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Apariencias por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

¡Hola!


Apareciéndome para dejar un nuevo capítulo :D


Lamento la demora... :I


Sin más que agregar les dejó leer!


Los personajes no son de mi propiedad ni de mi autoría (o como se diga xd), son de Masashi Kishimoto.


Posibles faltas de ortografía y redacción.

Cap.04 Convivencia

— Escóndete— Sasuke jaló del brazo a su compañera de rubia cabellera por el brazo, obligándola a que se escondiera debajo de la mesa de donde se encontraban sentados, el imito el mismo gesto hasta que vio que aquella persona ya estaba lejos de su campo de visión, fue que salió de ahí y se acomodó nuevamente en la silla.

Ino sabía que no se tenía que ser tan inteligente para suponer que el moreno había visto a alguien que le reconociera y se dieran cuenta de que no había asistido a clase. Aunque su curiosidad podía más, le lanzo una mirada interrogante por lo recién ocurrido.

— Creo que es mejor movernos de aquí, antes de que nos descubran— dijo el Uchiha, levantándose para ir a pagar su respectivo café, la rubia no tuvo tiempo de protestar nada,  siguiéndole para ella también saldar su cuenta.

— ¿Acaso viste a alguien?— preguntó, aun sabiendo la obvia respuesta.

— A mi hermano— respondió, dejando emocionada a la Yamanaka al no imaginar que le fuera a contestar quien era.

No cruzaron más palabras que aquellas, Ino cargaba en una pequeña bolsa de papel con aquel panecillo que ni siquiera Sasuke le había dejado disfrutar. Salieron de la estación de trenes, dirigiéndose a unas de las áreas recreativas que se encontraban cerca de ahí. Tomaron asiento debajo de un árbol, el moreno viendo todo a su alrededor confirmando que no hubiera alguien familiar rondando por el lugar e Ino a punto de degustar su pan.

— ¿Cuántos años tiene tu hermano?— inicio la rubia, una vez que hubo concluido con su inesperado desayuno, viendo como su compañero se recargaba en el tronco del árbol y sacaba un pequeño libro.

—  Veintiuno— respondió parco.

Los ojos de la chica se iluminaron ante la idea de conocer a un integrante más de la familia Uchiha. Si veía al varón que se encontraba sentado casi a un lado de ella, debía admitir que era demasiado apuesto (aunque pareciera doncel), y si el menor se veía todo adorable en su proceso de pubertad, ¿cómo se llegaría a ver cuándo ya madurara? Una boba sonrisa se dibujó en su rostro al tratar de imaginarse al mayor. Sasuke miraba con ojos extraños a la chica, al parecer ya se le había zafado un tornillo.

— ¿Me vas a decir lo que sabes?— al escuchar aquel cuestionamiento por parte del Uchiha, fue que salió de su pequeña burbuja de fantasía y volteo a verlo al no entender a qué se refería, levanto una de sus finas cejas tratando de comprender ahora el silencio del moreno que seguía manteniendo su fija mirada en aquel libro de tapas color azul.

— Mmm… ¿de qué?— se atrevió a preguntar, sabiendo que se ganaría una mirada obvia y molesta por parte del azabache, y dicho y hecho, esa fue la reacción del varón que además se tomó el puente de la nariz al parecer tratando de reunir la paciencia suficiente.

— Me habías dicho que sabías algo de Naruto que yo no sé— el tono que aplico sonada fastidiado y lógico, aunque las personas cercanas a él (siendo principalmente su hermano) sabían que aquello no era nada más para ocultar parte de su vergüenza al hallarse meramente interesado en algo o alguien y más por el leve, casi imperceptible palpitar de su ceja derecha. La joven abrió la boca sorprendida, sonriendo después y disculpándose por no haberle entendido.

— Lo siento— río un poco para disipar la vergüenza, aclarándose después la garganta y obteniendo completamente la atención del azabache ya que había cerrado aquel librito, dejándolo sobre su regazo— al parecer ya has escuchado los rumores que surgen en relación a Naruto— el Uchiha solo asintió— bien, eso es lo que son en su mayoría, rumores. Información alterada que solo contiene… mmm… hablando en porcentajes el dos por ciento de verdad y ya te has de imaginar el resto— guardo silencio, soltando un pesado y corto suspiro.

Naruto y ella al igual que Sakura habían sido amigos desde la escuela elemental, estando siempre juntos, aunque al parecer el rubio siempre había tenido cierto gusto por su amiga Haruno, pasando la mayor parte del tiempo juntos. Su amistad empezó a caer en pique cuando el doncel empezó a tener más amigos a parte de ellas, dejándolas ya en segundo plano. Las dos empezaron a tener cierto resentimiento, alejándose y aprovechando el nuevo empleo del rubio para crear rumores que empezaran poco a poco a destruir su imagen como venganza, aunque jamás consideraron que en parte aquello se les fuera un poco de las manos. No sentía remordimiento alguno ya que los culpables eran el alumnado por creer en tan falsos acontecimientos y por dejarse llevar por una historia de magnitud “interesante”, además de que ¿cómo era posible que creyeran que Naruto vendía su cuerpo? si todos, bueno la mayoría de ahí lo conocen desde que estaban relativamente en pañales. Se encogió de hombros, tratándole de dar la menor de las importancias.

Podía notar de inmediato el gran interés que tenía el moreno a con el rubio, si fuera alguien bondadosa le diría realmente la verdad ya que ella no tenía firmado ningún contrato de privacidad y además de que Naruto antes de que terminaran mal, les había dicho en lo que consistía su nuevo “empleo” y nunca les prohibió que hablaran u ocultaran los detalles al respecto, solo que ellas por respeto a su antigua amistad no habían dicho nada, solo alterando los rumores que empezaban a circular. Ella no era conocida por ser alguien bondadosa y caritativa, al contrario, la mayoría de sus compañeros la conocían por ser alguien egoísta, cruel, déspota, vanidosa e interesada, obviamente igual a Sakura. Y no por tratarse de Sasuke, el chico nuevo que no conoce a nadie en el poblado iba a tratar de aparentar algo que no era, aunque tampoco era realmente como todos en la escuela la describían.

— Bien— volvió a soltar el aire de sus pulmones, mirando disimuladamente al moreno mientras empezaba a jugar con el borde de su chaleco— ¿recuerdas que en una ocasión te habíamos dicho que Naruto es huérfano?— el Uchiha asintió solamente—eso es verdad. Naruto perdió a sus padres cuando solamente tenía cuatro años de edad, ningún familiar se presentó en el orfanato a preguntar por él, así que pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia allí— guardo silencio un instante, con tan solo recordar cómo fue que sucedieron las cosas (según la anécdota que le contaran sus padres) hacia que su estómago se contrajera, meneando la cabeza de un lado a otro para evitar que su imaginación le jugara una mala pasada—bueno, creo que hasta él ya te lo había dicho en algún momento— obvio la chica, tratando mejor de cambiar el tema— nosotros llegamos a ser amigos por algún tiempo, es una persona agradable y de buen corazón así que no te creas todo lo que dicen por ahí.

Sasuke solo asintió, de todo lo que le había dicho Ino sintió que realmente no le había dicho nada, al contrario empezó a quedarse con más interrogantes ¿Por qué la pensó demasiado después de decir que Naruto era huérfano desde los cuatro años? ¿Por qué ahora ya no son amigos y tratan de hundirlo más con aquellos chismes? Pero lo que más le molesto, más bien le incomodo fue que la Yamanaka obviara de que al menos el doncel le haya dicho algo acerca de su vida en el orfanato, más bien algo acerca de su pasado. Eran amigos, se llevaban bien, hablaban de cosas triviales pero nunca nada de su vida personal. Sabía que si legaba a exteriorizar parte de sus cuestionamientos a la chica frente a él, que le miraba seria y con un gesto indescifrable en el rostro, daría a conocer que la relación que llevaba con el Uzumaki todavía no era del todo sólida.

— Pero, ¿para qué trabajar si se supone que en el orfanato les atienden al menos con los servicios básicos? — trato de sonar casual, creyendo así que esa pregunta cargada de curiosidad no afectaría sus anteriores pensamientos— pudo buscar algo más sencillo, algo así como mesero, lavador de autos, mensajero, no sé algo más simple y fuera de las habladurías.

— No te lo ha dicho, ¿verdad?— notó como la fémina le miraba entre asombrada e incrédula, sabiendo así que se había delatado con esa pregunta, misma que le podía contestar la mayoría de sus dudas. Ino soltó un corto pero muy tosco suspiro, mirando fijamente al azabache y aclarándose la garganta, como si lo que fuera a decir nada más lo iba a pronunciar por única ocasión— sí Naruto no te lo ha dicho, debe ser por algo. Todos, bueno la mayoría en Konoha nos conocemos desde siempre, la mayoría por habladurías pero qué más da, así no conocimos. No soy nadie para decirte algo que “por ley” Naruto te tuvo que haber dicho, pero él ya no vive en el orfanatorio, hace dos años se salió de ahí, tratando de vivir por su cuenta.

Sus ojos se abrieron un tanto al enterarse sobre ello, ahora entendía un poco por qué le daba más importancia a su trabajo que a su estadía en la escuela por un día, sí era para mantenerse era más que entendible. En su cabeza empezaba a rememorar si alguna vez su amigo le hubo dicho algo, pero no recordaba tal cosa. Un pequeño flash le hizo ver que estaba realmente equivocado, que el rubio nunca le dijera directamente aquella situación era una cosa, pero si nombraba en ocasiones su hogar. Había veces en que le decía que si quería lo podía acompañar a su casa, que Kiba o Shikamaru habían ido a visitarlo a su casa, o que la chapa de la puerta de su casa se había averiado. Si no fuera porque era una persona que sabía controlar cada una de sus acciones o emociones ya se estaría jalando los cabellos de frustración y por haber sido tan idiota por haber ignorado aquellos inocentes comentarios que le decían mucho sobre su vida.

— Soy un idiota— con lentitud y con suma elegancia se puso de pie, sacudiéndose el pasto que quedo adherido a su pantalón y a su suéter— gracias Ino.

El azabache se colocó su mochila sobre el hombro, encaminándose a la salida del centro recreativo. Iría a su casa, su padre no debería estar en casa, ya que como era costumbre nunca lo estaba y su madre le llamaría la atención por no haber asistido a clases pero prefería una ligera reprimenda a pasar el resto de la mañana y parte de la tarde en la calle sin tener nada mejor que hacer que estudiar y escuchar algo de música en la comodidad de su habitación. La rubia también con una velocidad increíble tomo sus cosas y siguió al Uchiha de cerca.

— ¿No quieres saber más al respecto?— preguntó esperanzada, al menos para pasar más tiempo con el varón. Sasuke detuvo su andar, dando media vuelta y mirando a la chica que le veía expectante— es que realmente siento que no te he dicho nada, más que lo más esencial— agrego nerviosa ante la penetrante mirada del azabache.

— No— corto y seco, logrando que la joven se intimidara un poco y sus pequeñas esperanzas para pasar más tiempo con él se fueran— dije que confiaba en él y que le esperaría hasta que decidiera decirme todo— agregó, repitiéndose aquello como una promesa autoimpuesta.

Con las manos en los bolsillos y regresando su andar hacia su casa, Sasuke con una simple despedida con la mano se alejó de una muy cabizbaja Ino Yamanaka.

+*+*+*+

Ahora comprendía el sentir de los padres de Sasori y por qué su preocupación de que no tuviera una amistad con una mujer o doncel que no fueran los que poco a poco fueron llegando a esa mesa que empezaba a llenarse en las afueras de la cafetería. Naruto por mero instinto se colocó a un lado del doncel pelirrojo para sentirse un poco más  seguro de las miradas inquisitivas que le dirigían cada uno de los varones que estaban sentados alrededor de la mesa.

— No tan estés nervioso, rubio— hablo un varón de tez morena y musculosa, que si no mal recordaba se lo habían presentado como Kakuzu.

— Sí pequeño— ahora hablo otro varón de cabellera platinada que respondía al nombre de Hidan y que al parecer era un fanático religioso ya que no paraba de hablar de su gran dios Hashin-sama— nosotros no comemos lindos y bellos donceles que no estén dentro de nuestro círculo— acerco su rostro peligrosamente al del menor que sin ser su intención enredo sus brazos en el brazo de su acompañante.

— ¡Ya basta Hidan! No ves que lo estás asustando— un chico de delgada figura y piel extremadamente blanca y con unos cabellos color verdes, tomo al mencionado por el brazo jalándolo bruscamente para que sentara correctamente en su lugar mientras soltaba diversas maldiciones— lamenta la actitud de mi amigo— sonrió amable dirigiéndose al rubio— mi nombre es Zetsu.

El más joven sonrió y estrecho la mano del mayor, sus manos eran finas y pequeñas dándose cuenta que aquel también era un doncel como él, aunque no lo aparentara tanto con ese porte y confianza ruda y autoritaria, además de que su vestimenta era aún mucho más masculina que la que él mismo traía puesta.

Al pasar los minutos, el Uzumaki empezó a conocer más a cada uno de los miembros de “Akatsuki”, según lo dicho por Sasori que era así como los conocían en la universidad y como el líder del grupo, un varón de cabellera anaranjada y con varias perforaciones en el rostro de nombre Yahiko pero con el seudónimo Pain, había nombrado al grupo.

De igual manera conoció a la novia del líder, Konan una bella mujer de cabellos cortos color azulado, a un varón pelirrojo de nombre Nagato y que al parecer era una persona demasiado tranquila y amable que en cuanto llego tomo asiento a un lado de Sasori quitando de ahí a Obito.

— Ya nada más falta que llegue ese par— dijo con tono cansino el doncel de cabellera verdosa— por lo mientras hay que pedir algo para desayunar— tomo una de las cartas que estaban sobre la mesa, mirando el menú con curiosidad haciendo que sus demás compañeros se acercaran a su alrededor a mirar.

Naruto se caracterizaba por ser alguien demasiado sociable, pero por alguna extraña razón se sentía cohibido al tener a tantos varones a su alrededor. Sintió una penetrante mirada en su persona volteando rápidamente a encarar a quien le estuviera mirando de manera incorrecta pero para su buena suerte solo era la única fémina del grupo que le dedicaba al parecer una dulce e  imperceptible sonrisa.

— No tengas miedo— escucho como le dijo Konan, con una voz cargada de dulzura. Naruto no pudo evitar sonrojarse y agachar la mirada, la mujer era demasiado guapa en comparación a sus compañeras de colegio, además de que su voz era demasiado femenina y sexy, asegurando que con ella cautivaba a todos los varones a su alrededor. Lo único que pudo hacer para disipar su pena fue negar con la cabeza y volverá levantar su mirada regalándole una sonrisa.

— Solo estoy nervioso, ttebayo— trato de sonar relajado, mientras se rascaba su mejilla derecha. La joven dama le revolvió los cabellos, volteando en dirección a sus compañeros que estaban haciendo escandalo al pedir sus órdenes al pobre mesero.

— ¡Miren ya llego la pareja de enamorados!— señalo eufórico Tobi, levantándose de la silla y haciendo que todos voltearan en dirección hacia la pareja.

Naruto al voltear solo pudo ver a un par de varones, uno más corpulento que el otro pero que evidentemente a simple vista no aparentaban ser más que solo amigos. Observo con detalle al más alto y fornido de los dos, un varón claramente alto, de aspecto rudo y mirada intimidante, su piel era ligeramente azulada y su cabello también era del mismo tono salvo que más oscuro. Por otro lado, el varón que caminaba a su lado era de piel pálida, complexión delgada pero no por ello delicada, sus cabellos al igual que sus ojos eran de un color negro brillante y su expresión era seria.

— Lamentamos la demora— expreso el moreno haciendo una ligera reverencia y mirando a todos sus compañeros.

— Bueno, ya que llegamos y vemos que todos están ordenando para desayunar yo también quiero pedir algo— dijo el otro varón, arrebatándole la carta a Kakuzu.

— No sean groseros y preséntense ante Naruto— se acercó a ellos Obito, tomándolos de los brazos y obligando a que se acercaran al rubio doncel que les veía curiosos.

— Hola lindura— en hablar primero fue el varón más alto y corpulento de todos, estremeciendo un poco al menor con su potente y grave voz— mi nombre es Kisame y este que está parado a mi lado es Itachi— señalo a su compañero mientras sonreía, mostrando una hilera de filosos dientes.

— Un gusto— se levantó de su silla Naruto, haciendo una ligera reverencia— mi nombre es Naruto Uzumaki, dattebayo.

— El gusto es nuestro— ahora fue Itachi quien habló, tomando con una de sus manos la del doncel para depositarle un beso sobre la misma. El Uzumaki se sonrojó por el gesto, quedando embelesado al ver directamente hacia esos pozos negros del varón frente a él, recordándole tanto al varón del que poco a poco se estaba enamorando.

— Itachi, deja de mirar tanto a Naruto que lo pones nervioso— esta vez fue Konan la que intervino, logrando que el nombrado soltara la mano del rubio y le sonriera apenas imperceptiblemente— vamos Naruto, pide algo del menú— con una simple seña llamo al menor para que se acercara a ellos, acción que el doncel acató enseguida.

— ¿De él fue quien nos hablaste? — el azabache se dirigió a donde estaba el doncel pelirrojo sentado, mismo que volteo a verlo con una sonrisa de lado— pensé que iba a ser alguien, no sé, más extrovertido y atrevido.

— Lamento decepcionarte, pero esta vez fallaste— una ligera risa emergió de su garganta— Naruto por lo poco que he charlado con él y convivido es demasiado dulce y humilde.

Itachi volteo a ver en dirección a donde estaba el rubio doncel, notando que estaba completamente sonrojado y negaba efusivamente con la cabeza mientras que su amiga Konan y su novio trataban de “protegerlo” de las insistentes preguntas que le lanzaban el resto de los muchachos. Sasori le sonrió prepotente al varón que estaba frente a él.

— ¿Planeas todavía hacerlo pasar por Deidara? —preguntó con evidente curiosidad, físicamente si se parecía al nombrado, rubio y de ojos azules. Además de que la ropa que traía puesta le daba un plus para hacerse pasar por su amigo rubio. Solo había un pequeño problema, mismo que al parecer el pelirrojo también se había dado cuenta al verle negar suavemente con la cabeza.

— No, ya no va a hacerse pasar por Deidara— afirmó— es demasiado dulce e inocente que mis padres no van a creerme esta farsa, ya sabes me han escuchado hablar con él por el teléfono y nuestro vocabulario no es el más adecuado que digamos.

— ¿Entonces? — cuestionó, imaginándose la respuesta de su compañero.

— Vamos a decir que es un nuevo miembro de Akatsuki— su tono de voz era confiado, se cruzó de brazos y miró la taza de café que era puesta sobre la mesa frente a él.

— Me agrada tu confianza, cariño— dijo Nagato, sentándose a su lado y alternando la mirada entre Itachi y su pareja— pero para eso necesitas la aprobación del líder y sabes que si no la obtienes tendremos que recurrir a lo que teníamos planeado desde un principio.

Sasori dejó escapar un largo suspiro, las decisiones de todos siempre tenían que ser consultadas ante Pain, algo que no le agradaba a la mayoría de los miembros pero que en cierto modo era para mantener una cierta paz en el grupo y que la toma de decisiones fuera equitativa y justa para los demás. Los tres que estaban un poco alejados del resto (al menos por tres sillas) solo veían a distancia como los demás empezaban a alegar para llamar la atención del rubio doncel de diversas maneras.

— Espero que esto funcione— dijo Itachi, tomando asiento en una de las silla libres, ya que por tanto alboroto sus compañeros se había levantado para ir a ver la barra de los postres. Solo vio como el líder y su pareja se acercaban al menor de todos y comenzaban una pequeña charla en la que minutos después Obito se unió.

+*+*+*+

El reloj de la entrada principal ya marcaba las once horas del día con treinta y cinco minutos. La residencia la noto inusualmente tranquila, aunque en cierta manera no entendía a qué se debía esa aparente tranquilidad si no sabía cómo se desenvolvía su amada madre cuando ambos, él e Itachi no se encontraban en casa. Con pasos silenciosos se dirigió a la cocina para ver si su madre estaba haciendo la comida o algo por el estilo, pero nada. <<Pero debe estar en casa>> pensó el menor de los Uchiha mientras seguía caminado con cautela <<La puerta estaba abierta, así que es imposible que no esté en casa>> su mente seguía maquinando las posibilidades de acuerdo a los hechos.

Primero subió a su habitación, dejando su mochila sobre la cama y sacando el cambio de ropa que supuestamente iba a utilizar para investigar acerca de su amigo. Meneó la cabeza de un lado a otro, la curiosidad todavía hacia mella en su cabeza, pero como hace algunos minutos se repetía constantemente que si realmente confiaba en Naruto esperaría a que este le dijera cuando estuviera listo. Tomando ese mismo cambio de ropa, se quitó el uniforme para hacer uso de la misma. Una vez listo, volvió en su silenciosa búsqueda para saber del paradero de su madre.

Recorrió toda la casa, no era tan grande pero si lo suficientemente acogedora para la familia. No estaba en la cocina, ni en el jardín, ni en la sala, ni en los baños, ni en la habitación de Itachi. Solo le faltaba entrar y verificar en la habitación de su progenitora. Desde que tiene uso de razón, tanto ella como su hermano le habían dicho en repetidas ocasiones que tenía prohibido entrar ahí siempre y cuando no estuvieran los usuarios de la misma para permitirles el paso. Y obviamente, después de haber sido pillado por su hermano por querer entrar a ver en una ocasión cuando solo contaba con siete años de edad y luego de haberlo convencido de entrar juntos, su padre los había sorprendido por pura casualidad cuando este iba saliendo de su recamara. La expresión de sorpresa y de ansiedad que mostró su infantil rostro, ya que su hermano mayor se había mantenido tan imperturbable, terminaron por delatarlos.

Con sumo silencio se encamino hacia la habitación de sus progenitores, no sabía porque le prohibían que se acercara cuando no había nadie que se lo autorizara, si era simplemente una habitación más como el resto. Sus padres, en especial su madre se adentraba a la suya y hacía y deshacía a su antojo y él no decía nada y aunque quisiera su madre siempre en su defensa salía diciendo: “como tu madre, tengo derecho en conocer hasta lo más íntimo y oscuro de mi retoño” sabiendo que una vez dicho eso cualquier queja era ignorada.

La habitación principal se ubicaba en el segundo piso, al extremo izquierdo de la residencia y del sentido contario a la suya. Una vez que empezó a acercarse a su nuevo destino, empezó a reducir sus pasos al escuchar pequeños murmullos que en ocasione lograban percibirse como cortos y entrecortados jadeos. Su curiosidad pudo más y se acercó lo suficiente hasta quedar frete a la puerta. Estaba a nada de girar el picaporte, ya que no había escuchado algún ruido adicional después pero un chillido de su madre le hizo retirar la mano bruscamente, corriendo a toda velocidad a su habitación.

Se tumbó en la cama avergonzado, cubriéndose con ambas manos la cara. Debió haberlo supuesto, tan solo con los “murmullos” que escuchó en el pasillo. << Eso significa que padre está en casa>> pensó, avergonzándose nuevamente al imaginarse a sus padres teniendo relaciones mientras ellos suponían que estaban solos en la casa. Tomo sus auriculares para evitar escuchar algún sonido más escandaloso o comprometedor que lo pusiera más en vergüenza. Agradecía (en cierto punto) aquella exclamación de su progenitora, si no hubiese visto algo que lo traumaría de por vida.

Mientras Sasuke estaba encerrado en su habitación, arrepintiéndose de haber roto la regla de oro de no acercarse a la habitación de sus padres mientras ellos no lo autorizaran, Mikoto estaba recostada en la cama haciendo diversas muecas mientras su esposo se dedicaba a darle un masaje en los pies.

— ¡Ah!— soltó con alivio la fémina, cuando Fugaku presiono un punto en la planta del pie que hizo que su cuerpo se relajara por completo— realmente pensé que llegarías hasta la tarde— dijo tranquila y con tono soñoliento, disfrutando como las grandes manos de su esposo presionaba y sobaba cada parte de la planta del pie.

Fugaku solo la miró de reojo y le dedico una pequeña sonrisa. Si hubiese sido por él, hubiese llegado alrededor de las cinco de la tarde, pero apenas hizo aquel comentario antes de irse a la oficina su mujer le amenazó que si se atrevía a llegar a esas horas lo dejaría en abstinencia por dos meses. Podía ser un hombre de autoridad y de fuerte carácter que se hacía respetar, tanto en la oficina como con su familia, pero con su esposa aunque fuera dulce y un tanto sumisa, cuando rompían una promesa se volvía una fiera.

— Ya pareces estar lo suficientemente relajada cariño– expresó suave, quitando sus manos de los delicados pies de su amada que miraba atentamente el blanco techo de la recamara— ¿podemos pasar a hacer cosas más placenteras?— gruño. Subiendo a la cama y posicionándose encima de la mujer para empezar a repartirle pequeños besos sobre el cuello. La fémina en el momento que sintió aquel contacto, de un empujón alejo a su marido que le miró entre confundido y molesto.

— Estás castigado— se sentó, recargándose en la cabecera de la cama y cruzándose de brazos, viendo como su marido refunfuñaba y la miraba desafiante.

— Ya cumplí mi parte— mostró sus manos llenas de gel refrescante para después señalar los pies de su mujer.

— No— volvió a decir firme— esto apenas comienza— una traviesa sonrisa se dibujó en sus labios. El varón Uchiha esperaba impaciente la nueva orden de su esposa, ya que sabía que una vez que dibujaba aquella “siniestra” sonrisa no había forma de hacerla cambiar de opinión— ve a preparar la comida, que nuestros niños no tardan en llegar— dicho esto, Mikoto se volvió a recostar dándole la espalda.

Uchiha Fugaku, uno de los hombres más respetados en el área jurídica penal, además del más temido y admirado por los más jóvenes y nuevos en el ramo, soltó un corto suspiro e incorporándose de la cama para dirigirse a la salida de la puerta volvió de mirar de reojo a su pareja.

— Es por eso que tus hijos son unos malcriados— murmuro, saliendo velozmente al ver como la mujer se levantaba rápidamente y le miraba furiosa.

— Ahora por lo mismo te tocara preparar la cena— grito Mikoto al ver como su marido bajaba las escaleras a una velocidad increíble y burlándose de ella.

Sasuke por lo tanto estaba ajeno al escándalo que estaban haciendo sus progenitores, al estar escuchando música y leyendo sus apuntes del día anterior, tratando de olvidar lo recién ocurrido y los sucesos de más temprano.

Notas finales:

Muchas gracias por llegar hasta aquí.


Me fascina hacer un pequeño apartado sobre Mikoto, es una loquilla manipuladora :p


Siento que el capítulo fue algo corto, pero ya casi tengo la mitad del que sigue, así que creo a más tardar el Lunes lo subo por la noche :D


Nuevamente, muchas gracias por sus lecturas y bellos comentarios, poco a poco los he ido contestando.


Espero que les haya gustado :)


Nos vemos en el próximo capítulo.


Les quiero!


Bye!



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