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¡Si tú pasas, yo almendras! por Koume

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Notas del capitulo:

No diré nada, pero estoy orgullosa de ser tan cabrona (casi, casi soy capaz de matarlos a todos xd)

CAPÍTULO 7: No pedí ayuda, pero te lo agradezco de todos modos

— ¡¿Qué ha pasado?! —La mujer que acababan de conocer azotó las puertas, entrando en la habitación mientras gritaba, la tensión en el aire no podía ser más densa.

Al parecer todos los guardias se encontraban en la habitación de aquella joven chica de cabello azul, su padre estaba sentado en el borde de la cama, tapando su cara con sus manos.

—La señorita fue... ¡Oh no! —Una chica en kimono gritó, sollozando por lo que acababa de suceder.

—Elise no llores... —Squala se acercó a la mujer con intención de consolarla, la aludida saltó en sus brazos buscando consuelo.

El jefe de guardaespaldas les explicó la situación a los presente, Dalzollene era su nombre... Sí...

Neón Nostrade había desaparecido de su habitación aproximadamente a las 4 de la mañana, hace dos horas. Las dos mujeres que la acompañaban estaban dormidas cuando sucedió, por lo que cuando una de ellas se levantó para ir al baño, notó que la señorita no se encontraba en su cama. La llamó varias veces, despertando a su compañera en el proceso, quien ayudo a buscarle, una vez que no la encontraron y ya más alarmadas se dirigieron a toda prisa al cuarto de los guardaespaldas principales.

Y aquí llegamos a la situación actual, debían actuar rápido pero con cuidado, no podía correrse la voz ya que sería un golpe bajo para toda la compañía.

Empezaron a investigar, mientras los demás buscaban pistas en la habitación, Gon y Killua siguieron su propio camino, en busca de algún testimonio que les diera alguna pista.

Al parecer no fueron los únicos en busca de los testimonios, un guardaespaldas había sido más veloz y ya estaba entrevistando a la recepcionista del hotel. Era Kurapika, el único sensato que se habían encontrado hasta ahora, se acercaron a él.

—Son más listos de lo que esperaba, vamos, ya he terminado, se los explicaré en el camino—Los dos jóvenes asintieron y lo siguieron fuera del recinto. Caminaron hacia la izquierda, siguiendo al rubio en todo momento, mientras éste empezaba a explicarles.

—La señorita estaba en compañía de un joven de cabellos negros, llevaba una venda tapándole la frente, se fueron por aquí.

— ¿La recepcionista notó alguna actitud sospechosa en la señorita? —Preguntó el azabache, había aprendido una que otra cosa con los amigos de su padre.

—No, estaba hiendo por su propia cuenta con el muchacho, por eso no he llamado a nadie, iba a ir solo pero aparecieron ustedes.

Podía significar muchas cosas, las posibilidades eran demasiadas, eso sí nos aferrábamos a lo realista hasta lo irrelevante, podía estar siendo controlada, engañada, o incluso podría ser un señuelo, pero todavía había un problema, ¿Kurapika sabía a dónde se dirigían? Gon no dejaría pasar por alto este inconveniente, preguntó sin dudarlo.

— ¿Pero por lo menos sabes a dónde se dirigieron? —Sin anticipación alguna el rubio paró en seco, los dos chicos atrás de él hicieron lo mismo. Volteó su cabeza a ver donde estaban los dos más jóvenes, para por fin dejar mostrar su semblante de preocupación y un toque de desesperación.

—No, esperaba a que encontráramos pistas en el camino—Aún con la preocupación en su cara, su voz seguía en total compostura, dando entender que esta persona era peligrosamente hábil para actuar y ocultar sus sentimientos e intenciones, pero por algún motivo esa perfecta faceta se derrumbo.

—Pues tengo la solución—Miradas confundidas se posaron en su semblante victorioso, tenía la perfecta solución para la problemática que llevaba tan preocupados a sus compañeros y superiores, prosiguió a explicarse, sabiendo que los presentes dudaban de sus métodos, bueno, unos más que otros, Killua ya había presenciado sus peculiares habilidades para saber en qué piensan las personas.

Procedió a explicarse mejor, Gon desde pequeño había desarrollado su nariz, no en las condiciones optimas pero... Gracias a aquel ambiente en el que creció, desarrolló un olfato casi inhumano, y sí, la joven Neón Nostrade llevaba un costoso y oloroso perfume que desde que entraron a la habitación, no habían abandonado sus cavidades nasales. Kurapika estaba sorprendido, y cabe decir, confundido al mismo tiempo, ¿cómo fue que el señor Nostrade se topó con estos niños? Y sobre todo, después de ver sus habilidades (o por lo menos de uno), ¿en serio sería capaz de sacrificarlos? A este punto ya la mayoría sabía que aquellos niños sólo fueron contratados para hacer el trabajo que una persona con alguien por detrás no haría, gente que todavía tienen razones por las cuales vivir, con fututo, pero ciertamente, esos niños tenían más futuro por delante que la mayoría de compañeros.

Mientras se perdía entre sus pensamientos, Gon había captado el rastro de olor que el perfume de Neón había dejado, siguieron al azabache sin dudarlo, en ningún momento se les ocurrió dudar del pequeño, y es que el brillo con el cual decía las cosas no te podía hacer dudar de él, y en cierto punto, era peligroso.

El rastro de coches y actividad mañanera se iba reduciendo a medida que avanzaban, la tensión que antes era casi no era notoria incremento significativamente. No pudiendo evitarlo subieron la guardia, estando perceptivos a todo momento.

El chico paró en un edificio a media construcción, o media demolición, lo remarcable aquí es que la obra fue abandonada por sabrá cuantos años. Entraron al edificio, moviéndose en sus interiores con cautela, quien sabe lo que se podrían encontrar ahí. Por fin llegaron a donde la persona desaparecida y su misterioso acompañante, era un muchacho joven con pelo azabachado, peculiares ojos grises y pelo negro, la mujer tenía razón, llevaba una venda cubriendo su frente. La habitación no estaba completa, pero aún así detrás la pared de la puerta los tres maravilla se escondieron, esperando poder escuchar algo de provecho.

— ¡Gracias por ayudarme! ¡Estaba cansada de estar ahí!

—Ya lo sabes, todo por mi pequeña Neón—Había algo en la voz del sujeto que no le agradaba a Kurapika, era sospechosamente sincera, sospechosa porque las palabras salían sin un sentimiento alguno, tal por eso que no le cuadraba que fuera verdad, pero no lograba detectar ningún tono de mentira. Sólo necesitaba uno, un detonante en cualquier cosa que dijera, si tal detonante existía podía probar que esa persona mentía, pero sería difícil considerando que no sacaba emoción alguna al hablar, si tuviera la extraña habilidad de Gon seguramente ya hubiera descubierto todo.

—Eres tan lindo—La chica dejó salir una risilla tonta y un silencio se apoderó del lugar, no podían ver lo que sucedía pero casi se dejaba en claro que los dos jóvenes se besaban, otra risilla tonta y risueña, casi casi eran capaces de escuchar la sonrisa boba de la mujer, pero la su acompañante era un misterio.

—Vaya vaya... ¿Teniendo diversión con tu presa? —Una tercera voz se unió a la habitación, un tono con un ápice burlesco y pícaro, Kurapika reaccionó ante tal voz y los niños lo notaron, el rubio conoce a la tercera persona.

— ¿Qué es lo que quieres? —El acompañante de Neón pregunto bastante calmado, probablemente seguía sonriendo, si es que lo hacía desde el principio.

—Quiero... Un favor de alguien, y para lograr ese favor necesito a aquella joven—Neón soltó un chillido, dándoles a entender que la tercera persona los señalaba. Kurapika sabía algo que ellos no.

—No por favor, Chrollo... Ayúdame...

— ¡Señorita Neón! —Kurapika entró precipitadamente a la habitación, Gon siguió escondido en su lugar, podía sacar provecho de la situación.

—Ah, Pika~~~ Te estoy ayudando~~~—Un leve sonrojó se apoderó de las mejillas del rubio, Hisoka no lo dejaría por mucho tiempo...

El supuestamente Chrollo se levantó abrazando a Neón con el brazo izquierdo, preparándose para defenderse con el derecho. Hisoka y Kurapika estaban listos para recuperar a la señorita que, por cierto,  quería irse con aquel joven, aún y con el payaso trágico que le había dado entender que el azabache sólo la quería como presa.

Ahí entró Gon, con propósito de ayudar a su compañero, pero no se había dado cuenta de lo que Killua estaba por hacer.

Lentamente Killua iba perdiendo la compostura...

Su silencio lo explicaba.

Su cara inexpresiva lo demostraba.

Y aún con eso no pudo pararlo.

Killua se estaba desmoronando ante sus ojos y no lo había notado hasta ese momento.

Chrollo sintió algo frio introducirse por su espalda, para luego ser recorrido por un inmenso calor. Un pequeño dolor se apoderó de su media espalda, para luego volverse aún más fuerte, soltó a Neón e intentó no caer al suelo, Hisoka le lanzó una carta que cortó su pierna izquierda, haciendo que por fin cayera al suelo, al caer notó a un niño albino, el mismo que lo había apuñalado por la espalda, sus ojos, los ojos de un asesino a sed de sangre, se estuvo conteniendo por mucho tiempo, su expresión lo cautivo.

Así... Déjalo salir...

¿No se siente bien volver a matar a alguien?

Excepto que no, no estaba muerto, pero para el albino su trabajo ya se había acabado y el azabache ya estaba muerto, seguía cegado por la emoción, lo había vuelto a hacer, había vuelto a matar, ¿qué es lo que estaba haciendo? Recuerdos inundaron su cabeza, lentamente destrozándolo. No es posible, cómo fue que dejó que pasara, aquello le había dejado marcado de por vida.

Había dejado que lo controlara.

—Killua...—Era inútil, su expresión estaba vacía, no podría hablar con el albino. Por ahora se encargaría de la señorita. El tipo recuperó sus fuerzas y por una de las paredes caídas salió sin darles oportunidad de perseguirlo. Gon por fin pudo ver a la tercera persona misteriosa, un adulto joven con rasgos bien marcados y pelo rosado, su traje bastante peculiar, y miraba de una forma incriminatoria al rubio.

—Nee, Pika~~~ Te he ayudado~~~ ¿No me darás nada...a cambio...? —El rubio se sonrojó, el por qué de conocer personas como estas era un misterio, pero quien era Gon para juzgar los intereses de los demás, aunque claro, era un niño pero quedaba claro lo que quería aquel trágico payaso.

—Y-yo... Cuando regresemos al hotel pido un descanso, ¿está bien? —Le susurró en el oído, muy a su desdicha Gon fue capaz de escucharlo. Los ojos de el “amigo” de Kurapika se llenaron de emoción, definitivamente, no quería volver a involucrarse con esas dos personas, no sabía que había entre ellos pero al parecer era pura conveniencia.

Regresaron al hotel, al parecer, el payaso se llamaba Hisoka, un “conocido” de Kurapika, aunque para Gon eran “conocidos con derecho a rose”, ya que el término “amigos” no quedaba realmente con ellos. Notó a Killua callado, distante, no fue hasta poco que notó lo que le pasaba, desde su conversación Killua fue perdiendo la cabeza, por suerte ya estaba mejor, o por lo menos más tranquilo y la ligera pizca de locura que quedaba en Killua había desaparecido.

Entraron al hotel, Kurapika cargaba a Neón en brazos, la joven se había desmayado por la sangre, el rubio seguía sin entender de dónde el albino sacó el cuchillo, si lo llevaba con él desde el principio ya tenía otra razón del por qué tener cuidado alrededor de él, había notado ese aire asesino que lo rodeó cuando apuñaló a Chrollo.

El señor Nostrade lloraba mientras abrazaba el cuerpo dormido de su hija, agradeciéndoles a los tres por haberla regresado. Gon y Kurapika sonrieron, Killua seguía en su mundo, no tenía ganas de hablar, ni escuchar, ni sentir, ya tenía suficiente con haber hecho lo que una vez le destruyó.

No entendía cómo, ni por qué lo hizo, simplemente sabía que no era él, no se sentía como él, como si otra persona hubiera tomado control sobre su cuerpo, de haber sido de otra forma, ¿por qué haría lo que una vez le hizo dudar de sí mismo?

Una vez el señor Nostrade recuperó la compostura empezó a entrevistar a Kurapika, pidiéndole un informe de todo lo que ocurrió. El momento de escuchar la palabra “todo”, un escalofrío recorrió la espalda del azabache, ¿realmente Kurapika diría lo que su amigo hizo? Tenía que sacarlo de ahí, tenía el presentimiento de que si escuchaba lo que hizo volvería a explotar.

—Disculpe señor, ¿nos podríamos retirar? —Nostrade asintió.

—Por ahora, después les pediré un informe a ustedes también. Cuando termines tú también te puedes retirar, Kurapika, los tres han hecho suficiente—Pues bien, eso le venía de perlas a Kurapika, y Gon lo sabía, sólo que no quería pensar en... eso. Se acercó a su amigo, quien al notar su presencia sólo asintió y salieron del lugar.

Al llegar a su habitación de hotel notaron que Baise no se encontraba ahí, probablemente ya estaría trabajando, el sol ya había salido, y si su reloj interno decidía funcionar probablemente serían las 8 de la mañana.

—Killua, ¿estás bien? ¿Quieres habla-

—Te lo agradezco Gon, pero estoy cansado, sólo quiero dormir.

Y así lo hiso, se acostó en el lado de la cama que le pertenecía y cerró los ojos. Gon no sabría decir si estaba dormido o no, pero no preguntó, no hizo ningún ruido, simplemente se acercó y se acostó. Desde ahora, las cosas serían diferentes.

Notas finales:

Nada que decir, simplemente que estoy hasta los huevos de esta historia. (O bueno sí, menciono a Hisoka como trágico payaso por una razón, una de las cosas que estoy orgullosa es que todo aquí tiene una razón de ser, lo mismo se mostró con Killua, no sé si notaron que desde el principio del capítulo estaba MUY callado, y pues eso :v) Nos leemos!


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