No puedo odiarte por lo que hiciste, no puedo mandarte al demonio como si nada, porque creo que cualquiera podría caer en lo que tú caíste. Los días que pasaste privado de tu libertad fueron realmente difíciles para todos, pero sabes que para mi fueron las noches más pesadas de mi vida. La tristeza, incertidumbre, preocupación y soledad se volvieron mis peores enemigos, y más al no estar junto a ti. Tu presencia en las noches me reconfortaba y me daba fuerzas, pero... esos casi 28 días, sólo podía ver mi celular, ya que era el único lugar donde te podía ver.
El día que saliste, los 4 fuimos directamente a verte y lo primero que hiciste fue arrodillarte y pedirnos perdón. Hazuki tenía sentimientos encontrados, Asanao sólo decía en voz baja: "Levántate, levántate, aquí no", Reo secundaba a Asanao pero no sin antes mover al cabeza de lado a lado. Yo... yo no pude más y corrí a abrazarte.
Llegamos a casa de Hazuki, era un ambiente demasiado pesado, nadie hablaba y no había música que tratara de amenizar la reunión, comimos algo y cuando sentimos que era tiempo de hablar, te dijimos nuestros planes, y tu sin muchos rodeos, te negaste a aceptar lo que te ofrecíamos.
¿Acaso todos habíamos escuchado bien? Yo insistí vaias veces para tratar de convencerte, pero rechazabas todo lo que te decía. Hazuki se te quedó viendo anonadado, Asanao bajando su mirada jugaba con sus dedos, el líder simplemente suspiró al escuchar tu decisión.
Estabas llorando, y no sabes cómo me eso me estrujó el corazón, pero me sentía "traicionado".
Los demás chicos insistieron un poco más, pero al ver que tu respuesta era "NO", aceptaron tu resolución y poco a poco fueron despidiéndose de ti; nunca pensé ver llorar a nuestro vocal, pero para él y para todos los demás eras el hermano menor al cual les gustaba molestar y cuidar... Aunque para mí fuiste otra cosa, algo más importante.
Nos dejaron a solas, y sentándome a tu lado, sostuve tu mano. Nos quedamos callados hasta que te abracé y ambos comenzamos a llorar.
No te quería dejar ir, y tú tampoco me querías dejar, pero, según para ti, eso era lo mejor.
Te decía tantos: "No te vayas" al oído que perdí la cuenta de cuanto tiempo te tuve entre mis brazos mientras seguías llorando. Mi cuerpo podía sentir tu calor, los latidos de tu corazón, tus profundas y entrecortadas respiraciones por tus sollozos, sabíamos de antemano que esto sería el final.
Esa fue la última noche que pasamos juntos...
Y si hubo cosas que no te dije, me las tragué por que el llanto, tristeza y dolor, no me dejaron hacerlo.
Akinori:
Realmente pensé que todo iba a ir bien, pensé que quizás despertaríamos de esta pesadilla y seguiríamos como antes.
Pensé que regresarías con nosotros y seguiríamos siendo el quinteto de idiotas que solíamos ser. Que seguiríamos saliendo por un café después de las visitas promocionales a las tiendas de discos o a las estaciones de radio.
Pensé que podía seguir molestándote en los lives mientras tú te sonrojabas a mitad del fanservice, o que después de los conciertos, iríamos a beber y comer; que volvería a disfrutar de tu rostro bonachón saboreando toda la comida que llevabas a tu boca. Pensé que podríamos salir con nuestros amigos de otras bandas y burlarnos entre nosotros, hacernos bromas subidas de tono.
Pensé que iba a disfrutar de tu peculiar pero sincera sonrisa, esa sonrisa que alguna vez dije que me había sanado el alma...
Pensé, pensé que podríamos volver a acostarnos juntos en el cuarto de hotel luego de cada concierto por diferentes prefecturas. Es más, pensé que si te quedabas, podríamos ir de gira al extranjero, te imaginé comiendo de todo y quizás sufriendo un poco por las indigestiones y gastritis que tendrías por comer de más...
Pero... todo eso que pensé se quedó en un simple deseo, y algo que jamás se cumpliría.
Te deseo lo mejor y de verdad, gracias por los 6 años más hermosos de mi maldita vida. Fuiste lo más bello que me pude encontrar en este mundo...
Nunca, nunca voy a olvidar tu sonrisa... nunca.
Nori-chan...
Adiós.