Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vivir y existir son dos cosas distintas. por Amaidesu

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Realmente no hay mucho que decir, espero que entiendan por donde va la última parte del fic.

Era de mañana, oía el viento, extrañamente fresco y suave, pasar entre las cortinas. Era un ruido sordo, inexistente. A su lado, el cuerpo sereno del pelirrojo subía y bajaba pausadamente, ajeno a todos sus pensamientos. La noche había sido larga y extenuante, algunas lágrimas, algunos gritos, unos cuantos reclamos y, al final, solo incertidumbre.

Desde que el rubio le pidió una oportunidad, no tuvo el valor de responderle; así que huyó, se refugió en los brazos de Sasori temeroso del futuro. Al pelirrojo le molestaba en demasía su actitud, lo sabía, mas no le decía nada.

No hablaba con su hermano, no sabía que era de Naruto, solo estaba ahí, esperando un “algo” milagroso que le dijera qué hacer. Día tras día esperó por una respuesta, y así se sumó un mes. Un mes de incertidumbre, de muchos temores, pero, sobre todo, silencio.

Tomó sus audífonos y salió de la habitación. Dirigió sus pasos a ese lugar que deseaba ver con ansias. A cada paso que daba, recordaba varios pasajes de su corta vida. Una pequeña sonrisa se colgó en sus labios, solo escuchaba su música y nada más, el resto no existía, salvo por el camino bajo sus pies. Caminó tranquilo sin notar los ojos que le seguían, recorrió el ya tan conocido camino hacia su escondite, el viejo Albus le esperaba, como siempre. Trepó en medio de balanceos, como jugando, hasta llegar a la mitad; se acomodó entre las ramas del viejo árbol mientras olía el aroma a tierra mojada y frío. Alzó su triste mirada hacia el cielo solo para ver nubarrones, clara señal de lluvia.

-Ha pasado un poco de tiempo ¿No es así, viejo Albus?... Han pasado muchas cosas y, sinceramente, no sé qué hacer. Sasori me dice que lo intente, pero no puedo. Tengo miedo... Tengo tanto miedo que me asusto de mí mismo. ¿Recuerdas lo que te conté la vez pasada? Sobre eso que ya no puedo controlar. Hay tantas historias y personajes dentro de mi cabeza, que siento que, simplemente, voy a explotar. - El pelinegro trataba de retener sus lágrimas, pero la rabia se hacía presente en cada una de sus palabras. Su cuerpo temblaba, pero no de frío, sino de cólera. - ¿No te parece gracioso? Saber que alguien con un ingenio y habilidad como el mío ande perdiendo el tiempo en tontos cuentos que no sirven de nada. A mi familia sí que le haría gracia... Ayer tuve ganas de escribir de nuevo, obviamente no lo hice, pero me derrumbé un poco, me siento cansado de todo esto. Me estoy cansando de ser fuerte, de no sentir dolor, de ser maduro e independiente. ¡Albus, tengo miedo!... Tengo miedo... No quiero estar así, no quiero ser débil, no quiero que nadie me vea de esta forma tan lamentable jamás. Por favor, haz que pare...

Sus últimas palabras fueron dichas en un lamentable susurro. Una tras otra caían, sin control, sus lágrimas. Sentía tanto dolor en el pecho, que se sentía explotar. Lloraba sin cesar, gritaba de desesperación ante la duda. Creer, no creer. ¡¿Por qué le costaba tanto confiar?! Ansiedad, dolor, desesperación, temor o sea lo que sea que estuviese sintiendo en ese momento, “eso” estaba invadiéndolo de pies a cabeza. Gritaba con más fuerza cada vez, gritaba tan fuerte que sentía que los pulmones iban a reventar. Gritaba y gritaba sin cesar, rabia, cólera; lo que tuviese en el pecho, quería salir. Gritaba aun rasgando sus cuerdas vocales, botando todo el aire de sus pulmones en un reclamo furibundo por lo que la vida le había quitado.

Sus ojos, en ese momento ausentes, veían a un Sasuke inocente, pequeño, abrir su mente a todas las posibilidades... y luego siendo arrastrado a la igualdad. Sus ojos cristalinos poco a poco se volvieron más opacos hasta  ojos cristalinos poco a poco se volvieron más opacos hasta formar lo que eran ese día, una nada. No había vida en sus ojos, solo dolor y confusión.

-Ayúdame, Albus. Ya no quiero sentir esto, ya no quiero llorar. Yo ya he crecido, soy fuerte, más que muchos. No puedo llorar, debo ser fuerte, ante todo, pero, si no me ayudas ¿Cómo esperas que aguante los golpes? Te necesito, Albus... No me dejes... formar lo que eran ese día, una nada. No había vida en sus ojos, solo dolor y confusión.

-Ayúdame, Albus. Ya no quiero sentir esto, ya no quiero llorar. Yo ya he crecido, soy fuerte, más que muchos. No puedo llorar, debo ser fuerte, ante todo, pero, si no me ayudas ¿Cómo esperas que aguante los golpes? Te necesito, Albus... No me dejes...

En ese momento, por un descuido, perdió el equilibr io, cayendo así al suelo. Al ser tierra el impacto no fue tan fuerte como lo hubiera sido de ser de concreto, pero, aunque hubiese sido asfalto, no hubiera resentido tanto el dolor, se encontraba en un estado catatónico; ni siquiera caía en cuenta de lo que acaba de pasar, sequía sumido en su caos mental. Incluso cuando unos tenis desgastados se le acercaban, no reaccionó; y cuando unas manos le ayudaron a levantarse siguió sin responder; estaba tan absorto en su mente que no razonaba, tanto que, cuando esos ojos azules le vieron pensó que el cielo nunca había tenido un color tan nítido.

Así caminó junto al otro, solo sintiendo un brazo rodearle el torso, pero sin pensar realmente en lo que hacía o pasaba. Llegaron a una casa que no conocía, pero seguía sin reaccionar. Fue encaminado hacia adentro y solo se dejaba hacer. Llegaron a una habitación donde fue arropado y dejado.

En ese momento, lo único que le pedía su cuerpo era descanso; se sentía agotado, como si hubiese hecho un ejercicio extremo. Cerró los ojos, más por pura inercia, siendo arrullado por un aroma que identificaba como dulce y cálido, siendo así que dejó de estar consciente.

-Hola, cuánto tiempo ¿No es verdad?

Dirigió su mirada al origen de la voz, encontrándose con un par de ojos venenosos que le veían con burla. Al no responder, vio cómo el contrario botaba una carcajada de pura diversión. Le causaba tanta gracia verlo en ese estado, al parecer.

-Realmente no cambias. Solo mira cómo estás. Sería un muy mal chiste decir que la vida te ha tratado bien.

-Qué es lo que quieres de mí.

-Oh, vamos. Eso no te lo crees ni tú. No... Eres tú quién busca algo de mí. Qué quieres, Sasuke. Sabes muy lo que obtendrás si me dejas salir. Libertad, inmunidad, todo acabará.

-No lo hagas...- Un suave susurro interrumpió su charla –Tenemos que seguir, Sasuke.

-Mira lo difícil que lo haces. ¿Le llama a eso progreso? Ese idiota está más muerto que vivo ¿Por qué no dejas de decir tonterías?

-La vida es dura, nadie dijo que sería fácil.

-Eso es una bonita forma de decirlo. La vida es una mierda sin sentido, no sirve.

-Basta. Yo, desde hace un tiempo, me estoy preguntando algo. Recuerdo que la primera vez que vine no sabía sus nombres, pero luego soñé que sí los sabía, el día que te di una caja. No entiendo, porque no lo supe en ese momento.

-Hablas de ese día... Lo olvidaste, idiota. Así lo decidiste. Hace muchos años me diste esa caja con la orden que no la abriera jamás, en ese entonces yo aún estaba fuera. Primero decidiste que encerrarías a ese idiota para que dejara de hacer estupideces, pero luego, cuando me encerraste a mí, nos borraste de tu memoria. Olvidaste nuestros nombres, olvidaste nuestras voces y nuestros ojos y no volviste. Cada vez que te acercabas a este lugar, salías corriendo, supongo que lo único que jamás lograste olvidar fue el miedo. Jajajaja qué patético.

-Porqué estoy aquí ahora.

-Eso no lo sabemos, qué quieres de nosotros, Sasuke. De ese llorón solo obtendrás dolor y miseria en cambio, yo te puedo dar libertad.

-Sasori no querría eso.

-Sasori no es tu dueño, la decisión es tuya.

Se quedó en silencio pues no tenía qué decir. Se dio la vuelta para salir de ahí, pero la sucesión de unos fuertes sonidos le hizo parar en donde estaba, no sin hacer que su cuerpo se estremeciese.

-Niño llorón, asustado y débil ¿Piensas huir nuevamente? Adelante, después de todo no eres lo suficientemente fuerte como para hacer frente a tu miserable vida. Adelante, sal como el perro lastimero que eres, sal arrastrándote con tus miserables fuerzas, sal a que te sigan golpeando, insultando y gritando ¡Sal a ser humillado de nuevo! Ve a esa vida de mierda que tanto te gusta tener, sigue sonriendo al recibir los golpes y sigue esperando a que todo pare. Eres un idiota si sigues esperando ese milagro ¿No te das cuenta? Estás solo.

Cada palabra, dicha con burla y furia por el ojiverde, le clavó en el pecho. Cada una de las cosas que había dicho le enojaba horrores y acrecentaban su ira. El sonido del metal contra el metal inundaba sus canales auditivos, se internaba en lo más profundo de su mente sabiendo que era lo que pasaba a su espalda. Volteó solo para ver la mirada insultante y verdosa y, a ambos lados de ese pasadizo, una serie de puertas de metal de los cuáles la gran mayoría dejaba ver una luz violeta.

-Y bien, niño ¿Huirás de nuevo?

°~*~°

- Y qué te dijo.

- Que me extrañaba. Sé que me dijiste que me engañaría, pero no creo que eso pase. Si lo hubieras visto... él estaba realmente mal.

- No lo sé, me parece demasiada coincidencia.

- Lo sé, a mí también me pareció extraño cómo pasó todo, pero creo que puedo confiar en él.

- Naruto, no quiero que te hagan daño.

- También me dijo que no tenía que separarme de ti, que si eras mi amigo no había ningún problema.

- ¿En serio?

- Sí. Dime qué piensas sobre todo esto porque no sé qué hacer.

- Me parece que dice la verdad, quizá deberías intentarlo, pero de verdad. Ve cómo pasan las cosas, pasen tiempo juntos y si ves que todo va bien, entonces confróntalo.

-Pero te acabo de decir que él está siendo sincero.

-Primero pasen tiempo juntos, después hablaremos.

°~*~°

- ¿Y bien?

- ¿Y bien qué?

-Cómo están las cosas.

-Pues bien, estos días juntos han sido alegres. Es bastante paciente conmigo, es que a veces estoy molesto y se me escapa algún tipo de comentario o cosas así, no me ha reclamado ni nada por el estilo.

-Entonces creo que ya es tiempo de que sepas la verdad.

-No te entiendo, ya te dije que es sincero.

-Naruto, ya te lo dije antes, los miserables nos reconocemos entre nosotros. La diferencia entre él y yo es que yo quiero protegerte.

-Él no miente.

-Compruébalo entonces. Reúnete con Deidara e Itachi y confróntalos.

-A qué te refieres.

-Diles que Sasuke te dijo todo, que te dijo que era mejor que hablaras con ellos y que no volvieran a tocar el tema jamás. Pase lo que pase, no debes reclamarles nada. Solo escucha atento a que terminen de contarte, después de eso podrás tomar una decisión.

-No entiendo qué lograré con eso.

-Si él realmente es sincero con sus sentimientos, si realmente te quiere, entonces díselo, di que Deidara e Itachi te lo contaron todo, después de que hables con ellos obviamente, dile que lo intenten de verdad, que no sigan con esa pantomima que han sido estos días.

-No lo sé...

-Llévalo a algún lugar fuera del centro, ahí podrán hablar con calma. Naruto, si realmente quieres tener algo serio con él, debes enfrentarlo tal y como te digo. Debes ser tú quien tome la iniciativa ya que él no puede, tiene demasiado miedo de ser lastimado. Dile que le protegerás de todo y de todos, hasta de él mismo. Si realmente siente algo por ti, entonces te dará la oportunidad.

- ¿Y si no?

-Yo estaré esperándote.

°~*~°

-No contesta. Desde ayer no contesta.

-Naruto...

-No me quiere ¿Cierto?

-Es un idiota, no sabe lo que se pierde. Eres una bella persona, Naruto. No te merece.

-Tenías razón, solo me mintió.

-Calma, yo estoy aquí para ti. No dejaré que vuelva a hacerte daño, nunca más se acercará a ti. Nunca.

-Promételo.

-Te lo prometo.


 



 


Notas finales:

Realmente no hay mucho qué decir. Me gustaría poder escribir más pero ahora mismo ando a contraeloj. Espero les guste el camino que vatomando esta historia. Hasta otra oportunidad.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).