaba a dar miedo, pero era una de las cosas que más le gustaba, para romper el hielo que se había creado después de eso, Leorio intentó algo.
“Entonces... ¿Si quieren ir a pasear por la isla?”
“Por mi está bien... Eh, ¿a ti no te dolían las piernas, Killua?”
“¡GON!”