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Bloodless por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

 

Pues solo les dejo la actualizacion. Debo admitir que estoy dividida entre mis intentos de hacer cosas nuevas, y el resultado de esos experimentos.

Gracias por leer.

Me dejo caer a un lado de la puerta, aun en la oscuridad veo las partes más oscuras donde mi sangre ha dejado marcas.  Es imposible salir de aquí,  no sé quien esta fuera, pero no hace nada por más que golpe o grite.  


No puedo pensar en otra cosa más que en  los ruegos y gritos de la chica humana que usaron para castigar a aquel vampiro. No puedo dejar que pase algo así.  He pasado mucho tiempo pensando en que hare.   Es imposible pensar en algo cuando también pienso en Niko. ¿Dónde estará?  Ah, debo evitar que pase.  Lo único que he pensado es en decir todo, soltar toda la verdad sobre Soren, todo a cambio de que Niko… ¿Niko qué? No sé cómo terminar esa frase, porque dudo mucho que mis palabras les hagan cambiar de idea de cualquier modo y terminare en un lio más grande con Soren. 


¿Qué va a pasar ahora? Tampoco tengo idea de si Soren sabe que está pasando aquí, ¿se entero ya? no ha venido nadie, ¿quizá no encontraron a Niko? Anya estaba con él ¿no? ella debió… voy a volverme loco aquí dentro.


No sé cuánto tiempo pasa, aquí dentro parece que pasan años antes de que al fin escucho algo. Unos pasos, ¿alguien viene corriendo? ¿Entonces ya es hora?


— ¿Ya?— no reconozco la voz del vampiro. Suena cerca de la puerta. Quien llega no dice nada,  creo que se detuvo. Escucho un golpe, y un gemido de dolor. ¿Qué está pasando? Silencio. Escucho el tintineo de una llave contra algo, y luego la puerta se abre.  ¿En qué momento me aleje de la puerta?  


— rápido.


— ¿Ah?— no he hablado con esta vampira antes. Hay un brillo de locura en su mirada, doy con la pared más alejada de la puerta.


— no seas tonto chico.  Es hora de que salgas,  tu maestro vino por ti.


— mi… ¿Soren está aquí?— ella no responde, sonríe como si fuera lo más emocionante del mundo.


— Está iniciando una revuelta, todos nosotros ahora estamos unos contra otros, luchando por tomar el control e iniciar una nueva era—  esta demente.


— ¿entonces….?


— Te llevare a donde me dijeron— afuera veo un monto de ropas y ceniza donde debió estar el otro vampiro.  Que horror. Reprimo un escalofrió—  vas a reunirte con el humano que trajeron ahí.


— Ah— Niko está aquí.   Qué alivio, él esta…  espera, eso no es bueno, está metido en donde no debe, otra vez para variar.  


Mientras sigo caminando, empiezo a escuchar ruidos, algunos gritos, voces, golpes.  El olor a humo me llega a la nariz.


— Ha comenzado— ella corre, dudo unos momentos antes de correr tras ella. No conozco el camino,  pero pronto reconozco  donde estoy. Salimos a la sala donde hubo aquel castigo.  La vampira suelta una carcajada. Es todo menos gracioso.


Hay algunos incendios por la sala, dan una tétrica iluminación, desfigurando las sombras por los muros.  Puedo ver  manchones moviéndose a gran velocidad.  Los vampiros que antes vivían tranquilamente aquí, ahora se estas destruyendo.


Alguien cae cerca de nosotros, por el cabello largo reconozco que es una chica,  un vampiro cae sobre ella, no reconozco los rostros, no hay nada que quede de los vampiros que yo conocí.  Ella grita, el sonido se queda en mi mente mientras él muerde el cuello de ella, como si fuera un animal. Ella se queda inmóvil, veo su sangre regarse en el suelo.


— Drew— por insisto me alejo, tomando una postura defensiva— tranquilo— no sé quién es— tenias que llevarlo al otro lado.  


— Esto es esplendido— la mujer sale corriendo hacia el caos.   Dos vampiros hacen que la pierda de vista. Se golpean y se mueven como si fuera algo sacado de otro mundo o una película de Hollywood.


—  Vamos— de pronto, reconozco al vampiro que estaba ahí el día del castigo, aquel que le dijo a la humana— tenemos que sacarte de aquí antes de que llames la atención de alguien—  dejo que me jale por el pasillo oscuro.


— esto es…


—  El castigo—  sonríe.  Sus manos están manchas de sangre también. Hago que me suelte. Algo resuena en el túnel, algo muy ruidoso. Me detengo, y me doy cuenta de soy yo quien produce el ruido, estoy jadeando.


— ¿Isolde?— pregunto, un recuerdo de la ansiedad me llena, impidiendo que respire— ¿Lorraine?


— No lo sé— se encoje de hombros— bien pudieron estar ahí o haber salido.  Vi salir corriendo a unos cuantos— casi oigo de nuevo el grito de aquella vampira.


— Esto está mal— nunca imagine que pasaría esto. ¿Qué fue lo que pensé al aceptar hacer tal cosa? Mierda, todo esto no es más que mi culpa.  


— no está mal. Redención, se llama.


— ¡Esto no es una redención!— mi grito hace eco. No sé en qué momento le estrelle con el muro. El me ve, sin inmutarse.


— ¿Ibas a permitir entonces que murieran?—  me suelta la mano que le tenía sujetando. Niko. No, no iba a permitir que le hicieran nada.  Le sigo de nuevo, damos vuelta, estamos lejos ya de la sala, reconozco este lugar, estamos muy cerca de donde me estuve quedando. Pero esto es un pasillo sin salida. Cuento cuatro vampiros en la entrada al pasillo, todos con expresión nerviosa, dos mujeres y dos hombres, ninguno es mi amigo. ¿Montando guardia quizá? Soren dijo que no me iba pasar nada, ni a Niko. Me sorprende que cumpla su promesa.


— espera… ¿murieran, dijiste? ¿Trajeron a otro humano?— ¿alguien más se vio involucrado en este horror?


— ¿ah? Si, ¿no lo sabes? Trajeron a una chica. Escuche que era tu hermana.


— ¿¡Que!?— intento salir corriendo. ¿Victorie está aquí? lucho contra las manos que me sujetan, pero no puedo hacer mucho— ¡Suéltenme!


— chico, tranquilo. Alguien ya fue por ellos, están bien— un golpe en la cara hace que le ponga atención— los humanos no tienen tanta vigilancia, así que están bien. No sabes donde están y solo terminarías vagando hasta consumirte. Espera aquí— estoy cansado de esperar, de no hacer nada.  Regreso hasta sentarme en el suelo, lejos de todos. Él dice algo más a los otros antes de irse.


Victorie y Niko, posiblemente las dos personas que más quiero están en este lugar, en medio de una pelea entre vampiros.  Esto es peor que mi peor pesadilla. Por si fuera poco tampoco sé nada de mis amigos de este lugar, Heiner, Isolde, Lorraine… ¿ya habrán muerto? Aunque este lugar está en silencio casi puedo jurar que estoy escuchando los sonidos de la pelea.   Hecho la cabeza hacia atrás, pegando con la  pared. No hay luz en este lugar.   ¿Cómo están saliendo las cosas?  Me siento demasiado mal para pensar en algo coherente. ¿Estamos ganando? Suena ridículo, yo no estoy con ningún bando, yo solo quiero verme lejos de este lugar. No viene nadie a este lugar, sea lo que sea que esté pasando, se mantiene lejos.  


Algo se escucha, un paso o un tropezón. Abro los ojos, los otros vampiros ya están alerta. Me levanto también, no sé qué puedo hacer, pero al menos no me quedare sentado.


— Traigo a los humanos—  reconozco la voz de Anya.  Casi después de su voz, escucho la respiración  claramente humana,  los pasos pesados y los latidos de un corazón.  Llego al inicio del pasillo justo cuando Anya entra en mi campo de visión. Estoy por reír de alegría, cuando noto lo que está ante mis ojos. 


— ¿Qué…?— avanzo sin problemas hasta Anya— ¿Victorie?— Anya trae a Victorie en los brazos, resultaría gracioso el hecho de que mi hermana es más alta que Anya de no ser por que Victorie está inconsciente. Volteo a ver a Niko, fuera de que está sucio, no parece estar muy herido.


— Drew…


— ¿Qué le paso?— interrumpo a Anya, pero observando mejor a mi hermana, tengo la verdad ante mis ojos.  No sé cómo lo sé, exactamente. Está muy pálida, casi tanto como yo, su corazón late demasiado lento, casi como si estuviera a punto de… a  punto… termino viendo los orificios en su cuello— oh,  no…—  la tomo en mis brazos, desprende un olor que solo puedo definir como el olor de la muerte. Mi hermana… ella… suspiro, regresando al pasillo, entrando en el primer cuarto que veo y la dejo sobre la vieja cama.


— Escaparon— dejo de ver la cara de mi hermana en busca de algún cambio para ver a Anya, no note que me había seguido— me costó encontrarles.  No sé bien que fue lo que paso, pero es increíble que pudieran salir. Era mucho esperar que Niko siguiera el plan.  


—  ella, se va a convertir ¿verdad?


—  sí, no me quedo más opción que hacerlo si querían que siguiera viviendo. Encontré a Niko en un pasillo a su lado, le escuche gritarle, por eso di con ellos. Creo que hizo todo lo que pudo por tenerla a salvo, y no dejo que yo la trajera, tuve que quitársela— ah, Niko. Mi hermana va estar bien, ella estará bien.   Regreso por donde vine, buscando a Niko.  Está a unos pasos del cuarto donde deje a Victorie.  Mantiene la mirada en el piso, no me ve cuando camino hacia él. Ahora hay luz, la linterna que traían está en el suelo, frente a mí.  


— Niko— está hecho un desastre, más que de costumbre.  Hay sangre en sus manos, y en su rostro. Sus brazos manchados de polvo, la ropa aunque es negra se ve maltratada. Le tomo de los hombros mientras hago mi inspección.


— lo siento. No pude hacer nada, yo…—  sujeto su cara entre mis manos, obligándole a verme. Sus ojos se ven vacíos, pero está aquí, está a salvo. Le beso. Me importa poco que nos estén viendo, siento sus labios temblar— con un carajo, intento decirte algo.


— Gracias por traerla— él suspira, veo el vapor escapar de sus labios.  ¿Esta frio aquí? No lo siento, pero debe estarlo. Anya me extiende la chaqueta que traía Victorie. Es de Niko.


— realmente no hice mucho. Mierda, tu hermana…


— Va estar bien, despertara pronto— le interrumpo.  Un intento de risa tembloroso escapa de su boca, su frente se apoya en mi pecho. Antes ya note los espacios limpios en su rostro por donde de seguro cayeron lágrimas. Le echó encima la chaqueta y le abrazo— todo está bien ahora— susurro.  Quizá sea una mentira, porque no creo que todo esté bien, pero al menos aquí, y entre nosotros todo está bien.  


— Eres asquerosamente pésimo diciendo mentiras— murmura. Los otros vampiros no nos prestan atención, o fingen no hacerlo al menos, solo Anya nos está viendo, sonríe cuando ve que la estoy viendo.


— deberíamos  ver cómo va todo—  dice,  no a nosotros. Hay cierto tono apremiante en su voz.  Se van,  y agradezco infinitamente que nos dejen a solas.  Niko se separa de mí, voltea a ver como se desaparecen en la oscuridad.


— Vamos— regreso a donde esta Victorie. Niko le dirige una mirada antes de sentarse en el suelo— ¿qué fue lo que paso?­— no quiero preguntarle  cómo fue que mi hermana termino muerta.


— ella fue al concierto,  me alcanzo a la salida y luego…— niega con la cabeza—  carajo, fue idea mía que saliéramos de ese puto lugar, le dije que prefería hacer algo a morir en medio de una reunión o lo que sea—  veo como frota su brazo, lo hace desde que llego— no me toques—  lo aleja.


— ¿Qué mierda te paso?  


— está roto. Tuvimos una pelea con ese vampiro, no sé qué carajos paso, me golpeo, intente golpearlo, luego…— sacude la cabeza, y algo llama mi atención.


—  ¡Carajo, Niko, te mordió!—  exclamo. Él sonríe, una sonrisa ausente.


— lo sé. Victorie salto encima de ese vampiro, gritando,  y le clavo mi navaja en los ojos, eso fue cool.  Creo que fue ahí cuando… ese vampiro la estrello contra la pared, pienso que se rompió una costilla y perforo el pulmón, pero joder, no soy un puto doctor, el caso es que… ella no estuvo bien desde ahí.


—  Niko…  


— Lo siento, no pude hacer nada por ella, ella solo repetía que no la dejara— le abrazo, atrayéndole a mi otra vez.


— hiciste mucho,  Niko. ¿Te duele?— toco con cuidado la parte enrojecida y amoratada de su brazo.


— está roto, Drew, claro que duele como mil demonios— se reclina en mí. Pongo mi mano encima, recordando que Niko se quejaba porque mis manos estaban heladas.


— ¿Mejor?— le siento asentir, con la cabeza en mi hombro. Pronto escucho su respiración más lenta. Niko se ha quedado dormido. En serio, este chico está loco.  Claro que me duele que mi hermana haya muerto, pero ¿Qué no va a seguir viva? Solo… será como yo.  No se oye nada más que la respiración de Niko y la de Victorie. Estoy tan aliviado de que estén bien, que puedo olvidarme de unos momento de lo que está pasando. Sería mucho mejor si estuviéramos lejos de aquí.  Niko no duerme mucho, cuando intento buscar una posición más cómoda,  despierta. Puedo ver que está confundido, no es para menos, está oscuro, se apoya para levantarse pero su mano se dobla y tengo que sujetarlo para que no caiga de cara—  ten cuidado con esa mano.


—   tsk. Se me olvido.


— ¿cargaste a Victorie con la mano así?   


— no dolía tanto cuando lo hice. Ni sé si está quebrada o no— se encoje de hombros. Al verle, no me cabe duda de que yo estoy más horrorizado por lo que paso que él. Vamos, incluso mato a un vampiro— ¿Qué mierda de mirada es esa?— sonríe como si supiera lo que estaba pensando.


— pensaba… no puedo creer que mataras a un vampiro—  Niko deja de sonreír.


— No fue tan fácil, al final salió más caro—  acaricio distraídamente la parte donde tiene la marca de la mordida de aquel vampiro. No me gusta ¿Cómo pudo alguien más hacerle eso?


— ¿tu collar?


— no sé,  esos jodidos vampiros debieron quitarlo… ah, que mierda. Quiero lavarme— frota las manos con la ropa, pero siguen igual de sucias.


— Quizá hay agua en los cuartos…— Niko se levanta, yo me quedo ahí, esperando.


— No hay nada—  me levanto cuando le escucho caminar hacia el pasillo.


— vas a perderte— con la linterna en la mano, voltea a verme.


— ya me harte de esto,  no voy a quedarme sentado esperado a ver en qué carajo momento me dicen que hacer. ¿Sabes llegar a la salida?


— Niko.


— ¿lo sabes o no?— ah, en serio. Sería muy fácil hacer que regrese e impedirle que haga algo más, y eso debería hacer. No debería seguirle de ningún modo el juego. Pero soy ridículamente débil con lo que Niko quiere. Además, yo también quiero saber que está pasando.  


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Toda una era destruida en segundos. Realmente no me sorprende, he visto caer imperios más grandes. Me siento bien con todo esto, nada de ese vacío que dicen que pasa cuando se termina la venganza.


— realmente es maravilloso como algo tan pequeño puede ocasionar algo tan grande— la punta de la espada en su cuello, como antes con el mío— me gustaría seguir hablando, pero no tenemos tiempo.


— ¡Soren!— el grito de Sanya me alerta a tiempo para evitar que me entierren otra espada, pero no para ser tirado al suelo. El vampiro, de seguro el segundo a mano.  La fuerza que tiene hace que nos arrastremos un buen tramo. Le pateo en el estomago, y me suelta.


— Tú… en serio te estás volviendo una molestia— le gruño.  Está mal herido ya, pero ha comenzado a sanar.   Se mueve cuando intentó golpearlo, sus movimientos ya son lentos para un vampiro. Que inútil.  Le arrojó al suelo de un  golpe en el pecho.  Ya debería saber que esto no tiene remedio, ya no hay forma de apagar lo que comencé.  Le pateo antes de que se levante.  ¿Por qué tiene que meterse donde no le llaman?  


— no… dejare…


— No hay nada que puedas hacer—  le digo, dándole una mirada de desprecio.  No son los únicos que están heridos, me duele la espalda, y las heridas de la espada ardían. Aunque me esté curando, eso no hace más que agotarme.   Esto está por acabar.  Paso por su lado, ignorándole.


Algo me detiene del tobillo.  La mano de ese inútil me sujeta, se aferra a mi otra pierna. Bah, ¿Qué es lo que pretende?   Ya debió notar que soy más fuerte. Intento seguir caminando, pero me mantiene inmóvil con los pies en el suelo.  


— Hazlo—  ¿Qué? tsk esto… escucho demasiado tarde el ruido del metal contra el suelo.


— ¡Soren!— y el mundo se detiene.  Anya está ahí, delante de mí, con los brazos extendidos, mirándome. ¿Anya?  Sus ojos me miran fijamente,  no aparta la mirada. La espada saliendo por su pecho, goteando sangre, manchando su blusa azul.


— ¡Anya!— extiendo la mano, sus labios se mueven rápido, comienza a formar una sonrisa que no termina de formarse. Su cara comienza a ennegrecer cuando la espada desaparece. Anya se desaparece en una lluvia de polvo.  No llegue ni a tocarla.  Anya…. Ella…


Me gusta mirar tus ojos.


 Suelto un grito que ningún humano jamás podría emitir. ¿¡Porque tuvo que ser tan tonta?! ¡JAMAS LE PEDI QUE HICIERA ESTO!  Ahora solo es un montón de polvo más.  Gast está detrás, sosteniendo la espada que debió haberme atravesado el corazón, la maldita espada que solté cuando caí. La maldita espada que Anya detuvo para que yo siguiera vivo. El malnacido aún tiene una sonrisa.


— ah…


— ¡Tu!— mi voz lastima mi garganta, no me importa.  Doy los pasos que no pude dar antes, tirando de mis pies con toda la fuerza que poseo. Debo matarlo… debo matarlo. Le arrebato la espada al tiempo que le levanto con la otra mano.  Alguien grita en algún lugar,  el fuego arde en algún lugar... 


Yo inicie esto, y yo lo voy a terminar. No espero nada, aunque deseo causarle tanto dolor como sea posible, aunque deseo postergar esto por siglos… hago lo mismo que él. Clavo la espada en su pecho, hundiéndola todo lo que puedo.  Pero no el corazón. Oh, no… solo hay una forma de acabar con esto.  Un fuego arde cerca… y es ahí donde termina. Ni siquiera intenta soltarse.  El fuego crece cuando encuentro algo más que quemar, el fuego quiere arder.  


Pero no hay nada de satisfacción en esto. Porque aunque mi plan acaba de cumplirse, la tonta vampira que no podía valerse por sí misma no va a regresar.  Réquiem aeternam dona eis… Réquiem aeternam dona eis…. Hace años que no pienso en el latín, ahora es lo único que me repito.


Que idiota, después de tantos siglos, he vuelto a perder a alguien importante para mí, que idiota pensar que no habría que lamentar en este lugar. 

Notas finales:

Ya estamos por terminar, y pues... no podia dejar todo invencible, porque en la realidad ganar una guerra implica mas de un sacrificio, por lo que salir completamente victoriosos de alli... no.


En fin, nos leemos para la proxima semana.


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