Capítulo II: Forastero.
—No soy gay. —Afirmó sintiendo la entrepierna del más alto frotarse con la propia
—Tampoco yo, no será aburrido —Susurró juntando sus labios introduciendo su lengua inmediatamente dentro de su boca, lo que sintió fue una explosión de sabores y olores. El fuerte aroma de licor y sabor sobre Dean y lo dulce de su lengua, sus sentidos se dispararon al máximo, sintiéndose como cuando consumía drogas
¿Qué le pasaba? Estaba besando a un chico, se sentía evitado por un chico y estaba besando a ese chico como nunca antes había besado a alguien más. Dean se sorprendió sintiendo el beso, trataba de alejarlo pero la intromisión en su boca le hizo sentirse bien, Iron bajaba sus manos por sus costados y le frotaba su entrepierna, sentía que su corazón podría salirse, degustando el cóctel de sabores que era la boca de Iron. —Tenemos tiempo, dime que más hay de bueno en LA —Iron Sonrió tomando de su mano para salir del lugar.
— ¿Por qué...? —Iron lo lanzó contra la cama haciendo que este se quejara.
—Solo cállate, déjame respirar que mi imaginación me distrae. —Sonreía mientras se quitaba su camiseta y su chaqueta, encimándose sobre Dean, obligándole a separar sus piernas para acomodarse mejor y besarle.
—No voy a dejar que me folles. —Dean se resistía mientras trataba de invertir las posiciones.
—Yo no voy a dejar de follarte. —Reía al ver sus mejillas sonrojadas, mordiendo su labio inferior metiendo su mano debajo de sus pantalones. —Sí dejaras de gemir podría dejarte ir. —Dean trato de callar, pero el alcohol en su sistema no le ayudaba. Cuando pudo abrir sus ojos sintió algo húmedo entre sus nalgas, alzó la mirada viendo como Iron se entretenía con su entrada, metiendo sus dedos y hurgando su interior
—Deja de hacer eso. —Cerró sus piernas mientras se apoyaba sobre la cama con sus rodillas, cuando bajo su mirada vio que solo Lucía su camisa abierta y su demás ropa estaba tirada en el suelo. Iron lo empujó y le dio la vuelta, dándole un golpe a su trasero pasando su mano sobre su boca para cubrirle.
—¿Y qué más quieres que haga? Deja de fingir que estas ebrio. —Murmuraba mordiendo con fuerza el tatuaje sobre el cuello Dean, introduciéndose en su interior. Iron Gimió ronco contra su piel mientras que Dean cerraba sus ojos con fuerza, empezando a soltar lágrimas mientras trataba de liberarse. Cuando Iron quitó su mano para acariciar su cintura Dean comenzó a sollozar, golpeando la cama tratando de escapar
—Sacalo, Sacalo, Sacalo, por favor —Dean se quejaba mientras Iron empujaba con lentitud más profundo, dando lugar dentro de él sintiendo su miembro vibrar. Dean jadeaba entre sollozos, mordiendo las sábanas mientras Iron trataba de diferenciar entre lo real y lo irreal, su cuerpo se sentía relajado y gloriosamente apretado, desde hace mucho no follaba un trasero virgen y este sin duda era el mejor, embistiendo más fuerte bajo su miraba viendo la espalda delgada del muchacho, inclinándose para morder y marcar su piel. Abrazo su cintura mientras besaba su cuello, Dean mantenía sus ojos cerrados y llorosos, jadeando mientras arrugaba las sábanas con sus manos hechos puños.
—Muévete. —Dean abrió sus ojos escuchando la voz ronca del otro. Iron salió de su interior mientras le recostada sobre la cama, volvió a meterse en él, separando sus piernas poniéndolas sobre sus hombros, Dean se sujeto de la almohada detrás de él echando un su cabeza hacia atrás, gimiendo más fuerte, esta vez sintiendo un grato calor por su abdomen, Iron tomo el miembro de Dean para masturbarle, embistiéndole con más fuerza ante el agrado de su vista.
Era la primera vez que lo hacía con un chico, y tal parece que éste pasaba por la misma situación, no podía creer lo bien que se veía un cuerpo de un hombre desnudo. Los gemidos del chico debajo de él acariciaban sus oídos, pasaba sus manos sobre su torso finamente marcado, inclinándose lamiendo y chupando sus pezones jalando de sus cabellos.
Dean no podía pensar en otra cosa que no fuera el cuerpo de Iron tomar su cuerpo ¿Cómo del dolor se pasaba al placer? Su frente estaba mojada ya y su garganta estaba seca, necesitaba más de ese hombre.
Le empujó con facilidad, Iron se había distraído y pensó por un momento en que se iría y lo dejaría, pero sus ojos se ampliaron y una sonrisa se dibujo en su rostro cuando Dean se sentó sobre su erección y se dejó sentar, moviéndose sobre él, de lado a lado, en círculos, como al chico le diera gana mientras gemía y mordía sus labios secos, ante aquella vista sintió llegar al límite, jalando de los cabellos ajenos para poseer esos resecos labios y humedecerlos con su lengua.
No supo cuántas veces repitieron las mismas escenas. Le hacía recordar y sentirse relajado como cuando se drogaba, girando su vista pudo ver al chico extraño dormir sobre su pecho, con las sábanas cubriéndole sus piernas nada más.
—Eres mejor que una droga. —Sonrió revolviendo sus cabellos. Cuando se dio cuenta ya estaba sobre Dean nuevamente, besando el tatuaje sobre su cuello mientras éste apenas y estaba despertando, gimiendo ahora entre sueños.
***
—¿Cuándo regresas a Seúl? —Murmuraba Iron recargándose sobre la barda en el muello, bebiendo de su malteada.
—Tal vez hoy…no lo sé. —Estiraba su cuerpo nuevamente. Habían pasado un par de días dentro de la casa de Iron. —Tal vez si me dejaras usar tu estudió privado me quedaría.
—Tal vez si me dejaras escuchar un poco de lo que has hecho te dejé usarlo. —Sonrió jalando de su mano para abrazarlo. —Sólo no te vayas.
Se sentía un idiota, como un adolescente hormonal, no había pasado ni cinco días y sentía que si se alejaba de aquel chico su mundo acabaría, odiaba admitirlo pero tal vez, se había enamorado.
—Tengo que regresar, lo siento, yo… —Por un momento pensó todo sobre su vida en Seúl, y era una mierda, nunca creyó sentir atracción por un hombre, ni sexual ni mucho menos emocional, pero simplemente no quería estar lejos de él y si duraba poco o mucho eso se lo dejaría al futuro. —No, no lo siento.
—¿Te vas? —Dean empujo a Iron contra la barda del muelle, poniendo sus manos sobre su cintura para poder besar sus labios revolviendo el viento cálido los cabellos de ambos.
—¿Tú que cree? —Sonrió quitándose el anillo de su pulgar para ponerlo en el del más alto, entrelazando sus manos pasando uno de sus brazos alrededor del cuello del contrario.