Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You´ll be The Woman por Pamina Taminori

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Espero que les guste
YOU´LL BE THE WOMAN El jarrón japonés
Por Pamina Taminori


En todo el Universo sideral un solo ser expedía un ki de fuerza descomunal, sobre una peña solitaria alzada en medio de un páramo. Desde el centro de su alma hasta lo profundo de la Tierra llegaba el bramido del príncipe de los sayajin. Los rugidos de Vegeta querían recordar a los del mono legendario, descrito en los cuentos que se habían transmitido a lo largo de generaciones de su raza". !Diablos! !diablos!", en ese momento la fuerza desapareció de sus músculos, tras una última explosión de su poder. “ ¡Como lamento que Goku no esté aquí para ver esto! ¡Goku! ¡mira a tu señor! ¡el príncipe de los sayajin ha vuelto!".

El poder se concentró en sus manos, apretó los puños hasta que los nudillos se hicieron blancos, alzó la cabeza estirando su espalda hacia atrás lo máximo que podía. En esta posición tan poco recomendable consiguió ocultar algunos de sus escapes de poder.

El príncipe lanzaba sus preces al viento huracanado, asustando con ello a unos cuantos gorriones. Algunas aves perecieron en pleno vuelo, incineradas al instante. Una sarta de blasfemias de lo más curiosas, de nuevo se agolparon en su boca "Ahj, ahj".

Pero Vegeta estaba tan exhausto que ni las maldiciones le servían de ayuda para mantenerse en su estado de supersayajin. Empezaba a hacerse a la idea de tomar un pequeño descanso, cuando de repente oye el sonido de su móvil. El aparato prendía de su oreja para su desgracia y, había sido el primer regalo de Bulma, cuando ella se convirtió en su amante y él, en el hombre mejor vestido de toda aquella gran ciudad.

" ¡Qué mujer tan pesada!¿no tiene nada qué hacer?" Vegeta colocó su mano derecha sobre la oreja, obedeciendo a un primer impulso de probar a lanzar el artefacto lo más lejos de sí posible. Se detuvo sin embargo, le carcomia la curiosidad. "!Ajh! He sido bien ciego al creer que era puro amor el que me empujó a sus brazos. Mi malsana curiosidad, que era temida incluso por mi antiguo señor Freezer, ha sido mi perdición para con esta hembra humana. Si no me cuido, me veo reducido a un simple sirviente de sus caprichos, !y por Vegeta, que no lo pienso tolerar!".

Vegeta dejó pasar un poco el tiempo antes de accionar el botón de respuesta. "Sé que ella utilizará mis propias palabras contra lo que me disponga a poner en acción, pretendiendo la dominación total. Si a mí nome dominase un demonio más fuerte que ella y que se llama "matar a Goku", mi desventura sería tan completa que me abandonaría con todo el dolor de mi corazón. “ En esa situación, me retiraría solo y atormentado, habiéndome ganado por siempre el desprecio de su alma.¿Pero qué digo?!yo temiendo una simple mujer! Aunque pensándolo bien ella es muy de temer, más que cualquier ejército contra el que haya luchado en el pasado".

"Vegeta" La voz de Bulma lo trajo a la realidad de su posición, sus puños estaban tan apretados como si fuera a entrar en combate de un momento a otro, y su ceño muy fruncido, como examinando a un enemigo cuya fuerza potencial escapaba a su facultad de cálculo. "Mujer" Pudo decir él. Ella nunca sabría, nunca alcanzaría a conocer el acopio de fuerza que requería para el dominio de sí mismo cuando ella pronunciaba su nombre. "Lo hace con toda su intención de dañarme, sabe que me disgusta que me molesten mientras entreno, además faltan pocas horas para que regrese a casa, ¿qué se pierde esperando un poco?!maldita mujer!".

“ Vegeta, tengo un regalo para ti- para colmo, la voz de la científica tenía timbre alegre y encadenaba cada sílaba con una canción melódica que a Vegeta disgustaba en extremo- bueno, para los dos, ¿adivina quién ha llegado después de haber recorrido el mundo?”.

“Como si ella no hubiese recorrido ya bastantes mundos ...” la cólera de Vegeta no tenía parangón, imaginó a su amante viviendo sus antiguas aventuras, conociendo sitios interesantes y personas mundanas. "¿Con todo esto me está diciendo que no vale la pena amarme o simplemente me llama idiota?, ¡desgraciada sea su alma, que tanto daño me causa!¿es que no puedo dejar de sufrir un segundo?¿mi vida tenía que ser siempre tan difícil?".

"¿No sabes, eh? ¿Vegeta, estás ahí? ".

Vegeta masculló algo inteligible, mientras continuaba aumentando su rabia. "!Qué pronto te enfadas!¿eh?" ahora Vegeta estaba seguro de que lo tomaba a broma y explotó. "! Vete al Infierno!, ¡es el único lugar donde no has estado!"

"Jejeje, será por lo buenísima que soy" Vegeta se imaginaba a Bulma, la encaprichada, ahora enderezarse arrogante ante él. MascuIló de nuevo. "Bien, ¿estás ahí? Es que cómo no hab .. ".

Vegeta ya no pudo aguantar más. "!Sí!!estoy aquí!¿qué más quieres atolondrada?¿que te lo diga por señas?".

Bulma pareció obviar todo lanzándole un sonoro beso, que resonó en la oreja de Vegeta. A éste se le enervó el instinto viril sin pretenderlo, "ahora sí sé que en cuanto acabe con Goku he de abandonarla".

"Ok, Veggie, lo que te iba a decir era que Yamcha volvió de su viaje y nos trajo un regalo para los dos, eh" Bulma habló rápido, "atropellando" conscientemente el nombre de Yamcha, su voz se hizo trémula al fmal de la frase.

"¿Cómo? Ahora sí sé que esa mujer es tremendamente idiota ¿Pretende celar a un sayajin como yo? ! qué engreimíento y qué vanalidad! Después de todo, ¿qué se podía esperar? Será un gran vencimiento de su orgullo femenino y gran error mío si me enfrento con ese pelele, al cual puedo vencer cuando y como quiera. Pero, ¿o me equivoco mucho o, pretende matar a su amigo de la infancia?!Mujeres de la tierra! Esto lo que se puede decir de ellas: se dedican a atormentar a sus hombres hasta que los cansan y después, los buscan !cuanta ignorancia!".


Vegeta se convirtió en supersayajin de nuevo. "He aquí la razón de porqué no esperó a que yo llegase a casa para contármelo. Pretende obligarme a pensar que él se ha quedado a tomar el té y que sigue en su grata compañía Esa artimaña solo puede urdirla llamándome al móvil y contándome a mí, su hombre, algo que se me quede grabado para toda la eternidad".

"¿Cree acaso que la amaré más por ello?!qué equivocada vive esta mujer!. Pero de una cosa estoy seguro, no se atreverá a tener ese muñeco en casa por miedo a que yo lo reviente. Hasta donde puedo llegar, es a pensar que ella me sigue temiendo, nunca he conseguido más de ella, según parece".


La comunicación se había cortado. Parecía que ella no iba a dar explicaciones, después de todo. El sayajin se tomó su tiempo para examinar los alrededores del páramo en el cual se encontraba, ya que había visto un lugar al abrigo no muy lejos. No pretendía cansarse volando rápidamente a su libre albedrío hacia el primer sitio adecuado.

Ojeó el terreno comprobando que era de su agrado y lo prefirió por su cercanía con un río bastante proceloso. Se tumbó a la sombra de un almendro en el fresco pasto, reposando su fuerte espalda contra unas cuantas piedras y estirando los pies sobre un gran tronco leñoso. Vegeta atrapó una pajita, que revoloteaba alrededor suya, con los dientes. Empezó a observar el extremo de la pajita frunciendo ligeramente el ceño y haciendo cábalas.

“Siento que tengo todo el tiempo del mundo, así que el muñeco ese de Yamcha no ha de tener porqué preocuparse. Porque el príncipe Vegeta no malgastará ni un minuto de su valioso tiempo en dedicarse a despedirlo del lado de su amiga.”

De nuevo, algo comenzó a rugir en su pecho, haciéndole flexionar las piernas para sentarse en la hierba y doblándose hasta que tocó con la barbilla una de sus rodillas . “¿Qué me pasa?¿Es que acaso estoy por ella hasta este punto?” Vegeta se incomodó por sus propios pensamientos, revolviendo las hojas con la mano derecha. Apoyó el codo izquierdo en la rótula de la pierna en flexión y mordió el dedo meñique.

Desde su posición veía un puñado de roedores variados que salían o se escondían tras unos matorrales. “!Ja!!hambre! ¡ese es el nombre que los sayajines damos al amor!!apetito!”. También era capaz de calcular los movimientos de los bichos para, como un gato, atrapar la presa elegida. De repente, se sintió estúpido por haber revivido tan fácilmente sus temores. Aún así se acercó decidido al matorral tras el que se había escondido el último animal.

“No me entusiasma la carne cruda, sin embargo…”

............

Vegeta volaba raudo hacia la corporación cápsula. Aquella noche esperaba tener una larga sesión de entrenamiento en el gimnasio que Bulma le había construido junto a la antigua nave espacial. Era un edificio de dos plantas, equipado con toda la tecnología punta en adiestramiento de superhombres y Vegeta todavía lo admiraba con recelo, en espera del día en que se le reclamara su pago.

Sabía que Bulma trataba de ganárselo forzadamente, mediante aquellas dádivas que tanto satisfacían sus obsesiones.

Vegeta sonreía malévolamente. Como cualquier mujer vulgar, ella tenía esa necesidad imperiosa de servir a su gran guerrero. Él se lo agradecía de forma torpe, inapropiada, haciéndola quedar en falsa posición conscientemente. Se burlaba de sus emociones calculadamente dando el golpe en el momento adecuado. En fin, como en cualquier batalla, actuaba con Bulma como un guerrero avezado.


"Es una gran desgracia de mi carácter el haberme colocado en tan incómodo juego con esa terrícola.! Maldita sea!. Ni siquiera puedo tener paz durante un minuto seguido. Si no son sus femeninos llantos o su horrible voz que me aterrorizan, son sus miradas suplicantes de perro apaleado. Siempre tiene que molestarme con algo".

Nuestro héroe meditaba en voz alta. "Estoy harto. ¿soy yo un santo o un majadero por permitirle que me moje con sus lágrimas? !Ah! En el planeta Vegeta sabría muy bien lo que hacer, pero aquí. .. Aquí sólo soy un refugiado, un asesino o algo peor!, para ella, desde luego que sí, ... si recuerdo sus ojos de anoche".

En ese instante se perdió nuestro príncipe entre los humos de una fábrica de resíduos, los obreros de la misma salían hacia un aparcamiento. “ Por lo menos gracias a ella no tengo que preocuparme por lo más básico, !mira Vegeta a esos pobres desgraciados!. Y hay que considerar que Goku la aprecia y ella le corresponde, lo que hace más interesante todavía mi unión con ella."

Soltó una gran carcajada, tragando algunos jirones de humo "El tonto de Goku y la idiota de mi mujer se pueden ir a hacer gárgaras. Él no me amenazará más por el miedo de ella a que yo la abandone, ¿Qué se han creído?."

Con estos pensamientos tan acordes a su rango real perdido, iba el sayajin de un humor de perros hasta que empezó a ver la cúpula de corporación cápsula, el hogar de su mujercita.

"!Ahj no! !no puede ser! Está atisbando mi llegada desde su balcón. Seguro que me ha visto y correrá a mi encuentro enardecida !Por todos los dioses del espacio! ¿Cuándo me dejará de atormentar esa mujer?." El gran hombre se posó lentamente detrás de unos arbustos con la intención de ocultarse para entrar mejor por la ventana, más tarde.

Pero resultó que aquellos matojos se encontraban justo debajo del balcón desde el que Bulma escudriñaba el cielo.
"!Ahj!, ¡tenía que ser aquí!". Vió a Bulma agitar la mano y desaparecer."Todavía no se tira de cabeza desde ese maldito balcón para que yo la recoja al vuelo !Ahj, que mujer tan desconfiada! Desde luego merece la muerte por este acto tan poco noble .


Bulma abrió la puerta y corrió hacia él con los brazos extendidos.

"Bueno Vegeta, deja atrás tu apasionamiento de príncipe refugiado y oculta tu verdadera emoción. Ella no debe enterarse de tus sentimientos, sino te compadecerá aún más."

Vegeta la abrazó y sus ojos despidieron un destello diabólico. "Me compadecerá aún más que ahora, cuando cree que trato de ocultar un alma sensible e incomprendida, atormentada por un oscuro secreto. ¿Hasta cuando ese secreto que tengo y que creó su imaginación va a seguir momificando su amor por mí?. Si es que este es el amor que dan las terrícolas a sus hombres, en estado bien mísero han de estar obligados a vivir para conseguir un poco de calor vivificante y compañía de mujer".

El príncipe quedó tan estupefacto ante la apariencia de su compañera, que se retiró unos pasos de su lado, para observarla con minuciosidad. El pelo de Bulma estaba alborotado, su camisa tenía unos corchetes desabrochados y le llamó la atención ¡que sus piernas estuviesen desnudas!.

Vegeta examinó al instante en derredor suyo, temía a un enemigo de su honra principesca. Bulma retrocedió a medida que su amante arrugaba el ceño y fruncía la naricilla. A Vegeta le pareció que ella sentía repulsión ante aquel gesto, otrora tan atractivo y dominador.

Se acercó a ella de forma peligrosa abriendo y cerrando sus puños y apretando los dientes. Parecía más una fiera que un ser racional.

Bulma se preparó a que de un momento a otro el hombre se le acercase para zarandearla. Hizo una mueca valiente, aunque temía que aquello fuese más que una mera provocación, con lo que, sentía el peso de su propia responsabilidad.

“¿Y bien mi princesita?” decía apretando los dientes “¿qué tenías que no podías retrasar ya más mi regreso?”.

Bulma le dio la espalda para encararlo con viveza mediante un envite de su cosecha: “No tenía ningún interés en que llegaras pronto, tienes demasiado trabajo aplastando peñascos…”.

La cara de Vegeta era un poema, iba a insultarla de un momento a otro, “Ahj…”. Bulma continuó, ignorándolo: “Nos han traído un regalo, tienes que subir y verlo antes de ir a tu entrenamiento nocturno”.

El príncipe abrió los ojos de forma brusca, como si hubiese recibido un fogonazo en plena frente. “¿Cómo?¿tengo qué? ¡¿cómo te atreves a ordenarme mujer?!”.

Bulma ya se había metido dentro y no le escuchaba.

“!Qué desfachatez! Y si no la sigo, ¡será capaz de engreírse de mí! Aunque esto sólo lo ejecute en sus pensamientos, ya es suficiente para acabar con mi honra…”.

Vegeta llegó a la habitación en una exhalación, aunque seguía resentido, observó lo que Bulma le enseñaba con ojos brillantes.

“!Ahj!” Se trataba de un gigantesco jarrón verde de porcelana sin decoración alguna.

“ Otra vez desaprovecha su agudo ingenio con bromas idiotas. ¿Cómo reacciono ahora para que no se burle de nuevo de mí?”.

El hombre miró el regalo y luego a ella con desdén “!Bah!”.

Bulma fijó en él sus ojos azules, se colocó junto al objeto con una sonrisa amplia.

Vegeta tuvo una idea, el jarrón era tan grande como un humano, incluso más alto, hasta podría caber un hombre dentro. Frunció de nuevo el ceño. En aquella casa no había rincón al que él no pudiese acceder, ese jarrón no sería una nueva limitación para él.


“¿Así que no te gusta?. Bueno, la verdad, no es muy bonito”. Bulma hablaba con una gran sonrisa.

“!Hipócrita!” Vegeta estiró los labios y bufó en voz baja.

“Puedes ir a entrenar, no tienes que quedarte en casa por mí” Bulma disfrutaba con el desconcierto del hombre.

Vegeta barbotó: “!Te repito que no tienes que darme órdenes!" – luego añadió, un poco confuso - "Además esta noche no entrenaré”.

“¿Cómo que no entrenarás?” Bulma parpadeaba atónita, no sabía si debía mostrarse furiosa “¿y qué harás entonces príncipe Vegeta?¿eh?¿Supongo que no te quedarás así por mucho tiempo?”.
Vegeta estaba encendido “Trata de controlarme fingiendo que puede leer mis propósitos. Cada día está más loca esta mujer”. No contestó sino que se acostó en la cama, flexionó una pierna y colocó las manos detrás de la cabeza, mientras la miraba irritado.


“No recuerdo que me haya provocado más allá que gran irritación, así que sus poses y fingimientos no me echarán de aquí. Jejeje, mirarla tan desconcertada me divierte y me asusta a un tiempo. ¿Qué pretende? me ha descubierto su secretito a fin de cuentas”.

Bulma estaba colocando la ropa en los cajones y moviéndose entre la cama y la cómoda, tan cerca de él que podía tocarla con estirar un brazo. Giró la cabeza hacia aquel lado y cerró los ojos, disfrutando del ruido que hacía, de su respiración.

“¿Qué hago? De nuevo me empiezo a sentir mal, ¿por qué me hace sentir siempre mal? ¿es que no puede hacerme sentir bien? ¡Ay!. Sé que no está bien que un sayajin se deleite con este tipo de cosas, que no tienen que ver ni con el entrenamiento ni con la lucha”.

Sin embargo continuó con los ojos semicerrados admirando la claridad que brotaba de su cabello y sus ojos; ahora la tenía muy cerca, la agarraría y..., dejaría de sentirse mal.

Pero Bulma se alejó de allí al momento, con un paquete que había sacado del fondo de la cómoda.

Vegeta la siguió entre curioso y divertido “Me estoy interesando por esta mujer hasta un punto cómico. No me vendrá mal reírme un poco de mí mismo y afrontar ya mi rol de amante ante ella. Si no lo hago, tal vez la próxima vez no me grite, sino que se ría de mí.”

Dio unos pasos imitando a un indio audaz, catando el aroma que se “suponía” dejaba ella tras de sí, exageró sus gestos realizando una serie de acrobacias. No esperaba encontrarse con la mirada de Bulma hasta que estuviera preparada su “actuación”.



De repente sus músculos se paralizaron, sintió un desasosiego de grima salvaje. “¿Me encontraré mal de nuevo?!Bah!. No lo creo. Soy inmune a las pequeñas dolencias humanas, además mi sangre real es un revulsivo para cualquier tipo de virus”.

Empezó a oír golpes sordos y rítmicos, que parecían metálicos. “Parece el roce de una armadura contra una pared, que abrirá un boquete sin duda”. Frunció el ceño y dobló las piernas, separó las rodillas. Su cabello estaba erizado. “¿Qué diablos me sucede?”.

Continuará…



Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).