Jeremy mostró aún más su sonrisa haciendo que el alfa se preguntase si ese chico era un idiota, si lo pensaba bien, Owen no había siquera intentado tener un contacto más íntimo con el chico, claro, no quería que eso sucediera y menos deseaba que ese omega se vuelva una responsabilidad mayor, pero no podía evitar pensar en él todo el rato, era como una maldita enfermedad que estaba consumiendo poco a poco el raciocinio que tenía el alfa.
-Eres un enfermo -dijo mientras observaba con repudio aquella hermosa sonrisa, no podía evitar pensar que esa sonrisa se veía perfecta en su rostro de porcelana, una vez más se preguntó cómo es que ese chico vivió tanto tiempo entre calles y refugios, pero Jeremy solo tenía algo en mente.
-Soy tu omega, es nomal -le respondió con altanería, de un momento a otro empezó a tomar manerismos del habla, casi como si repitiera algo y lo sobreactúe, pero claro que eso no importó a Owen ¡Ese fue un maldito insulto y no lo permitiría!
Una palma fue a parar a la mejilla de Jefemy, este se lo esperaba, por supuesto, pero tal golpe le hizo girar la cabeza a un lado, su vista flemática y esa mejilla sonrojada por el golpe empezaron a notarse a los pocos segundos, era mucho más doloroso de lo que creía, pero... era un toque de su alfa, su alfa había puesto sus manos sobre él ¡y qué manos! eran fuertes, firmes y hasta sentía un ligero sabor metálico en la boca, Owen era un alfa muy fuerte.
-Pero es cierto ¿no? -lo provocó nuevamente, Owen frunció el ceño, iba a enseñar a ese chico que a él nadie lo insultaba y menos un mocoso omega sin futuro. Jeremy iba a recibir otro golpe cuando un tonillo empezó a emanar desde los bolsillos de la americana de Owen, Jeremy, quien ya tenía cerrados los ojos, solo los abrió un poco para asegurarse de que el alfa había bajado su brazo y que ahora estaba viendo con aburrimiento la pantalla de su móvil.
-Dices que eres mi omega -dijo Owen, Jeremy asintió y con mucho gusto. Ya estaba harto de ser solo un intruso en esa casa, hasta habían días en los que creía que se olvidaron de él y también pensaba que iba siendo tiempo de deshacerse de ese maldito yeso que le impedía vivir, ya estaba harto de que su alfa lo ignorara de esa manera-. Así que harás todo lo que te ordene ¿no? -cortó la llamada entrante sin siquiera atenderla, ahora eso no era de su incumbencia. El rubio solo asintió una vez más, su mejilla se mantenía rosácea y escocía, su corazón se aceleró al escuchar ese tono de voz, tan demandante y frío.
Owen tenía la mente hecha un lío, no quería ver a ese omegar03;, tampoco quería dejarlo solo porque ese maldito lazo lo obligaba a estar a su lado y esa actitud... esa maldita actitud le encantaba ¿cuándo se había vuelto así de altanero? Antes solo estaba en aquella habitación sin molestar, luego lo obligó a quedarse junto a él y solo se quedaba quieto y callado todo el día, como un pez. Jamás lo escuchó hablar tanto, ni lo vio sonreír, adoraba su sonrisa, la odiaba a la vez, lo hacía dudar.
-Prepárate, saldremos -sentenció.
-¿Qué? -el rubio se sintió desorientado, creía que el alfa haría otras cosas.
-¿Qué? -respondió con desagrado.
-No, nada -Jeremy bajo la mirada, ahora se sentía más que humillado por aquel hombre, solo en ese momento su orgullo se sintió herido, cuando su propio alfa lo observaba desde abajo como la basura que era, le hería pensar que su alfa pensara que él era una molestia, podría soportarlo de cualquier persona, pero no de él. Haría todo lo que le dijera Owen solo para complacer a su alfa, su instinto lo obligaba.
Se preparó con desgano notando que las ropas que antes le sobraban ahora le quedaban estaban casi perfectas, su cuerpo había cambiado mucho y tanto tiempo con una vida de sedentarismo hizo que aquellas partes de su cuerpo dejadas de lado por la masa muscular se llenaran de lindas y definidas curvas, quizás podría decir que también se veía algo pasado de peso, pero nada fuera de lo normal para un chico de su estatura. Claro, sabía que su figura había cambiado y esperaba que Owen no lo odie por eso.
Por el pasillo iba un chico pelirrojo caminando como si estuviera en su propia casa, se pasaba mirando de un lado a otro los cuadros y adornos del lugar, esa casa le gustaba mucho, aunque la suya era mejor. Caín iba despreocupado, tomar el té con la señora Jhonson quizás era lo más aburrido que había hecho en su vida y se arrepintió de encontrarla por los pasillos, aunque sí se divirtió viendo las expresiones de ese extraño omega, sonrió, Jeremy era muy bonito y pareciera que Owen solo lo había escogido para exhibirlo como una especie exótica, pero al parecer la primera idea de Caín estaba errada, Owen realmente se sentía molesto teniendo que estar con aquel chico todo el rato.
Se rió por lo bajo mientras que iba dando leves saltitos por el pasillo, se peguntaba si Owen realmente había tocado a ese omega, si se había atrevido a hacerlo suyo e incluso si este había alguna vez seducido al alfa. Se sintió feliz en sus fantasías, un hermoso omega seductor de alfas, alfas que caían a sus pies sin que estos supieran cómo, casi como Esporo atrajo a Nerón a revelar sus más perversas y enfermas facetas, enamorándose tan insondablemente.
Giró en un pasillo y vio a Owen salir de una habitación, el alfa de sus fantasías, observó con sus ojitos azules y brillantes cómo el omega seductor salía tras de él con la cabeza gacha, quizás planeando su próximo ataque. Caín decidió volver sobre sus pasos, no sería bueno estar tan lejos de la habitación de Enos y no sería bueno acercarse aún más al territorio de ese alfa, se sintió un poco decepcionado por no poder seguir con sus fantasías, deseaba ver a Jeremyr03; aún más, ese omega le gustaba mucho ¿Era acaso su seducción? No lo sabía, pero no se aburría de pensar en él.
-Owen acaba de salir con su omega -dijo al entrar a la habitación y observar a Enos sobre las sábanas que cubrían su desnudez, ese alfa ni siquiera se había levantado de la cama desde que Caín lo había dejado allí luego de ese revolcón matutino, era ya una costumbre-. Volveré a casa, hablamos más tarde -dijo en tono aburrido para recoger su móvil de un mueble y salir de la habitación.
Enos solo frunció el ceño desde que Caín dijo la primera frase, no le gustaba en nada el hecho de que Owen saliera con Jeremy, claro que él tenía a Caín e incluso a otros omegas, pero no podía evitar pensar que Jeremy realmente no merecía a Owen, sabía que su hermano era un maldito maniático que no tocaría al omega porque su orgullo no se lo permitía y este terminaría desesperado por ello, Owen quería ser un androide cuando realmente era bastante débil a la presencia del chico ¡Y él también era débil a Jeremy! ¿Qué demonios tenía ese niño? ¿Una maldición acaso?
Lo pensó por un rato, se frotó el cabello con molestia, no iría tras el omega, no lo haría, él tenía a Caín y también tenía a su maldita prometida, él tenía sus propias responsabilidades y, además, ese omega estaba enlazado con su hermano mayor, su reputado e idiota hermano mayor. ¡Lo que Enos haría por cambiar lugares! No, no iría tras el omega. Debía guardar calma.
No debía darle rienda suelta a una obsesión.
Él era una persona con los tornillos bien puestos.
¿O quizás no?...