CAPÍTULO 2: Sucesores.
— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? — Pregunté desesperado, me llevaba molestando desde la mañana.
—Papá te quiere más a ti que a nadie, ¡no me lo puedes negar! —Volví a suspirar, esto superaba mis límites.
—Mira Milluki, si quieres un nuevo videojuego, ¡trabaja hombre, que para algo tienes brazos y piernas!
—Y cerebro...
—No, eso no—Me dispuse a salir de la habitación antes de que me pudiera decir nada, no era necesario ver su expresión para saber que valdría mucho. Antes de abrir la puerta volteé a verlo, tenía razón, ojalá tuviera una cámara, —Además, no es mi padre y tú lo sabes.
Escuché al gordito bufar.
Mi nombre es Killua Zoldyck, el tipo de antes es mi “hermano” mayor, Milluki. ¿Por qué el hermano entre comillas? Pues quien dice ser mi “padre” estaba desesperado por un sucesor, y no vio mejor opción que adoptar, me adoptó a mí y a mi querida hermana Alluka, sabiendo que no aceptaría ir con ellos si ella no estaba conmigo. Mi padre es un político muy famoso, esos de los que engañan a la gente y hacen promesas vacías, de ese tipo de políticos, él quería que sus hijos siguieran su camino y tradición de los Zoldyck, pero al parecer, sus 3 hijos de sangre no quisieron seguir con su legado. Realmente no entiendo el criterio que siguió para decidir a quién adoptar, ya que yo ni siquiera quiero seguir sus pasos, después de todo, ¿cómo querría YO ayudarle en sus planes? ¿Si quiera sabía de dónde vengo? ¿Sabía todo lo que tuve que pasar por su culpa? Ese hombre es un desgraciado, lo peor es que me obliga a llamarlo padre. Sé todo lo que ha hecho, sé de toda la gente que él y su partido sacrificaron en el pasado, yo lo sé y aún así... ¿Por qué nos trajo con él?
Vi a Gotoh pasar por el pasillo. Lo llamé.
—Si ves a mi padre o a mi madre, ¿podrías decirle que voy a visitar a Alluka? —Gotoh asintió y yo salí de ese lugar, a veces el aire tan formal me pone enfermo. Me dirigí al hospital, no estaba tan lejos, así que perfectamente me pude ir a pie.
Llegué a mi destino, hace tiempo que no visitaba a Alluka, entré al lugar, el típico aroma a hospital llegó a mi nariz, no extraño este lugar.
La recepcionista era una vieja, también una bruja, pero al parecer era el único que lo notaba. Sin más remedió me dirigí a ella, muy bien sé que si no pido cita los doctores me notarán, y me sacarán. Ella les tenía que avisar que mi hermana tenía visitas.
—Disculpe...
—Un minuto.
—... ¿Cómo?
—Dije un minuto, estoy ocupada—Con mal paso empezamos.
—A ver, vieja bruja, yo tampoco tengo su tiem-
— ¡Niño ingrato! ¿Qué no puedes esperar? —La vieja siempre me lograba sacar de mis casillas. Casi casi la quería golpear, de no ser porque un doctor pasó por donde yo estaba y me vio, dijo que podía pasar a ver a Alluka, de no ser por ese doctor quien sabe cómo le podría haber ido a la vieja esa.
Fui a la zona de los elevadores, Alluka estaba en el piso 4, entré, me encontré con Ikalgo, uno de los enfermos del lugar. No hace mucho me ayudo encontrar a Alluka cuando esa anciana no me quiso decir el número de su habitación, desde ese entonces se podría decir que teníamos una amistad.
— ¡Hola Kill!
— ¿Ikalgo? ¿Te escapaste de tu habitación?
—No, el doctor dijo que pasear sería una buena forma de recuperación.
—Pues si estas en los elevadores no conseguirás mucho, digo yo—Ikalgo me sacó la lengua.
— ¡Ya lo sé! Sólo que no puedo bajar escaleras, y ya visité los otros pisos, tampoco es que me guste pasear por los mismos lugares.
—Seguro... —El elevador se detuvo en el cuarto piso, me despedí de Ikalgo y me dirigí al cuarto de Alluka. Las luces estaban apagadas y ella estaba acostada con los ojos cerrados, no estaba seguro si estaba dormida o no. Cerré la puerta de la habitación y Alluka abrió los ojos, sonrió al verme.
— ¡Hermanito! —Me acerqué a ella para abrazarla, me sentía un poco culpable por no ir a verla en tanto tiempo.
—Perdón por no haber venido, estaba...
—No importa, no estaba tan sola, tengo un amigo y-
— ¿Alguien más te vino a visitar? —Alluka me sonrió de nuevo, que yo supiera desde que ingresó al hospital yo era el único que la visitaba.
— ¡Sí! Es alguien que se rompió un hueso y aquí lo conocí, desde entonces somos amigos— Pues si se acercaba más de la cuenta a mi hermana terminará con más de un hueso roto, digo yo.
—A-ah muy bien... Me alegro y... —Alluka me interrumpió mientras gritaba el nombre de una persona, probablemente su “amigo”, que la visitaba.
— ¡Zushi! ¡Qué felicidad! ¡Mis dos personas favoritas me visitan el mismo día! —Alguien morirá, y el tal Zushi lo notó. No sé qué intenciones tiene con mi hermana, pero me las pagará. El niño no era mayor que yo, se diría que es menor que Alluka, llevaba un traje de artes marciales, pero en mi opinión se ve un tanto ridículo con él.
—H-hola Alluka—El niño dijo incomodo, al parecer ya lo había intimidado con sólo la mirada, que gallina. Se acercó cuidadosamente a Alluka y... ¿la abrazó? Más bien, Alluka lo obligó, no creo que el niño sea tan tonto como para abrazarla mientras observo.
—Zushi, él es Killua, mi hermano. Killua, él es el amigo del que te hablaba, Zushi—El tal Zushi se me quedó viendo con temor. Mejor así.
— ¡O-osu! ¡Gusto en conocerte! —El niño hizo una pose de artes marciales y se inclinó hacia mí, Alluka se rió y noté un sonrojo en la cara del niño, al parecer mi hermana no lo notó.
—Eh, qué tal—Dije un poco cortante, tendría un conversación con ese niño, no me agrada para nada.
Nos quedamos platicando con Alluka por un tiempo, nos contaba de las historias de sus amigos en el hospital, me alegra que pueda tener amigos, de esa forma no se sentiría sola cuando no esté... Excepto Zushi, a él lo quiero lejos, en un iceberg si es posible. Nos pasamos la tarde así, platicando, le conté los berrinches de mi “madre”, las exigencias de mi “padre”, y de lo que se perdía cuando molestaba a Milluki. Alluka no conoce realmente a Illumi y Milluki. Kalluto y ella se hicieron amigos un poco antes de que Alluka entrara al hospital, pero no la visita tanto como yo. ¿Recuerdan lo que les decía? Sé que Silva sólo paga la terapia de Alluka para manipularme, pero que más se va a hacer, es eso o que la niña muera.
Un doctor entró y nos dijo que la hora de las visitas se había acabado. Me despedí de Alluka con un abrazo y un beso en la mejilla. Zushi no quería hacer contacto en mi presencia, pero al parecer no se pudo negar y terminó abrazándola. Alluka le dio un beso en la mejilla, es oficial, está muerto.
Salimos de la habitación, el niño se intentó escabullir, pero no se podría escapar de mí.
— ¿A dónde crees que vas?
—E-eh... Y-yo.
—Sólo quiero hablar contigo. Ven, vamos afuera—En parte era verdad, sólo quería hablar con él, y si me intenta ocultar algo se las verá conmigo.
Nos subimos al elevador, después de llegar a la panta baja salimos del hospital, Zushi todavía me seguía con una expresión de miedo y malestar, suspiré y me recargué contra la pared del edificio, el niño me observaba sin bajar la guardia.
—... ¿De qué querías hablar...? —Para mi sorpresa el niño fue quien rompió el hielo, negué con la cabeza.
—Nada malo, te puedes relajar, sólo quería preguntar algo—Tragó saliva mientras corregía su postura a una menos a la defensiva, éste chico es todo un caso, le indiqué que se acercara, tampoco soy un monstruo... Todavía. Se acercó y se recargó a la misma pared que yo.
—Entonces... ¿Qué...?
—Quería hablar de mi hermana contigo.
— ¿Eh?
—Sabes lo que le pasa, ¿verdad?
—S-sí... —Muy bien, un paso menos a un tema el cual me duele entrar, — ¡P-pero no importa!—Lo miré sorprendido, — ¡Alluka es mi amiga y no la dejaré sola por nada!
Sonreí, dirigí mi mirada a otra parte para que el niño no lo notara. Pero hay otra cosa de la cual quiero hablar.
— ¿Y tú... sientes algo por ella? —El niño se sonrojo, no se esperaba mi pregunta, ese maldito, y pensar que por un momento me había caído mejor.
— ¡A-aun si lo hiciera, no tendría porque decirte! —Eso me tomó por sorpresa, fruncí el ceño, — ¡ella es una persona aparte! ¡Puede estar con quien quiera!
— ¡Sólo contesta la pregunta! ¡Lo hago por su bien!
—Sé que eres su hermano, ¡pero no debes estar en todo! —Levanté el puño para intimidarlo, dio un paso hacia atrás, son como los chuchos que ladran y no muerden, no vale la pena.
— ¿Y tu punto para de repente decir esto es...? —Pensó bien en su respuesta, estaba a punto de golpearlo, si no era cauteloso era mejor que se despidiera.
—Que la dejaras ser—Este niño simplemente está mal, sigo sin entender el por qué de su repentino comportamiento, aunque me sacó de mis casillas igual, me lancé a él con intención de golpearlo. Cayó al suelo y yo me coloqué arriba de él, con el puño levantado listo para asestar un golpe.
De no ser porque sentí a alguien agarrar mi brazo ya estaría muerto ese niño, volteé a ver quién era... ¿Otro niño?