Ya había pasado una semana desde que Chan Yeol le había dejado la cicatriz y, la verdad, era que adoraba ser pareja de un vampiro, además, el vampiro se volvía loco por complacerlo. Nunca se había sentido tan querido como en aquella semana. Tuvo desde cenas románticas hasta interminables paseos.
Se sentía bien ser un humano perfecto emparejado. Quizá los primeros días había estado algo más renuente a lo de vivir hasta que su hijo se emparejara, pero cuando se acostumbró a los mimos que el mayor le daba se disuadió.
Se sentía algo mal, es decir, el único amigo que había mantenido en su vida por más de un par de meses moriría ante sus ojos, y por como hablaba Chan Yeol, un siglo le pasaba volando.
Se estiró perezoso y abandonó los pensamientos de Tao de su mente, cerró el libro con el que estaba haciendo un trabajo y lo devolvió a su estantería. El segundo o tercer día de estar viviendo en la mansión se encontró vagabundeando una enorme biblioteca con todo tipo de libros. Sonrío al imaginarse a Chan Yeol leyendo alguna novela policíaca o histórica en el cómodo sofá que había en una de las esquinas.
Su estómago rugió y con prisas terminó de meter sus libros y apuntes en la mochila de la universidad, subió al cuarto que compartía con su pareja para coger la cartera y bajó las escaleras medio corriendo.
Le apetecía una hamburguesa grasienta del establecimiento de comida rápida que estaba a un par de minutos en skate de la casa.
Salió de casa subido en su skate, que le había regalado Chan Yeol, y con prisa empezó la carrera. Llegó en menos tiempo del que creía, pidió su hamburguesa y se sentó a comer tan a gusto como las incómodas sillas de plástico se lo permitían.
Empezó a engullir tan rápido como pudo, saboreando levemente el sabor, sintiendo que sus manos ahora estaban grasientas y brillantes. Relamió cada uno de sus dedos con gula y se bebió de golpe todo el refresco que había ordenado.
Se sobó la barriga y crujió los huesos de sus manos sonoramente, se puso de pie listo para irse. Esquivó a un par de niños que corrían felices detrás de una pelota y salió del local. Y sintió que algo iba mal.
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-¿Baek Hyun?-preguntó Chan Yeol mientras golpeaba la puerta del baño.
No quería interrumpir la intimidad de su pareja, pero llevaba más de cinco minutos llamándole y sin recibir ninguna respuesta que, impaciente y preocupado, abrió la puerta del baño observándolo vacío.
La preocupación recorría todos y cada uno de sus poros. Había llegado algo tarde porque Min Seok se había parado a comprar un par de zapatos en la vuelta a casa desde el trabajo y al llegar a casa Baek Hyun no aparecía por ningún lado.
En un instante se presentó en el despacho de Min Seok, encontrándolo muy concentrado en la pantalla del ordenador.
-Min Seok, Baek Hyun ha desaparecido.- gruñó.
-Un segundo Chan Yeol, estoy ocupado.-murmuró el otro sin prestar atención realmente a lo que su segunda mano le decía.
-¡Min Seok!-gritó mientras golpeaba la mesa, sus colmillos y garras querían salir.
-¡Acabo de encontrar a un aquelarre manejando trata de blancas! ¡Un segundo joder!-gritó en respuesta el otro.
-Mi humano perfecto a desaparecido, Min Seok, no hay "un segundo" que valga.-gruñó mientras desaparecía.
Min Seok gruñó también y emprendió la carrera detrás de Chan Yeol para buscar al travieso humano que se había escapado de casa.
-Chan Yeol, tranquilízate, siente el lazo e intenta ir hacia él.-murmuró su líder.
El vampiro más joven tomó una honda respiración y se concentró en sentir el lazo que le hunía con su humano, siendo frágil, pero detectable.
-Es muy débil, han bebido de él.-informó Chan Yeol al borde de convertirse en una bestia.
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No podía controlar el temblor que recorría su cuerpo, no podía, a duras penas podía controlar su respiración para no ahogarse. Lágrimas y más lágrimas recorrían libremente sus mejillas hasta su mentón, donde caían en su camiseta, humedeciéndola poco a poco. Tampoco era capaz de controlar el dolor en su estómago, sentía que vomitaría en cualquier momento, la putada era la venda en su boca a modo de mordaza, que no le dejaría vomitar.
Gritó a través de la tela cuando un agudo dolor atravesó su muslo, sentía todos los dientes del jodido vampiro que le había atacado a la vuelta a casa del local. Joder, no sobreviviría si seguía tomando su sangre a ese ritmo.
Golpeó la cabeza del vampiro con sus manos atadas frenéticamente, no podía morir así, no ahora que Chan Yeol y Tao estaban en su vida. Y por eso luchó con todas sus fuerzas, pero de poco sirvió. El vampiro le sujetó las muñecas y con un leve movimiento las esguinzó.
Baek Hyun arqueó todo su cuerpo y gritó en medio de su dolor, sintiendo que toda la fuerza que le quedaba era drenada, al igual que su sangre.
Su último pensamiento ante de caer en la inconsciencia fue su vampiro, su alto y fuerte vampiro. Gimió levemente y todo el dolor se disipó al cerrar los ojos.
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Chan Yeol gritó cuando el lazo le dio una descarga, haciendo que su cuerpo se sacudiera por la intensidad.
-¡Lo veo! ¡Ya sé quien está con él!-gritó Chan Yeol dejando salir sus garras y colmillos.
Min Seok corrió detrás de él hasta llegar hasta una fábrica abandonada y sintió el olor a sangre fuera del edificio.
La escena no fue agradable de ver, en cuestión de segundos habían encontrado al vampiro que había secuestrado a la pareja del segunda mano, y Chan Yeol no tuvo piedad con él.
Min Seok se ocupó de Baek Hyun mientras Chan Yeol... Chan Yeol, mira, mejor ni saber que hizo con el otro vampiro.
-¡Chan Yeol, es suficiente, tu humano te necesita!.-gritó Min Seok cansado los gritos del vampiro que agonizaba en el suelo.
Chan Yeol corrió al lado de su pequeño humano y lo apretó contra su pecho, sintiendo aque todo su mundo volvía a tener sentido. Sus colmillos y garras volvieron a su tamaño normal y acunó el cuerpo inconsciente contra su pecho.
-Tenemos que ir al médico del aquelarre ya, no me gusta nada el aspecto de sus muñecas.-comentó Min Seok cuando estaban volviendo a casa.
-Llámalo y que venga cuanto antes, está muy pálido y suda demasiado.
-Ya está de camino.-informó Se Hun entrando en la habitación con un cubo de agua caliente y una toalla para limpiar los restos de sangre de Chan Yeol y Baek Hyun.