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Proyecto Change-Alfa por Dai-99

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Notas del fanfic:

Hola! Espero que les guste el fic y que a Valeria no le de cáncer a los ojos al leer esto.

Saludos!!

Lo seres humanos, desde el momento de nacer, sabían cuál era su lugar en el mundo.  Dependiendo del gen dominante que será el que defina tu futuro y tu posición en la nueva jerarquía del mundo.

 

En la cima de la pirámide se encuentran los Alfa, corresponden a la mayoría de la población, eran jefes y líderes por naturaleza, eran dominantes ante cualquier aspecto de su vida cotidiana, especialmente en el área reproductiva donde, aunque no puedan procrear, eran los únicos que podían emparejarse y formar una familia junto a los Omega, quienes correspondía a la parte inferior de la pirámide.

 

En segundo lugar, podemos encontrar a los Beta. Estos también conformaban gran parte de la población, aunque en menor cantidad que los Alfa. Estos eran conocidos como los que cumplían el rol de subordinados de los más poderosos. Estos, a diferencia de los Alfa, no podían formar una familia con facilidad ya que no podían embarazar a mujeres de su propia especie, ni hombres ni mujeres Omega.

 

En cuanto a la última parte de la pirámide, encontramos a los Omega. Se encontraban en menor cantidad que las anteriores, esto provocaba incluso disputas entre Alfas que quedaban sin pareja para formar una familia. Su rol era completamente reproductivo, tanto hombres como mujeres, y su época de apogeo reproductivo, mejor conocido como celo, ocurría cada tres meses.

 

Pero aquí comienza el problema, la cantidad de Omegas comenzó a disminuir considerablemente en los últimos años. Estos seres encargados de poblar el mundo, engendrar las próximas generaciones disminuían, aumentando las disputas por los últimos que quedaban.

 

Es por esto que los Alfas con más poder y jerarquía entre el resto de los Alfa comenzaron a maquinar un proyecto científico para aumentar la producción de Omegas, no para los Alfas y Betas de menor importancia, si no que para sus herederos, para preservar su genética egoístamente.

 

El proyecto consistía en transformar Alfas en Omegas, en un acto desesperado y egoísta.

 

El Proyecto Change-Alfa

 

Los benefactores de esta idea eran cuatro familias importantes de Japón, la familia Akashi, Midorima, Murasakibara y Kise, sin olvidar a una de las familias más importantes tanto de Japón como de EE.UU, la familia Kagami, el benefactor principal.

 

 

Taiga, Alfa de 24 años, heredero de la familia Kagami, no entendía aún por qué su padre lo había sacado de una importante reunión y lo había prácticamente obligado a hacer un viaje a Japón. Bien podría haberlo hecho en la mañana del día siguiente, sin embargo allí estaba el pelirrojo en un avión privado rumbo a Tokio, que era el lugar de encuentro con su progenitor.

 

El pelirrojo y joven empresario llegó cerca de las 9 de la mañana al aeropuerto de Tokio, donde personalmente su padre lo estaba esperando. Extrañado se subió al carro y con solo un saludo, Ryuunosuke Kagami emprendió camino a su lujosa mansión.

 

Ya en casa, los sirvientes saludaron al joven Kagami con entusiasmo por los años de no haberlo visto y desempacaron sus cosas mientras ambos pelirrojos se preparaban para una larga charla en el despacho del mayor.

 

-¿Por qué me mandaste llamar con tanta urgencia? Tenía una reunión importante –Reclamo Taiga con el ceño fruncido mirando como su padre se servía de una botella de whisky.

 

-He encontrado una pareja potencial para ti –Respondió con simpleza el Kagami mayor.

 

-¿Qué? –Fue lo primero que pasó por la cabeza de Taiga, impresionado por las palabras de su progenitor y que este lo haya dicho con tanta soltura y simpleza -¿Encontraste una pareja, un Omega para mí?

 

El mayor miró a su hijo y demoró un poco en responder pensando en las palabras adecuadas para darle la noticia a su hijo –Algo así.

 

-¿Cómo que algo así? No estoy entendiendo. ¿Qué edad tiene? ¿Cómo se llama?

 

-Tiene veintidós años, los detalles no te los daré ahora Taiga.

 

-¿Veintidós? ¿No es extraño que a esa edad no esté… enlazada ya? –Preguntó completamente extrañado. Por lo general la mayoría de los Omegas a esa edad ya tienen pareja, incluso su primer hijo.

 

El padre de aquel muchacho de ojos rubí lo miró, dejando su vaso de whisky sobre la mesa dando un suspiro. Su hijo ya era todo un hombre y tras su muerte sería el completo y único dueño de Kagami Corp. No pudo tener más descendencia debido a que la madre de Kagami no había resistido al parto.

 

-Creo que ya es el tiempo de que sepas el por qué tu pareja… -¿Cómo decirlo? –hasta ahora estuviera disponible para ti.

 

-Creo que eso ya lo sé padre. La disminución considerable de la cantidad de Omegas en el mundo, la tasa de natalidad es muy baja considerando la cantidad mayoritaria de Alfas que buscan pareja. –Respondió mirando a su padre explicando por sí mismo su falta de pareja a su edad. –Sabes que lo he intentado con mujeres Beta… pero con ninguna de ellas puedo construir la familia y darte el nieto que quieres si no pueden procrear como un Omega.

 

-Si… un Omega –Dijo algo ausente el mayor.

Taiga vio a su padre enderezarse en la silla y mirarlo a los ojos. Era un tema serio.

 

-Lo que quería decirte Taiga, es que tu pareja, es un Alfa. –Dijo luego de meditar sus palabras para soltar la bomba.

 

El pelirrojo menor lo miró con una expresión de incredulidad y asombro. -Era una jodida broma ¿cierto? Su padre no podría permitir que se enlazara a un Alfa. ¿Sadomasoquismo? Dos Alfas no pueden estar en una relación, es genéticamente imposible, ambos buscarían tomar el control de la relación, como tampoco ninguno podría procrear. ¿Y el nieto que tanto quería? –Dudas y más dudas se maquinaban en la cabeza de Taiga.

 

-Sé que son incompatibles, que no podrían procrear y el momento del enlace sería un martirio, pero será diferente esta vez –Dijo el mayor al ver la expresión de su pequeño.

 

-¡Si sabes todo eso, a qué viene este comentario! ¿Diferente esta vez? ¡No lo creo! ¡En ese caso prefiero seguir intentándolo con mujeres beta! –Respondió exaltado levantándose de su asiento y dando vueltas por el despacho. –Un alfa, un alfa…

 

-Nuestra compañía, aliada junto a otras de aquí de Japón creamos el proyecto Change-Alfa, en él están trabajando los mejores científicos. –Comenzó a relatar el pelirrojo mayor nuevamente, y antes de que el menor preguntara de qué estaba hablando, continuó. –Ellos se dieron cuenta de que los Alfas tienen una carga genética perfecta con respecto de los otros. A los 18 años, que es cuando nuestra especie está en completo apogeo, los científicos descubrieron que en ese periodo los Alfas podían aceptar una carga genética que no era la suya, no así como los betas que al aplicarle una carga distinta morían instantáneamente.

 

-¿De que estas hablando?

 

-Hablo de que se puede cambiar la genética de un Alfa, Taiga. De eso se trata este proyecto, Hablo de que a los 18 años, que es el momento de maduración de un Alfa, estos pueden aceptar el gen Omega en su cuerpo. El proceso es lento y quizás doloroso, pero vale la pena. El proyecto funciona al ochenta y nueve por ciento. Es casi un Omega perfecto.

 

-¿Cómo es posible?, ¿Están transformando Alfas en Omega solo para conseguir una pareja? Hablas con tanto orgullo de tu proyecto pero… ¡Dios!, ¿Has pensado en cómo se sienten ellos? De un momento a otro se transforman en Omegas… ¿Al menos es con su consentimiento? –Taiga estaba consternado, no podía creer lo que su padre y otros accionistas estaban haciendo. Sí, claro que deseaba una pareja con quien pasar el resto de su vida, pero esos Alfa habían perdido su vida fuera de esos laboratorios para transformarse en quizás algo en que no querían.

 

-Los convencimos… casi todos venían de familias de pocos recursos, les prometimos que cubriríamos los gastos de sus parientes a cambio de este proyecto. –Miró a su hijo quien aún estaba contrariado con toda la información entregada.

 

-Eso es caer muy bajo, papá. No puedo creer que cayeras tan bajo. ¿Dices que mi pareja tiene veintidós?, ¿Ha estado estos cuatro años viviendo en un laboratorio?

 

-Así es… los chicos están esperando por sus parejas, Taiga, no podemos exponerlos a otros Alfa.

 

El pelirrojo menor lo miró aún sin salir de su estupor, se dio la vuelta y caminó hacia la puerta –Iré a dormir.

 

-Te despertaré temprano Taiga, mañana conocerás a tu pareja y podrás preguntar sobre él –Le dijo el mayor antes de que su hijo cerrara la puerta y subiera hasta su habitación aún sin poder creer lo que su padre le había contado minutos atrás. De seguro mañana será un largo día.

 

 

Al día siguiente, Taiga se levantó perezoso caminando hacía el baño con una mano cubriendo un bostezo y la otra tratando de arreglar un poco su cabello. Se preparó para tomar una ducha, siempre dicen que al tomar un baño las personas instintivamente comienzan a reflexionar, como si él solo hecho de ducharse ayudara a resolver los problemas, bueno esto es lo que estaba haciendo el pelirrojo menor, pensar en que hoy conocería a su futura pareja, que era un Alfa que convirtieron en Omega, y lo peor de todo es que su padre era parte de ese proyectos desde sus inicios, es decir, cerca de cuatro años.

 

Salió de la ducha aún con un aura pensante mientras se secaba con una de las toallas que amablemente una de las sirvientas había llevado para él. Al finalizar se cambió y bajó al comedor, donde su padre ya lo esperaba con el desayuno servido.

 

-Buenos días Taiga, ¿Ansioso? –Saludo el pelirrojo mayor mirando a su hijo mientras dejaba en su plato la taza de té que se servía segundos atrás.

 

-Buenos días… y estoy más bien, intrigado –Respondió sincero mientras tomaba haciendo frente al mayor y daba un sorbo a su té. En eso se dio cuenta de que cerca de su plato había un sobre, curioso y mirando a su padre con duda lo abrió, encontrando una fotografía.

 

-Es tu chico. –Dijo su padre al darse cuenta de la expresión confusa de su hijo.

 

Taiga observó la foto. Se veía un chico de piel morena, color extraño y exótico para alguien que vivía en Japón. Sus cabellos eran de color azul oscuro, pero lo que más llamó su atención eran los ojos del chico, color zafiro, tan oscuros pero atrayentes. Repasó nuevamente la foto, no podía negar que el chico era atractivo, sin embargo su expresión lograba intimidarlo un poco. No podía estar seguro de cuanto media ya que en la foto se encontraba sentado y portando una vestimenta blanca, de seguro única ropa que portaba el chico al estar encerrado en un laboratorio.

 

-¿Cómo se llama?

 

-Daiki. Aomine Daiki. Cuando lleguemos al laboratorio Momoi te entregará todos sus datos y más información sobre él.

 

-De acuerdo.

 

Dejaron hasta ahí esa conversación para acabar de desayunar, al hacerlo ambos pelirrojos abordaron el auto y salieron rumbo a las instalaciones donde se mantenían a los experimentos.

 

Una vez allí Kagami se sorprendió al notar que no era el único que venía a conocer a su nueva pareja. Los benefactores habían acordado verse aquí para darles la sorpresa a los chicos. Taiga pudo reconocer a Kise Ryota, Midorima Shintaro, Murasakibara Atsushi y Akashi Seijurou.

 

Se acercó a ellos para saludar, los conocía a todos ya que firmaban constantes contratos con sus compañías, por lo que al acercarse fue rápidamente interceptado por Kise que era con quien mejor se llevaba de todos.

 

-¡Kagamicchi! –Saludo el rubio contento de verlo. – ¿También vienes a conocer a tu pareja?

 

-Así es. –Respondió sonriendo –Aunque aún me sorprende el que mi padre me haya ocultado esto tanto tiempo. Aún no estoy completamente de acuerdo con transformar Alfas en Omega.

 

-Lo sé, es algo extraño, y me da pena por qué según lo que sé los chantajearon para venir aquí y prestarse a esto. –Respondió Kise caminando junto a él al recinto seguido de sus padres que conversaban entre ellos más atrás.

 

Ya adentro fueron recibidos por una chica pelirosa, Momoi Satsuki, quien era la encargada de recopilar los datos y demás información, y estar al tanto de cada sesión realizada a los experimentos.

 

-Buenos días chicos, mi nombre el Momoi, espero poder responder a todas sus dudas –Se presentó con una sonrisa amable. –Quien me acompaña es el científico Shoichi Imayoshi.

 

-Un gusto conocerlos, espero que disfruten el paseo –Dijo el pelinegro que estaba a un lado de la pelirosa y que les sonreía de una manera extraña que inevitablemente les hizo estremecer y dudar de entrar al lugar. –Pueden seguir a Momoi.

 

Los chicos asintieron y comenzaron a seguir a la chica mientras sus padres se perdían junto al científico en otro lugar.

 

-Bueno les contaré un poco del proyecto. Lleva cuatro funcionando esta instalación, el personal está conformado por hombres y mujeres Beta, no aceptan de otras razas para evitar que los experimentos tengan contacto con ellos, y el trabajar con Betas es mucho más fácil. No les comentaré el procedimiento del proyecto ya que estoy seguro que sus padres les comentaron algo al respecto, hoy están aquí para conocer a los chicos. –Contaba la chica abriendo una puerta que daba a un espacio amplio donde se podían ver muchas pantallas que es donde seguro expondría más información.

 

-El proyecto comenzó con cinco Alfas, entre ellos hombres y mujeres, a quienes se les implantó el gen Omega a los dieciocho años.  Últimamente se han ingresado nuevos Alfas pero eso no es relevante. Los cinco primeros fueron elegidos por sus padres y uno de ellos es su única pareja.

 

-¿Cuándo los veremos? –Preguntó Akashi Seijurou.

 

-Oh, aún no pueden conocerlos en persona, pero si siguen a mi compañera Riko Aida podrán obtener sus datos y responderá sus preguntas –Dijo con una sonrisa amable a los que los otros comenzaron a seguir a la castaña compañera de Momoi. –Oh, Kagami-san y Kise-san, ustedes se quedarán conmigo.

 

Rubio y pelirrojo se miraron extrañados, encogiéndose de hombros se quedaron mientras el resto de sus acompañantes salían de la habitación.

 

-¿Por qué no podemos ir con ellos? –Preguntó Kise curioso y tomando asiento junto a Kagami tras la seña de Momoi para hacerlo.

 

-Pues, sus casos son diferentes a los de ellos –Respondió Momoi. –Si bien todos los Alfas recibieron con éxito el gen Omega, todos los hacen de forma diferente. Las parejas de ellos, a pesar de ser Alfa, se volvieron bastante sumisos y tranquilos, a diferencia de los suyos. No quiere decir que sigan siendo Alfas, no, pero sus parejas son más difíciles de controlar y tienen un temperamento... fuerte. ¿Quieren conocerlos?

 

Ambos chicos respondieron afirmativamente con la cabeza, mirando la pantalla que Momoi estaba manipulando, donde primero se mostró la foto de la pareja de Kise junto a sus datos básicos.

 

Sujeto: Kasamatsu Yukio.

Raza: Omega, Experimento O-4

Sexo: Masculino.

Edad: 22 años.

Estatura: 1.78 cm.

Peso: 66 Kg.

Tipo de sangre: O

Estado: Saludable.

Enfermedades congénitas: Ninguna.

Alergias: Ninguna.

 

Kise miraba atento la información entregada y la fotografía a un lado. Era la primera vez que lo veía y era un chico demasiado atractivo. Su piel era bronceada, cabellos azules al igual que sus ojos azul metálicos que eran preciosos. Su expresión era intimidante, pero eso no le quitaba el atractivo, todo lo contrario. Mientras Kise miraba embobado la pantalla, Momoi se dirigió a Kagami.

 

-Tu turno –Mencionó mientras mostraba la información el moreno en otra pantalla frente a Kagami. –Este es Dai-chan básicamente.

 

-¿Dai-chan?-Pasó por la mente de Kagami antes de enfocarse en ver la información entregada.

 

Sujeto: Aomine Daiki.

Raza: Omega, Experimentos O-2

Sexo: Masculino.

Edad: 22 años.

Estatura: 1,90 cm.

Peso: 82 Kg.

Tipo de sangre: B+

Estado: Saludable.

Enfermedades congénitas: Ninguna.

Alergias: Ninguna.

 

Kagami analizó la información entregada, le sorprendía que su futura pareja fuera tan alta como él, ya que los Omegas por lo general no eran tan altos y eran de contextura delgada. Miró la foto, era diferente a la que le había dado su padre esta mañana, se veía mucho mejor y no tenía esa horrible ropa de laboratorio, más bien portaba ropa deportiva que se le veía extremadamente bien. A un costado de la información pudo darse cuenta de que había videos, su curiosidad ganó y no se detuvo en preguntar.

 

-¿De qué tratan esos videos?

 

Los chicos pudieron darse cuenta de que Momoi se avergonzaba un poco –Los videos corresponden a sesiones de masturbación de Dai-chan y de Yuki-chan. No quisiera mostrarlos por ahora y menos delante de la pareja del otro… pero debíamos grabarlos para ver cómo sus cuerpos reaccionan a los estímulos y los líquidos que este produce para la penetración. Estábamos algo preocupados la verdad porque Dai-chan, parecía no querer… ¿Cómo decirlo?... insertarse nada.

 

-¡Momoi-san! –Dijeron los chicos exaltados y con un pequeño sonrojo al escuchar a la chica.

 

-Lo siento, lo siento… pero debemos estar en constante revisión en sus épocas de celo y masturbación para cerciorarnos que los líquidos secreten en la cantidad correcta mínima para lograr un penetración poco dolorosa ya que genéticamente son más estrechos en su región anal. Ambos han sido estimulados con su olor, para que desde ya reacciones a ustedes y a ningún otro Alfa.

 

-¿Cuándo podríamos conocerlos en persona? –Preguntó Kagami sin apartar la mirada de la fotografía y de los videos, donde en los últimos apenas se alcanzaba a ver un moreno con las piernas ligeramente abiertas y con el rostro ladeado mirando a otro lado, con los ojos expresando humillación.

 

-Mañana mismo, no podré estar con ambos a la vez, por lo tanto Kise-san verá a Yuki-chan junto a mi compañera Riko y yo acompañaré a Kagami-san. Hay que aprovechar para visitarlos ahora que no están en su periodo de celo ya que no queremos que ninguno de ustedes se vea afectado por su olor.

 

-De acuerdo. Nos vemos mañana entonces.

Ambos se despidieron de la chica quien los acompañó a la salida con una sonrisa. Kagami subió al carro donde su padre ya lo esperaba para regresar a casa. El pelirrojo mayor buscó sacarle conversación a su hijo pero éste miraba por la ventana distraído esperando, inevitablemente, ansioso el día siguiente.

 

Cómo habían acordado, se reunirían en el laboratorio a las 13:00 horas para realizar las visitas. Los chicos llegaron media hora de lo acordado por los nervios. Momoi los recibió gustosa dándole las indicaciones necesarias para el momento del encuentro e indicar que irían acompañados de otros betas, ya que sería la primera vez que los alfa percibirían el olor de los omega.

 

A la hora precisa apareció la castaña, que si bien recuerdan se llamaba Riko, quien escoltó a Kise por una de las puertas laterales que los llevaría a la habitación del sujeto Kasamatsu Yukio.

 

Por otro lado el pelirrojo fue escoltado por Momoi y dos betas, sin embargo se dio cuenta de que el lugar no daba hacia las habitaciones, sino más bien a un área libre. Lo que más le sorprendió fue ver una cancha de basket, cosa que jamás esperaba presenciar en un laboratorio.

 

-No pensé que aquí habría un lugar como este- Se sinceró ante la pelirosa que caminaba unos pasos delante de él.

 

-Lo sé, pero como los chicos han vivido aquí por cuatro años debíamos hacer su estadía un poco más llevadera y permitirles también recrearse fuera de las paredes blancas del laboratorio.

 

-Ya veo… pero de todos modos ¿Qué hacemos aquí? Creí que vería a Aomine.

 

-Y lo harás, Dai-chan está aquí. Le gusta pasar más el tiempo aquí, que entre tanto hombre con bata blanca. Suele estar con Yuki-chan y Kazu-chan jugando por horas y horas, Dai-chan es muy bueno en esto, pero todos deben ver a sus parejas por separado, así que hoy solo tu pareja estará aquí. –Respondió señalando de pronto hacia el frente.

 

De pronto el tiempo y el mundo se detuvieron para Kagami. Frente a él estaba el chico de las fotografías, su olor de pronto lo hipnotizó. No era el olor común que tienen los omegas comunes que eran demasiado dulces y empalagosos, este era más cítrico pero con un toque dulce que lo volvió loco.

 

No se dio cuenta en qué momento sus piernas avanzaron solas y se encontraba frente al moreno, no invadiendo su espacio personal, pero sí lo suficientemente cerca para  observar cada detalle de sus facciones y contextura. Realmente era un  chico precioso. Aunque seguía admitiendo, no en voz alta, que su ceño fruncido y cara de pocos amigos no dejaban de intimidar.

 

-Dai-chan, él es Kagami-san. Tu pareja.

 

Vio claramente como el otro fruncía el ceño ante la mención de su persona y se cruzaba de brazos mirando hacia otro lado. ¿Es que acaso no pensaba hablarle? Es la primera vez que se ven, es obvia su molestia, y quizás también comprendía el que lo desconcertara ver al culpable de que tuviera que cambiar de raza, pero aun así seguía siendo demasiado descortés.

 

-Hola, soy Kagami Taiga. Un gusto –Se presentó alzando su mano para estrecharla con la del otro.

 

Notó como Aomine miraba a Momoi detrás de él, pero luego con un suspiró alzar también la mano y estrecharla con la del pelirrojo. Grave error. Una corriente eléctrica de inmediato recorrió ambos cuerpos. El moreno algo asustado por la sensación soltó bruscamente la mano ajena dando un paso atrás.

 

-Aomine Daiki. No es un gusto conocerte –Respondió arisco y a la defensiva mirando cualquier punto de la cancha, excepto el chico que tenía enfrente.

 

Aomine no había tenido contacto con ningún alfa antes y estaba desconcertado e incluso mareado por el aroma fuerte y dominante del pelirrojo frente a él. A pesar del cambio, mantenía su orgullo de Alfa intacto por lo que no demostraría que el olor del contrario causó estragos en su cuerpo, no necesitaba ahora que se dieran cuenta los doctores y que quieran hacerle miles de preguntas y chequeos corporales para ver las consecuencias del encuentro.

 

-Nosotros estaremos unos metros más atrás, los dejaremos conversar un rato. Tienen una hora para conocerse, no la desaprovechen. –Dijo Momoi alejándose junto a los betas, pero de pronto se giró al recordar algo importante –Kagami-san, como hoy es la primera visita se prohíbe el contacto corporal.

 

El pelirrojo asintió a las palabras de la chica para luego fijar su mirada en el moreno. Bien, tenía una hora para al menos entablar una conversación.

 

-Hum.. –Dudó en que preguntar primero, se notaba que el otro no quería conversar con él, ni nada.

 

-No creo que quieras saber datos como mi edad, peso o si estoy sano , eso te lo dan antes de entrar aquí –Respondió aún a la defensiva y con el ceño aún más fruncido que antes.

 

-Cuéntame de ti entonces.

 

-Oh, mi vida no ha sido nada espectacular desde hace cuatro años desde que tu papito creyó que era la pareja perfecta para ti. Te puedo decir que he pasado mirando paredes y a los mismos sujetos que me preguntan todos los días como va mi cuerpo con el jodido gen omega.

 

-Ok, creo que comenzamos con el pie izquierdo.  –Pensó Taiga al ver que el otro alzó la voz para decirle todo aquello. Aún no quería presionarlo, sabía que el moreno se podía espantar si hacía uso de su aroma para dominarlo y eso no le ayudaría a ganar puntos con él. -¿Quieres saber de la mía?

 

-No. No tengo ningún interés en saber cómo es la vida de un millonario, ni los costosos viajes y carros del año, así que ahórrate todo ese cuento. Sólo estás aquí para reclamarme como tuyo, pero te advierto algo, no te la voy a dejar fácil. –Le retó a lo que el pelirrojo respondió de inmediato.

 

-Pues entérate que los Kagami no nos damos por vencidos tan fácil, me vas a tener aquí todos los días si es necesario y serás tú mismo el venga tras de mí pidiendo que te reclame –Se estaba acercando. No era de los que se negaban a un reto y el moreno le estaba imponiendo uno grande.

 

-Eso lo veremos niño de papi, vas a tirar la toalla cuando te des cuenta de que no iré corriendo a tus brazos como esperabas de cualquier Omega. Se metieron con el alfa equivocado.

 

-Omega, eres un Omega y eres el mío, te voy a conquistar Aomine, y siempre cumplo lo que digo. No lo olvides.

 

Ambos se miraron. Enojó y desafió se podía ver en los ojos de los chicos. Momoi se acercó junto a los betas para separarlos. Aomine chasqueó la lengua molesto y sin más dejó que lo llevaran de vuelta a su habitación, mientras Kagami lo miraba irse irritado.

 

Momoi suspiró frustrada por la actitud de su amigo, pero ¿qué le iba a hacer? Dai-chan era así. Miró a Kagami con un poco de lástima, quizás este chico realmente no podrá ganarse el corazón del moreno.

 

-¿Estás bien?

 

-Sí, es solo que no me esperaba esto –Se sinceró sentándose en una de las bancas del lugar. –Pero que ni crea que por esto me voy a intimidar, vendré todos los días le guste o no, no me daré por vencido tan pronto.

 

Momoi sonrió complacida por su respuesta, diciéndole que le ayudaría con todo lo que necesitara. El pelirrojo aceptó y ambos comenzaron con el plan.

 

Las visitas, como prometió Taiga, comenzaron diariamente desde el día siguiente. Cada día se reunía con un malhumorado moreno que aún lo miraba con el ceño fruncido. A la tercera semana Aomine le preguntó algo que lo desconcertó un poco.

 

-¿No tienes algo mejor que hacer, que venir a molestarme todos los jodidos días? Eres molesto, sabes.  –El moreno miró enojado al pelirrojo que ahora sonría como le hubiera dicho un cumplido o algo así -¿Qué? ¿Tengo algo en cara acaso?

 

-Nada, nada… ya terminó la hora, debo irme –Dijo el pelirrojo levantándose y, por primera vez, acercándose al moreno para besarle la mejilla, dejándolo desconcertado y para qué negarlo, muy ligeramente ruborizado.

 

Luego de esa despedida inusual, ya que ambos nunca habían tenido contacto hasta ahora, el pelirrojo no se apareció al otro día. Aomine estuvo esperando a que la puerta de su habitación se abriera para que uno de los betas lo condujera al lugar de reunión habitual, pero ese día, ni los del resto de la semana, no fue nadie a buscarlo.

 

Aomine no puedo evitar sentirse decepcionado, acaso la pregunta que le había hecho lo hizo recapacitar de que en verdad solo perdía el tiempo con él. Pensar aquello realmente le asustó. No lo admitió abiertamente, pero intentaba ser muy sutil al preguntarle a Momoi por Kagami, pero esta solo le respondía con una sonrisa y se iba la ¡muy desgraciada!

 

La segunda semana de la ausencia de su alfa pasó y ni rastros aún. ¡Se estaba preocupando! ¿No fue el mismo Kagami quien le dijo que no se rendiría y otras cursilerías? ¿Entonces por qué no venía a verlo? ¿Se aburrió? Ok, esto lo estaba alarmando ¡Su nuevo gen Omega estaba gritando por Taiga! Obviamente no lo admitiría, jamás de los jamases.

 

Hace unas semanas no le importaba si el otro venía o no, pero mírenlo ahora, esperando al idiota del pelirrojo. Uy, ¡Lo odiaba!

 

-Claro, lo odias por no haberte venido a ver, por abandonarte después de tantas atenciones y lo peor, es que como Omega ahora quieres que tu alfa esté cerca. Pobre… –Aomine bufo molesto. –Gracias conciencia, me encanta que estés de mi parte. –Se respondió a sí mismo de manera sarcástica.

 

La tercera semana estaba por venir y Aomine ya no albergaba esperanzas de que el pelirrojo viniera, pero estaba equivocado. Ese día dos betas aparecieron en su puerta y le dijeron que el señor Kagami le esperaba. Se levantó de un salto de la cama, pero luego sopeso su reacción, y salió a paso orgulloso de la habitación caminando lentamente para hacer esperar a ese idiota.

 

Al llegar a la cancha, donde comúnmente se reunían, miró al pelirrojo conversar animado con la pelirosa. Frunció el ceño y se sentó en la primera banca que vio sin importarle si el otro se había dado cuenta de su presencia o no. ¿Por qué vino hasta ahora? Se preguntaba molesto y completamente ido en sus pensamientos.

 

No tuvo que ver que el otro se había acercado, su fuerte aroma de alfa lo había aturdido un poco al sentirlo frente a él, pero no hizo el mínimo atisbo de levantar la mirada.

 

-Hey. –Saludo Kagami sentándose frente al moreno en la banca, alzando un rosa roja frente al otro. Momoi había sido amable al contarle un pequeño secreto de moreno. Que éste amaba admirar las rosas, claro desde el implante del gen omega, pero el hecho es que le gustan. –Para ti.

 

Aomine frunció el ceño, pero de todas maneras tomó la rosa que le era ofrecida y acarició sus pétalos cerrados, ya que era un botón, mirándola atento pero sin quitar su expresión. –Supongo que gracias.

 

-Te noto más molesto que los demás días, ¿pasó algo?

 

-¿Qué si pasó algo? Claro que pasó algo idiota, te fuiste y yo aquí preocupado. –Sí, seguro diría eso. –Nada.

 

-Momoi dijo que había preguntado por mi –Kagami se deleitó con el sutil sonrojo que cubrió las mejillas del moreno, sonrió con ternura por eso.

 

¡Maldita traidora! –Já, te hubiera gustado –Respondió arrogante y sin verlo aún.

 

-Creo que aun así te mereces una explicación por no haber venido –Mencionó el pelirrojo alzando su mano para apartar un mechón azul del rostro de su chico, colocándolo detrás de su oreja. Taiga sonrió complacido al ver que el sonrojo aumento y que luego le había apartado la mano de un manotazo –Pues verás, tuve que hacer un viaje de improviso a américa y apenas ayer pude regresar.

 

-No me importaba en realidad. –Orgullos como era, Aomine no diría que realmente le importaba, claro que no, dignidad ante todo.

 

-Oh, y yo creyendo que me extrañaste –Dijo Kagami con un fingido tono dolido. –Y te había traído un obsequio.

 

El moreno rápidamente giró el rostro para observar al contrario, curioso. Observó como el alfa tomaba varias bolsas de papel grandes y se las entregaba. En su interior se encontraba ropa nueva, era la primera vez que tendría ropa, pues la ropa que debía usar era un traje blanco dado por el laboratorio y una sudadera que Momoi le había regalado. En la segunda bolsa también se encontraba un reproductor de música y un celular moderno, y en la última bolsa una nueva pelota de basket. Ok, eso último le sorprendió pero a la vez le encantó, la que usaba estaba ya desgastada y con parches.

 

-¿Todo esto es para mí?

 

-Claro que si –Kagami mantenía una sonrisa al notar el entusiasmo del otro al ver el contenido.

 

-¿Por qué? ¿Por qué me das todo esto?

 

-Momoi me contó que estabas cansado de vestir siempre lo mismo, por lo que traje ropa para que vistas y ya sabes te pongas para nuestras reuniones –Le guiñó un ojo divertido al notar que el moreno rodaba los ojos por el comentario. –Y el celular es por qué quiero que tengas más comunicación conmigo, mi número ya está registrado allí. Y pues la pelota es para que juguemos un rato.

 

Aomine aún sorprendido tomó el celular de su caja y lo miró atento, cuando tenía 18 recién estaban apareciendo este tipo de celulares, pero por su condición económica nunca tuvo por lo que no sabía utilizarlo muy bien, pero bueno, ya aprendería.

 

Luego tomó la pelota y probó el bote. Se sentía bien entre sus manos, se sentía realmente entusiasmado por probarla. Miró al pelirrojo y en un movimiento rápido le lanzó la pelota. -Te reto.

 

El pelirrojo lo miró sorprendido en un momento para luego sonreír confiado. -Acepto.

 

Así ambos fueron al centro de la cancha y se enfrascaron en una larga batalla. Los dos eran muy bueno, pero Aomine superaba por mucho a Kagami. Era muy ágil y pronto dejó embobado al pelirrojo que ya no pudo apartar la mirada.

 

Hace mucho había terminado la hora de visita, pero Momoi los dejó continuar un rato más, hace mucho que no veía así de feliz a Daiki como para estropearlo ahora.

 

Cuando finalmente el pelirrojo se vio obligado a irse, Aomine metió todo en las bolsas para llevarlo cómodamente hasta su habitación. Observó a Kagami un minuto y con toda la valentía se le acercó y dejó un casto beso muy cerca de los belfos del mayor.

 

-Gracias – Dicho eso, rápidamente salió de ahí bajó la mirada sorprendida de Kagami y emocionada de Momoi.

 

Dos meses pasaban y la relación entre el Kagami y Aomine había comenzado a mejorar. Al menos el peliazul ya no ignoraba a su alfa y podían pasar mucho más tiempo juntos, aunque las peleas eran algo frecuente.

 

Un día Taiga, mientras se encontraba en la empresa, recibió una llamada de Momoi y rápidamente se dirigió hacia el laboratorio.

 

-Al fin llegas Kagami –Fue lo primero que le dijo la pelirosa al recibirlo. –Tenemos un problema.

 

-¿Le pasó algo a Daiki? –Preguntó preocupado mirando como la pelirosa negaba, para su tranquilidad.

 

-No es grave, quería avisarte que Daiki está entrando en su periodo de celo… necesitamos que lo reclames.

 

-¿Qué? Creí que llegaría eso ocurriría en un mes más.

 

-Los doctores creen que al tener constante contacto contigo, provocó un desorden hormonal y sus sentidos omegas necesitan que su alfa lo reclame. Comenzó hoy en la mañana, y ya completamente preparado para ti. –Prosiguió mirando el semblante de Kagami –Sé que es pronto, nosotros tampoco estamos preparados para esto, pero debes hacerte cargo.

 

-¿Daiki está de acuerdo con esto? Sabes que él aún está reacio a la idea de que lo reclame.

 

-Por eso no te preocupes, las hormonas lo traicionaran y sin darse cuenta estará rogando por ti –Kagami se sonrojó un poco por sus palabras, haciendo reír a la pelirosa.

 

-Apagaremos las cámaras y les daremos su espacio, sé que sería más cómodo en tu casa pero estará expuesto a los alfas de fuera.

 

-Tomaré el riesgo –Respondió tajante el pelirrojo.

-¿Qué? No podemos sacarlo de aquí.

 

-No me permitiré reclamar a mi pareja en estas condiciones, lo llevaré a casa y punto. –Miró a la pelirosa seriamente –Es una orden.

 

Momoi lo miró unos segundos, antes de ordenar el traslado del peliazul.

 

Kagami sonrió al ver los ojos levemente maravillados de Daiki al observar su hogar desde el auto. Al bajar dejo las pocas pertenencias del Aomine en manos de una empleada para que las llevara a la habitación, agradece a su padre el que los dejara solos por esos días y que sus empleados fueran de raza Beta.

 

Por su parte Daiki no disfrutaba mucho la situación. Si bien su nuevo instinto Omega estaba en celo, su antigua raza Alfa detestaba el que el pelirrojo desprendiera feromonas territoriales cuando estaba cerca. No quería pasar por este proceso y permitir que el pelirrojo sea el que lo marque. Aunque se estuvieran llevando mejor, y le gustara estar cerca del pelirrojo, aún no quería la unión. Inevitablemente le provocaba rechazo.

 

Según sabía los Omegas buscaban un lugar seguro donde pasar su celo, por lo que llevó a Aomine hasta la habitación para que pudiera acomodarse. Notó que Aomine se tensaba en cuanto entró debido a que su aroma estaba por todos lados, pero tendría que acostumbrarse.

 

Cuando al fin estuvo solo, Aomine fue directamente al baño para tomar una ducha. Su cuerpo estaba reaccionando al aroma del alfa dueño de la habitación y su celo estaba comenzando ya su etapa crítica de calor.

 

Luego de tomar esa refrescante y necesitada ducha fría, se vistió y sentó al borde de la cama pensando en las pocas posibilidades que tenía en estos momentos de escapar del pelirrojo y su afán de marcarlo.

 

Eso era lo que pasaba por su cabeza, cuando de pronto la puerta del cuarto se abrió dejando entrar al pelirrojo.

-¿Qué demonios haces? –Soltó de pronto y molesto por la intromisión inesperada del alfa.

 

-Sabes perfectamente a lo que vengo –Le contestó notando que el aroma había incrementado notablemente en los minutos que estuvo solo.

 

-No quiero… Me niego a que esto pase –Respondió mirando al otro enfadado. –Me obligaron a venir y aceptar que me marcaras. Fui una rata de laboratorio al que transformaron en tu Omega, sin embargo yo aún no te considero mi pareja, para nada.

 

Con cada palabra notó que la tensión se podía palpar en el aire.

–Si tanto te cuesta tener tu pene en tus pantalones  te recomiendo que salgas de aquí, porque no te abriré las piernas. -No podía controlar su lengua.

 

Sabía que no era culpa del pelirrojo lo que estaba ocurriendo con su cuerpo, pero en el laboratorio siempre odio el que le intentaras… introducir cosas.  

 

-Pues yo tampoco te elegí, fue mi padre el que creyó que yo sería feliz contigo, mi supuesto omega -Kagami fijo enfadado sin medir sus palabras -No es como si fueras mi pareja ideal ni nada de eso, estoy obligado a marcarte


Pares de ojos rubí y zafiro se miraron molestos, ambos aumentando sus feromonas dando a demostrar su molestia. Palabras que no querían salir de sus bocas eran dichas en un momento de desahogo.


Aomine no supo en que momento había pasado de estar  sentado a estar recostado en la cama con Kagami  sobre el besándolo. Aun du instinto le decía que debía alejarse, pero el pelirrojo besaba tan bien que su mente solo estaba enfocada en los labios del otro .


El pelirrojo por su parte tampoco se esperaba esto, pero Aomine había picado su orgullo y no iba a dejarse tratar así por su omega. Lo besaba con fuerza dominando por completo al otro, o casi por completo ya que sentía a Aomine resistirse un poco.


Los besos descendieron por el cuello ajeno oliendo este,, ya que el aroma del celo se concentraba allí para que el alfa pudiera morder y marcar esa zona. A pesar de que la típica glándula omega no se encontraba allí, como en un omega puro, había un pequeño sector del cuello ajeno que concentraba el olor -detrás de la oreja derecha-. Kagami dio una lamida en ese sector provocando un estremecimiento en el moreno cuerpo debajo de él.


Kagami no quería incomodar u obligar a Aomine todavía, esperaba convencerlo o que el celo avanzara y Aomine quisiera la marca. Pero ahora mismo no podía alejarse. Aumentó sus feromonas de manera territorial escuchando al moreno jadear entre molesto y excitado por eso. Continuo besando y acariciando por sobre la ropa al peliazul, esperando que se relajara lo suficiente.


Aomine por su parte está contrariado. Las feromonas de su alfa estaban por toda la habitación excitándose, su parte baja estaba comenzando a lubricarse y prepararse para recibir al contrario. Removió sus caderas contra la pelvis del otro. Ya no podía pensar. Nunca antes le había pasado esto en sus antiguos celos que incluso eran inducidos por el aroma del pelirrojo.


En el laboratorio era todo muy distinto. Miles de cámaras observándolo y científicos obligándolo a utilizar un dildo y sacando muestras del lubricante, que si bien no producía la misma cantidad que un omega puro, era lo suficiente para recibir un miembro.


Soltó un jadeo sorprendido. Se había perdido en sus pensamientos y nuevas sensaciones que no había notado en qué momento el pelirrojo le había quitado la playera y había comenzado a jugar con sus pezones, los que inesperadamente se sentían muy sensibles ante cualquier contacto.


El pelirrojo miraba fascinado el contraste de sus manos con la piel morena del omega y escuchar sus jadeos leves no le ayudaba a su autocontrol de querer penetrar de una vez al otro. Comenzó a friccionar levemente el miembro ajeno sobre la ropa notando humada la zona. Desabrocho el pantalón y estaba por quitarlo cuando Aomine se lo impidió. Un gruñido casi animal salió de su boca por el acto, notando que Aomine se tensaba por eso y permitía el que bajara su prenda.


Ok, escuchar ese gruñido fue algo… interesante. Se sintió tan dominado en ese momento que no evitó tensarse, pero no de miedo sino de sorpresa por que esto provocó en su cuerpo, un sentimiento placentero recorrió su espalda. Fue algo instantáneo, no podía negarse a lo que quería du alfa. Se sentía tan endemoniadamente bien como Kagami apretaba y movía su mano alrededor de su miembro erecto. Lo estaba disfrutando tanto, su casi nulo instinto alfa había desaparecido y también  se había rendido ante el alfa que tenía encima. Gimió lastimero cuando Kagami se había alejado de su cuerpo para comenzar a desvestirse.


Sonrió para sí al notar que Aomine ahora lo observaba desvestirse. Se permitió quitarse la ropa lentamente y disfrutar de la respiración agitada de Aomine cuando lo miraba directamente a los ojos. Quedó con solo en bóxer al igual que el peliazul y volvió a posicionarse sobre el. Beso nuevamente el cuello ajeno mientras sus traviesas manos quitaban la última prenda del moreno y acariciaba directamente la piel de esa zona.


Sintió sus piernas ser abiertas,, instintivamente quiso volver a cerrarlas pero un gruñido de advertencia lo detuvo. Cerró los ojos al sentir como el pelirrojo pasaba sus dedos cerca de su entrada, notando el lubricante que se producía y empapaba el lugar. Un jadeo escapó de sus labios cuando sintió una lengua pasearse por el lugar -¡¿Por qué usaba su lengua?! Si ya estaba todo mojado allá abajo -Pensaba mordiéndose el labio por las nuevas sensaciones y gemidos que querían escapar.


Un dedo se introdujo en su entrada. Luego dos y tres dedos estaban penetrándolo. Eran incluso más grandes y placenteros que el miembro de goma que le daban en el laboratorio. Pero su omega interior no estaba satisfecho, necesitaba algo mas grande y que llegara más profundo en su cuerpo. Tan pronto se hizo entender , es que los  dedos fueron retirados lo que tanto esperaba lo llenó y lo hizo ver estrellas.


Se mordió los labios al sentir la estreches del moreno, lo apretaba tan  delicioso y estaba tan caliente. No esperó para moverse, por la expresión de Daiki se daba cuenta que lo estaba disfrutando.


Cerró sus manos en las sabanas y se mordió los labios, las penetraciones comenzaron lento pero fuertes y profundas contra su cuerpo y próstata. No tenía nada más en mente que ese cuerpo moviéndose contra él.


-¡Kagami!… -Se mordió los labios cuando el nombre del otro escapó de sus labios luego de que este golpeara continuamente su próstata.


-Taiga, dime Taiga -Comentó Kagami con una sonrisa observando al otro.


La sola vista de Kagami sobre él, con el cabello pegado a su frente por el sudor y los músculos de su torso contrayéndose luego de cada embestida lo hicieron jadear y estremecerse gustoso. Sintió las feromonas de Kagami expandirse más por la habitación.


Las embestidas comenzaron a ser más rápidas y fuertes. Kagami comenzó a repartir besos por el cuello ajeno hasta llegar detrás de la oreja derecha donde mayor olor desprendía Aomine y sin esperar mordió el lugar escuchando un gemido de este y como la estrechez aumentaba alrededor de su miembro.


Ambos acabaron al mismo tiempo, Aomine entre ambos y Kagami dejó su nudo dentro del otro. Nudo que estaría allí unas horas.


El pelirrojo observó la marca en el cuello del moreno y sonrió. -Mío.


-Cállate -Dijo el moreno con los ojos cerrados evitando la mirada del pelirrojo.


Taiga sonrió y cubrió a ambos con una manta sin moverse demasiado para evitar dolor en Daiki.


-Puedes descansar por ahora, tenemos muchos días de tu celo que disfrutar.


Aomine rodó los ojos y prefirió dormirse apresado entre los brazos de su alfa. Pensando en lo bizarro de todo esto. Un alfa y aun alfa transformado.


 

Notas finales:

Gracias por leer! Espero críticas constructivas o tomates, como quieran(?). 

Espero que me lean para la próxima <3 


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