Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vivir y existir son dos cosas distintas. por Amaidesu

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sí, sí, ya sé que dije cada semana pero no pude.

Antes de que me quemen, diríjanse a las notas de abajo ( solo si quieren saber por qué no actualicé antes )

Bueno, disfruten del cap >x<

En el largo pasadizo, Sasuke se encontraba del lado opuesto a donde solía estar. Pasando las puertas con luz, en una intersección en la que se habría el paso para otro pasadizo, uno más profundo que el ya conocido.

Se asustó, y cómo no hacerlo. El otro pasadizo guardaba algo más que simples recuerdos.

 

Caminó volviendo al camino de sus memorias llegando primero a las puertas con luz. En esta ocasión eligió una puerta celeste.

 

-Sasuke, llévale esto a tu papá. Está en su estudio.

-Ya voy.

 

El pequeño de cuatro años subía las escaleras para llegar a donde estaba su padre. Iba a tocar la puerta cuando escuchó una melodía singular. Una mujer cantando con voz muy aguda.

Su padre abrió la puerta y este pasó. Le dio la merienda a su progenitor y se fue a sentar en el sillón.

Veía cómo su padre trabajaba, él era profesor y tenía que preparar sus clases.

 

-Sasuke, ¿Sabes si tu hermano ya llegó?

-Está abajo con mamá.

 

El mayor salió de la habitación dejando solo al infante. Sasuke, por su lado, oía la canción que sonaba.

Le gustaba. Pero la canción terminó. Al final de aquella melodía se dijo el nombre, y aunque no supiera cómo se escribía correctamente lo intentó.

 

Usó la computadora de su padre y escribió el nombre de la canción tal y como la había escuchado. En el corrector le apareció el cómo se escribía correctamente y reprodujo el video.

Para su sorpresa, era un niño y no una mujer la que cantaba. Por impulso buscó la letra de la canción y se puso a cantar a capela.

 

Iba a mitad de la canción cuando oyó pasos que se dirigían hacia donde estaba. Rápidamente cerró las pestañas del ordenador y se bajó del asiento.

 

Era su padre, quien entró para llevarse a Sasuke.

 

Su familia estaba en el comedor y había una torta de cumpleaños.

¡Cómo lo había olvidado! Era el santo de su madre.

Le cantaron y partieron el pastel. Sasuke comía sin prestar atención a los demás, lo normal cuando estaban todos en la mesa era que conversaran los mayores; y él, que era un niño, no debía interrumpir.

Sin embargo, en un momento la conversación que se daba le llamó la atención.

 

-…y al final terminó por cantar. Con esa voz tan finita más parece una mujer.

-Estás celoso porque no fuiste tú quien salió a cantar, hijito. Ya estás grande para esas piconerías, ¿No crees?

-Pero no estoy celoso. Además solo es un día.

-No es un día. Es EL día.¿No quieres alegrar a tu madre cantándole un poco por su cumpleaños?

-Te puedo comprar ropa, si quieres.

-Humpt. Si tú no me cantas entonces lo hará tu hermano. ¿Verdad, Sasuke?

-Pero qué dice, mamá. Ni aunque le traigas un profesor de canto lo hará.

 

Todos en la mesa comenzaron a reír. Ante los ojos de su familia él no era capaz de hacer algo bien, y lo peor era que ya se estaba acostumbrando a eso.

Aunque dolido por el comentario de su hermano, rio. Siguió la corriente a su familia.

 

No sería él quien destruyera la imagen que tenían del menor de los Uchiha.

 

Domingo.

5:43  am.

 

Despertó sin ganas de levantarse. Era de madrugada, así que podría seguir durmiendo por un rato más pero… Mejor cansarse para poder dormir.

Se cambió y se fue a un parque cerca de casa. Correría un poco para gastar energías.

 

Si bien tenía planeado volver antes de las siete a casa, al final se quedó hasta las diez.

Su madre no le dejaría dormir bajo ninguna circunstancia; incluso si llevara tres días sin dormir, lo sabía por experiencia.

 

Llegó y sus hermanos ya se habían ido. No tenían intención de quedarse con su madre un domingo en el que podían pasárselo de lo mejor. Solían inventar cualquier tipo de excusa para salir, e incluso había ocasiones en las que su padre les ayudaba… pero no siempre le incluían.

 

Los muy traidores ni siquiera le dijeron de sus planes de escape.

 

La carrera de la mañana le costó muy caro ya que su madre por cuenta lo tenía de sirvienta ¿O sirviento? Ya le daba igual, lo único que quería era estar en su amueblada cama y no despegarse.

 

-Maldición, este día no se acaba. Ojalá que la noche pase rápida.

 

Pero mañana es lunes…

 

-Oye, despierta.

-Nn.

-¿Tienes idea de la hora que es?

-Nnn.

-Será mejor que te levantes ahora. Naruto podría venir en cualquier momento.

-Que se vaya al cuerno…

-Eres realmente difícil… Je je. Bueno, Sasuke, si tanto quieres que Naruto te vea semidesnudo, allá tú.

-Nn… Qu- ¡Eso jamás!

 

Tan pronto como dijo esas palabras se cubrió el cuerpo con las sábanas. Miraba en derredor de su habitación, con el rostro descolocado, buscando rastros del antes mencionado, pero lo único que encontró fue a un pelirrojo riéndose en el piso.

 

La sensación de calma volvió a él. Haber sido despertado de manera repentina lo había descolocado momentáneamente, por lo que no se sorprendió de ver a Sasori en su cuarto en su momento. Por lo menos no hasta que empezó a pensar con claridad.

 

-Se puede saber qué demonios haces en mi cuarto.

-Vaya, no sabía que hablabas dormido.

-Responde.

-Tranquilo, solo vine a darte una mano.

-¿Ah?

-Hoy es lunes. ¿Lo olvidaste?

-Qué más da que sea lunes. Además, quién te dejó entrar.

-Ese fuiste tú.

-No digas tonterías.

-En serio. Antes de entrar te pedí permiso y tú me dijiste que sí.

-Yo jamás hice eso.

-Mira.

 

-Sasuke, ¿Estás despierto?

-Mm hum.

-¿Puedo entrar?

-Pasa…

 

-¿Viste?

-¿No has pensado en ser abogado?

-¿Eh? ¿Por qué?

-Por lo aprovechado y sin vergüenza.

-No me alagues que me sonrojo.

 

Iba a replicar al momento que la puerta se abrió dejando ver a un rubio bastante confuso por la situación. El recién llegado solo atinó a preguntarle amablemente que hacía en el cuarto de Sasuke.

Muy amablemente…

 

-Sasuke ¿Por qué demonios está ese desparpajo humano aquí, en tu cuarto?

-¿Desparpajo humano?

-No lo sé. Solo se metió por mi ventana mientras dormía.

-Dicho así pensaría que soy un insecto, de esos que se meten por las noches…

-¿Y por qué no lo has botado?

-Querrás decir despachado.

-No me dio tiempo. Cuando desperté, ya estaba aquí.

-Pero si fui yo quien te despertó…

-Pero sigue aquí. Bien podría irse por donde vino.

-Podría ser, pero es más difícil bajar que subir.

-¿Y si lo tiras por el techo?

-Puede ser…

-¿Podrían dejar de actuar como si no estuviera aquí? Tengo sentimientos ¿Saben?

 

Sasuke soltó una suave risa ante el comentario, por el contrario Naruto escrutó el entrecejo.

El azabache se sentó en su cama mientras que el pelirrojo se acomodaba a su lado. Naruto veía todo con celo, era poco decir que no se fiaba de Sasori.

 

-Calma, niño. Trae tus juguetes.

-¿Juguetes?

-No lo molestes, Sasori.

-No me pidas imposibles. Traeré el desayuno.

 

Naruto sacó su boletín para empezar. Se sentó en la mesa que otras veces había ocupado y esperó a que Sasuke hiciera lo mismo, pero no pasó.

El azabache seguía sentado en su cama; no se levantó y solo miraba a la entrada de la habitación.

 

-Tenemos que estudiar, Sasuke.

-Comida.

-¿No has desayunado?

-Acabo de despertar.

-Pero ese tipo ya estaba aquí.

-Tiene nombre… además él se metió por la ventana.

-Le das mucha confianza.

-Me trae comida.

 

Dicho y hecho. Sasori entró en la habitación del azabache cargando una bandeja de comida. La acomodó en la cama y comenzaron a comer.

Naruto veía la extraña escena que se daba frente a sus ojos.

Sasuke le dijo que no lo conocía pero ambos se portaban como si fueran amigos de toda la vida. Eso, sin contar que dejaba que Sasori se le acercara demasiado, le era inentendible.

 

Qué clase de desconocido se mete a tu casa, y quién en su sano juicio ve eso como algo normal. La única respuesta que tenía sentido en su mente era que ambos se conocían y estaban jugando con él.

 

-Niño tonto. No te hagas ideas equivocadas. Tu novio y yo nos conocimos hace muy, muy poco.

-No te pases, Sasori.

-No te hagas el ciego. ¿Acaso no ves que el pobre se está rematando las neuronas?

-¿Tenía?

-No sé. A ver… dime niño, cuántos dedos tengo en total.

-No me molestes.

-No, no tiene neuronas.

-¡Ya me cansé!Tú, deja de meterte donde no te llaman. Además, si no conoces a Sasuke, por qué te metiste a su casa. ¿Acaso lo estás acosando?

-Naruto…

-Y tú, diciendo que no lo conoces pero estás de lo más tranquilo con que ese idiota esté aquí. Se mete a tu casa y tú como si nada. Te trae el desayuno y comen juntos, se sienta contigo sin preguntar. Me conoces más tiempo y solo me alejas pero a él no. Solo falta que te meta mano y ahí qué dirás “estás exagerando”.

-Je je. ¿Acaso estás celoso, ni-ñi-to? Tranquilo, creo que un poco de service te calmará las… ansias.

-¡Deja de fastidiarme!

 

Sasuke dejó lo que estaba comiendo y Sasori tomó la bandeja con el desayuno para dejarlo sobre la mesa.

 

Por breves instantes los dos se miraron en una conversación silenciosa. El pelirrojo se acercó de un salto a Sasuke, empujándolo sobre la cama para dejarlo bajo suyo.

Naruto estaba casi histérico y con ganas de abalanzarse sobre Sasori pero se detuvo al ver que Sasuke no hacía nada para quitárselo de encima.

 

-Tú dirás, niño. Qué tanto quieres ver.

 

Lentamente Sasori deslizó sus dedos por el cuello de Sasuke, paseó por su pecho y llegó a su abdomen. Hacía círculos, apenas y era un roce.

 

No daba crédito a lo que veía. Sasuke lo había empujado solo por abrazarlo, y ahora dejaba que alguien ajeno le tocara con tanta confianza… y no lo rechazaba.

 

Levantó el pijama del azabache dejando ver su plano abdomen. Iba subiendo la ropa sin despegar la mirada de los ojos negros que le miraban atento. Tomó de nueva cuenta el rostro de Sasuke, se apoyó sobre su brazo al tiempo que acariciaba sus mejillas, acercándose más.

 

-Dime, niño. Qué tanto quieres ver.

 

Naruto estaba pasmado, no solo no sabía cómo reaccionar, tampoco sabía qué pensar.

Dos ideas se paseaban en su mente de forma tortuosa. Quería seguir viendo y al mismo tiempo quería que parara. No estaba bien pensar así pero no sabía cómo hacerlo en una situación como esa.

 

Sasori acercó más su cuerpo al del azabache quedando más cerca. Sasuke no hacía nada, solo estaba ahí, quieto. Giró su rostro en dirección a Naruto para ver su reacción, lo que encontró fue confusión total.

Volvió su vista a Sasori y lo tomó del polo, lo jaló hacia sí, abrazándolo del cuello y besándolo.

 

Si antes estaba confundido, aquello no se le comparaba. Ahora también estaba dolido, y mucho. Ante sus ojos todo le parecía irreal.

Su cuerpo reaccionó por sí mismo sin su consentimiento, y huyó de esa habitación. Lo único que quería en ese momento era salir, escapar; y no solo de esa casa sino también de esa escena.

 

-Por qué hiciste eso.

-Las palabras no funcionan con ese idiota. Debe tener en claro que jamás lo tomaría en serio.

-Hay otras maneras de hacerlo. Por qué escogiste esta. 

-Porque así nunca se le olvidará.

-El idiota eres tú. Te dije que terminarías mal.

-De qué hablas. Estoy igual que siempre.

-No puedes verlo pero yo sí, y lo que veo es tristeza o ¿Cómo lo llamas tú?

-Solo estoy cansado.

-Entonces será mejor que duermas.

 

Sasuke se acomodó en su cama y Sasori le empujó un poco para tener algo de espacio para echarse a su lado. Ambos se quedaron dormidos, no pensando en el sufrimiento que le causaron, en distinta medida, a Naruto.

 

Era cerca del mediodía y tenían que irse a la academia. Se levantaron con pesadez y almorzaron.

Al ir en el bus no se dijeron palabra alguna, solo miraban a cualquier parte.

 

En todo el trayecto Sasuke recordaba una y otra vez la expresión de Naruto en la mañana. Había hecho lo correcto, no era una persona cruel que le daría falsas esperanzas a alguien. Era lo mejor y sin embargo, se sentía exhausto. Parecía que le abandonaron sus pocas fuerzas.

 

Llegaron a la academia, entraron al local y al salón. En un principio tenía intención de sentarse con Sasori pero al ver a Naruto se fue a su lado. Sentía que debía de explicarle la situación, que entendiera que fue por su bien.

Se fue del lado de Sasori y este no le detuvo. Aunque Sasuke tratara de aparentar que nada le afectaba, lo cierto era que a Sasori no podía engañarlo.

 

-Vas… a sufrir.

 

Se sentó al lado de Naruto pero el rubio no se dignó ni a mirarle. Le llamó por su nombre, le haló del brazo y aun así lo ignoraba.

 

-Naruto, escucha. Lo de la mañana fue… Jamás me importarás como te importo. Debes comprender que nunca me fijaría en ti de esa manera. No puedo fingir algo que no siento.

-Por qué me hablas.

-A qué te refieres.

-Lo que dices ya me lo dejaste muy claro en la mañana. Por qué vienes a decirme lo que ya me mostraste.

-… No lo sé. Creo que no quiero que te alejes. Eres un maldito dolor de cabeza pero eres algo así como, umm, un agradable maldito dolor de cabeza.

-Eres pésimo para consolar a las personas.

-Lo sé. De hecho, nunca lo eh intentado.

-Se nota… Entonces, dime qué es lo que quieres.

-Que seas como todos los días. Ruidoso, fastidioso y que me den ganas de empujarte frente al primer carro que vea. Yo qué sé.

-¿Acaso quieres que esté como si no hubiera visto nada? Me pides demasiado.

-Pero si no es nada. Solo actúa como siempre y ya.

-Cómo que no es nada.

-¿Lo es?

-No entiendes nada… Por favor, vete.

 

Quería replicar, decir algo pero no lo hizo. Se levantó y se fue con Sasori. No dijo nada, solo le miraba. 

Las clases pasaban y se sentía caer de cansancio, si bien Sasori le codeaba para no dormir, las dos últimas horas le daba pellizcos para, según él, mantenerlo despierto. Para Sasuke era más como una reprimenda por ir a hablar con Naruto, sabía que a Sasori no le agradaba la idea de que ambos estuvieran siquiera cerca.

 

Acabó la jornada y todos salieron con distintos destinos. Nuevamente Sasori le acompañó.

En el bus apenas y se podía sostener, al final cedió terreno al sueño. Se apoyó en Sasori sin querer, el pelirrojo lo dejó dormir.

 

Ya estaba cerca de su casa, estaba ansioso de llegar. Entró y vio a sus padres dirigirle la mirada. Específicamente su madre era quien tenía una mirada inquisitoria, tal vez pensara que si lo miraba detenidamente podría leer su mente.

Al final fue su padre quien le dio la respuesta a esa situación.

 

-¿Pasó algo interesante hoy?

 

Inmediatamente miró en dirección a su hermano. Este estaba comiendo como si fuera otro día normal. Algo le había dicho a sus padres. La cuestión era averiguar qué exactamente.

Preguntar a su padre o responderle no le llevaría a ningún lado. A quien debía sacarle la información era a la más interesada en saber.

 

-Al punto, madre.

-Se ha metido un muchacho a la casa.

-Han sido dos y ambos son compañeros míos.

-¿Duermes con tus compañeros?

-Qué quieres saber.

-¿Eres gay?

-Sí.

 

No dejó lugar a réplicas, tan pronto dio su respuesta se fue a su cuarto.

 

Probablemente su madre estuviera dándole vueltas a su respuesta, tampoco es que fuera cierta al cien por cien.

Haciendo memoria, no recordaba haberse enamorado de alguien de su mismo sexo ni del contrario, su orientación sexual se decidiría cuando se enamorase de alguien; mejor dicho, del sexo de la persona que le interesase.

 

-Quién sabe, quizá termino de rarito asexual.

 

Pasaron las horas y se dio un nuevo día. Ese día pasó como cualquier otro rutinario. Llegó a la academia y terminó por sentarse con Sasori, otra vez.

 

En realidad quería sentarse con Naruto pero el rubio le dijo que se fuera. Le daría la semana para que estuviera como nuevo. Solo era esperar, tener algo de paciencia.

 

Llegó su amado domingo, la semana le pareció de transcurso lento. En fin, solo era esperar un día más, no era nada.

Llegó la noche y con ella, el sueño. Echado en su cama miraba el techo. Quería dormir pero a su cuerpo le valía un reverendo pepino lo que quisiera. Tenía la mente en blanco, no pensaba en nada.

 

-Un momento. No tiene sentido. Si lo quiero lejos, ¿Por qué lo quiero cerca?… Será que me cae bien. Después de todo ¿Cuántas personas quisieran siquiera estar cerca de mí después de saber lo tedioso que soy?

 

Lunes

8:16 am.

 

Sin sueños ni recuerdos, tal vez fuera un buen día.

Se pasó la mañana durmiendo. Itachi fue a levantarle pero no se levantó ni para el desayuno lo que le pasó la factura al almuerzo ya que tenía un hambre inmensa.

El trayecto a la academia fue tranquilo. El bus avanzaba sin contratiempos y, a comparación de otros días, no hacía tanto calor para ser verano. Todo parecía extrañamente en armonía; tal vez no tanto pero cerca.

Al llegar a la academia entró de lo más animado que recordaba haber estado en tiempo. Saludó a los profesores y personal de servicio. Quien lo viera y conociera pensaría que se dio un golpe, uno muy fuerte.

 

Al entrar al salón encontró a Naruto sentado en una de las carpetas del frente; se acercó para hablarle después de todo, todo estaba bien.

 

-Hazme espacio.

 

No se movió. Volvió a pedirle permiso pero el resultado fue el mismo.

Por su mente pasó la idea de que tal vez Naruto aún estuviera resentido. Iba a marcharse, dio un último vistazo al rubio y notó un color incongruente. Algo blanco, largo y mezclado con sus cabellos.

 

Conocía bien el objeto.

 

Le dio un pequeño empujón al rubio para hacerle notar que estaba presente a lo que el rubio le dio mueca de fastidio, la cual cambió al verle por una de vergüenza. Se le quedó mirando un rato sin decir nada hasta que decidió preguntar por qué estaba frente a él.

 

-¿Qué pasa, Sasuke? ¿Querías decirme algo?

-Te dije que me hicieras espacio.

-¿No quieres decirme otra cosa?

-Qué más quieres.

-Que te disculpes.

-¿Ah? ¿Por qué?

-Por ser tan cruel. Habían otras maneras de… Decirme. Fuiste muy cruel conmigo, Sasuke. Quiero que te disculpes por eso y que nunca más vuelvas a hacerme algo así.

-¿Pero qué te hice?

-Sabes que me gustas y aun así me diste ese teatrito. Me dolió que fueras insensible con los sentimientos de las personas. Con mis sentimientos.

-Entonces si me disculpo serás el de siempre. ¿Correcto?

-Sí. Pero tu disculpa debe ser sincera.

-Lo siento.

-No estoy jugando, Sasuke. Si no vas a disculparte en serio, mejor ni te me acerques.

-Ya me disculpé.

-Vete, por favor.

 

Resignado, se fue a otra carpeta. Buscó a Sasori con la mirada, sin embargo, no lo encontró. Se sentaría solo, como antaño; la diferencia radicaba en que antes lo disfrutaba.

Ahora no.

 

Pasó otra semana “tranquila”. Ahora Naruto estaba rodeado de otros estudiantes del salón, incluso de otros salones. Lo veía sonriente a cada momento, no le dirigía la mirada ni por fracción de segundos.

Sus ojos azules dejaron de prestarle atención. Ya no le veía.

En un principio fingió que no le importaba, que estaba aliviado de retomar su espacio personal, el cual había sido invadido por una melena rubia. Pero solo le duró dos días.

 

Extrañaba a Naruto. Puede que no pasaran juntos mucho tiempo pero le había tomado cierto aprecio. Sí, era ruidoso y escandaloso como pocos pero, a comparación de otras personas, era sincero.

Lo podías ver en su mirada. Esa confianza que rozaba la ingenuidad para con las personas no era normal. Él veía el lado bueno de todo, personas incluidas.

Conocía la naturaleza humana, le causaba repugnancia; Naruto era diferente. Uno en mil millones.

 

-Si no me hubiera convertido en esto, seríamos dos en dos mil millones.

 

Llegó el sábado y no le daría más vueltas.

No necesitaría fingir con Naruto, de verdad estaba arrepentido. Se sentía horrible, ya no quería sentir eso.

 

Durante mucho tiempo se había acostumbrado a la frialdad de las personas.

Era como sentarse en un parque en medio de una lluvia. Todos buscaban su árbol, el más grande, el que tenga más hojas, el que los protegiera mejor del agua. Hay varios árboles para elegir, siempre habrá uno más. Algunas personas se acomodan juntas por previo acuerdo de conveniencia. Siempre estaba bajo el mismo árbol y quienes lo conocieran se iban a otros, no hay beneficio en acompañar a alguien que no te dará nada a cambio.

Mucho tiempo estuvo bajo su árbol, sin nadie más que él mismo pero Naruto llegó sin pedir permiso y le acompañó. Lo único que le pidió fue su amistad, solo eso a cambio de la calidez. No era nada.

Ahora se había ido y sentía frío de nuevo.

 

-Naruto, espera. Quiero hablar contigo.

-Qué quieres.

-¿Crees que… me podrías perdonar?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Un poquito de suspenso. Hagamos una pequeña apuestita. ¡Qué dicen! ¿Naruto lo perdonará por malote o lo hará sufrir un poquito más?

 

Ahora, lo de porque no pude subir fics. Verán, yo estaba escribiendo todo desde la laptop de mi hermano porque estaba de viaje (le pedí permiso antes) pero regreso y ya no lo pude utilizar. Aparte mi mamá me está presionando con conseguier un trabajo y eso es lo que eh estado haciendo las últimas dos semanas. 

Aparte tengo prohibido ir al ciber. Apenas he podido subir este cap porque mis papás salieron a comprar y estoy en el ciber (sí, ya sé que me iré al infierno por criminal :v)

Trataré de actualizar cuanto antes pero no sé cuando sea eso.

Bueno, eso es todo. Disculpas ¿Si?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).