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Vivir y existir son dos cosas distintas. por Amaidesu

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Notas del capitulo:

Disculpas abajo. Y nuevo cap :v

-Sasuke, despierta.

El azabache abrió los ojos. Era cerca del mediodía. Cerró los ojos y apretó el entrecejo; no tenía problemas con soñar, de hecho era una de las cosas que más le gustaba hacer, pero ver a esas dos personas… Algo no estaba bien, durante años ni siquiera le habían hablado y ahora, de repente, hasta supo sus nombres.

Tenía que ver con Naruto, de eso no tenía ni la menor duda. Se cubrió con las sábanas, no quería levantarse.

Todo ese tiempo siempre se fio de la seguridad que le daba la rutina. Ahora, aunque fuese en menor medida, el ojizarco amenazaba con agrietar su débil base. No quería, se negaba a darle ese poder al rubio.

Un cosquilleo en la nuca, parecía el suave aliento de la muerte. Tan tenue, tan grácil; la voz tan aguda y cercana del pequeño animal le hizo saber qué le tocó. Al abrir los ojos se topó con un pequeño minino ya conocido por él. El felino le miraba atento, con esos ojitos grandes y curiosos… le trajeron varios recuerdos. Hacía ya tanto que había dejado de ver esos ojos en su reflejo…

 

-Ya es hora. Vayamos a comer algo antes de salir.

-Tenemos que hablar con mi hermano.

-Será después de comer. No puedes estar todo el día sin probar bocado.

 

Con desgano, se levantó de la cama. En ese momento no sentía hambre, solo quería seguir durmiendo. Se sentía exhausto, lo que no pasó desapercibido por Sasori.

Al salir de la casa del pelirrojo fueron a un restaurant. Como algún tipo de compensación, Sasori compró dulces para el moreno. En toda la comida no dijeron nada, solo comían sin mirarse siquiera.

Al salir, Sasori tomó de la mano al azabache. Un gesto simple por donde se vea pero que puede llegar a tener mucho valor. Sasuke apretó la mano contraria, acoplándose perfectamente a la suya.

Al bajar del paradero una llovizna los alcanzó, no era nada pero, pasados los minutos, la llovizna se hizo lluvia. Sasori quería buscar algún refugio para no mojarse, por el contrario, Sasuke se quedó quieto bajo las gotas.

Una tras otra las sentía caer por su rostro, por sus brazos, por su cabello. Le gustaba esa sensación, se sentía libre y prisionero a la vez. Veía el cielo y el dulce vaivén de las nubes. Empezó a sonreír a la nada, alzó la mano, abrió su palma como queriendo alcanzar un objeto y, luego de mantenerla extendida por un minuto, cerró su puño de golpe.

Sasori se acercó lentamente. Sabía lo que veía, ese intento por alcanzar lo inalcanzable y darse cuenta de que nunca será capaz de alcanzar aquello que tanto anhela y necesita. Lo abrazó por la espalda apretándolo contra su cuerpo. Quería que Sasuke sintiera, aunque sea de forma corporal, un poco de calor.

Luego de unos minutos así, se separaron. Nuevamente retomaron el camino hacia la casa del moreno y esta vez fue Sasuke quien tomó la iniciativa al tomarle la mano a Sasori. Ambos siguieron avanzando pensando en las preguntas que podría hacerles su hermano.

Llegaron y el Uchiha mayor estaba callado. Pasaron a la sala sin saludarse siquiera. Ya acomodados Itachi los miró pidiéndoles de forma tácita una explicación a lo que fue Sasori quien respondió.

 

-Me conoces de tiempo, Itachi. Puedes tener la certeza de que no estoy jugando con Sasuke ni nada similar.

-Desde cuándo.

-De forma oficial, desde ayer. Y sí, Itachi, fui yo quien trajo a Sasuke de la academia.

-Basta, Sasori. Itachi, durante mucho tiempo he actuado como el tonto de esta familia pero no soy idiota. Si es preocupación los que sientes, no debes hacerlo. Si es vergüenza, tranquilo, no andaré como un maldito caramelo pegado a él. Seré precavido.

-Espero que te hagas una idea de cómo reaccionaran nuestros padres cuando se enteren.

-Y yo espero que no seas un boca suelta. Si lo preguntan no tengo problema con responder, mientras, no es necesario que lo sepan.

-… Está bien. Sasori, es mi hermano.

-Lo sé.

 

Tras esa breve conversación Itachi subió a su habitación. Era difícil de procesar ya que, aunque no lo demostrara, realmente se preocupaba por su hermano.

Tras quedarse solos a Sasuke se le vino una idea a la mente. Tomó a Sasori de la mano y lo guio a la salida. Iba en dirección al paradero pero Sasori lo detuvo.

 

-A dónde me quieres llevar, Sasuke.

-Quiero mostrarte un lugar.

-Tenemos que ir a la academia.

-Pero eso no es importante.

-Sasuke…

-Es un lugar muy importante para mí.

-Lo sé, tonto. Vamos a la academia, iremos otro día a ese lugar tan especial. Y no, Sasuke. Sí quiero conocer se sitio pero debes tener prioridades. No siempre te puedes dar el gusto de hacer lo que quieras. Hay que ir a la academia.

-Pesado.

-Así me quieres.

-Idiota.

-Soy tu idiota.

-Esa es una frase muy cliché para ti.

-Puede sonar a cliché pero me temo que es la verdad. Soy tu idiota, o mejor dicho, soy el idiota que estará a tu lado y te aguantará incluso cuando estés con tu complejo de perro con rabia.

-Mira cómo me rio.

-No quiero.

 

Llegó el bus y ambos subieron entre bromas. No había asientos libres por lo que tuvieron que ir parados todo el viaje, cosa que el pelirrojo no desaprovechó para nada. Cada que podía trataba de abrazar a Sasuke sabiendo cuanto le disgustaba que hiciera eso en público. Le era divertido ver las reacciones que tenía el azabache ante las muestras de afecto, no podía cansarse de eso.

Llegaron y Sasuke estaba a punto de reventar. Y cómo no hacerlo cuando Sasori no solo se la pasó de chicle en el bus sino que, literalmente, le dio una palmada; y no fue en cualquier sitio. La sonrisa burlona del pelirrojo solo le hacía rabiar por dentro pero se contenía porque no quería darle el gusto.

Al entrar al salón vieron a Naruto en una de las carpetas. Estaba durmiendo, probablemente; tenía la cabeza recostada sobre sus brazos. Al azabache solo le dieron ganas de golpearlo, sentía que debía hacerlo desaparecer. Se sentía enojado con él sin saber el porqué, y eso lo enojaba más aún.

No entendía cómo era que el rubio había sido capaz de atravesar las barreras que había impuesto; y no solo eso, también había sido capaz de desequilíbrale. Sentía rabia de solo verlo ahí, con su tonta expresión de “yo no fui” enmarcada en su rostro. Sentía tanta cólera de verlo tan tranquilo, disimulando que no sabía lo que le había hecho. Sentía tantas ganas de romperlo y al mismo tiempo… de cuidarlo.

Fue Sasori quien le sacó de su ensoñación. Se sentaron en las últimas carpetas a esperar a que iniciaran las clases.

En su mente solo tenía espacio para una sola pregunta, ¿Realmente podía confiar en él? Se fiaba de Sasori pero no tanto como para confiar en él a ciegas, eso sería muy tonto. Quería mostrarle su lugar especial, por decirlo de alguna manera. Quería compartir con él ese espacio aislado de las personas. Quería que conociera a Albus, y no es como que se imaginara que el árbol tuviera vida y la hablara pero, en su momento, le ayudó mucho. Y aunque no fuera un ser consiente, le tenía aprecio; ese tipo de aprecio que sientes por algún objeto, pero no uno cualquiera, sino uno con el que pasaste algún momento talvez especial o gracioso. En fin, un momento que de alguna forma te mostró una nueva perspectiva. Quería que Sasori lo viera y aunque no sabía exactamente el porqué, que no es que le importara mucho, quería que Sasori también le tenga ese aprecio por el viejo árbol.

Acabaron las clases y ambos se disponían a salir cuando fueron alcanzados por el rubio. Era curioso ver la forma en la que se movían sus ojos, querían sostener su mirada en los ojos morenos pero luego volvían a bajar. Era obvio que quería hablar con él a solas, y Sasori lo entendió así que, simplemente, se marchó, dejándolos solos.

 

-Qué quieres.

-Sasuke… Lo siento.

-Y por qué te disculpas. Si es solo eso me voy.

-¡No, Espera! No es solo eso. Sasuke, ¿Puedo estar cerca de ti?

-Para qué-

-Escucha. Sé qué te falle´ pero de verdad me gustas mucho y quisiera… de verdad quisiera…

-¿Quieres ser mi amigo? Idiota.

-…Sí. Sasuke, de verdad no quise lastimarte.

-¿Quién te crees para hacer algo así? No me lastimaste ni nada similar. No me puedes hacer nada porque no me importas en lo más mínimo.

-Sasuke, por favor, déjame acercarme a ti.

-Suficiente. No te entiendo, porqué sigues molestándome así, porqué quieres seguir cerca. Idiota. Lárgate de una maldita vez, déjame en paz. Hazte a la idea de que nunca me conociste, eso es lo que yo hago.

 

Caminó en sentido a la salida. Se sentía cansado nuevamente, odiaba esa sensación. Sasori estaba en la cafetería tomando alguna bebida, al acercarse le dio otra, era café.

Fueron en dirección al paradero, debían de regresar. No decían nada, caminaban entre el bullicio a su alrededor. De inmediato un bus se hizo presente, estaba casi vacío. Subieron y se acomodaron entre los asientos del fondo.

Terminaron sus cafés y fue el azabache quien habló primero. Una pregunta de lo más trivial, simple.

 

-¿Le pusiste nombre al gato?

-¿En serio es lo mejor que se te ocurrió?

-Es que lo recordé.

-No, aún no sé qué nombre ponerle. Esas cosas no van conmigo. Si quieres, mañana podemos ir a ese lugar que querías mostrarme.

-¿En la mañana? No sé si despierte.

-Tu tranquilo, yo me encargo de eso.

 

El bus siguió su transcurso tranquilamente. Ambos varones no hablaban, Sasuke estaba recostado contra el vidrio mientras que Sasori estaba desparramado en el asiento. El azabache no pensaba en nada en particular, solo veía por la ventana cunado sintió el efusivo abrazo del pelirrojo. Se lo quitó de encima, solo habían tres personas en el bus aparte de ellos, realmente Sasori podía molestarlo mucho.

Habiendo fracaso en su intento, se acercó al oído de Sasuke, tenía en mente algo que quería probar.

 

-Sasuke.

-Qué.

-Hagamos algo divertido.

-No quiero.

-Por favor.

-No, idiota.

-Sasuke…

-He dicho que no.

-Te va a gustar.

-No quiero.

-El conductor no va voltear.

-Aun así-

-Para irme tranquilo ¿Sí?

-…

 

Una mano escurridiza se hizo notar en su cintura. Lo atrajo hacia sí mientras mantenía esa expresión burlona en su rostro. Jugaba con sus labios, acercándolos pero sin llegar a besarlos, y cuando él lo intentaba simplemente se hacía para atrás. Finalmente le dio un beso, uno fugaz y lo soltó.

 

-Buenas noches, cariño.

 

Observó con atención a su alrededor, estaban llegando a su paradero. Se levantó y pasó por encima de Sasori, que no le daba espacio para salir dignamente. Cuando logró salir, el pelirrojo, ni corto ni perezoso, le dio otra palmada. Su mirada fulminante solo causaba risa en el mayor.

Finalmente salió, recorrió el tan conocido sendero de vuelta a casa. Llegó y todo estaba como siempre. Sus padres y su hermano veían tele. Itachi, por otro lado, no estaba.

Saludó y comió algo ligero. Subió las escaleras, pero en vez de ir a su habitación fue a la de su hermano. Hablaría con él, no quería pero sentía que debía hacerlo.

Entró sin pedir permiso, estaba sentado en su escritorio. Cerró la puerta tras de sí y su hermano se levantó. Lev vio caminar lentamente hacia su cama para después sentarse.

 

-Qué se te ofrece.

-¿Les dijiste algo a nuestros padres?

-Ya, en serio, Sasuke. Qué es lo que quieres. Es obvio que no he dicho nada.

-¿Te molesta que sea así?

-¿Y esa pregunta? Ni siquiera sabes qué es lo que quieres. Eres mi hermano pero a veces eres realmente patético.

-En serio ¿Solo vas a insultarme?

-En serio ¿Solo viniste a preguntar si dije algo?...No. Pensé que te conocía pero me he dado cuenta de que no. Padre no nos educó para jugar con las personas, fuiste un completo idiota al jugar así con ese muchacho. Si no lo querías cerca entonces debiste solo decírselo. No tenías que jugar con él.

-Él se lo buscó.

-No, Sasuke. Solo espero que te alejes de Naruto. Es un buen chico y le tengo aprecio, no quiero que lo lastimes aún más.  Aléjate de él.

-Qué relación tienes con ese tonto.

-Eso no te incumbe.

-Itachi-

-Es todo. Aléjate de él. Y por nuestra relación, no te preocupes. No es como que algo fuera a cambiar. Seguiremos siendo indiferentes el uno del otro. La rutina no cambiará. Ahora, por favor, sal. Tengo deberes.

 

Por inercia, salió de aquella habitación. Nunca antes su hermano le había dicho tantas palabras juntas. Mucho menos le había insultado. Se fue a su cuarto pensando en las palabras de su hermano. En cierto modo tenía algo de razón, no tenía un motivo en sí para jugar con el rubio pero… Es que era tan exasperante. Ni él mismo sabía exactamente que le enojaba tanto del rubio. Solo quería verlo bajo su control. Controlar sus acciones, y no entendía el porqué.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

dsps els digo las disculpas. Mi hermano llego :v


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