Sabes cielo, más pronto que tarde nos tuvimos en enfrentar a nuestro primer obstáculo, un golpe sana y se olvida, pero las palabras se quedan para siempre, da igual que tan fuerte, optimistas o serio seas, las palabras de las personas que quieres siempre prevalecerán en algún lugar de ti, el idiota que dijo las palabras se las lleva el viento, quizás aún no sufría palabras hirientes de parte de un ser amado, da igual si es un amigo o un familiar, esas palabras siempre quedaran en ti, a no ser que sufras amnesia y lo olvides. Puedo asegurártelo cielo, una vez que las palabras salen de tu boca, nunca podrán devolverse, aunque se pida o suplique perdón después, puede que por un momento llegues a olvidarlas, pero en tus momentos de debilidad estas estarán ahí, recordándote lo que una vez pensaron de ti y todavía podrían pensarlo.
Lo sé, quizás pienses que estoy exagerando, ojala lo hiciese, ha pasado mucho tiempo, pero aun hoy en día, Wakatoshi y yo, podemos recordar, las veces que nos hicimos daño, … No, cariño, nunca físico, pero si emocional, la vida no es dulce con aquellos que la sociedad trata de raros, y nosotros lo éramos para la sociedad, ojalá solo lo hubiéramos sido raros para la sociedad.
- ¿Tienes partido mañana verdad? – pregunto a través de la línea Bokuto, mientras veía el cielo nocturno desde el balcón de su casa
- Si, en la mañana, ustedes lo tienen en la tarde – respondió Ushijima
- Sí, pero estaba pensando en ir a verlos, ya sabes, … para estudiar a la competencia – murmuro avergonzado Bokuto, a pesar de que ya le había dicho que lo amaba, no estaba muy seguro si era correcto decirle que quería ir a verlo jugar y quizás pasar un ratito con él, todo esto era nuevo para él
- Ya veo, …- por un momento ambos se quedaron en silencio- seguramente mi juego terminara antes de la hora del almuerzo, así que si tu quisieras
- ¡Almorzar juntos! – medio grito sorprendido y contento – me gustaría mucho, podríamos ir a comer Yakinuki
- No sería muy pesado – respondió preocupado Ushijima
- No quieres- murmuro desanimado de pronto Bokuto
- No es eso, es que tienes un juego después del almuerzo… podríamos ir a comer eso otro día si quieres
- ¿Otro día? – nuevamente se oía animado Bokuto, lo cual alegro a Ushijima, no le gustaba ver triste o desanimado a Bokuto - ¿Cómo una cita?
- … - ambos pudieron sentir como sus mejillas se calentaban- … Si
Era la noche del día en que nos declaramos, en ese momento para mí todo era azúcar y colores, que te puedo decir, éramos jóvenes hormonales enamorados, sentíamos el mundo a nuestro alcance, éramos chiquillos enamorados, quizás por eso no tuvimos limites, no sentíamos miedo, mientras estábamos juntos, aunque en ese momento no estábamos juntos, hablábamos por teléfono, pero puedo decirte que me sentía igual o peor que teniendo de frente.
Creo que me estoy desviando del tema, hablándote de cómo me siento con Waka, para contarte solo un poco de cómo me siento con él, necesitaría más que una tarde, quizás necesite más que un par de días, además tendremos tiempo para hablar de ellos después a lo largo de la historia, en este momento de lo que quiero hablarte es del primer obstáculo, el primer golpe, el que es definitivamente el más doloroso, realmente no importa si este es el primero o no, normalmente es el más doloroso, o al menos para mí lo fue, los demás dolieron pero no como ese.
Como te iba diciendo, esa noche me encontraba embobado hablando con Wakatoshi, supongo que era normal, nos acabamos de hacer novios, y nos queríamos, quizás si no hubiera estado tan idiotizado escuchando la voz de Waka, posiblemente me hubiera dado cuenta que mis padres estaban detrás de mí, escuchándome hablar con Wakatoshi, aunque en ese momento ellos no sabían claramente con quien hablaba, y aunque me vieron no preguntaron nada, en ese tiempo, mis padres, me daban mucha privacidad, no te mentiré, eso no tiene sentido, si quieres saber mi historia no tiene sentido mentirte, te la estoy contando para que con suerte cuando crezcas no cometas con suerte mis errores o los de Waka, por lo tanto no te mentiré, tuve tiempo de sobra para decirles a mis padres, para prepararlos, para saber sus opiniones, pero deje pasar el tiempo, todo ese tiempo en el cual pude prepárame para enfrentar a mis padres con lo que yo acababa de descubrir era, un chico normal pero que no mandaba a su corazón sobre a quién amar.
- Kotaro que demonios – pudo oír cómo le gritaban, separándose lentamente de Ushijima a quien hace nada estaba besando en aquel parque, se giró para después empalidecer
- Papa
Wakatoshi y yo teníamos tres meses de novios cuando mi padre nos encontró besándonos debajo de un árbol en un parque, en ese momento no tenía ni la menor idea cómo diablos mi padre nos había descubierto, Wakatoshi y yo siempre teníamos citas donde era imposible que nos descubrieran, es decir, estábamos en la parte más escondida del parque y ahí estaba mi padre el cual supuestamente tenia trabajo hasta tarde, en ese momento no lo entendí, después me di cuenta, que mis padres estaban preocupados por mí, puedo recordar a mi madre preguntarme en alguna cena si tenía novia o había alguien quien me gustase, y yo siempre respondí que no, era cobarde, muy cobarde, en una cancha de voleibol me sentía muy fuerte, el más fuerte, pero era cobarde, tenía miedo suponiendo lo que me dirían mis padres, rayos, ni siquiera sabía a ciencia cierta lo que ellos opinaban de dos chicos besándose pero no tarde demasiado en descubrirlo.
- Papa, yo…- a Bokuto se le cortaba la voz, estaba atónico, no podía creer que su padre estuviera delante de él
- Cállate, no digas nada, hablaremos de esto en casa - sentencio el padre de Bokuto en tono severo
- Señor yo- Ushijima empezó a decir, pero fue rápidamente interrumpido por el señor Bokuto
- No digas nada – dijo el padre de Bokuto mientras toma el brazo de su hijo- solo aléjate de mi hijo
Sabes, Wakatoshi aunque se quedó quieto por un instante, nos siguió hasta casi mi casa, una vez muchos años después le pregunte por que lo hizo, sabes lo que me dijo, “Me gustaría decirte que fue por valiente, pero la verdad es que fue por estúpido Kotaro, tenía miedo de lo que te pasaría al ver la cara de tu padre que ni siquiera me puse a pensar en lo que me pasaría a mí”, quizás pienses en lo poco romántico que es, o que clase de respuesta es esa, pero esa era la verdad, ningún hombre es valiente al enfrentarse al padre de su novio, solamente eran demasiado estúpidos como para pensar en su propio bienestar. Aunque hubiera deseado que Wakatoshi hubiera sido tan estúpido como para entrar a mi casa.
Cuando llegamos mi madre estaba en la casa, ni tiempo tuvo de respirar cuando mi padre le soltó todo de golpe, para que después sus palabras cayeran sobre mí.
- ¡Cómo es posible Kotaro, explícamelo, tu madre y yo te hemos dado todo, todo, te hemos amado, te hemos apoyado, cuidado, protegido y que haces tú! – Kotaro podía ver como el rostro de su padre se podía cada vez más rojo a medida que gritaba, mientras su madre sollozaba en uno de los sillones de la sala - ¡Meterle la lengua hasta la garganta al tipo ese !¡ En un parque, por el amor de Dios, Kotaro en que estabas pensando! ¡Besando a ese sujeto, a un chico! ¡Que no tienes vergüenza, o al menos respeto por nosotros! ¡Eres nuestro hijo! De haberlo sabido…
- Padre yo – Kotaro intentaba hablar, pero su padre no lo dejo
- No quiero tus excusas, … No volverás a ver a ese sujeto – decía el padre de Bokuto mientras se paseaba por la sala – no lo quiero volver a ver cerca de ti, es obvio que ese sujeto te ha engañado, para atraerte a su mundo
- Eso no es cierto papa, Wakatoshi no me arrastro a nada, y de ser así fui yo quien lo atrajo al mío – a penas termino de decir esa frase la mano de su padre se estampo en su mejilla
- No lo volverás a ver, en tu vida – sentencio su padre, quien intentaba contener su furia para no volver a golpearlo – ningún hijo mío será un marica ni se revolcará con ningún tío – fue todo lo que su padre para empezar a dirigirse a la cocina
- … Lo siento padre, pero – Kotaro levanto la mirada mientras su mano sostenía la mejilla que su padre golpeo, para enfrentarlo – eso no es tu decisión es mía
El golpe sano, pero las palabras perduraron para siempre.