8:27 am.
Sasuke despertó con una extraña sensación de calma. Sentía una paz interna total, eso hasta que la realidad volvió a su mente. Se levantó para ir a desayunar pero un pensamiento no dejaba de rondar en su mente.
El concepto de culpabilidad no era algo a lo que él estuviera acostumbrado y mucho menos por un desconocido. Eso no estaba bien; tenía que encontrar una respuesta a esa extraña sensación en su pecho, a esa ansiedad.
-¿Ansiedad? Definitivamente estoy mal. Si no encuentro una respuesta rápido empezaré a creer que las personas son complicadas.
Volvió a su habitación, quería distraerse de cualquier forma para dejar de pensar un momento; así que, alistó audífonos y gafas de sol, y salió de casa con rumbo incierto. Caminó alrededor de hora y media bajo el sol, lo cual le provocó sed. Se acercó a una heladería y pidió un helado.
Se sentó a esperar a que le trajeran el helado cuando a lo lejos divisó una cabellera rubia conocida. Esta se acercaba a su mesa y tenía una expresión de ira que no se esforzaba en disimular.
-Tu hermano es un idiota ¿Lo sabías?
-Aquí tiene su helado, joven.
-Sí. De hecho, vivo con él cerca de dieciocho años. ¿Quieres un helado?
Deidara se sentó y pidió un helado también. Se puso a relatar lo acontecido el día anterior con su hermano agregando ocasionalmente un “idiota” o “engreído” a su historia. Él había causado la molestia del rubio así que por eso pagó el helado, como si fuera una compensación.
No se había dado cuenta de que ya eran cerca de las once de la mañana. Tenía que volver a casa para cocinar y alistarse para ir a la academia así que se despidió de Deidara.
Al llegar a casa Obito estaba comiendo unas fresas que obviamente no compartiría con Sasuke. Entró a la cocina y preparó la comida: Ají de “gallina”.
Avisó a Obito de que la comida ya estaba lista y se fue a bañar. Bajó ya cambiado y se sirvió el almuerzo. Cuando terminó se fue a la academia.
Entró al salón buscando con la mirada al rubio y lo encontró en una de las carpetas del centro. Se sentó en la carpeta detrás de él, se sentía extrañamente cohibido y se reprendió mentalmente por eso. Quería disculparse por haber sido tan cortante en sus respuestas pero al mismo tiempo también quería mandarlo al diablo.
Al final no se decidió por nada y simplemente se centró en las clases.
Tenían historia la tres primeras horas. Estuvo atento a las clases hasta que dio el receso. Salió y se compró una bebida y una galleta, volvió al salón y se sentó a esperar a que volviera el profesor.
De la nada él chico al lado suyo le habló
-Oye ¿Quieres un wafer?
-No, gracias.
En ese momento vio como Naruto volteaba ligeramente la cabeza a donde estaba él. El corazón le empezó a latir de forma más presurosa y su mente quedó en blanco por unos segundos. En su pecho se presentaba otra vez esa sensación de opresión solo que esta vez era más fuerte, como si estuviera asustado.
-¿Por qué demonios tengo miedo?
-Y, cómo te llamas.
-¿Uh?, Sasuke.
-¿Sasuke? Tienes un nombre muy lindo.
-Ya.
-A mí me hubiera gustado que me pusieran ese nombre… me gusta cómo suena.
-…
-¿A qué carrera postulas?
-Literatura.
-¿En educación o investigación?
-En lo que me convenga.
-O sea que acabas de terminar el colegio.
-En realidad llevo aquí dos años.
-¿Dos años en la academia? Y eso cómo.
-Un anual y un semestral.
La tarde pasó sin más novedad y cuando terminaron las clases de ese día Sasuke salió. Al llegar a la entrada principal se detuvo, se le ocurrió que tal vez fue muy duro con ese chico y si hacía que el chico se animara quizá esa sensación se iría. Esperó en la entrada hasta que lo vio llegar, de inmediato se acercó a él.
-Eh, hola.
-…Hola.
-Oye ¿Quieres venir a estudiar a mi casa?
-¿Eh? ¿En serio?
-Sí. La verdad es que eh pensado en lo que dijiste de ser amigos y quisiera que nos lleváramos bien.- Acabo de ponerme la soga al cuello. Ahora sé que soy masoquista.
-Claro. Estaré ahí a las nueve.
Aquel muchacho se despidió con una sonrisa en los labios. Sasuke esperaba que esa extraña sensación desapareciera pero no solo no desapareció si no que, además se había sumado una nueva sensación a la lista. Alegría. Por un momento la simple sonrisa de ese chico le hizo sentirse alegre, sin razón alguna.
-Espero que esto acabe pronto.
Al volver a casa, como todas las noches, Sasuke cenó junto a sus hermanos y progenitores. Luego subió a su habitación y se alistó para dormir.
Se echó en la cama mirando al techo. No veía un punto fijo, pensaba en lo que ocurría.
-Estoy hecho todo un masoquista… ¿Cómo se me ocurre decirle que seamos amigos? Definitivamente ese tipo me está afectando de alguna manera que no logro descifrar.
Se sentía cansado y optó por dormir. Mañana tenía un examen y tenía pensado quedarse.
-Ahora que recuerdo, no le pregunté ni cómo se llamaba. Lo haré mañana.