- Hey, hey, Akaashi – Bokuto le hizo señas a Akaashi para que se acercara - Sí vas a venir, ¿verdad?
- Sí.
- ¡Oh...! ¡Eso es genial! – El chico se fue dando brinquitos.
Akaashi le acercó a Konoha, quien estaba sentando relajándose después de tan pesado entrenamiento.
- Konoha-San, ¿estás bien?
- Sí, sólo un poco cansado. Por cierto, Akaashi, te tengo una mala noticia.
- ¿Qué pasó?
- No podré ir contigo.
- ¿Por qué?
- Mi madre saldrá tarde del trabajo, por lo que no habrá nadie en casa que cuide a mi hermana. – Le explicó – En serio lo siento, Akaashi, pero no puedo dejar a mi hermana sola en la casa.
- Entiendo, no tienes porqué disculparte.
- Claro que sí, a pesar de que te lo prometí…
- No, no se puede evitar Konoha-San. No te preocupes.
- Akaashi… - Dijo con una lágrima en el ojo - ¡Eres un ángel, ¿verdad?! – Rápidamente se levantó y abrazó a Akaashi.
- No soy un ángel, Konoha-San, y por favor no me abrace.
- ¡Ah! ¡Qué cruel! ¡Ayer en la noche no te importó que te abrazara!
Akaashi se sonrojó ante el comentario de su amigo y todos sus compañeros de equipo los miraron raro.
- Konoha-San, nos están mirando raro…
- ¡Que importa! ¡Quiero que todo el mundo se entere de lo mucho que te quiero! – Konoha no miró a Akaashi cuando dijo eso, sino a Bokuto, quien se acercó a ellos.
- ¡No se muestren tantas muestra de amor en el gimnasio!
- ¿Por qué no? No está prohibido.
- Porque… ¡Porque yo lo digo!
- Siempre respondes todo con eso, ¿cierto? Ni siquiera tú mismo encuentras una razón.
Akaashi golpeó a Konoha e hizo una reverencia hacia su capitán.
- Discúlpelo, por favor. Ya no lo volverá a hacer.
- ¡Te disculpo por estar vez, sólo porque Akaashi lo pidió! ¡Chicos, ya terminó la práctica, vamos a los vestidores! – El capitán ordenó.
- Muchas gracias, Bokuto-San.
- Akaashi, vámonos juntos a los vestidores.
- ¿Qué está diciendo, capitán? Akaa-Chan vendrá conmigo.
- ¿Akaa-Chan? – Akaashi miró extrañado a su amigo – Lo siento, ahora lo acompaño, déjeme hablar con Konoha-San.
- ¡Pero Akaashi…! – El capitán iba a comenzar con su berrinche.
- Por favor, Bokuto-San, después estaré todo el tiempo que quiera con usted, pero déjeme hablar con Konoha-San.
- Akaashi… ¡Eres tan lindo! – Bokuto abrazó a Akaashi, cosa que lo extraño.
- ¡Oye! ¡Sólo yo puedo abrazar a Akaashi!
Bokuto soltó a Akaashi y le sonrió, haciendo que Akaashi se sonrojara por alguna razón y después se dirigió a su amigo.
- Konoha-San, ya habíamos hablado de esto.
- Akaashi me he dado cuenta de algo… - Miró serio a Akaashi – Tú eres más que un amigo para mí, eres… ¡Como un hermano menor al que debo proteger! ¡Y Bokuto es la amenaza principal!
- Para, por favor.
- ¡Pero es en serio!
- No debes preocuparte por mí, Konoha-San, puedo “defenderme” por mi cuenta.
- Está bien…
- Eres muy sumiso, Konoha-San.
- ¡¿Sumiso?!
Akaashi rio y se despidió de su amigo para dirigirse con su capitán, quien lo esperaba sentado en la entrada del gimnasio.
- Bokuto-San.
- ¡Ah! Akaashi.
- ¿Ya está listo?
- Vámonos rápido porque Kuroo ya está esperándonos.
- ¿No nos vamos a cambiar primero?
- ¡Ya no hay tiempo, Akaashi! ¡De todos modos, ellos irán con sus uniformes deportivos!
Koutaro tomó del brazo a Akaashi y comenzó a correr. Pocos minutos después ya estaban en el punto en el que se supone se iban a encontrar con Kuroo, pero él todavía no llegaba.
- Bokuto-San… No me vuelva a hacer eso, ya estaba lo suficiente cansado como para correr más.
- ¡Ah! ¡Lo siento, Akaashi! ¡Se supone que Kuroo ya estaba aquí!
- Claramente te mintió.
- ¡Tsk! ¡Ese maldito gato!
- Cálmese, por favor. – Akaashi se colocó la bufanda que traía en su mochila.
- Lo siento, Akaashi, no había necesidad de que te pusiera a correr.
- No se preocupe por eso, Bokuto-San.
Ambos se quedaron en silencio, haciendo sentir muy incómodo a Akaashi.
Akaashi podía sentir como extraño chico se le acercaba más, acortando la distancia que había entre ellos.
- ¿Qué sucede, Bokuto-San? Has estado muy callado.
- ¿En serio? Lo siento, estoy un poco nervioso, es la primera vez que estoy a solas contigo.
Akaashi iba a preguntar el porqué de su nerviosismo, pero un felino apareció frente a ellos.
- Lo siento, Bro, fui a comprar algo en lo que tu llegabas.
- ¡Ya llevo rato aquí! ¡Eso no se hace, Bro!
- Ya, ya. Mira. – Kuroo se movió, dejando ver a un chico de baja estatura.
- ¡Ah, Kenma! – Bokuto abrazó al chico - ¡No sabía que ibas a venir! ¡Bro, pensé que dijiste que Yaku-San iba a venir!
- Esa era la idea original, pero a la mera hora me canceló. Kenma, él es Akaashi Keiji, Akaashi, él es Kozume Kenma.
- Es un placer, Kozume-San.
- Kenma.
- ¿Eh?
- No me llames “Kozume-San”, sólo Kenma.
- A Kenma nunca le ha gustado que lo llamen por su apellido.
- ¡Sí, sí! ¡Que no te importe si es muy frío contigo, Akaashi!
- Cállate, Bokuto. Kenma es muy lindo después de que lo conoces ¡Mira esa carita adorable!
Kenma sólo se abstuvo de hacer la cara más horrible que podía poner; claramente no estaba de buen humor.
- Kenma, deja de hacer esa cara
- No estoy haciendo ninguna cara, yo siempre luzco así.
- ¡No digas eso! ¡Tú eres súper lindo! Sólo no hagas esa cara…
- ¡Chicos ya vámonos! ¡Me está dando hambre!
- Sí, sí, Bokuto.
Los chicos empezaron a caminar. Mientras que Bokuto y Kuroo iban adelante haciendo bromas y cosas estúpidas, Kenma y Akaashi caminaban silenciosamente juntos.
- Entonces, Ko… K-Kenma, ¿estudias en la misma escuela que Kuroo-San?
- Sí, sólo que Kuro va en segundo y yo en primero.
- Oh, ya.
Akaashi no se sentía a gusto, el chico de raíces oscuras caminaba sin hacerle caso a él por estar jugando en su consola.
- ¡Kenma, no seas así con Akaashi! ¡Lo haces sentir incómodo!
- Ah, lo siento.
- ¡No, no! No me siento incómodo… - Para nada.
- Perdónalo, Akaashi, él es un poco tímido.
- ¡Acho! – El chico rubio estornudó, sorprendiendo a todos.
- Kenma, te dije que te trajeras algo más caliente.
- Tome mi bufanda – Akaashi colocó su bufanda en el cuello de Kenma, haciendo que este se sonrojara ante tan lindo gesto – No queremos que pesque un resfriado.
- G-Gracias…
- ¿Por qué te sonrojas, Kenma? – Preguntó muy inocentemente Bokuto.
- A pesar de que estamos en primavera, hace frío en las noches… Oh, ya llegamos.
Llegaron al café que era hermosamente conocido para Akaashi.
- ¡Bienvenidos! ¡Akaashi!
- Buenas noches, Shino-San.
- Toma asiento, toma asiento, ¡oh, vienes con compañía!
- Buenas noches – Dijeron los tres amigos.
- ¿Qué festejan? ¿Es el cumpleaños de alguien?
- No, este idiota de aquí fue ascendido de vice capitán a capitán.
- ¡Fui de ascendido también de As a súper As!
- Sí, él es ahora mi capitán.
- ¡Oh, el capitán del equipo de Akaashi! ¡Felicidades!
- ¡Ho~! ¡Gracias!
- Tomen asiento, ahora mismo les traigo la carta.
- ¡Gracias! – Exclamaron todos a la vez.
- Hey, Akaashi… ¿Ella es tu novia? – Dijo Kuroo.
- ¿Shino-San? No, sólo es una amiga.
- ¿Desde cuándo soy sólo una amiga? Soy tu amiga desde que teníamos 8 años. Aquí están las cartas.
- Akaashi, no puedes ser así con una chica tan linda. – Kuroo le guiñó el ojo a Shino.
- ¡E-En un mo-momento les ve-vengo a tomar su o-orden! – La chica estaba completamente roja.
- Kuroo-San, no moleste a Shino-San, por favor.
- Eso se llaman celos, Akaashi.
- Kuro, cállate.
- Gracias, Kozume-San.
- ¡Kenma! ¡¿Por qué lo defiendes a él?!
- No lo estoy defendiendo… Akaashi, es Kenma.
- Lo siento, pero no puedo evitar los honoríficos.
- Has lo que quieras entonces.
- ¡Hey, Akaashi! ¿Qué puedo ordenar?
- Lo que más se te antoje, Bokuto-San.
- ¡Pero es que hay un montón de cosas para elegir!
- Listo, yo ya decidí. – Mencionó Kuroo.
- Yo también. – Dijo Kenma.
- ¡Chicos, ayúdenme!
- ¿Ya puedo tomar su orden?
- Dos smoothies de manzana; uno para él y otro para mí.
- Yo quiero lo de siempre, Shino-San.
- De acuerdo… - Shino escribía en su pequeño cuaderno - ¿Y para usted, nuevo capitán?
- ¡Ah! ¡Este…! ¡Yo quiero…! – Bokuto agarró nuevamente la carta - ¡Lo mismo que Akaashi!
- ¿Tanto alboroto para eso?
- ¿Está seguro? Ni siquiera sabe qué eligió Akaashi…
- ¡No! ¡Está bien! ¡Si lo eligió Akaashi, significa que estará rico!
- ¡Eso es obvio! ¡Es Akaashi después de todo! ¡Akaashi siempre pide cosas que son deliciosas!
- ¡Oh! ¡Tú sí me entiendes! Aunque nunca he comido nada que me haya dicho Akaashi… ¡No importa! ¿Verdad, Shino?
- Bokuto-San, sea más respetuoso.
- No te preocupes, Akaashi. Este chico es muy agradable.
- ¡Gracias!
- Ahora vuelvo con sus bebidas.
- Gracias. – Dijeron todos a la vez y Shino se retiró.
- ¿Dónde la conociste, Akaashi? ¡Es muy genial!
- Vivíamos cerca e íbamos juntos en la escuela.
- Kenma, deja de jugar, Akaashi está hablando, no seas maleducado.
- No se preocupe por eso, Kuroo-San, tal vez Kozume-San sea auditivo.
- ¿Auditivo? – Dijeron Kuroo y Bokuto.
- Sí, ya saben, cuando el canal principal por el que se comunica una persona es auditivo le es más fácil aprender las cosas escuchando que viendo.
- Kenma no es auditivo, sólo no le gusta estar con mucha gente. Él es súper bueno observando y analizando a las personas, aunque es un antisocial.
- ¿Es así, Kozume-San?
- Sí, más o menos…
- Eso es asombroso, Kozume-San.
Kenma se sorprendió ante el repentino comentario de Akaashi, nadie nunca le había dicho que ser así era bueno, pero ahí estaba él diciéndole que era asombroso.
El chico de raíces oscuras dejó su consola portátil y le dirigió atención a Akaashi.
- ¿Piensas eso?
- ¡Claro! No todos tienen esa facilidad, eso, ¡eso es sorprendente!
- ¡Akaashi…! ¡Sólo puedes decirme a mí que soy sorprendente! ¡Eso es ser infiel!
- ¿Desde cuándo eso es así, Bokuto-San?
- ¡Desde que naciste, Akaashi!
- Ya, ya, Akaashi sólo quiere ponerte celoso, Bro.
- ¿Por qué Bokuto-San habría de ponerse celoso si halago a Kozume-San?
- ¡Porque, Akaashi…!
- ¡Aquí están sus bebidas! – Llegó la chica con las bebidas - Estas son para ustedes y… estas otras para ellos, ¡ah! Y una rebanada de pie de manzana para el nuevo capitán, ¡es un regalo de parte del local!
- ¡Gracias, Shino!
- Gracias…
- ¡Disfruten de la comida! – Shino se retiró.
- ¿Qué ibas a decir, Bokuto-San?
- ¿Ah? Mmm… Ya lo olvidé.
- Eres un idiota sin remedio, Bro.
- ¡Quien dice que alguien es un idiota, es más idiota!
- Eso no tiene sentido. – Dijo el más bajo de todos.
- ¡Kenma..! ¡Ah, mira! ¡Me dieron pie de manzana! ¡Tú favorito!
- …No quiero…
- No mientas. Venga, Bro, dame un pedazo.
Los chicos platicaron toda la noche de muchas cosas: voleibol, calificaciones, chicas… Akaashi descubrió que la comida favorita de Kenma era el pie de manzana, y Bokuto y Kuroo lo sabían así que siempre que compraban algún postre era pie de manzana para el pequeño felino; ellos lo trataban como un niño, a pesar de que a Kenma le molestaba esa.
Ya iba siendo tarde y el local pronto iba a cerrar, así que pagaron la cuenta y se fueron del lugar.
- Me divertí bastante.
- Sí, hasta Kenma está contento.
- No lo estoy. Por cierto, - Kenma se quitó la bufanda de Akaashi – gracias por prestármela.
- Ah, no, no, por favor, quédese con ella por hoy; después me la regresa.
- Akaashi… Gracias. – Sonrió.
- Mierda… Eso es tan adorable… - Dijo Kuroo mientras ocultaba su sonrojo al igual que Bokuto – B-Bueno, Kenma y yo nos vamos.
- Fue un placer conocerle, Kozume-San.
- Espero poder verte después…
- ¿Podría… darme su número…? – Akaashi estaba sonrojado.
- ¡Akaashi! ¡¿Por qué te sonrojas?! – Bufó Bokuto.
- … Está bien.
Después de un intercambio de números, Kuroo y Kenma se fueron juntos dejando a Bokuto y a Akaashi solos otra vez.
- Son muy agradables…
- ¿Kuroo y Kenma? Sí, lo son, por eso son mis mejores amigos. – Bokuto sonrió.
- Aunque Kozume-San es muy adorable.
- Akaashi, no te puedes sonrojar cuando ves a cualquier persona.
- No me sonrojé, además, sin ofender, ese no es su problema, Bokuto-San.
- ¡Akaashe! ¡¿Por qué eres tan frío conmigo?!
- No soy frío, Bokuto-San. Me voy por esta calle, nos vemos después.
- O-Oye…
- ¡Ah! No lo dije antes, pero, felicidades por ser el nuevo capitán del equipo.
- ¡Hey, hey, hey! ¡Me hace tan feliz que me digas eso, Akaashi! ¡Tienes que apurarte y convertirte en un jugador titular! ¡Eres muy bueno y yo quiero que juguemos juntos en la cancha!
- Ah… - Akaashi sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas – Me halaga que piense eso.
- Akaashi… - Bokuto también se sonrojó.
- Ya me voy, Bokuto-San.
- S-Sí, nos vemos después…
Akaashi no podía entender el porqué se sentía tan feliz, tal vez haya sido por lo mucho que se divirtió en el café o porque su capitán lo halago, no lo sabía, pero de algo estaba seguro, le empezaba a gustar pasar el tiempo con Bokuto; él era todo lo opuesto a él, infantil, juguetón, energético, divertido… Akaashi se sentía de cierta forma complementado por él.